φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo tercero:12345678910Imprima esta página

§ 2. Caracteres generales de la Filosofía en la época de transición

«Entre la Filosofía escolástica, escribe V. Cousin, y la Filosofía moderna, esta la que con justicia podría [8] apellidarse Filosofía del Renacimiento, porque si esta Filosofía es algo, es ante todo una imitación de la antigüedad. Su carácter es casi enteramente negativo: rechaza la escolástica, aspira a algo nuevo, y forma lo nuevo con la antigüedad. En Florencia se traduce a Platón y los alejandrinos, fúndase una Academia llena de entusiasmo, desprovista de crítica, en la cual se amalgaman, como en otro tiempo en Alejandría, Zoroastro, Orfeo, Platón, Plotino y Proclo, el idealismo y el misticismo, un poco de verdad y mucha locura. Aquí adoptan la Filosofía de Epicuro, o sea el sensualismo y el materialismo; allí se abrazan con el estoicismo; en otra parte se entregan al pirronismo. Si casi por todas partes es combatido Aristóteles, es el Aristóteles de la Edad Media, es el Aristóteles de Alberto Magno y de Santo Tomás, el Aristóteles que, bien o mal comprendido, había servido de fundamento y de regla a la enseñanza cristiana; pero se estudia a la vez y se invoca el verdadero Aristóteles, y en Bolonia y en Roma, por ejemplo, se sirven de él para atacar al Cristianismo. En realidad, esta pequeña época no cuenta hombre alguno de genio que pueda ponerse en parangón con los grandes filósofos de la antigüedad, de la Edad Media y de los tiempos modernos: no produjo monumento alguno duradero, y si se la juzga por sus obras, hay motivos para ser severo con ella.»

Sin ser completo en todas sus apreciaciones, este pasaje de Cousin expresa con bastante exactitud los caracteres generales de lo que el escritor francés llama Filosofía del Renacimiento, lo mismo que nosotros apellidamos Filosofía de transición escolástico-moderna. El carácter más general de ésta es la imitación [9] artificial y exagerada de la antigüedad, y, como consecuencia y aplicación de ésta, el culto de la forma con preferencia y hasta con perjuicio del fondo; la lucha contra la escolástica, y con bastante frecuencia, y como medio y resultado de esta lucha, la oposición y negación de las ideas cristianas, que entonces, como hoy, como siempre, tuvieron y tienen el privilegio de concitar las iras, los ataques apasionados del indiferentismo religioso, del racionalismo, de la incredulidad.

Todos estos caracteres, junto con los opuestos y variados elementos filosóficos de la antigüedad pagana, se encuentran amalgamados y como sincretizados en los principales representantes de esta Filosofía de transición, pero en proporciones muy diferentes, resultando de aquí escuelas y direcciones de tan diversa índole y de tan varios matices, que es empresa harto difícil establecer orden y método en su historia. Porque ello es cierto, que es cosa nada fácil clasificar con precisión y exactitud las escuelas y sistemas que llenan este período histórico, en medio de la confusión producida por el choque entre el principio escolástico-cristiano y el principio neopagano, entre la idea genuinamente católica de la Edad Media, y la imitación entusiasta, exclusivista y avasalladora de la antigüedad greco-romana y de los filósofos gentiles.

Procuraremos, no obstante, acercarnos a una clasificación exacta y completa en lo posible, y al efecto dividiremos el contenido filosófico de esta época en las siguientes escuelas o direcciones: escuela platónica, ó, si se quiere, neoplatónica; escuela aristotélica; escuela antiaristotélica; escuela físico-naturalista; escuela teosófico-naturalista; escuela independiente; [10] escuela filosófico-política. Después de esto, hablaremos del movimiento filosófico en el seno del protestantismo, de la Filosofía tradicional o escolástico-cristiana, y, por último, de la escuela escéptica.