Citius Altius Fortius
Madrid, 1959
 
tomo I, fascículo 1
páginas 71-77

Friedrich Karl Mathys

El yiu-yitsu, arte europeo

En 1902, un japonés que cursaba estudios en Nueva York, el profesor Katsukuma Higashi, fue atacado por unos bandidos. El japonés, no obstante su delgadez y su enjuta armadura, no vaciló un instante en defenderse contra una veintena de asaltantes, a los que puso fuera de combate. Uno de ellos pagó incluso la agresión con su propia vida. Inmediatamente, la noticia de la heroica hazaña del pequeño profesor se difundió por toda la ciudad de Nueva York. La policía, especialmente, se interesó mucho por su técnica defensiva, que trató de apropiarse a continuación. De esta forma hizo su triunfal entrada en el mundo la autodefensa sin armas, de la que no tardaría en apoderarse la leyenda.

La leyenda

Su fértil imaginación hizo que los entrenadores del Sol Naciente encontraran una poética explicación de los orígenes del yiu-yitsu. Según ellos, su técnica se basa en una tradición bimilenaria. Cuentan que, en cierta ocasión, un Emperador quitó su sable a un samurai, es decir, a un miembro de la clase de los caballeros, para castigar su mala conducta. Así humillado, el noble sólo disponía, para defender su vida y su honor, de sus propias fuerzas. Ahora bien, cierto día de invierno, observó que el peso de la nieve quebraba las ramas fuertes de los árboles, en tanto que las pequeñas se desembarazaban de la carga plegándose y volviendo luego a la [72] primitiva posición. La observación de este fenómeno sugirió al samurai la idea de una nueva forma de lucha, cuyo principio era explotar las fuerzas del adversario para perderle, o, dicho en otros términos, vencer cediendo. La nueva técnica se difundió poco a poco entre los samurai, que se obligaron a guardar el secreto.

El profesor Uchida luchando contra cinco coreanos
Fig. 1. El profesor Uchida luchando contra cinco coreanos. Dibujo japonés de hacia 1900.

Un deporte chino

Sin embargo, después de comprobar los hechos históricos, resulta que Japón sólo conoció el yiu-yitsu hacia la mitad del siglo XVII. Los mismos japoneses confiesan que fueron los chinos quienes les transmitieron el yawara (la voz dulce), pues tal es el nombre original de yiu-yitsu, y que ellos no hicieron otra cosa que perfeccionarlo. El boxeo tuvo un lugar destacado entre los chinos, que cultivaron dos géneros. [73] El t'aikih se distinguía por sus movimientos lentos y rítmicos, con una apropiada técnica respiratoria. Este estilo no admitía ni los grandes esfuerzos ni los movimientos rápidos o violentos. Procedía, a su vez, del shaolin, juego de boxeo ritual cuyos orígenes se remontan al año 500 a. J. C.

Dibujos de Alberto Durero, Hoplodidaskalia
Fig. 2. Dibujos de Alberto Durero, Hoplodidaskalia, 1512.

El t'aikih existe todavía. Sus ejercicios delatan un estrecho parentesco con el yiu-yitsu. Hagamos constar, de paso, que un japonés, residente en China durante largos años, fue el que introdujo el t'aikih en su patria. [74]

Influencia europea

Hacia la mitad del siglo XVI Japón entró en contacto, por primera vez, con los europeos. En 1554, unos náufragos portugueses pisaron suelo japonés cerca de Kagoshima, no tardando en iniciarse un animado tráfico entre los príncipes japoneses y los grandes navegantes que fueron los lusitanos. No se hicieron esperar los misioneros y los portugueses tomaron parte en revueltas internas cuyo teatro fue el Japón. El primer embajador japonés desembarcó en Lisboa, en 1585, y ya en 1593 había más de 40.000 cristianos japoneses. Muy pronto, empero, se hizo sentir la reacción, fomentada por los sacerdotes de Shinto, que acabó en guerra religiosa contra los cristianos japoneses y los misioneros que fueron a convertirlos. En medio de estos combates entró en liza otra potencia europea, Holanda, que, con el evidente propósito de suplantar a los portugueses en la privilegiada posición que habían éstos conquistado en la isla, se puso del lado japonés en el conflicto.

El cuerpo a cuerpo en la Edad media

Correspondió a los marinos de ambos países, grandes luchadores, dirigir los combates del lado europeo, y cabe en lo posible que de ellos aprendieran los japoneses los detalles de una técnica que Occidente conocía mucho antes de su encuentro con las lejanas islas del Sol Naciente. Es, incluso, posible que los marinos holandeses tuvieran a bordo el auténtico manual para enseñar este arte; es decir, la obra publicada en Amsterdam, en 1674, por su compatriota Nicolás Petter, luchador de fama y comerciante de vinos, con el título de Klare Onderrichtinge de vortreffliycke Worstellkonst, Uytgevonden door den wytberoemden en vermarden Worstelear (Enseñanza clara del excelente arte de luchar inventado por el célebre y famoso luchador…). [75]

Presa de antebrazo con ayuda de zancadilla. Xilografía del libro Ringkunst, de Fabián von Auerswald, 1539
Fig. 3. Presa de antebrazo con ayuda de zancadilla.
Xilografía del libro Ringkunst, de Fabián von Auerswald, 1539.

Petter era un atleta y quiere la leyenda que tuviera tan poderoso el soplo que rompía los vasos de vino gritando en su interior. Su obra está ilustrada con excelentes grabados de Romeyn de Hooghe, que nada tienen que envidiar a los manuales de yiu-yitsu contemporáneos. En ellos se pueden apreciar trucos para estrangular al adversario, para torcerle el brazo, zancadillas, maneras de desarmar a los agresores provistos de puñales o de bastones, &c. Es decir, todos los procedimientos esenciales del combate cuerpo a cuerpo. Digamos, de paso, que, cuando el pedagogo alemán J. F. Lürmann reeditaba, en 1814, el libro de Nicolás Petter, el padre de la gimnasia alemana, Jahn, dirigió violentas críticas contra «un libro tan absurdo que enseña contorsiones a la juventud!».

Típica llave de yiu-yitsu, tomada del libro Ringerkunst, 1674, por Nicolás Petter
Fig. 4. Típica llave de yiu-yitsu, tomada del libro Ringerkunst, 1674, por Nicolás Petter.
Grabado en cobre de R. de Hooghe.

Alberto Durero

El libro de Petter no es el único en atestiguar que el yiu-yitsu, o una técnica análoga de luchar, era familiar a los europeos con anterioridad a su encuentro con los japoneses. Alberto Durero, según testimonio de su amigo Joachim Camararius, rector del Gimnasio de Nuremberg, se complacía en dibujar figuras de luchadores y esgrimidores. Pero los [77] dibujos desaparecieron y sólo las investigaciones de los últimos decenios han permitido identificar como obra de Durero (1471-1528) las ilustraciones de un manuscrito de lucha y esgrima conservado en Viena. En dichos dibujos se reconocen claramente varias artimañas de yiu-yitsu. Pero la técnica defensiva que nos transmitió, fue encontrada por Durero en una obra anterior, fechada en 1443, titulada «El Libro de Esgrima», manuscrito del Maestro Hans Talhoffer, que se conserva en la Biblioteca de Munich. También se remonta a la misma época que los dibujos de Durero el libro intitulado «Arte de la Lucha» (Ringkunst) de Fabian von Auerswald, impreso en Wittenberg, 1539, cuyas ilustraciones son de una claridad y precisión tales, que parece obligado atribuirlas a Lucas Cranach o, quizá, a uno de sus discípulos. También en éste se encuentran a cada paso los procedimientos del yiu-yitsu japonés.

Como quiera que sea, es lícito afirmar que, muy probablemente, muchas de las técnicas del cuerpo a cuerpo que pasan por ser invenciones japonesas fueron conocidas y cultivadas en Europa desde la Edad Media.

Dr. Friedrich Karl Mathys

Imprima esta pagina Informa de esta pagina por correo

www.filosofia.org
Proyecto Filosofía en español
© 2014 filosofia.org
Citius Altius Fortius
Deporte
1950-1959
Hemeroteca