Desde hace más de veinticinco meses, Mundo Nuevo –revista creada y sostenida por iniciativa del Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI)– ha presentado una obra original y de sostenido esfuerzo en América Latina: establecer la comunicación entre los intelectuales del continente. En este sentido, la revista ha cumplido una etapa importante para la literatura latinoamericana bajo la dirección de Emir Rodríguez Monegal.
A fines de marzo último el ILARI resolvió que la experiencia, para ser completa y traducir de un modo orgánico el carácter latinoamericano de la revista, debía completarse buscando la forma de acercar su factura intelectual al mismo continente, pasando su dirección y redacción desde París a un país de América Latina. Razones técnicas de distribución aconsejaron, asimismo, mantener la impresión y los servicios generales provisionalmente en París. Esta decisión determina ahora un cambio, tanto en la dirección como en la organización del equipo de redacción que ha venido sosteniendo intelectualmente la publicación.
De ahora en adelante Mundo Nuevo, sin abandonar el diálogo entre los sectores contrapuestos de la literatura y la creación artística continentales, se propondrá horizontes más amplios y objetivos más dilatados, todos ellos en vinculación con los problemas culturales y sociales del continente que se extiende al sur del Río Grande. Importará, para ello, la elección y selección de los temas antes que el nombre de los colaboradores, la calidad y eficacia de los textos –que siempre ha mantenido la revista– antes que la prospección sobre la base de famas o antecedentes. En pocas palabras: será una revista de temas más que de autores, o bien de autores en función de los temas propios de América Latina.
Su propósito esencial será descubrir y presentar esa América Latina que ahora subyace en la modorra de un continente paralizado por estructuras anticuadas y fuera de servicio. Y hacerlo sobre la base de los talentos y capacidades que hoy se ven limitados por la falta de vehículos que den curso normal a sus inquietudes y le permitan establecer la comunicación adecuada con el resto de los medios intelectuales de los distintos países donde se produce y laborea con iguales inquietudes.
Nuestro continente se duele habitualmente de las generalizaciones y abstracciones, mientras los problemas subsisten sin ser abordados, rodeados de excusas y slogans, de «tomas de partido» que pretenden justificar la elusión de los análisis serios. La creación artística, la problemática humana de las vastas comunidades que cada día sueñan con soluciones siempre frustradas, la actividad cultural amplia sujeta a coerciones y censuras, o simplemente inerte ante la falta de medios para expandirse, son algunos de los muchos temas que constituirán la línea esencial de preocupaciones de Mundo Nuevo en esta nueva etapa.
Pero esencialmente, Mundo Nuevo intentará confrontar los problemas centrales que encara América Latina e interpretar y documentar la inquietud constante y renovadora de las nuevas generaciones que hoy comprenden casi la mitad de la población que mora al sur del Río Grande. Tratará, con los medios documentales disponibles, de servir de levadura para despertar la conciencia por nuestros acuciantes problemas, que parecen a veces transcurrir sin que un eco de preocupación seria y sólida despierte la vocación transformadora a la que están llamadas las nuevas generaciones.
Para todo ello contará con un equipo continental coordinado desde Buenos Aires, donde se adoptarán las decisiones acerca del contenido y carácter de los índices que la revista presentará en lo sucesivo a sus lectores. El grupo de colaboradores y representantes permanentes de la revista abarcará las áreas principales del continente y, merced al constante y fecundo diálogo de amigos y participantes, procurará presentar no sólo los temas de especulación que procedan de la visión de su dirección, sino que de un modo más amplio sus puertas estarán abiertas a todas las iniciativas sujetas al diálogo creador, sin distinciones de procedencia.
