Revista Contemporánea
Madrid, 30 de julio de 1876
año II, número 16
tomo IV, volumen IV, páginas 447-464

Pedro Estasén Cortada

La Teoría de la evolución aplicada a la Historia

Artículo I

«La historia natural moderna ha proporcionado una concepción del universo mucho más elevada que la de la antigüedad: por ella el mundo material ha cesado de ser el juguete de un frívolo capricho; la historia, de ser un duelo desigual entre Dios y el hombre. Ella comprende pasado, presente y porvenir en un conjunto inmenso, fuera del cual nada puede existir.» A. Laugel

La experiencia enseña que el positivismo es el procedimiento con más probabilidades de éxito. Sus resultados en las ciencias abstractas y físico naturales son poco menos que concluyentes, y si en vista de ello algunos de sus distinguidos partidarios han pretendido explicarlo todo, remontarse a las esferas metafísicas y puramente especulativas, quizás han faltado a su consigna. Así como no puede explicarse la ley de un organismo complicado sin tener conocida la de los organismos rudimentarios que involucra, y la de estos sin tener conocidas las leyes del átomo, así también, sin darse perfecta cuenta de todos los hechos, sin verdadero y profundo conocimiento de todos los fenómenos, es aventurado remontarse a las causas ocasionales y a los principios de razón.

No se ha dicho la última palabra en física ni en cosmología; lo que se diga acerca de sociología debe ser por vía de ensayo; bueno es, empero, que se apliquen hipótesis, esperar [448] que la experiencia las compruebe, y reducirlas a reglas. Lo que se aparte de este procedimiento está reprobado por los positivistas, por los mismos que siempre han señalado los inconvenientes del razonamiento a priori.

Sin apartarnos de esa senda en el presente trabajo, nos ocuparemos de la teoría de la evolución aplicada a la historia de la humanidad, y por vía de hipótesis tendremos ocasión de apuntar algunas ideas sobre la filosofía de aquella y la necesidad de su estudio bajo el aspecto de la teoría transformista.

Procuraremos no sentar resultados definitivos; estos los proporcionará la experiencia, pues tenemos entendido que la filosofía es ante todo una crítica{1}; la filosofía tiene por objeto explicar la efectividad de las demás ciencias; no es explicación de las cosas, sino explicación del conocimiento de las cosas; esto es, doctrina de la ciencia o ciencia de las doctrinas{2}.

La aplicación a la manifestación del desenvolvimiento de la humanidad y la indicación del medio de aplicación, es la idea predominante en este trabajo.

I

La historia.– La palabra historia se toma en dos sentidos. En el primero, que pudiéramos llamar subjetivo, es la relación según algunos, manifestación según otros, del desenvolvimiento de la humanidad. En el segundo, u objetivo, es el desenvolvimiento mismo.

Pero la palabra historia tiene una acepción más lata. La historia es la manifestación del desenvolvimiento en el tiempo de todo lo existente en el espacio. (Historia Universal.)

La manifestación del desenvolvimiento de la humanidad constituye la historia humana. [449]

II

Filosofía de la historia.– Es la ciencia de los principios, de las causas ocasionales de aquellos fenómenos que constituyen el desenvolvimiento objeto de nuestro estudio. La desconocían Herodoto y Tucidides, Tito Livio y Tácito; se pretende encontrar en la Civitate Dei, de San Agustín, su primera forma; en los escritores de la decadencia del imperio romano, el desarrollo; en Maquiavelo, que la elevó de narración a teoría social, el complemento.

En nuestro sentir, en sus evoluciones ha presentado cuatro aspectos: el dogmático, producto de las teorías teológicas; aplicadas al estudio de la filosofía de la historia; el filosófico trascendental, el filosófico transformista y el positivista transformista; obedeciendo estas fases al impulso de teorías que han tenido dignos representantes.

Supongamos que la primera teoría fuese debida a las inspiraciones de San Agustín; la han explanado entre otros Bossuet, De Maistre, Bonald, Adam Müller, Haller y Baader.

En nuestros tiempos la representa C. Cantú.

Esta teoría examina los hechos y las instituciones; los sujeta a las leyes providenciales; el criterio es dogmático. El historiador que pertenece a ella, suele narrar inspirado por sus creencias.

Vico, en su Scienzia nuova, somete los acontecimientos a la ley del pensamiento humano; Kant indica la posibilidad de escribir una Historia Universal, en que se considere la especie humana como el cumplimiento de un designio misterioso, sujeto a una ley de unidad; Condorcet bosqueja el progreso indefinido. En el fondo de las abstracciones de J. W. Hegel, se diseña la evolución continua como un organismo embrionario a una célula que en virtud de la ley de la selección está dispuesta a desarrollarse y a absorber la vida de sus semejantes. Finalmente, Weber se remonta a la esfera de las nociones trascendentes, y desde allí estudia la humanidad, sujeta a las eternas leyes del espíritu, cognoscibles por la razón, esta facultad de lo suprasensible, a [450] quien los representantes de la teoría dogmática declaran insuficiente y a quien los representantes de la escuela filosófico trascendental dan toda la importancia.

La teoría filosófico transformista surge de la anterior, y se manifiesta especialmente en las obras de Herder (Ideas sobre la filosofía de la historia de la humanidad) y de P. J. Buchez (Introducción a la ciencia de la historia, o ciencia del desenvolvimiento de la humanidad).

El primero admite la formación por la vida de la naturaleza; según él, los seres van elevándose en serie progresiva desde el animal y la planta hasta el hombre; todas las fuerzas de la naturaleza existen ab eterno, en su conjunto reside Dios; de sus combinaciones nacen todos los seres, de su equilibrio armónico el movimiento universal. Por ellas ejerce el hombre su acción sobre el mundo exterior, y el mundo exterior sobre el hombre y sus destinos. El todo es la representación del Dios naturaleza.

Si en Herder la doctrina no adquirió el grado de desarrollo necesario, fue porque ignoraba la formula de la evolución, y las ciencias naturales no estaban suficientemente adelantadas en su época.

A pesar de lo dicho, la escuela filosófico transformista aplicada a la historia es y será hija de Herder, algunas de cuyas ideas pertenecen a Kant, de quien fue discípulo y admirador.

Buchez presenta el transformismo trascendental más desenvuelto. La fisiología social aparece en el cap. V de su obra{3}. La lucha por la existencia se enuncia en la introducción. La ley evolutiva de la humanidad se descubre en el resto.

Funda la ciencia de la historia en dos ideas: la del progreso y la de la analogía de las facultades de la humanidad, con las del hombre individual. Añade que debemos la primera a Bacon, la segunda a Condorcet. Opina que el progreso debe ser examinado bajo dos puntos de vista, el de la humanidad y el del globo terrestre; dos aspectos de nuestro racionalismo. [451] El uno, relativo a nosotros, conduce al mejoramiento de nuestra condición; el otro se relaciona con las trasformaciones que experimenta nuestro sistema planetario.

Espera que los sabios formen una ciencia de la humanidad, una fisiología social, fundada en el principio de que la especie humana es un ser colectivo que se desenvuelve en la sucesión de las generaciones, según una ley que el mismo Buchez no precisa, y como toda teoría, todo sistema tiene sus evoluciones, pues aparecen en forma de hipótesis que explican un hecho o una serie de hechos. De aquellas hipótesis, la más conforme a la naturaleza, la más verdadera en virtud de la selección sobresale, permanece; las otras se extinguen. Aquella hipótesis recibe una forma, es una teoría, y cuando la comprueban los hechos, cuando la ha acreditado la experiencia, cuando los casos concretos son otros tantos testigos que deponen en su favor, sin excepción ni contradicción, constituye un principio: así la teoría de Buchez carecía de forma científica, y por faltarle positiva prueba, la idea estaba en germen, no en completa estructura y desenvolvimiento.

No hay que extrañar, pues, que incurra en ciertas afirmaciones que en el fondo están en abierta contradicción con el espíritu de su doctrina{4} y a pesar de sus aserciones, carece de criterio positivo y fundado.

Dedica un capítulo (el 1º del libro 2° de su obra) a la Geogenia (Histoire de la formation de l'ecorce du globe et des étre vivants qui l'ont habité).

Los orígenes de la humanidad están pintados con colores oscuros, pero con naturalidad. Sus conclusiones aparecen exageradas. Para conciliar los términos de la antítesis, [452] sostiene que el hombre ha sido creado dos veces; recurso a que inevitablemente tenía que acudir para sostener la perfección de sus observaciones y la exageración de sus conclusiones espiritualistas. Así entiende que el hombre ha sido creado como simple animal, y más tarde se le ha dotado de espíritu, y al presentarse a su mente los arduos problemas que estas cuestiones encierran, declara que la geología nos proporcionará algún día la ocasión de obtener acerca de aquellos puntos una solución positiva que le raisonnement seul ne peut fournir, y añade: C'est á l'observation qu'il faut recourir; et, certainement, elle suffira.

La teoría positivista transformista parte de la observación, consigna la ley de la evolución que halla en los organismos sociales, así como en los naturales, y aplica la ley de la selección, de la herencia, de la adaptación al estudio del humano desenvolvimiento.

No ha sido suficientemente explanada ni detallada. Para ello sería necesario escribir una historia universal en el sentido que luego indicaremos, y con criterio positivista, consignar los hechos, coordinarlos, clasificarlos; después sintetizar y deducir reglas.

Puede decirse que pertenecen a la escuela Herbert Spencer (Study of Sociology){5}, Mad. Clemence Royer (L'origine de l'homme et des societés), Bagehot (Leyes científicas del desenvolvimiento de las naciones en su relación con las leyes de la selección natural y de la herencia), Enrique Buckle, Lubbock, A. Laugel y otros, inspirados todos en los principios de Mr. Auguste Comte{6}, y adoleciendo por lo tanto de idénticos defectos{7}. [453]

Necesariamente los historiadores, según la escuela a que pertenecen, según la teoría a que tienen predilección, así emitirán el criterio, partirán de diverso punto y apreciarán los hechos distintamente. A variedad de escuelas corresponde variedad de métodos histórico narrativos.

Es un hecho que el historiador que pertenece a la escuela teológica, por doquier verá las pruebas de la acción y de la ley providencial. Un método histórico, narrativo, idealista, puede ser resultado de la teoría filosófico trascendental (Weber), como también de una metafísica que aplique la evolución al desenvolvimiento de la humanidad, de la naturaleza, quizás del espíritu, como ensayó Hegel. Del choque de ambas doctrinas extremas puede surgir un método histórico narrativo ecléctico, que trata de conciliar los principios y apotegmas dogmáticos con los de la Cosmología y Antropología. (Cantú y muchos historiadores católicos que pertenecen al grupo de la escuela teológica, pero en sus obras tratan de conciliarla con la ciencia.) Y finalmente, el método histórico narrativo positivista transformista, el más rico en consecuencias y en verdaderas conclusiones, y el más acertado en su procedimiento.

III

Estudio de la evolución histórica.– Por lo que respecta a los métodos histórico narrativos, deploro en Herder lo que deploro en Cantú –un hecho que dificulta la imparcialidad. Este hecho es un criterio, una teoría preestablecida; y nosotros reprobamos el criterio teológico lo mismo que el criterio positivista en Littré. Sólo aceptamos el positivismo como procedimiento.

Para mí, el historiador ha de prescindir por un momento de sus opiniones, ha de hacer abstracción de sus creencias en el método histórico narrativo. después de formulado éste, puede, sin duda, bosquejar la síntesis y hacer surgir el sistema, completar su filosofía de la historia. Deberá examinar las pruebas, dictar imparcialmente las sentencias según lo que resulte de los autos; después puede aventurar el voto particular. [454]

Se espera el último fallo de las ciencias en innumerables cuestiones, y el historiador, el científico (porque científicos son el sociólogo, el arqueólogo, el crítico) se ha de concretar a tratar un punto examinando todas las tradiciones, teorías, doctrinas, opiniones, datos y razonamientos que sobre aquel punto se hayan emitido y con su laboriosidad investigadora haya podido hallar. Como juez imparcial, ha de pesar las razones, examinar las pruebas y fallar, según lo que resulte, aun cuando sea contrario a la opinión, creencia y sentimiento tradicional que pueda tener como hombre.

El historiador, en su calidad de juez, se encontrará en ocasiones en que las pruebas le interesarán; además, las partes no pueden recusarle por razón de amistad o enemistad, simpatía o antipatía; los monumentos y los documentos son testigos mudos a quien no se puede repreguntar, porque siempre dicen lo mismo, y muchas veces se verá obligado a fallar contra instituciones que le son simpáticas, contra entidades a que guarda afecto. Las presunciones estarán fundadas en las pruebas secundarias.

La abnegación realzará su mérito. No tener el valor suficiente, precipita a la parcialidad, y el historiador parcial es indigno.

Ahora bien; en vista de lo dicho, cabe afirmar que es tolerable en Herder, que emite Ideas sobre la filosofía de la historio de la humanidad, lo que no puede tolerarse en Cantú y Weber, que escriben una Historia Universal, ya que es menester distinguir entre el historiador y el filósofo.

Herder está en su derecho al emitir una idea, pero falta cuando subordina los principios y los hechos de la ciencia a los principios de su filosofía y de su escuela.

No examinaré ahora los otros sistemas que quedan indicados. En otros trabajos nos ocuparemos de los modernos historiadores alemanes, nos detendremos en sus métodos; hoy sólo tratamos de enunciar y desarrollar una idea, cual es la de un método histórico positivo para comprobar la hipótesis de la evolución aplicada a tales estudios, la hipótesis que en ciencias naturales se ha transformado en teoría y es quizás reconocida ley de la naturaleza. [455]

Doctrina de la evolución.–{8} Según E. Caro{9}, «a la hora presente lo invade todo», y si no lo invade todo, al menos en todas las ciencias aparece, surge en todos los ramos del saber, y por ahora, pelea con marcadísima ventaja en todas las esferas del conocimiento.

Las ciencias naturales, la filosofía, las ciencias históricas, aparecen sujetas a tal ley.

La historia nos muestra las evoluciones de todas las ciencias. La misma teoría de la evolución está sujeta a esta ley.

En filosofía, en el mundo de las abstracciones, existen ab origine las ideas gérmenes que luego desenvueltas constituyen estos sistemas, merced a los cuales se crean y modifican instituciones, se derrumban imperios y hacen conmover a la humanidad.

En filosofía la especie orgánica son los sistemas. Y, así como en historia natural está demostrado, y de puro sabido quizá olvidado, que las especies no existen, que la especie es un mito, una fórmula empleada para tener idea de un orden de fenómenos relativamente fijos, sujetos a leyes absolutamente idénticas, que producen nueva y multiplicada serie de fenómenos, así también en filosofía no hay un sistema nuevo, genuino, propio, peculiar de un individuo, pueblo o raza; cualquiera que se tome por tipo tiene algo de otro que le precede, sea en su fraseología o tecnicismo, sea en sus métodos de investigación. razón de identidad presentan los fenómenos históricos con los del mundo natural.

El organismo más fuerte, mejor constituido, sobrepuja, [456] vence. Esto sucede en la historia como en la naturaleza. En la historia no triunfa el derecho, sino cuando es fuerte. Podemos deplorarlo, pero no podemos desconocerlo

No nos detendremos en el análisis de las doctrinas de Darwin, Fechner, Gerland, Haeckel{10}, Huxley{11}, Dumont{12}, Helwald, Peschel, Schmit y Jaeger, por lo que respecta al naturalismo, y de las de Littre, Renan, Herbert Spencer{13}, Buckle{14}, Draper{15}, Bagehot y otros varios que serán objeto de trabajos posteriores, ni nos ocuparemos de los que han tratado la evolución como ley de la filosofía, como principio de todo lo existente, como principio por decirlo así, de la arquitectónica universal, valiéndonos de la fraseología de Lebrowski{16}.

La evolución, como postulado filosófico, como ley de la dirección de la curva, de la circunferencia que se extiende hacia lo infinito, formando círculos nuevos cuyos arcos son las ciencias, y cuyo centro es el yo –ente pensante–. Esta dirección de la línea, la sospecha el hombre desde muy antiguo, pero en muchas ciencias no ha sido determinada.

Ninguna ciencia puede constituir un monopolio en esta teoría; en psicología, acerca de cuya ciencia se ha aplicado con algún éxito el procedimiento positivista{17}, indudablemente no tardaremos en verla aparecer desenvuelta, ya que [457] algunos psicólogos convienen en que encerrada en los límites en que hasta ahora se conserva, es plausible y nada peligrosa, y hasta conciliable con las más altas aspiraciones de la ciencia humana.

Y si para atacarla en germen se apela al ridículo, diremos que no lo teme, y añadiremos con el Sr. Revilla que los que se escandalizan ante la hipótesis evolucionista, debieran tener en cuenta que la dignidad se debe a las propias obras y a los méritos propios, y no a ilustres abolengos, y que nada hay indigno ni despreciable en la naturaleza, &c.

Pero a nosotros, que sustentamos tal doctrina, nos obliga el demostrar que tiene ella de por sí un ilustre abolengo.

Tales de Mileto, 600 años antes de Jesús, impulsa la ciencia a buscar el origen del mundo fuera de las teorías sacerdotales; oriundo de la Fenicia, pudo aprender allí la que implantó en Grecia. Suponía Tales que el Universo, en su primitivo estado, había sido líquido, y que experimentaba continuas modificaciones por la influencia de un motor incógnito. Opinaba que el principio universal es el agua. Heráclito sostuvo que es el fuego. Anaximenes, el aire. La filosofía de estos es un empirismo que propende al progreso.

La doctrina jónica se combina con la escuela del indio Kápila; recibe las ideas de los egipcios, que están bastante adelantados; sostiene que lo que no existe, no puede recibir la existencia por ninguna causa posible, y que lo existente no es más que la transformación de un principio sutilísimo, de un éter que se confunde con los elementos, que se extiende por la infinidad del espacio en virtud de una ley inmanente, inseparable de esta sustancia universal.

Leucipo proclama elementos de la realidad ciertos corpúsculos indivisibles y eternos, por cuya fortuita combinación se formaban los cuerpos; su discípulo Demócrito en su tratado del Universo, sostiene la teoría de los átomos, los cuales y el vacío, son el principio de cuanto existe, sin más causa eficiente que el movimiento de que están dotados. Epicúreo nos explica las propiedades de los átomos, el peso y la extensión y tres clases de movimientos: el oscilatorio, el rectilíneo y el circular; pero a las cualidades esenciales de la materia [458] añade una, que su maestro no concibió, el peso; para satisfacer las exigencias del pueblo, admite varios dioses que nada le explican, pues considera suficiente el movimiento de los átomos. Esta creencia la denomina prenoción del espíritu. Sus prenociones vienen de los sentidos, merced a los efluvios o emanaciones de los objetos exteriores que mediante los nervios llegan al alma.

Los estoicos admiten creaciones sucesivas e infinitas; para ellos, las transformaciones obedecen a una ley superior que las determina previamente, haciéndolas siempre idénticas con relación a cada tipo: la fatalidad, el acaso, son los supremos ordenadores; más tarde Dios.

La filosofía moderna arranca de Telesio; en su De rerum natura justa propia principia, indica que las ciencias naturales deben estudiarse según sus principios propios, y hollando las preocupaciones antiguas y los errores aristotélicos, indica el perfeccionamiento sucesivo de los organismos.

Siguen Tomás Campanella{18} y Giordano Bruno{19}, a quien podemos llamar los primeros mártires del positivismo en la época moderna, y Francisco Bacon, cuya senda era apartarse del aristotelismo, abandonar en el estudio de la naturaleza todo el cúmulo de preocupaciones que hasta aquella época habían influido.

La ley de los torbellinos de Descartes, la Nova Stereometria dolorium de Keplero, la apuntan. De la oposición a las teorías de Linneo, Cuvier y Agassiz por Lamark y Goethe, resulta el correcto diseño de esta teoría. Goethe descubre dos agentes de creación orgánica, la tendencia a conservar la especie (la herencia) y la tendencia a una metamorfosis progresiva. [459]

Aparece luego la teoría evolutiva de Gottfried-Reinhold-Treviranus, la de Oken. Publica Kant su Historia natural del cielo y sus Pensamientos sobre la verdadera evolución de las fuerzas vivas de la naturaleza. Lamark, con su filosofía de la zoología, defiende la teoría descensional que apoyan Geoffroy Saint Hilaire, Nandin, Lecoq, Leopoldo de Buch, Boer, Schleiden, Unger, Schaaffhausen, Carus, W. Herbert y Herbert Spencer, Grant, Freke, Hooker, Huxley, Carlos Vogt, Buchner. Ch. Lyell desarrolla la historia de la evolución natural de la tierra. Carlos Darwin y Alfredo Wallace{20} publican simultáneamente la ley de la selección, fenómeno que se nota en muchos descubrimientos{21}.

Después de Ernesto Haeckel{22}, la teoría de la evolución tiene una importancia científica inmensa y trasciende a todos los ramos del saber, ya que toda verdadera ciencia de la naturaleza es filosofía y toda verdadera filosofía ciencia de la naturaleza y toda verdadera ciencia a su vez filosofía de la naturaleza.

La doctrina de la selección natural es de Empédocles; Lucrecio la indica suficientemente en su poema De la naturaleza de las cosas.

La evolución no es un delirio del moderno materialismo. La historia de esa idea ofrece al erudito una serie que comprueba y que obedece a la ley de los organismos naturales y de otro orden superior, la evolución es la razón verdadera del progreso. Esto lo siente Proudhon cuando se subleva contra lo absoluto; presenta el progreso por la evolución de las instituciones Pascal, lo disfraza Bossuet, lo reproduce Lessing, lo predica Condorcet. Saint Simon nos presenta la evolución de la teocracia, el feudalismo o gubernamentalismo y de la industria, Fourier nos pinta el edenismo, el estado salvaje, el patriarcado, la barbarie, la civilización, el garantismo y la armonía. Augusto Comte nos presenta la religión, la época [460] de la metafísica, y augura la del positivismo, Pedro Leroux lo filosofa, Eugenio Pelletan lo canta.

La evolución, como ley del desenvolvimiento humano, es, como principio de conocimiento, fecunda en resultados, empero, para ser consecuentes, no debemos sentar principios, ni afirmar a priori, sólo sí aventurar que aplicando el procedimiento positivo, indudablemente aparecerá aquella ley.

El procedimiento que conceptuamos más conveniente para obtener este resultado, es el de escribir una historia universal, no sólo con el apoyo de las ciencias en general, sino con el especial de las físicas y naturales. Es menester una mirada general retrospectiva a través, no de las leyendas, no de la ilusión, sino de los grandes instrumentos del macrocosmos y del microcosmos, a través de los medios que las ciencias naturales en su actual período de adelanto nos suministran.

La historia, explicada según el principio general del transformismo y la evolución, hará comprender que no existe el supernaturalismo y que todo lo acaecido obedece a las eternas e inmutables leyes del universo.

El descubrimiento del movimiento de la tierra alrededor del sol, como centro, forma época en la historia de la ciencia{23}.

Desvanecido el error geocéntrico (el de que la tierra es el centro del sistema planetario) y desvanecido también el de que el hombre es el centro de la creación (antropogénico).

Desvanecido el primero por Copérnico, Keplero, Galileo y Newton, y el segundo por los naturalistas que hemos mencionado; teniendo el apoyo, datos y experiencia de la astronomía, de la geología y antropología, creo no sólo útil, sino, necesario, que se escriba una historia universal de conformidad a los adelantos susodichos. [461]

Empezando en su caso por la indicación de las noticias fundadas sobre las primeras evoluciones de las nebulosas, de las masas de materia flotantes en el espacio, enunciando las teorías emitidas sobre los sistemas planetarios, formación de los cuerpos celestes, leyes de su equilibrio, de la atracción, de la fuerza centrífuga y centrípeta que puedan haber influido, así como la acción del calórico, la tensión de los gases, la afinidad de los cuerpos, la cohesión molecular, el choque de las masas y sus resultancias.

De la historia astronómica puede descenderse a la historia cosmológica, con el desarrollo conveniente. Con razonamiento, abundante material de datos e indispensable método, se dará noticia de todos los sistemas que de la cosmología han tratado.

Explicaráse la formación de nuestro globo, de su corteza, explicará las capas, la formación de las montañas, la atmósfera, los mares, mostrando cómo coadyuvan a la teoría natural y racional que se sustenta, los fenómenos todos de la naturaleza, especialmente volcanes, terremotos y otros meteorológicos.

Notaráse la aparición de las plantas, de los animales, en fin, de los diversos organismos, señalándolos ab ovo, o como diría Haeckel, desde el protoplasma.

Descendiendo luego a la historia antropológica, que junto con la general cosmológica y astronómica y con la historia de la naturaleza desconocida (sistemas planetarios de que no tenemos noticia y que el hombre alcance en el porvenir), forma la Historia Universal.

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Estamos en plena antropología. El procedimiento positivo para escribir una historia humana ha de ser dando comienzo a la historia antropológica con el estudio de las doctrinas y datos acerca de la aparición del animal hombre sobre la tierra, marcándose la diferencia entre el animal y el humano.

El hombre errante por las selvas, el troglodita, el hombre [462] de la edad de piedra, pertenecen a la historia puramente tropológica; así también pertenecen a ella los salvajes de todos los tiempos{24}.

La historia humana es la de la colectividad compleja y regulada; humanidad. En ella se estudia la institución sintética humanidad, y el desarrollo sucesivo de la miríada de instituciones que involucra.

IV

Importancia de la aplicación de esta teoría en los estudios históricos.– La teoría de la evolución arroja una luz intensa en todas direcciones.

Faltábale al entendimiento humano una fórmula con la cual pudiera descifrar ciertos enigmas y darse cuenta de ciertos funcionalismos.

Este razonamiento puede aplicarse a la historia.

Fundados en los principios de las ciencias naturales{25} en su aplicación, hallará el historiador la razón y el ideal de ciertos acaecimientos la causa y el efecto de otros muchos.

Se hermanarán y coadyuvarán las ciencias cuyos principios antes aparecían antitéticos, y el historiador, en cambio del apoyo que recibe, puede y debe prestarlo para la resolución de los problemas eternos de nuestro origen, de nuestra existencia y de nuestro porvenir.

Estudiada la evolución en la humanidad bajo un aspecto analítico cuyo resultado ha de ser la relación de los hechos demostrados, no los verosímiles, sino acaecidos, la exclusión de los probables, con indicación de las conjeturas, estudiada luego sintéticamente, seguida la manifestación de los hechos por su orden cronológico, por el evolutivo según las [463] instituciones{26} con perfecto conocimiento de las condiciones fisiológicas de la humanidad, según los períodos, marcando las evoluciones de la condición económica, de la social, de la moral, del grado de desarrollo intelectual que se manifiesta en la ciencia y se personifica en el arte; el historiador, con el inmenso precedente del pasado y con el eficaz ejemplo del presente, ¿podrá aventurar algunas opiniones sobre el porvenir?

¿Podrá demostrar que la ley de la evolución seguirá en lo humano manifestándose con la aparición de transformaciones orgánicas, naturales y sociales, y así, en escala indefinida, podrá indicar que la humanidad se acerca cada día más al ideal de una felicidad verdadera y demostrar la necesidad de que todos en todas épocas coadyuven a este fin?

En todo caso, algunos frutos producirá tal enseñanza.

Con la convicción de que los fenómenos se operan con una regularidad constante y con la garantía de que las leyes de la naturaleza no se cambian ni modifican, que son siempre idénticas; demostrando además la inconveniencia de un pesimismo, y la exageración de un optimismo, habida razón a la evolución, que es la ley natural del progreso, del mejoramiento sucesivo, del perfeccionamiento incesante, mejorarán notablemente las leyes en el orden social, marcharán quizás más acordes con las de la naturaleza.

El convencimiento que resultará de tales estudios, influirá notablemente en la extinción de todas las tiranías, la de la conciencia, la política, la económica, la científica, la de nuestras limitadas facultades, como la ley de la evolución influirá en el mejoramiento incesante de nuestro cuerpo, esta pretendida obra maestra de la creación, que se arrastra penosamente por la superficie de la tierra, que está excluida de los espacios que el ave cruza y está relegada de los dominios del mar.

La ciencia y el arte en armonioso conjunto producirán el [464] bien humano, y el bien resultará por la selección, esta ley que refunde lo irregular e inarmónico, esta fuerza que sostiene a lo bueno y le hace permanecer, esta ley que en lo metafísico nos ha enseñado que el ideal se aleja porque lo óptimo será lo que naturalmente permanezca en el transcurso de las evoluciones.

Pocos descubrimientos en la humanidad son tan fecundos en resultados como el de la ley de la evolución, especialmente en la esfera de la ciencia y del arte.

P. Estasén

[ → Artículo II ]

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{1} M. de la Revilla, El neo-kantismo en España.

{2} M. de la Revilla encuentra estas ideas en D. José del Perojo. –Puede además consultarse el importante discurso de Guillermo Wundt sobre el objeto de la filosofía en nuestros tiempos.

{3} Tenemos a la vista la edición de 1834.

{4} La methode que nous venons de tracer merite a tous les titres le nom de methode mathematique appliquée a l'histoire; rien n'y est vivant, il n'y a en elle rien de l'homme si ce n'est elle meme. Mais les considerations qui vont suivre, et a l'aíde desquelles nous allons essayer de construire une phisiologie sociale, acheveront, nous l'esperons, de donner a l'histoire la valeur de Science positive.

Sienta principios que no se deducen lógicamente de sus estudios y observaciones. Cuando se remonta a las causas primeras, aparecen sus opiniones particulares con cierta intensidad que denota arraigo. Allí aparece el hombre, no el filósofo ni el observador.

{5} Traducido al francés con el título de Introduction á la science sociale.

{6} V. Auguste Comte, Curso de filosofía positiva, Parte dogmática de la filosofía social. –Lecciones XLVI hasta la LVII inclusive.

{7} Uno de los cuales es afirmar rotundamente la no existencia de lo que por el procedimiento positivo no averigua. Esto, a mi entender, es adolecer del mismo defecto que critica en otros sistemas. La misión del observador se reduce a ser empírico, y en este punto se limita a consignar la inutilidad hasta el presente y la falta de resultado del experimento y de la inducción. Mr. Renan, en una de sus obras, dice: «Nosotros no negamos la posibilidad de milagro alguno; lo que sí afirmamos es que no existe ninguno que haya sido comprobado.»

{8} Mr. Littré, en su Diccionario de la lengua francesa, dice: «Evolution (e-vo-lu-sion); en vers de cinq syllabes. s. f. || 1º Terme de physiologie. Action de sortir en se deroulant. L'evolution des feuilles, des bourgeons. Le papillon, comme le poulet, parvient á l'etat de perfection par une evolution dont les Malpighi, es Swammerdam, les Reaumur nous ont devoilé les degrés.» – Luego añade: «Evolution historique – le developement des societés et de leur civilisation.» – Y con referencia a la evolución orgánica, dice: «Sistema fisiológico cuyos partidarios suponen que el nuevo ser que resulta del acto de la generación preexiste al acto. Este sistema se opone a la epigénesis.» – La multitud de hechos que Mr. Littré aduce en sus obras en favor de la evolución, significan marcadamente que los cuerpos organizados no son propiamente engendrados, sino que preexisten originariamente en pequeño.

{9} La democracia ante la moral del porvenir, por E. Caro. Artículo publicado en la Revista Europea, correspondiente al 19 de Diciembre de 1875.

{10} Ueber die Entwickelung theorie Darwins. Oeffentlicher Vortrag am 19 Semptember 1863 in der Versammlung deutscher Naturforscher und Aerzte In Stettin.

Generelle Morphologie der Organismen.– I Band: Allgemeine Anatomie.– II. Band: Allgemeine Entwickelungsgeschichte.

Natürliche Schopfungs-Geschichte, y otros no menos importantes, especialmente la Historia natural de la creación o doctrina científica de la evolución.

{11} Pueden consultarse acerca del punto concreto de la evolución, sus polémicas con Mr. Mivart.

{12} Mr. Leon Dumont tiene interesantes publicaciones sobre la evolución.

{13} Véase su introducción a la ciencia social de que ya hemos hecho mención en este trabajo.

{14} Tomás Buckle, Historia de la civilización en Inglaterra.

{15} Historia del desenvolvimiento intelectual de Europa, y en su obra reciente Los conflictos de la ciencia y de la religión.

{16} Lebrowski llama arquitectónica universal al conocimiento metódico y razonado de lo existente en la naturaleza –ente– y de lo que existe en idea –mente–.

{17} Problemas de la vida y del espíritu, por Mr. Lewes, y otras obras de no menos importancia de dicho señor.

{18} Acusado de herejía fue metido en una cárcel, y dicen que se le dio tormento siete veces en veinticuatro horas. Permaneció 27 años en la prisión, y debió su libertad a Urbano VIII. Pasó luego a Francia, donde le protegió Richelieu.

{19} Entregado a la Inquisición romana, la cual, no pudiendo inducirle a que se retractase, le entregó al brazo secular para que le arrojase a la hoguera. En efecto, en 17 de Febrero de 1600 fue quemado vivo en campo de Fiori.

El transformismo se manifiesta muy claramente en sus diálogos; sin embargo, su doctrina está falta de base positiva.

{20} Según opinión autorizada, fundó la selección apoyándose en la ley de la población de Malthus.

{21} Así Campanella es coetáneo de Bacon, Newton de Leibniz.

{22} Historia de la creación de los seres organizados según las leyes naturales.

{23} En 1543, Nicolás Copérnico, publica su célebre libro Sobre las órbitas de los cuerpos celestes, que opera una revolución completa en la astronomía, y no sólo en ella, sino también en la antigua concepción del universo.

{24} Mucho se ha escrito sobre el particular; nosotros sólo hemos tenido a la vista Lubbock, L'homme avant l'histoire, cap. XI, y los estudios de A. Laugel L'homme prehistorique.

{25} Hoy se trata de construir la Estética sobre bases físicas. – Véase la obra de von Eug. Dreher. Die Kunst in ihver Beziehung sur Psychologie und zur Naturwissenschaft, 1875.

{26} Por lo que se refiere a las nacionalidades, puede consultarse con fruto el artículo de Clemence A. Royer titulado La nación en la serie orgánica y en la humanidad, publicado recientemente en el Journal des Economistes.


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Revista Contemporánea 1870-1879
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