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Comentarios críticos al Diccionario soviético de filosofía

Tiempo libre

Tiempo libre en el Diccionario soviético de filosofía


 

Tiempo libre · Carmen Baños Pino · 7 de marzo de 2018

La expresión “tiempo libre” como “ocio”, del Diccionario de filosofía soviético, figura sólo en la edición de 1984. En la exposición que allí se hace, contenida en un único párrafo, cabe distinguir dos aspectos distintos del asunto que se está tratando. En primer lugar, se define “tiempo libre” como la cantidad de tiempo que no está ocupado ni en las actividades propias de la producción laboral, ni en las obligaciones domésticas. En segundo lugar, se valora la concepción que del tiempo libre se tiene en la sociedad comunista, frente a la que se tiene en el capitalismo.

1) La definición de tiempo libre como período que se destina a unas actividades diferentes a las del trabajo u obligaciones habituales, nos pone ante un concepto positivo de ocio, que ya no se entiende como negación del trabajo, sino como tiempo libre para unas actividades que según el Diccionario han de fomentar el “desarrollo físico y espiritual del hombre”.

En este sentido hay que tener en cuenta dos etapas en los estudios que sobre el fenómeno del tiempo libre se han hecho desde las Ciencias Sociales. En sus inicios, la Sociología soviética comienza tratando el ocio como concepto negativo respecto al trabajo asalariado. Desde esta concepción se hicieron estudios empíricos que atendían al tiempo libre desde el punto de vista cuantitativo, con detallados informes que evaluaban la distribución y cantidad de ese tiempo libre-de trabajo.

Hacia los años cincuenta la Sociología del Ocio de la antigua Unión Soviética incorpora el concepto positivo de ocio como tiempo libre para actividades de participación social en actividades políticas, sindicales y educativas y dirige sus objetivos a analizar el papel que se le ha de asignar al tiempo libre en la construcción del comunismo. En este sentido se defendía que una buena organización social supone mejorar la distribución de viviendas, los transportes, los mercados, &c., permitiendo a los ciudadanos una mayor cantidad de tiempo libre.

La definición de tiempo libre, que ahora estamos comentando, se ajusta a este concepto positivo de ocio según el cual el tiempo libre ha de valorarse en función de los mismos contenidos que lo ocupan. En este sentido, en la entrada del Diccionario se están valorando actividades como los estudios, las ocupaciones autodidácticas, la incorporación a la cultura a través de la lectura, la asistencia al teatro, a los estadios deportivos, al cine. Se valoran las actividades sociopolíticas, la afición vocacional a actividades que tengan que ver con las ciencias, con las técnicas y con las artes. También se valora el disfrute de la vida familiar que implica el cuidado y la educación de los hijos. En cambio, sería un contravalor moral ocupar el tiempo libre en el “descanso pasivo” o “entretenimientos anticulturales” que pueden llevar por ejemplo, “al abuso del alcohol”.

En estas valoraciones y contravaloraciones morales del Diccionario se aprecia la tendencia de la Sociología de finales de los años setenta que tomando como valor manifestaciones culturales que conservan la huella del "domingo cristiano", equiparan el ocio a un tiempo libre para la “libertad, la espontaneidad y la creatividad”. A la vez se deja entrever cómo la Sociología del Ocio de los países comunistas, que en un principio fueron críticos con el ocio individualista y burgués que se oponía a los auténticos valores del comunismo, se va acercando ya desde mediados de los años sesenta a la Sociología del Ocio que se hace en los países capitalistas. Porque lo que se valora no es tanto la implicación social durante el tiempo libre, cuanto los aspectos individuales de las actividades de ocio, que ahora se consideran desde el punto de vista cualitativo.

2) En segundo lugar, cabe comentar la valoración que el Diccionario de filosofía soviético hace del tiempo libre en la sociedad comunista según su magnitud, estructura y contenido.

Respecto a la cantidad de tiempo libre, cuyo crecimiento en los países capitalistas puso de moda hablar de una “Civilización del Ocio”, en el Diccionario se dice que también en los países socialistas ha crecido notablemente a partir de la década de los años setenta, y es por eso que se ve la necesidad de prestar atención a la estructura y contenidos del tiempo para el ocio.

A continuación, el artículo del Diccionario contrapone la estructura del ocio comunista, frente a la del ocio capitalista.

a) La estructura que tiene el tiempo libre en el capitalismo respecto al trabajo, es según el Diccionario la de una relación de oposición, de contrariedad. Se sobreentiende que en el capitalismo, el tiempo de trabajo es forzado y el trabajador sólo busca en el tiempo libre satisfacer necesidades puramente corporales.

Desde el formato de los conceptos conjugados, podemos interpretar esta estructura del tiempo libre capitalista, que el socialismo define en función del fenómeno de la alienación marxista, como la de una oposición reductiva entre ocio/trabajo: el concepto de trabajo quedaría reducido a ser un medio para satisfacer durante el ocio esas necesidades físicas.

b) En el comunismo, en cambio, al haberse conseguido que el trabajo sea satisfacción en sí mismo (en la entrada “amor al trabajo” que aparece en la versión de 1965, se dice que el trabajo ha de ser “primera necesidad vital del hombre”), se habría eliminado esa oposición. Según la conexión entre los conceptos de tiempo libre y trabajo, en el comunismo el par ocio/trabajo ya no se no se ve como reducción, sino como un esquema de yuxtaposición que entiende el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio como complementarios. Es así como cabe interpretar lo esencial de la concepción comunista que se dice en el Diccionario: “el tiempo de trabajo y el tiempo libre pierden su contrariedad anterior, pues el trabajo pasa a ser creador y libre, y el tiempo libre se dedica cada vez más a la actividad creadora”.

La contraposición entre la estructura comunista y la capitalista del ocio afecta directamente a los contenidos en los que se emplea el tiempo libre. Si en el capitalismo el aumento de tiempo libre ligado al consumo trae consigo “fenómenos negativos” que ya han visto los sociólogos burgueses al analizar la nueva “Sociedad de Ocio”, en el comunismo estos contenidos vendrían a ser complemento del trabajo, una especie de recreación orientada a organizar y mejorar la producción.

Lo que el Diccionario quiere confrontar es la estructura del tiempo libre, que en el capitalismo se opone reductivamente al trabajo, frente a la que se ha configurado durante el tránsito hacia el comunismo, como contigua al trabajo. Y en este sentido, la crítica que desde el Materialismo filosófico podríamos hacer a esta concepción que opone metaméricamente los conceptos de tiempo libre y trabajo es que dichos conceptos no son totalidades enfrentadas, sino que entre ambos hay una relación dialéctica, diamérica. En efecto, si tomamos como referencia los análisis que Marx llevó a cabo en su crítica de la economía política, advertimos que el concepto global de trabajo puede descomponerse en otros conceptos como los de salario, jornada de trabajo y fuerza de trabajo, cuyas relaciones son las que han segregado el nuevo concepto de tiempo libre. Las relaciones de recurrencia entre salario, jornada de trabajo y fuerza de trabajo se nos revelan como la “lucha multisecular entre capitalistas y obreros” para normalizar la jornada de trabajo, que el propio interés del capital ha aconsejado acortar. La regulación que acorta el tiempo de plustrabajo sin rebajar el salario incorpora unas formaciones culturales ya referidas por Marx al señalar el obstáculo moral con el que tropieza la jornada laboral: “el obrero necesita una parte de su tiempo para satisfacer necesidades espirituales y sociales cuyo número y extensión dependen del nivel general de cultura”. Pero estas formas culturales que van a ocupar el tiempo libre no son simples actividades realizadas fuera del marco laboral; sólo intencionalmente quedarían desvinculadas del engranaje industrial, social o económico. No hay que olvidar, en este sentido, que han sido los propios intereses capitalistas los que han generado ese concepto de ocio social como "tiempo libre-para" al racionalizar la producción al modo keynesiano, distribuyendo la plusvalía y descargando la presión del proletariado. Lejos de la ingenua percepción socialista que ve en el ocio capitalista un mero pasatiempo vacío separado del trabajo, la íntima conexión entre ocio y trabajo asalariado se afirma en la medida en que el ocio social se ha intercalado entre las mismas partes del proceso de producción, de manera que la conexión entre ambos no es otra cosa sino la conexión del trabajo económico consigo mismo, un vínculo que la sociedad capitalista necesita para tener asegurada su reproducción dentro de las propias pautas orientadas a necesidades de mercado.

Carmen Baños Pino

 
→ Edición conjunta del Diccionario soviético de filosofía · índice de artículos del DSF
Las cuatro versiones soviéticas del Diccionario filosófico de Rosental e Iudin
Diccionario filosófico marxista · Rosental & Iudin · Montevideo 1946
Diccionario de filosofía y sociología marxista · Iudin & Rosental · Buenos Aires 1959
Diccionario filosófico abreviado · Rosental & Iudin · Montevideo 1959
Diccionario filosófico · Rosental & Iudin · Montevideo 1965
Diccionario marxista de filosofía · Blauberg · México 1971
Diccionario de comunismo científico · Rumiántsev · Moscú 1981
Diccionario de filosofía · Frolov · Moscú 1984