Filosofía en español 
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Punto segundo · De otras cosas pertenecientes a las Virtudes

P. ¿Cuáles son las propiedades de las virtudes? R. Que dejando de referir otras, las principales son éstas: mediocritas, y conexio. Consisten pues todas las virtudes morales in medio. De dos maneras puede ser este medio de la virtus, es a saber; medium rationis, y medium rei. El primero se verifica, cuando la operación es gobernada por la prudencia, con atención a las circunstancias, y condiciones convenientes a la persona, lugar, y tiempo. De aquí resulta, que la operación, que con respecto a una persona y lugar es prudente, sea imprudente y viciosa respecto de otra en otro lugar; como la comida que para un sano y robusto es conveniente, para otro enfermo y débil es perniciosa. Medio rei se llama aquel, que es fijo e invariable de su naturaleza para todos, cualesquiera [124] que sean las circunstancias; como el medio de la justicia conmutativa, que se conmensura con la deuda; de manera que el que debe ciento pague ciento, para que se verifique la igualdad. Todas las virtudes morales consisten en el medio. La razón es; porque es preciso que se constituya éste en aquellas virtudes, cuyos extremos pueden en su materia ser viciosos, y pudiendo suceder así en la materia de las virtudes morales; pues todas tienen vicios opuestos, o por exceso, o por defecto: síguese que sea necesario constituir en ellas un medio rationis, que prescriba el modo medio de tocar su objeto sin exceso ni defecto.

Esta propiedad no se ha de extender de las virtudes morales a las teologales, que por sí, y por razón de su naturaleza tienen a Dios por su regla y medida, aunque la prudencia regule su ejercicio per accidens, y por la naturaleza viciada. Es doctrina de S. Tom. 1. 2. q. 64. art. 4. donde dice: Numquam potest homo tantum diligere Deum, quantum diligi debet: nec tantum credere, aut sperare in ipsum, quantum debet; unde multo minus potest ibi esse excessus: et sic bonum talis virtutis non consistit in medio, sed tanto est melius, quanto magis acceditur ad Summum. Prosigue después diciendo: Dari aliam regulam, vel mensuram virtutis theologicae ex parte nostra: Unde per accidens potest in virtute theologica considerari medium, et extrema ex parte nostra. La diferencia pues, que en cuanto a esto se da entre las virtudes morales y teológicas, consiste en que aquellas por su naturaleza piden medio, y éstas sólo per accidens, como queda declarado.

La segunda propiedad de la virtud es la conexión entre sí mismas. Sobre ella decimos lo primero, que consideradas las virtudes en su ser perfecto tienen entre sí tanta conexión, que una sola que falte, ninguna se posee en su estado perfecto; porque la virtud moral depende en su ser perfecto de la prudencia perfecta, y ésta no puede ser tal, no estando acompañada de todas las demás virtudes, con las cuales rija y gobierne al hombre en todas sus operaciones morales, conforme a las reglas de la razón. [125]

Decimos lo segundo, que las virtudes morales per se infusas están necesariamente conexas con la caridad; porque ellas no pueden subsistir sin la prudencia infusa, como las adquiridas sin la adquirida; y no pudiendo existir la prudencia infusa sin la caridad, tampoco podrán las demás virtudes morales per se infusas estar sin ella.

P. ¿Son todas las virtudes de igual perfección? Antes de responder a esta pregunta suponemos, que la comparación de las virtudes puede hacerse o entre las naturales, y sobrenaturales; o entre las mismas naturales intelectuales, y morales; o entre las mismas morales o cardinales. Esto supuesto.

R. 1. Que las virtudes sobrenaturales son más perfectas, y excelentes, que las naturales; porque son de orden superior, y miran objeto más noble. R. 2. Que entre las sobrenaturales son las más perfectas las virtudes teologales, y entre ellas la más eminente es la caridad, como dice S. Pablo: Mayor autem horum est charitas. Después de la caridad lo es la fe, por ser su objeto más abstracto y universal, que el de la esperanza, como lo advierte S. Tom. 1. 2. q. 66.

R. 3. Que las virtudes intelectuales son más perfectas que las morales. Entiéndese esta aserción, haciendo comparación de un género con otro, y de lo supremo del uno, cual es la visión de Dios, con lo supremo del otro; porque si la comparación de hace in individuo, no hay duda que la caridad, y aun la justicia es más perfecta, que cualquiera ciencia natural. Y así, si paramos en lo natural, son mejores y más útiles las virtudes morales, que las intelectuales puramente especulativas. Mas esto no impide, que absolutamente hablando, sean más dignas y excelentes las virtudes intelectuales, que las morales, pues éstas versan circa bonum, que no es objeto tan noble como el de aquéllas que versan circa verum; y además, las intelectuales residen en el entendimiento, que es sujeto más excelente que la voluntad o apetito, que son el sujeto de las morales. Sobre la antelación que unas y otras tienen entre sí, véase el Comp. Latino en este Trat. punt. 5.

P. ¿Qué virtudes permanecen en la patria? R. Con S. [126] Tom. 1. 2. q. 57. art. 1. Que las virtudes morales no permanecen en la patria en cuanto a lo que en ellas se ha de material, pero sí en cuanto a lo que se ha de formal; y no como quiera sino de un modo perfectísimo. Lo mismo se resuelve en el art. 2. en cuanto a las intelectuales. Y en el 3 y siguientes enseña, que de las teologales sólo permanece en ella la caridad, mas no la fe, ni esperanza, porque como dice el Apost. 1. Corint. 13. Charitas numquam excidit; mas siendo la fe argumento de lo que no aparece; y nadie espere lo que ya posee, como lo advierte el mismo Apóstol ad Rom. 8. v. 24. no tienen lugar estas dos virtudes con la clara visión de Dios, y posesión del Sumo Bien en la patria.

[ Compendio moral salmaticense · Pamplona 1805, tomo 1, páginas 123-126 ]