XIX Congreso Mundial de Pax Romana España 1946

 
Conclusiones
Ponencia Segunda

«El universitario católico
ante los problemas de la Universidad»

I

Los miembros del XIX Congreso de PAX ROMANA, en perfecto acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia en materia de la Universidad:

1. Convienen, ante todo, en reafirmar el principio de la libertad de enseñanza en la forma y con los límites señalados en las Encíclicas Pontificias, como consecuencia del derecho que los padres han recibido de la Naturaleza para educar a sus propios hijos.

2. Reconocen que, en virtud de un título superior y trascendente, la Iglesia, fundada por el Divino Maestro, posee el poder inviolable de enseñar a sus hijos la Verdad divina y de promover en ellos las virtudes cristianas; razón por la cual ella debe gozar de la más amplia libertad en el cumplimiento de esta su santa misión.

3. Hacen constar que la Iglesia ha fomentado siempre la fundación y el desarrollo de las instituciones culturales de orden profano, con tal que ellas se mantengan dentro de los límites del derecho y de la virtud.

4. Afirman que la Iglesia, por extensión del mencionado derecho, posee, además, el poder de impartir enseñanza profana, instituyendo escuelas propias, incluso universitarias.

5. Los padres, igualmente, tienen el derecho de confiar sus hijos a las escuelas constituidas por la Iglesia o vigiladas por ella, y no puede el Estado; en manera alguna, negar u obstaculizar el ejercicio de tal derecho.

6. Subrayan que la Universidad es una Corporación de docentes y discentes, que tiene por fin, no solamente la instrucción, sino también la educación de las personas que se preparan para desempeñar dignamente funciones de suprema trascendencia en la sociedad humana.

7. Que la misión que en su ambiente formativo y educativo desempeña la Universidad, [22] exige una razonable autonomía académica, de régimen y administración, si bien limitada por los derechos nativos que, en orden a la formación y educación del hombre y. del ciudadano, poseen las tres sociedades necesarias: Familia, Iglesia y Estado.

8. Que la Familia y la Iglesia Católica tienen el derecho y el deber de cuidar que la Universidad instruya y eduque a sus hijos en conformidad con los principios cristianos doctrinales y morales. Y ambos pueden, además, establecer, cuando lo juzguen necesario o conveniente, universidades propias, debidamente correlacionadas con el Estado para la salvaguardia de los derechos nativos de éste, en orden al bien común temporal de la sociedad civil.

9. Que corresponde a la Jerarquía Eclesiástica juzgar, en cada caso, la necesidad y oportunidad de la fundación de universidades católicas propiamente dichas; es decir, sometidas en todos sus aspectos y actividades a las autoridades eclesiásticas, aun en el caso de que existan al alcance de los alumnos católicos universidades confesionalmente católicas, pero independientes de las autoridades eclesiásticas en su régimen interno y académico.

10. Y que, en fin, en el caso de una deficiencia colectiva, el Estado tiene el derecho y el deber de promover, mediante el empleo de estímulos materiales y espirituales, el estudio de las Ciencias y la práctica de las Artes.

II

11. PAX ROMANA proclama que la Universidad, como Institución que continúa la formación integral del hombre para preparar a los futuros elementos rectores de la sociedad, tiene que desempeñar, dentro de su propia esfera, las siguientes funciones específicas:

a) Formar la mentalidad científica, el razonable sentido crítico y los hábitos en el trabajo metódico de la ciencia.
b) Dar las bases necesarias para la vida profesional.
c) Promover la investigación.
d) Formar el sentido de responsabilidad para consigo mismo, para con la sociedad y para con Dios.

12. La Universidad debe poseer un sistema orgánico de enseñanza, orientada por los mismos principios doctrinales, y tener en cuenta la vida total y armónica del hombre y procurar la convivencia de maestros y alumnos mediante un directo y continuo contacto. Por ello:

a) La enseñanza de todas las materias fundamentales debe ir acompañada de ejercicios teóricos y prácticos, que se desarrollarán en instituciones científicas y en ambientes profesionales específicos.
b) Cada Facultad debe tener cursos de formación filosófica y de cultura religiosa superior para ayudar a realizar la síntesis y la unidad del saber y de la vida.

13. PAX ROMANA reconoce y afirma que, en relación con la sociedad, la Universidad tiene las siguientes funciones:

CULTURAL. La Universidad debe ser foco irradiador de valores culturales y fermento de nuevas orientaciones vitales.

MORAL. La Universidad ha de observar una conducta ejemplar como institución y después ejercer una crítica limpia, noble y constructiva de todo lo que encuentre deficiente y subsanable en la sociedad.

UNITIVA. La Universidad ha de procurar la unidad de personas de distintas condiciones económicas, raciales y profesionales, estando abierta y asequible por igual a todo hombre capaz de seguir estudios superiores, y, no menos, debe procurar la convivencia de los futuros profesionales de distintas carreras en entidades y actividades idóneas.

NACIONAL. La Universidad ha de fomentar sólidamente el espíritu cívico y nacional, estudiando las necesidades concretas y actuales del país y aplicando a su remedio los conocimientos de las diversas especialidades.

SUPRANACIONAL. La Universidad debe desarrollar con firmeza una eficaz labor de acercamiento de unas naciones con otras, creando ese clima, más que internacional supranacional, como lo llamó Pío XII, donde los hombres de estudio se comprendan, se abracen y trabajen juntos en tarea común, utilizando todos los sanos medios, que llevan tanto a ese acercamiento como a la comprensión y ayuda de unas Universidades respecto a otras.

14. Además de la misión y funciones señaladas, las Universidades que se profesan católicas tienen una prevalente función apostólica. Esta la realizarán:

a) Formando cristianamente las mentes y conciencias de las futuras selecciones del país.
b)Haciendo verdadera ciencia concorde en todo con el dogma y la moral católicos, [23] y, consecuentemente, proporcionando a la Iglesia elementos para el desarrollo de las ciencias eclesiásticas, armas para su defensa y prestigio intelectual ante los extraños.
c) Estudiando, dentro del ámbito de sus propias disciplinas, los diversos problemas actuales de la Iglesia.

15. De acuerdo con la misión formativa de la Universidad y en defensa de su puro sentido cultural y científico, PAX ROMANA proclama el principio de la autonomía de la Universidad dentro de la nación, y, por tanto, es contraria a la intervención del Estado en la estructura, docencia, administración y vida del claustro en orden a su fin institucional, si bien afirma que este principio no se opone a la superior vigilancia y protección que corresponde al Estado, en orden al bien común temporal.

16. Teniendo presente que la Iglesia tiene derecho a fundar Universidades y demás centros de enseñanza superior (Can. 1.375), con facultad de dar toda clase de grados y títulos, sin menoscabo del bien común temporal, cuyo gerente es el Estado, PAX ROMANA promoverá los ideales de la Iglesia en orden a la erección de Universidades católicas libres y secundará con todas sus fuerzas las iniciativas que, de acuerdo con la jerarquía Eclesiástica competente, se desarrollen para la realización de dichos ideales.

17. Considerando que la familia tiene un derecho natural a la educación integral de sus hijos, eligiendo a sus educadores, según sus legítimas preferencias, y que los particulares, además, lo tienen de comunicar la verdad, PAX ROMANA proclama el derecho de las familias y los particulares a fundar y regir toda clase de centros docentes y a exigir del Estado; a lo menos, subvenciones proporcionales al número de alumnos, bajo las condiciones exigidas por el bien común.

18. PAX ROMANA afirma que el Estado tiene en la educación una función supletoria de la familia y, además, el derecho de exigir que en las Universidades se impartan los conocimientos necesarios para ejercitar los derechos y los deberes cívicos y nacionales, de acuerdo con los principios cristianos.

19. Considerando la misión civilizadora de la Universidad para con la sociedad en general, el universitario católico debe trabajar sin cesar por la recristianización de su Universidad y por la propagación de los principios católicos en todas las fases de la vida universitaria.

20. La necesidad de esta conquista del medio universitario por los principios católicos, nos impone a los universitarios el siguiente doble deber:

a) La conquista de nosotros mismos para Dios y la aceptación de la lucha por mantenernos en estado de gracia; y
b) Una formación moral, intelectual y social que nos haga capaces de ejercer una influencia directa sobre este medio, por nuestro ejemplo, prestigio y valor personal.

21. Esta conquista no es posible sino gracias al apostolado colectivo universitario y el apostolado personal, que le permite atraer individualmente a sus compañeros a que participen de sus concepciones, maneras de pensar y hábitos de vida.

22. En vista de ello, insistimos en la necesidad para todos nosotros:

a) De pronunciarnos como católicos en todas las actividades de nuestra vida universitaria.
b) De lograr una honda penetración en el medio universitario por la formación de equipos, inspirándonos en un espíritu de camaradería, eficaz ayuda y comprensión para con la persona humana y de intransigencia ante el mal y el error.
c) De ser perseverantes, fundados en la conciencia que debemos tener de nuestra responsabilidad individual y en la convicción de que Dios premiará con el éxito el esfuerzo continuado.

23. Las organizaciones católicas deben ejercer su influencia en todas las esferas de la vida universitaria. Frente a un estudiante indiferente, su deber será esforzarse por hacerle un católico práctico, tanto por su propio bien como en miras a su responsabilidad de universitario: frente a un estudiante anticatólico, tratará de disipar sus prejuicios, y, en caso de obstinación, empleará todos los medios lícitos cristianos para reducir y anular su perniciosa influencia.

24. Las organizaciones universitarias católicas deben también contribuir a la formación, en el medio universitario, de un espíritu de juventud, alegría, cooperación y unidad. A este fin, se ocuparán especialmente:

a) De la organización de centros de reunión y recreo para estudiantes.
b) De asistir a cada estudiante en la solución de sus problemas de orden material, alojamiento, económicos, &c. [24]
c) De la organización de Hogares y Colegios Mayores, en los que se favorezca la vida común.

25. Recomendamos vivamente a los estudiantes católicos que estudien en Universidad no católica que ejerzan el derecho que les asiste de asociarse para los siguientes fines:

a) El libre cumplimiento de sus deberes religiosos.
b) Desenvolver actividades intelectuales, sociales y culturales, lo que les permitirá vivir en una atmósfera católica y difundir sus principios religiosos en todos los medios universitarios.

26. Recomendamos encarecidamente a los universitarios católicos participen en las actividades no religiosas de la Universidad, como Juntas de Gobierno, Asociaciones deportivas, culturales, artísticas, &c., siempre que esta participación no suponga ir contra sus principios cristianos.

27. Considerando el carácter sagrado de la misión del profesor, recomendamos a las Federaciones universitarias católicas:

a) El propagar, así entre sus miembros como entre los profesores mismos, este noble concepto de misión y la idea de la necesidad para su realización de una alta moralidad profesional por parte de los profesores, y de respeto con la persona del profesor por parte de los estudiantes.
b) El mantener contacto muy estrecho con los profesores católicos de su Universidad y fomentar las reuniones de estudio en las que el profesor agrupe a su alrededor una selección muy restringida de estudiantes para completar su formación fuera de las horas de curso.
c) El favorecer por todos los medios posibles la presencia en cada Facultad y Escuela de profesores que, holgadamente distribuidos, puedan consagrar todo su tiempo y esfuerzos a esta misión con la exclusión de toda otra actividad.
d) El estimular entre sus miembros el entusiasmo por esta vocación y dar a los que la manifiesten toda suerte de ayuda moral y material, con el objeto de asegurar a cada Universidad el mayor número posible de catedráticos católicos.

28. Considerando los peligros a que están expuestos los estudiantes católicos que reciben enseñanza de profesores anticatólicos,

Insistimos en la necesidad de supervigilar las enseñanzas de estos profesores y de complementarlas, corregirlas y refutarlas, de acuerdo con las circunstancias. Y recomendamos la formación, para la discusión y solución de estos problemas, de Comités mixtos, formados por los representantes de las Asociaciones de estudiantes y de profesores católicos en el interior de cada país, e, igualmente, de cada Universidad.

29. Este Comité mixto tomará, en cada caso, las medidas que se crean oportunas; nosotros sugerimos, particularmente:

a) El uso de la prensa universitaria, carteles y otras publicaciones.
b) La refutación del error y la exposición de la doctrina católica sobre los puntos atacados, a los estudiantes de la misma clase, por un sacerdote, un profesor o un estudiante especialmente formado.
c) La organización que contenga resumida la refutación de los errores doctrinales, anotados en las explicaciones, en los textos o en las formas; fichas que serán entregadas a cada estudiante.

30. Las asociaciones universitarias católicas deben recordar continuamente a los estudiantes el peso de su responsabilidad como universitarios Y como apóstoles sociales. En este sentido, deben combatir la deformación profesional:

a) Completando la enseñanza de la técnica de cada profesión con la organización de actividades culturales, artísticas, sociales, deportivas, &c.
b) Facilitando las relaciones entre los estudiantes de todas las Facultades para asegurar la creación de un verdadero espíritu universitario, que se traducirá a la salida de la Universidad en un espíritu de cooperación de todas las profesiones para la solución de los problemas de la sociedad.

31. Para adquirir un conocimiento práctico de estos problemas recomendamos:

a) El contacto con las otras clases de la sociedad, especialmente con las clases obreras, por medio de manifestaciones religiosas, deportivas y populares.
b) La dedicación de parte de su tiempo libre al trabajo de apostolado entre las clases agrícolas e industriales y el prestar ayuda a los pobres y víctimas de la guerra.

32. La juventud estudiantil debe ejercer una función de crítica sana y objetiva ante [25] las manifestaciones de la vida social y combatir siempre el mal, por su ejemplo, alegría, entusiasmo, haciéndolo siempre con energía y dignidad.

33. Las Federaciones universitarias deben facilitar las relaciones entre sus miembros y los estudiantes católicos de los otros países, por medio del intercambio de becas, visitas, actuaciones culturales y deportivas, internacionales y otros medios apropiados.

34. Recomendamos a las Federaciones nacionales y a las asociaciones católicas universitarias de aquellos países donde se encuentran muchos estudiantes extranjeros o refugiados, organicen para ellos centros de información y de vida social, donde se puedan reunir por grupos étnicos o nacionales y lograr el posible acercamiento y aun quizá una activa comunicación con las asociaciones católicas universitarias de sus propios países y evitar particularmente el desconectamiento con la realidad católica universitaria de ellos.

35. En lo que se refiere a la mujer universitaria, estimamos que la llamada a serlo debe tener una gran vocación y mentalidad para la vida universitaria y que debe esmerarse por conservar la más exquisita feminidad, tanto en la Universidad como en el hogar.

36. Para ello, consideramos que en su vida de estudiante:

a) Con los demás alumnos ha de comportarse con sentimientos del mayor compañerismo, sin olvidar jamás, claro está, cuál debe ser el trato entre personas de distintos sexos.
b) En la vida deportiva debe cultivar los deportes que mejor digan con su sexo; así como observar la máxima feminidad en la práctica de los mismos.
c) Y en la vida apostólica debe utilizar como medios, además de su prestigio intelectual, sus notas específicas de comprensión, abnegación y delicadeza.

37. En cuanto el ejercicio de las profesiones:

a) La feminidad no impide que la mujer ejerza una profesión; más aún, la carrera universitaria es un precioso instrumento del bien que Dios ha puesto en sus manos.
b) Pero la mujer procurará evitar ciertas modalidades poco proadecuadas a su sexo que presentan determinadas profesiones.
c) El ideal sería que la mujer, al contraer matrimonio, pudiera dedicarse enteramente a sus obligaciones domésticas, si bien no se puede desconocer que determinadas circunstancias la fuerzan a desempeñar actividades ajenas al hogar.

38. Proclamamos la necesidad de una coordinación en los trabajos apostólicos de los universitarios y universitarias.

39. Proponemos que las Federaciones de universitarios católicos deberán facilitar a la mujer el fácil acceso a todos los medios de formación en la alta cultura católica que la capacitan para realizar su social y apostólica vocación.

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Pax Romana
XIX Congreso
XIX Congreso Mundial de Pax Romana
Madrid 1946, páginas 21-25