Filosofía en español 
Filosofía en español

Comisión española del Congreso por la Libertad de la Cultura

Coloquio Cataluña-Castilla

La Ametlla del Vallés, 5-6 de diciembre de 1964

Intervenciones de José Antonio Maravall Casesnoves

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MARAVALL (nº 15)

El caso es que he escuchado tantas cosas y tan variadas que no sé muy bien por dónde empezar. Voy a tomar pie en algunas de las afirmaciones para enhebrar algunas observaciones.

Primeramente, creo que nuestra misión no es hallar una solución política al problema. Pero lo que si debemos es tomar conciencia del carácter político de la cuestión. Es decir, es un problema netamente político. Y yo calificaría de materia política todo lo que se ha dicho aquí, desde la primera palabra hasta la última. Y no menos que de todas ellas las de José Luis Aranguren, a pesar de sus reservas.

Los que venimos de Madrid, llegamos con una aceptación previa, sabíamos para qué habíamos sido llamados y yo creo que partimos de una aceptación previa de todos los derechos del catalán. Entonces no es este nuestro tema, porque todos estamos de acuerdo.

Creo yo, entonces, que el plano en que ha de plantearse este tema es en el político. En este sentido creo que las palabras de Dionisio Ridruejo han sido muy oportunas.

Dionisio Ridruejo ha contestado en cierto modo a las palabras de Benet esta mañana. Benet decía que debíamos venir dispuestos a comprender el problema catalán. Ahora bien, yo digo que es necesario que Vds. nos reciban dispuestos a comprender todo el problema de España.

Por ejemplo, decía Benet, ¿cuántos años ha vivido Cataluña decentemente en la primera mitad de este siglo? Y yo digo ¿cuántos España? Yo creo que no son dos problemas coincidentes, sino un solo problema de fondo que se manifiesta de distinta manera en las diversas regiones de España y en las diversas capas sociales.

Yo creo que es un problema político, y por tanto un problema de una situación, y de una situación concreta y real. Una situación que se nos ha producido no de manera fortuita, con independencia de motivos personales, y cualquiera que haya sido el factor de esas motivaciones que han colaborado para crear esta situación, por unas razones históricas. Situación que se nos plantea de un modo objetivo, y está ahí.

Estas circunstancias nos obligan a darnos cuenta de que las cosas están cambiando debajo de esas circunstancias:

Que, a pesar de todas las medidas oficiales, y a pesar de las circunstancias que pueden pesar sobre el momento en que estamos se están produciendo unos cambios profundos, de los que henos de tomar conciencia y que nos hacen pensar que cuando eso cambie no valdrán métodos ni soluciones anteriores para llegar a una solución determinada. Es decir, que el mañana traerá un planteamiento diferente y que el hoy nos obliga ya a una táctica distinta en vistas a ese futuro planteamiento. Yo creo que esta es nuestra postura: la táctica de hoy con relación a un problema sobre el cual, en principio estamos, no de acuerdo en una solución precisa, pero sí de acuerdo en unas orientaciones muy prácticas y muy positivas.

Pues bien, ante un problema de táctica, a mí se me ocurre pensar, como no es sólo el catalán el grupo oprimido (en España y fuera de ella), se puede tomar un poco en cuenta que es lo que los especialistas en táctica de protesta contra estas opresiones hacen fuera. Yo me permitiría recordar un libro que, no es que me guste mucho, pero que tiene cosas interesantes, aconseja a un grupo oprimido como es el de los proletarios («Estrategia Obrera y Neocapitalismo» de Gorz) que no afronten directamente la lucha contra el Mercado Común y todas aquellas instituciones en que se manifiesta la Europa monopolística, sino que partan de las posibilidades que esto da para llevar la lucha a nuevos niveles, no haciendo nunca un ataque frontal contra las tendencias de internacionalización del mercado y de la promoción.

Esto tiene cierta aplicación a nuestro caso:

No hacer nada que nos coloque enfrente de fuerzas sociales que van a regir –querámoslo o no– en la sociedad durante los próximos años.

Para plantear esta táctica habría que hacer referencia al ambiente oficial y social en que nos encontramos:

De la parte oficial hay que tener en cuenta que el problema catalán no es el único. Se refería Millet a la irritación del catalán que, cuando se levanta por la mañana no encuentra «su periódico». Y yo afirmo que hoy nosotros, los no catalanes, tampoco encontramos «nuestro» periódico. Tal es la fuerza que pesa sobre la parte castellana de la península, a la que se nos niega hasta la información.

En cuanto al ambiente social, entre los estudiantes se está gestando una nueva actitud con respecto al problema del patriotismo. Se ve el problema de Cataluña como un problema social, como el problema de un grupo social oprimido.

Decía Castellet esta mañana: la tragedia de España es su diversificación. Yo diría que quizá no es esa exactamente la cuestión. En definitiva, la hay en Italia y no menos. Yo creo que la tragedia de España es la falta de libertad para manifestarse esa diversificación.

Y por lo tanto yo creo que es un problema de libertad.

Luego tenemos el fenómeno del Carlismo, unido al Catalanismo en sus principios. Como en Cataluña, en España se ha dado varias veces el fenómeno sorprendente, y que a mí me parece enormemente perturbador de nuestra vida: Que un estereotipo, una mentalidad y una manera de ver las cosas típicamente reaccionaria y que responde a una estructura mental reaccionaria ha sido tomado como bandera de la izquierda, en la misma forma, sin darse cuenta de la contradicción íntima y que, siendo problemas que no podrían ser resueltos sino por un principio de libertad, que, en definitiva en nuestra historia es de izquierda, sin embargo se presentaba bajo unos moldes y viniendo de un planteamiento racional de tipo reaccionario. Así se presenta el problema catalán, al principio con un planteamiento casi puramente romántico.

Eso es lo que hay que eliminar. Yo me felicito del planteamiento de Badía, es el planteamiento que hay que dar al problema.

Tácticamente desprenderlo de resonancias románticas para plantearlo como un problema de técnica de la libertad.

 
[ Transcripción de tres páginas mecanografiadas. Archivo Pablo Martí Zaro-FPI. ]
 

MARAVALL

15 — Problema es político.

Los de Madrid venimos con aceptación previa de todos los derechos del catalán. Por tanto no es ese nuestro tema.

Situación de Cataluña no problema aislado, sino una de las expresiones del problema total español.

“Los catalanes no encuentran al levantarse su periódico” (Millet). Los demás españoles, tampoco.

Cambios en España. Entre estudiantes gestando nueva actitud en cuanto al patriotismo. Problema catalán se ve como problema social, como el de un grupo social oprimido.

Tragedia de España no es su diversificación. La hay en Italia, no menos. La tragedia es la falta de libertad para manifestar esa diversidad. Por tanto es un problema de libertad.

Carlismo → catalanismo (en sus principios). Perturbador de España: transferencia estereotipo reaccionario a bandera izquierda. Lo que da lugar a que lo que sólo puede ser resuelto por un principio del libertad, se presente bajo moldes racionales de tipo reaccionario. Esto (romanticismo) es lo que hay que eliminar.

Plantearlo como un problema de táctica de libertad.

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MARAVALL (nº 19)

Me parece que tengo que hacer la declaración de que me afilio más bien al bando de los “materialistas”, pero me parece que voy a llegar a las mismas conclusiones que los “moralistas”.

Creo que hay que distinguir en el momento actual dos cosas: una que yo creo que es algo de poco vigor, incluso si quieren Vds. hasta casi una herencia que se arrastra medio muerta, y la otra que es el verdadero fenómeno de nuestro tiempo. Yo creo que hay que distinguir el internacionalismo como una especie de postura doctrinal y espiritual, de la internacionalización, que es un fenómeno positivo de nuestro tiempo. Y si lo primero creo que es una cosa vacua que no lleva a nada, lo segundo creo que es muy importante y que, sencillamente, es una realidad que está ahí y con la que hay que contar. Esta internacionalización que, en definitiva, es una internacionalización de la vida económica y, con la vida económica, de la vida técnica y de la vida científica y también de las lenguas. Y que no se produce sólo, a mi modo de ver, porque una generalización o una especie de contagio del lenguaje y del pensamiento de la ciencia, sino que tiene un papel muy importante también la parte de las letras, en resumen, para entendernos; hasta tal punto que yo creo que se produce más por el afán del hombre de participar y de gozar y de tener su parte en un desarrollo y de alcanzar un bienestar mayor, que no por un puro contagio de unas formas de pensamiento abstractas y científicas. Esa internacionalización no anula a los particularismos, pero sí los transforma, mejor dicho los transforma en su posición, en la actitud que han de tomar y en que han de presentarse. En cierto modo no solamente no les anula sino que las potencia. Porque, en realidad, y esto es un dato positivo, creo yo, ese fenómeno del internacionalismo lo que está haciendo, por lo menos hoy por hoy y es de presuponer que por lo menos diferente algunos años, es fomentar la libertad. Es decir, es el recurso para volver a la libertad e incluso a la libre concurrencia, a la competencia, al reconocimiento de todos los valores plurales que existen en la sociedad, esa internacionalización es pluralismo, frente a las tendencias contrarias, frente a las tendencias estatistas, que son aquellas en las que la planificación sí destruye lo que hay dentro, pero la planificación armonizada con la internacionalización hoy como hecho positivo, nos lleva a la liberalización. Mientras que la planificación de tipo cerrado y particular lleva a agostar y a matar los pluralismos internos. Por eso, yo decía antes, citando un libro que leí días pasados, que no debemos presentar las cosas de manera tal que pueda parecer como una detención de ese proceso, como un ataque a ese proceso, sino engarzarse con él, y por lo tanto engarzarse con la libertad. A mi modo de ver es la manera eficaz de plantear el problema, porque todo lo que es libertad lleva en definitiva a postular hoy un plan de internacionalización y también es cierto lo inverso. Por eso, yo creo que para plantear estos problemas tanto en el lado catalán como en el no catalán de la península, debemos evitar en lo posible toda referencia, que yo creo que hoy resulta ineficaz y hasta perturbadora, a unos conceptos y hasta a los sentimientos derivados de ellos que, indudablemente, en nuestro tiempo aparecen erosionados. Es decir, los conceptos no diríamos ya de soberanía, sino el mismo concepto de nación. Yo confieso que no me gusta nunca oír ya en estas cosas y en general en muchas otras, la palabra nacional, porque creo que es una palabra, hoy por hoy, en nuestro momento, más bien perturbadora en todos los órdenes. Me refiero no solamente al lado catalán, sino al otro lado, e incluso a la totalidad si Vds. quieren. Plantear estos temas como problemas nacionales creo que es una actitud que induce a la perturbación. Yo creo que hay que ir a plantear los problemas en un plano técnico, reducido a las dimensiones que en cada caso presentan dentro de la tendencia general a pluralizar la vida, a reconocer todos los elementos múltiples de la vida como una exigencia del desarrollo de la persona y, por lo tanto, de su participación en un más amplio horizonte y, en último término, en una internacionalización; pero pasando siempre por su desarrollo previo en cada una de las etapas en que históricamente –nos guste o no nos guste, pero así es y yo creo que en eso no podemos discrepar– se halla hoy inserta.

Y dentro de ésto creo que hay que plantear, como decía antes, el problema de la lengua como un problema necesario para el desarrollo; necesario, pues, para el desarrollo incluso si Vds. quieren hasta económico y técnico, porque nunca un hombre contorsionado y oprimido produce y actúa y es eficaz como un hombre libre. Y, por lo tanto, no sólo desde una perspectiva particular, más o menos nacional, sino que hay que enfrentarlas desde una perspectiva más amplia, incluso desde una perspectiva internacional.

 
[ Transcripción de tres páginas mecanografiadas. Archivo Pablo Martí Zaro-FPI. ]
 

19 — Nación, nacionalidad, hoy concepto, palabra, perturbadora (versus internacionalización).

Plantear problema en términos de nacionalidad es perturbador. Mejor en términos técnicos, dentro tendencia a pluralizar vida como exigencia desarrollopersona, y por tanto de su participación en un más amplio horizonte (internacionalización), pero pasando siempre por un desarrollo previo de cada una de las etapas en que históricamente se halla inserta.

Dentro esto, lengua necesario para desarrollo, incluso técnico, económico, porque hombre oprimido no produce.

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MARAVALL (nº 28)

En cuanto a lo que ha dicho el Sr. Carbonell yo no niego ni ignoro la existencia de un despertar catalán, antes de ese fenómeno de contagio final al que yo me refería. Es más, es un fenómeno común a toda Europa el 1º de las nacionalidades se pierde en Europa en el momento liberal. Bien es cierto que en este fenómeno de las nacionalidades lo único pasa es que se juntan en nacionalidades grandes un conjunto de partes muy diferenciadas, como Italia o corno Alemania. Pero lo cierto es que, después, en su fase ya más plena engarza con un pensamiento cuya estructura mental es de tipo tradicional y reaccionario. Lo cual no quiere decir que las personas lo sean. En el lado castellano tenemos, por ejemplo personas como Sánchez Albornoz, que no eran nada reaccionarias; lo que no impide que estén insertas en una estructura mental “menendezpelayismo” típica. Y este es el caso a que yo me refería.

Yo creo que es hoy un planteamiento impropio, que no tiene futuro realmente importante, un planteamiento de la línea Almirall-Rovira Virgili. En ese sentido, yo creo que es más propia y más de hoy la línea Pi Margall, para el cual, como para mí, resultaba realmente perturbadora, infecunda y negativa, la idea de nacionalidad, aplicada a Cataluña o a cualquiera de las partes de un Estado Federal. Que es lo que yo sostengo y digo que encierra una fórmula de futuro.

 
[ Transcripción de una página mecanografiadas. Archivo Pablo Martí Zaro-FPI. ]
 

28 — Id. id. en el interior estado federal (Pi Margall).

 
[ Transcripción de tres hojas manuscritas. Archivo Pablo Martí Zaro-FPI. ]
 

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MARAVALL (nº 39)

Antes de escuchar la intervención de Caro Baroja y las nobilísimas palabras de Benet, yo ya había pedido la palabra para intervenir a fin de hacer una propuesta concreta con arreglo a las cosas que se venían suscitando:

1º.— La redacción de un documento o una carta que contuviera lo fundamental de la ponencia de Badía que escuchamos ayer. Esto con mayor razón después de haber escuchado las palabras de Caro y Benet y la, yo diría escalofriante, llamada de urgencia de éste.

2º.— Aclarar algo con relación a una referencia a mis palabras que ha hecho Tasis: Cuando yo hablé ayer de un planteamiento técnico no me refería a esta especie de utilización de la técnica como “opio del pueblo” que tiene la derecha española, sino a que debíamos plantear el problema técnicamente con relación a las circunstancias en que estábamos. En este sentido yo creo que hay que tener en cuenta varias cosas. Por ejemplo: a) Hoy estamos en un mundo con unas fuerzas de represión tremendas, eficacísimas y no posibles de contrarrestar frontalmente por un pequeño grupo no muy fuerte. b) Existe el movimiento de reforma y promoción social de una clase extensísima, el proletariado, y en ningún caso esto puede plantearse en forma tal que dificulte esta corriente, que se ponga en contra de ella. c) La nueva situación espiritual de protesta en toda España que hace que plantear el problema catalán frente a otras regiones que –de otra forma– están no menos sometidas y oprimidas, sea impropio, porque es quitarse fuerzas, es quitarse aliados y, en definitiva, quitar interés al problema.

En cuanto al imperialismo castellano, no creo en él. Creo que Castilla ha sido la gran engañada y que el primero que la engañó fue el Rey Católico. Eso en cuanto a la Historia. Por otra parte, el castellano, que se ha dado cuenta de que el afán de uniformar el Estado Español conduce siempre a la tiranía, a una tiranía que sufre el también, es absurdo que la desee. Además esa tiranía se demuestra estadísticamente que no es obra suya. Porque entre los principales personajes que han constituido la actual situación hay una serie de gallegos y vascos que han tenido una acción tan decisiva o más, y, para ser sinceros, también muchos catalanes, en todos los órdenes. Por ejemplo: los dos Primados han sido catalanes, y algo podrían haber hecho, quizá no resolverlo todo, pero podían haber hecho cosas importantes.

Insisto pues –en tanto que se estudian más detalladamente los problemas–, en el planteamiento técnico y adecuado a la técnica de la situación de una serie de problemas: 1º el de la lengua, 2º la Universidad, 3º el Gobierno. Hay que plantear todo esto, insisto, desde el punto de vista de la eficacia y del desarrollo de la vida moderna y no de la mística del pasado, ni siquiera de la mística de la personalidad.

 
[ Transcripción de dos páginas mecanografiadas. Archivo Pablo Martí Zaro-FPI. ]