Revista Europea
 
Madrid 1874-1880

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Emilio Castelar, La filosofía del Progreso, 1874

Emilio Castelar

La filosofía del Progreso

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Revista Europea, Madrid, 1 de marzo de 1874, año I, tomo I, nº 1, páginas 1-6.

La verdadera filosofía del progreso es la filosofía de Hegel. Y es la filosofía de Hegel la verdadera filosofía del progreso, porque ningún sistema da, como el sistema hegeliano, al movimiento dialéctico de las ideas fuerza bastante para remover desde las inmensas moles del universo, hasta las seculares instituciones de la sociedad. Reconozco y confieso que hay en los ánimos reacción vigorosa contra las ideas del más generalizador, del más sintético entre los filósofos modernos; reconozco que cae en desuso su formulario, y que se atribuyen pura arbitrariedad del talento las maravillosas construcciones de su sistema científico. Pero aquel ser de su porte que sería indeterminado o vago en las profundidades de la eternidad, se concreta por la existencia, se define por la contradicción; pasa de la pura lógica a la lógica real, de la lógica real a la naturaleza inorgánica, de la naturaleza inorgánica a la naturaleza orgánica; y después de haberse irradiado por los espacios infinitos en mundos, sobre los cuales fuerzas físicas y químicas producen las especies, se alza a ser espíritu, primero subjetivo o individuo, luego objetivo o sociedad; y se eleva a Estado, y desde el Estado al Arte, donde la realidad y el ideal se identifican en amor inextinguible; y desde el Arte a la Religión, que une lo finito con lo infinito, y en cada ser humano encarna el Verbo divino: y desde la Religión a la Ciencia, en que triunfa la razón pura, hasta llegar, después de haberse movido en series tan perfectamente sistematizadas, después de haberse agrandado en fases tan necesarias y sucesivas, desde ser indeterminado y vago a ser absoluto y perfecto, en la plenitud de la vida, de la conciencia, de la posesión de sí mismo; aquel ser en su comenzar confinando con la nada y al término de su viaje cosmogónico y espiritual adquiriendo lenta riqueza de vida, contiene la eterna sustancia del progreso.

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