Zeferino González (1831-1894)
Obras del Cardenal González

Historia de la Filosofía
Primer periodo de la filosofía griega

§ 51

Crítica general de este periodo

Según dejamos ya indicado, lo que distingue y caracteriza este periodo antesocrático de la Filosofía griega, es el predominio de la idea cosmológica. El origen, formación y constitución del mundo, constituyen el objeto preferente y casi exclusivo de todas las escuelas filosóficas que en él aparecen, a pesar de sus métodos tan diversos y de sus encontradas direcciones. El empirismo jónico, y el materialismo de los atomistas, y las fórmulas matemáticas de los pitagóricos, y las especulaciones idealistas de los eleáticos, representan esfuerzos, caminos y métodos diferentes de la razón filosófica, pero subordinados todos al pensamiento cosmológico. Este pensamiento absorbe de tal manera la atención del espíritu humano en este periodo, que apenas se encuentran en sus escuelas y filósofos algunas máximas morales, algunos principios [188] teológicos, algunas ideas psicológicas incompletas y como sembradas acaso.

Por lo demás, este fenómeno se halla en perfecto acuerdo con la naturaleza misma del espíritu humano, o, si se quiere, con las leyes que rigen y presiden al desarrollo de su actividad. Ésta se dirige espontáneamente al objeto antes que al sujeto; porque el acto directo es anterior naturalmente al acto reflejo. Por otra parte, es lo cierto que el conocimiento sensible, llámese éste ocasión, origen o condición del conocimiento intelectual, es anterior a éste, y determina en parte su génesis y sus manifestaciones. Siendo, pues, el mundo externo y material lo que solicita la acción de los sentidos, es también el primer objeto que solicita y concentra la actividad intelectual.

Los sofistas inician un movimiento de reversión del objeto al sujeto. El pensamiento, que hasta entonces sólo se había ocupado del mundo externo, se replega sobre sí mismo, y comienza a fijar su mirada en el mundo interno. La Filosofía anterior a la sofística había investigado, había meditado, había hecho uso de la lógica, había empleado diferentes formas de argumentación, había seguido variedad de métodos; pero sin reflexionar sobre estas formas y métodos del conocimiento, sin tener conciencia refleja de éste; en una palabra: sin fijar su atención y sin examinar las condiciones del conocimiento humano. Los sofistas, después de atacar y demoler los sistemas cosmológicos de la Filosofía contemporánea, oponiendo los unos a los otros, plantearon el problema crítico, y si es cierto que no supieron darle solución acertada, también lo es que su solo planteamiento comunicó una dirección nueva [189] al pensamiento humano, el cual comenzó desde entonces a estudiarse, afirmarse y conocerse como sujeto enfrente de objeto.

Desde este punto de vista, y en este concepto, es indudable que la sofística que nos ocupa representa un movimiento progresivo, puesto que con ella y por ella el elemento subjetivo recibe carta de naturaleza en la especulación filosófica, y toma asiento en la historia de la Filosofía al lado del elemento objetivo. De aquí es que puede decirse con verdad, que los sofistas prepararon el terreno que había de cultivar Sócrates, y representan la transición del periodo cosmológico al periodo psicológico o antropológico, iniciado por Sócrates, desenvuelto y perfeccionado por las escuelas y filósofos que constituyen el movimiento socrático.

Téngase presente, sin embargo, para no exagerar el mérito ni el progreso que corresponde a los sofistas, que éstos, si bien plantearon el problema crítico, lo hicieron de una manera indirecta, por medio de la negación de la realidad y de la verdad objetiva; y por lo que hace al modo de resolverlo, lejos de darle acertada solución, sólo supieron encerrarse en un escepticismo estrecho e individualista.

Entre los caracteres generales de la Filosofía durante el periodo antesocrático, figura la obscuridad de expresión y la consiguiente obscuridad de conceptos. Heráclito es denominado por sus mismos contemporáneos el obscuro, a causa de la que reina en sus escritos. De los antiguos jónicos y pitagóricos apenas nos restan más que sentencias lacónicas, máximas sueltas, vagas indicaciones históricas, fórmulas de dudoso sentido. Parménides y Empedocles exponen, o, mejor [190] dicho, indican sus doctrinas en poemas alegóricos y con palabras metafóricas de dudosa significación. Así es que también bajo este punto de vista, los sofistas representan un progreso, en atención a que expusieron sus conceptos en prosa y en términos claros y precisos. La sofística perjudicó a la Filosofía, haciéndola perder su profundidad y atacando todas sus verdades; contribuyó, sin embargo, a generalizar los conocimientos científicos, y a difundir las ideas filosóficas en todas las clases sociales. Si la solidez o el fondo de la doctrina hubieran correspondido a la forma, los sofistas hubieran prestado un verdadero servicio a la ciencia y a la sociedad.

<<<

>>>

filosofia.org

Proyecto Filosofía en español
© 2002 filosofia.org

Zeferino González
historias de la filosofía

Historia de la Filosofía (2ª ed.)
1886, tomo 1, páginas 187-190