Filosofía en español 
Filosofía en español

Jorge Luis Borges en Madrid, cuarenta años después,
31 enero-4 febrero 1963, según el ABC


ABC · Madrid, jueves 24 de enero de 1963 · pág. 55.

Convocatorias para hoy

A las seis.— Instituto de Cultura Hispánica. Profesor A. Borello: “La prosa de Jorge Luis Borges”.


ABC · Madrid, viernes 25 de enero de 1963 · pág. 53.

Próximo viaje de Jorge Luis Borges a España

En la cátedra “Ramiro de Maeztu”, del Instituto de Cultura Hispánica, ha pronunciado una conferencia acerca de “La prosa de Jorge Luis Borges” el profesor de la Universidad de Cuyo (Argentina), don Rodolfo A. Borello. En su disertación, el señor Borello hizo un análisis de las características de estilo de la prosa de Borges, relacionando esas notas con su visión del mundo y con sus ideas del arte de escribir. Así, con respecto al vocabulario, dijo que Borges muestra una evidente pobreza de adjetivos, fruto de una disminución paulatina, desde su primer libro hasta el último. La mayor parte de sus imágenes –añadió– persiguen la intención de mostrar que el mundo está en manos del caos, que la realidad que nos rodea tiene vida propia y no podemos hacer nada para dominarla. Al referirse a las figuras retóricas, afirmó que Borges las utiliza siempre con una intención significativa más que expresiva, ya que considera que lo semántico está por encima de lo estético. Terminó diciendo que Jorge Luis Borges es una especie de poeta que escribe en prosa, puesto que es casi imposible separar lo dicho, las ideas comunicadas, de la manera en que está dicho. Por último, el señor Borello anunció la llegada a España de Jorge Luis Borges a finales del próximo mes de febrero.


ABC · Madrid, domingo 27 de enero de 1963 · pág. 69.

Buenos Aires. El jueves llega a Madrid Jorge Luis Borges

Buenos Aires 26. (Crónica de nuestro corresponsal, recibida por “telex”.) Jorge Luis Borges, el gran escritor argentino, llegará a Madrid en avión el jueves por la mañana. Hasta este momento anduvo indeciso entre emprender viaje o no. La ola de frío intensísimo que viene asolando a Europa, desde hace tiempo, lo tenía amedrentado. Piénsese que por su escasa visión ha de viajar con su madre, doña Leonor Acevedo de Borges, de avanzada edad, y no quería exponerla a los rigores de un invierno implacable. Por fin hoy se resolvió a aceptar la invitación que le ha hecho llegar, por intermedio del escritor Fernando Quiñones, nuestro Instituto de Cultura Hispánica.
Desde Madrid, Borges seguirá a Francia, luego a Suiza, Inglaterra, Escocia, para estar de retorno en Buenos Aires a mediados de marzo. Esta visita a España del autor de La muerte y la brújula movió mi interés periodístico, y esta mañana hemos conversado con él más de una hora en un café de la calle Florida, solitario y fresco, donde su palabra era como un susurro interminable. Dejemos que él nos cuente qué se propone hacer en Madrid y qué recuerdos guarda de nuestra ciudad de su anterior estancia en ella, allá por el año 19.
—Voy a Madrid –comienza diciéndonos– con una ilusión vivísima, por lo que quiero expresar mi gratitud, en primer término, a esa noble entidad que hace posible mi viaje. Estaré en Madrid cuatro días, y en este tiempo pronunciaré cuantas conferencias pueda: En el Ateneo, en el Instituto de Cultura Hispánica, en Amigos de la Unesco y no sé si en algún otro lugar. Los temas de mis disertaciones serán seguramente “Literatura celta”, “Lunario sentimental”, “Leopoldo Lugones”, “Literatura fantástica”, “Literatura gauchesca” y algún otro punto que pueda surgir sobre el terreno.
Me preguntaba usted antes qué recuerdos conservo de aquel Madrid de mis veinte años. Inolvidables y gratísimos. Había entonces en Madrid tertulias literarias a diestro y siniestro: Pombo, El Colonial, Levante, La Granja, La Elipa, Lión D'Or... Yo conocí algunas de ellas, pero pronto hice mi elección: El Colonial, en la que era principal figura ese hombre cordialísimo y egregio escritor que se llama Rafael Cansinos-Asséns. Me gustaría que dijera usted que uno de mis deseos más vehementes, tan pronto llegue a Madrid, ha de ser dar un abrazo a este gran amigo mío, que tuvo la paciencia, de aguantar todos mis ensueños de muchacho y pasarlos por su cultura prodigiosa, lo que hizo que recibiera de él enseñanzas y orientaciones estéticas de un valor inapreciable para mí en aquellos días.
Yo no sé si el Madrid literario seguirá como en aquel tiempo. Me imagino que sí. La facundia y la riqueza imaginativa del español son inagotables, gracias a Dios. Entonces nos pasábamos noches enteras discutiendo sobre la metáfora, sobre la rima, sobre el ultraísmo (recién nacido), sobre el creacionismo, sobre literaturas orientales, sobre todo lo que tuviese como único fin expresar la belleza, aun con las formas verbales más peregrinas y esotéricas.
—Borges, quisiera preguntarle una cosa. Su obra literaria sigue cuatro rumbos: la poesía, el cuento, el ensayo y la crítica. ¿Por qué no la novela ni el teatro?
—Fundamentalmente, por haraganería. Eso de tener que llenar cientos y cientos de páginas antes de ver concluida una novela, que de verdad merezca el nombre de tal, es algo que me abruma y que mi voluntad no resiste. Además, y esto se lo digo con entera franqueza, estoy persuadido de que yo no podría dar cima a un relato de larga extensión. En el cuento me hallo más a mi gusto. Lo veo de golpe, en su principio y fin, y eso alienta mi pereza. Con respecto al teatro, le diría algo por el estilo. Son muchas cosas interesantes las que tienen que suceder en una buena comedia para que uno intente urdirla con cierta comodidad y descanso.
—Dígame, Borges, ¿qué dos poetas clásicos españoles son sus preferidos?
—Fray Luis y Lope.
—¿Y modernos?
—Antonio y Manuel Machado.
—Muchos se han preguntado cómo un hombre de su condición espiritual quiso y logró entrarse tan a fondo en la vida del arrabal porteño, hasta el punto de que el tango tiene en usted a su apologista más fervoroso. ¿A qué obedece este fenómeno?
—Obedece a que en el pueblo de mi ciudad yo encontré siempre una gracia, una hermosa realidad viva, que no tiene nada que ver con la que se ofrece en los sainetes de “malevos, gallegos y gringos”, de un Vacarezza, por ejemplo. Vacarezza escribió siempre en broma, con mucha chispa, pero en broma, sin tocar en esa veta prodigiosa que es el alma del pueblo.
—Nada más, querido Borges. A Madrid ahora, y que los aires sutiles del Guadarrama le sean leves. Buen viaje.– Pedro MASSA.


ABC · Madrid, jueves 31 de enero de 1963 · pág. 51.

Hoy habla en Madrid Jorge Luis Borges

El ilustre hispanista y escritor argentino don Jorge Luis Borges pronunciará, a las siete y media de esta tarde, una conferencia sobre “La metáfora”. El acto se celebrará en el salón de actos del Ateneo de Madrid.


ABC · Madrid, viernes 1 de febrero de 1963 · pág. 47.

Jorge Luis Borges, otra vez en España

En 1961 un Jurado europeo concedió el primer premio Formentor a dos escritores. Uno era Samuel Beckett, el otro pertenecía al más austral de los países americanos –la Argentina–, y se llamaba Jorge Luis Borges. El destino unía como en un círculo perfecto el comienzo de una tarea literaria con la plenitud creadora de uno de los más acabados prosistas actuales de lengua española. Porque Borges, ese casi desconocido inventor de universos fantásticos, ese poeta erudito y sentimental, ese escritor para escritores, había comenzado su vida literaria en Madrid, en 1918..., y desde España llegaba para él la consagración internacional cuarenta y cinco años más tarde.
Poco después de la primera guerra mundial, cuando cada mañana lanzábase sobre “el hipopotámico público” un nuevo movimiento estético, Borges terminaba sus estudios en Suiza y llegaba a Madrid, donde escribió y “metaforizó” hasta fines de 1921. Junto a Rafael Cansinos Assens, Guillermo de Torre y el inolvidable Ramón Gomez de la Serna, colaboró en las hoy inencontrables revistas que fundaron el ultraísmo español: Grecia y Ultra. Más tarde Borges llevaba al Plata la enfermedad vanguardista, y en unos años se perfila la llamada generación de 1925 argentina, a Ia cual pertenecieron Güiraldes, Mallea, Bernárdez, Roberto Arlt y Ezequiel Martínez Estrada.
Borges, sin embargo, conciencia lúcida y alerta, de jefe del movimiento pasa ya en su primer libro a ser uno de los heterodoxos del grupo. En el silencio y la soledad (como el héroe joyceano), y durante treinta años, erige una obra a cuyo análisis se han dedicado ya media docena de libros en varios países. Todos sus escritos cabrían cómodamente en un solo volumen de poco tamaño, y puede decirse sin énfasis que la crítica supera ampliamente la materia comentada. ¿Cuál es el mundo de este escritor argentino que atrajo la atención de críticos como Amado Alonso, Robert Kemp, Etiemble, Drieu La Rochelle, Marcel Brion, Jarnés, Nadeau? Los temas que atraen a Borges son los de un filósofo, no los del escritor fantástico: el tiempo (y su contrapartida, la eternidad), la existencia de Dios, el destino del hombre, la muerte, la naturaleza del mundo... Pero eso no lo ha alejado del hombre real; junto a esta alerta conciencia intelectual palpita siempre en su obra la emotividad contenida y densa de un ser que sufre el paso del tiempo, que espera , la muerte con silenciosa y combativa ternura.
Borges toma sus hilos y argumentos de donde quiere: ha hecho realidad lo que escribió hace tiempo cuando lo interrogaron sobre la tradición argentina: “Nuestra tradición es toda la cultura occidental, creo que nuestra tradición es Europa y creo también que tenemos derecho a esa tradición”. Por sus páginas pasan filósofos hebreos, el Minotauro y Schopenhauer, Berkeley y Martín Fierro, Don Quijote y los bucaneros de Stevenson. Su modelo de escritor es Quevedo, de quien dijo que constituye por sí solo toda una literatura. Del autor de El Buscón tiene Borges la densidad y la brevedad: su estilo posee la perfección de lo definitivo, y pocos creadores actuales podrían parangonársele en esta ahincada justeza expresiva, donde jamás falta ni sobra una línea, una coma o un adjetivo.
Es probable que varios de sus cuentos merezcan el calificativo de “obras maestras”; así “El Inmortal”, “El Sur” y varios otros. Hoy basta destacar una sola, que intenta y casi triunfa en una empresa inhumana, diabólica, a fuerza de soberbia: dibujar todo un universo fantástico, con su geografía, sus lenguas y dialectos, sus mares y cielos, sus ideas, sus filosofías, y sus tigres, en poco más de veinte páginas. “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” aterra como ficción sin par, no ya por la riqueza creadora, sino por las grandes posibilidades de insertarse en el mundo real, de formar parte de nuestra existencia cotidiana.
El autor de “Ficciones” y “El Aleph” ha escrito un tomo de poemas y varios volúmenes de notas críticas (así, por ejemplo, sus “Antiguas Literaturas Germánicas” o su “Zoología Fantástica”). Y, tocando temas que nada tienen que ver con su patria o su continente, Borges ha continuado siendo profundamente argentino; ya hable de un emperador chino, de la lotería babilónica, de Judas y sus versiones, o lanzado a refutar la existencia del tiempo, Borges no ha dejado de caminar por las calles de Buenos Aires. De ellas ha hablado, traducido al inglés, el alemán, el italiano y el francés; tema de tesis doctorales en Alemania o Estados Unidos, Borges ha llegado a Madrid para revivir sus años del café de Pombo y disertar sobre literatura céltica y Lugones; literatura fantástica y gauchesca.

La llegada a Madrid
“Tengo la sensación de haber estado siempre en España”

Ayer por la mañana, a las ocho y media, llegó al aeropuerto de Barajas el escritor argentino Jorge Luis Borges, que viene a España invitado por el Instituto de Cultura Hispánica. Le acompaña su madre, doña Leonor Acevedo de Borges.
El escritor que como es sabido tiene muy mermado el sentido de la vista, descendió del avión con paso vacilante apoyándose en un bastón. Vestía un abrigo azul y cubría su cabeza con una boina negra. Al pie de la escalerilla le saludaron representantes de la Embajada argentina; el académico, D. Luis Rosales y los escritores D. José María Souvirón y D. Fernando Quiñones. Poco después, en el vestíbulo del aeropuerto, hizo unas declaraciones para la Ultima hora de la Actualidad de Radio Nacional.
Estoy infinitamente conmovido –dijo– por este hecho de volver a España al cabo de cuarenta años. Pero se está produciendo en mí un efecto curioso. Me parece menos raro estar en España, donde viví durante tres años, y todo lo que me ha sucedido mientras tanto, el hecho de que los años hayan pasado. De modo que tengo, ante todo, la sensación no sólo de volver, sino de seguir estando; de haber estado, de algún modo, siempre en España.
Con respecto a su actual labor literaria, indicó que estaba trabajando en algunos poemas. “Mejor dicho –aclaró–, esos poemas me están trabajando, ya que la poesía no depende de uno. La poesía le elige a uno muchas veces, como en el caso mío, y le elige mal, porque otros podrían hacer mis poemas mucho mejor que yo. Pero, en fin, tengo que someterme a esa presión secreta del ánima.”
Afirmó también que era muy difícil hablar del movimiento literario argentino porque Buenos Aires –son sus palabras–, “no es una ciudad de movimientos ni de cenáculos. Estamos todos un poco solos; acaso un poco peleados, distanciados, pero trabajamos para lo mismo. Quisiera recordar en este momento el nombre de Adolfo Bioy Casares y Miguel Echevarne y el nombre de un admirable cuentista, Manuel Peiró. Pero no deseo citar más nombres porque lo que siempre se nota en las listas son las omisiones y no las inclusiones y las omisiones, si las hubo, son involuntarias”.
Borges permanecerá cuatro días en España. Desde Madrid marchará a Francia y a Suiza y luego, invitado por el Consejo Británico, visitará Inglaterra y Escocia. Piensa estar de regreso en su patria a mediados del próximo mes de marzo.

Conferencia en el Ateneo

Anoche pronunció una conferencia en el Ateneo el ilustre escritor argentino don Jorge Luis Borges. Habló de “La metáfora”. Comenzó el conferenciante refiriéndose al concepto de metáfora expuesto y defendido poéticamente por Leopoldo Lugones a principios de siglo, y repite las ideas del poeta argentino acerca del número teóricamente infinito de metáforas posibles. Pasa seguidamente a analizar los esquemas de las metáforas tradicionales, que reduce a unos pocos grupos: ojos-estrellas; tiempo-río; sueño-vida, y documenta su afirmación con variados y bellos ejemplos de épocas y culturas diversas.
Se refiere también al momento ultraísta, de apasionado culto a la metáfora libre y creadora, considerada entonces como única razón del poema, y apunta su disconformidad con esta actitud, que fue la del propio Borges hace cuarenta años. En la actualidad opina que el número de metáforas es limitadísimo y sólo el sentimiento personal, manifestado por medio del ritmo, hace posible que sea nuevo y sorprendente, al tiempo que poéticamente eficaz, un elemento que pertenece a la tradición.
Asistieron a la conferencia don Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información; don Carlos Robles Piquer, director de Información; don Gregorio Marañón, director general de Cultura Hispánica; señor Suárez de Puga, director general del Instituto de Cultura Hispánica: numerosísimos académicos, agregados culturales y de la Embajada argentina, encontrándose el salón de actos completamente abarrotado de público. El conferenciante habló hondamente emocionado.
Esta tarde, a las seis y media, hablará Jorge Luis Borges, en el Instituto de Cultura Hispánica, sobre “La literatura fantástica”.


ABC · Madrid, sábado 2 de febrero de 1963 · pág. 49.

Conferencia de Jorge Luis Borges sobre «La literatura fantástica»

El ilustre escritor argentino don Jorge Luis Borges pronunció ayer por la tarde una conferencia sobre el tema «La literatura fantástica», en el Instituto de Cultura Hispánica. Tomaron asiento en la presidencia el embajador de la Argentina; el subdirector del Instituto, don Pedro Salvador, don Luis Rosales y don José María Souvirón. Hizo la presentación del orador don Fernando Quiñones, quien, con luminosas frases, dijo que Jorge Luis Borges es un escritor al que puede aplicársele esta palabra en toda su pureza. Este hombre es una babel entendida y en buen orden.
El escritor argentino, gran conocedor de la materia tratada, habló, con voz pálida y sin consultar una sola nota. Comenzó diciendo que la literatura fantástica era un tema acaso infinito, pues dentro de ella hay algunos temas que siempre se repiten. Las especies fantásticas se crean uniendo elementos comunes.
El primer tema de la literatura fantástica es el de la metamorfosis. Ovidio dice que la mayor metamorfosis fue la primera. Otro tema es el de las profecías. Un ejemplo está en el «Tratado de adivinaciones», de Cicerón. Y una forma de la profecía es la que está vinculada a los sueños. Al hablar de los sueños es necesario citar el libro de las «Mil y una noches».
La literatura fantástica también habla de la invisibilidad. Así, la novela «El hombre invisible», de Wells. Y no hay que olvidar el tema de los objetos mágicos, ni tampoco el de los juegos, que está muy relacionado con el de las profecías.
Yo he ensayado el género de los cuentos fantásticos, y siempre he tenido que volver sobre los mismos asuntos. El problema de la literatura fantástica está muy unido con el de las limitaciones que ofrece y crea una serie de símbolos. Podría pensarse que toda la literatura es fantástica en algún modo. En realidad, podríamos preguntarnos si nuestra vida pertenece a la literatura real o a la fantástica.
Don Jorge Luis Borges fue despedido con una prolongada ovación por parte del público que llenaba el salón de actos del Instituto de Cultura Hispánica.


ABC · Madrid, domingo 3 de febrero de 1963 · pág. 69.

Don Jorge Luis Borges habla de «La poesía de los celtas»

El insigne escritor argentino don Jorge Luis Borges, pronunció ayer su tercera conferencia en Madrid. Esta vez habló, sobre «La poesía de los celtas», en los locales del Instituto Municipal de Educación, en acto organizado por el Club de Amigos de la U.N.E.S.C.O. Ocuparon la presidencia, junto con don Primitivo de la Quintana, presidente del Club, el general Lagos, embajador de la República Argentina; don Gregorio Marañón, director general de Cultura Hispánica; el director general de Relaciones Culturales, señor De la Serna; el académico don Luis Rosales, y otros directivos del Club.
Don Primitivo de la Quintana dijo unas palabras para subrayar la gran satisfacción que sentía por el hecho que fuera don Jorge Luis Borges quien inaugurara el programa de actividades culturales del Club de Amigos de la U.N.E.S.C.O. en Madrid.
Seguidamente el académico don Luis Rosales hizo la presentación del conferenciante, resaltando su condición de escritor representativo de nuestra época.
Don Jorge Luis Borges habló durante cuarenta y cinco minutos con voz cálida y dulce ademán. Escaso de vista, mantuvo la mirada perdida todo el tiempo de su disertación. Las trescientas personas que llenaban el salón siguieron la conferencia con singular interés y silencio.
Comenzó refiriéndose a la ocupación que hicieron los celtas de buena parte de Europa. Hay que detenerse en el caso de Irlanda, pues consiguió salvar dos cosas: la cultura griega y además, gracias a ella, se conservan la lengua, la poesía y la mitología celta. En ninguna parte del mundo occidental se dio una organización de la vida literaria como en Irlanda y en Gales. La carrera de poeta duraba doce años y tenían que someterse a exámenes periódicos. Al principio, en los países celtas, los poetas estaban considerados como magos. Hubo uno del que se llegó a decir que sus versos producían ronchas en la cara. Toda la poesía estaba clasificada. El aprendiz no podía utilizar cualquier metro ni tratar todos los temas. El poeta tenía que conocer la historia verdadera y la legendaria, y estaba obligado al estudio, del derecho. Llegaron a ser un peligro para el Estado.
La poesía celta es de una extraordinaria delicadeza, si bien es verdad que hay textos incomprensibles por haberse perdido parte del material necesario para analizarlo. Uno de los temas preferidos era el de los navegantes.
Hay metáforas que se encuentran en poesía celtas y escandinavas. En aquel tiempo se creía que la forma sublime de este género literario era la epopeya.
El movimiento romántico no sólo fue un estilo literario, sino también un estilo vital. Vino a ser como una exacerbación de los sentimientos, principalmente de la melancolía.
Terminó Borges su disertación manteniendo la opinión de que la poesía de los celtas interesará siempre, porque es un tipo de poesía que se dará perdurablemente. Recibió una prolongada y sincera ovación.

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Hoy, a las siete y media, el escritor argentino hablará en la sede de la Asociación Española de Cooperación Europea (José Antonio, 43) sobre el tema «Poesía gauchesca».

Almuerzo de homenaje

El director del Instituto de Cultura Hispánica, don Gregorio Marañón, ha ofrecido a mediodía de hoy un almuerzo en honor del ilustre escritor argentino don Jorge Luis Borges.
Asistieron el embajador de la Argentina, don Julio Alberto Lagos; los académicos don Melchor Fernández-Almagro, don Gerardo Diego, don Vicente Aleixandre, don Rafael Lapesa y don Luis Rosales; don Francisco Trusso, subsecretario argentino de Educación; don Alfonso de La Serna, director general de Relaciones Culturales; don Carlos Robles Piquer, director general de Información; don Guillermo de Torre, don Primitivo de la Quintana, don Iván Ivanissevich, don Julián Marías, don Rafael Gasset, don Manuel Aguilar, don Bartolomé Mostaza, don Juan Fernández Figueroa, don Rodolfo A. Borello, don José Vicente Puente, don Fernando Quiñones y alto personal del Instituto de Cultura Hispánica.
Al final, don Gregorio Marañón pronunció las siguientes palabras:
«Es un honor para él Instituto –honor alegre y entrañable– el que nuestro huésped sea Jorge Luis Borges. Oí su conferencia del jueves en el Ateneo, esa deliciosa metáfora de las metáforas. Y mucho sentí no estar ayer aquí y no haber podido asistir a su magistral lección desde la tribuna de éste Instituto, pero estaba en Valencia, firmando con su alcalde los terrenos donde se levantará, próximamente el Colegio Mayor «Luis de Santángel». Ha sido un acto de fecunda hispanidad. Dice Borges en uno de sus maravillosos poemas, cantando a Buenos Aires: «La juzgo tan eterna como el agua y el aire». Eso es la Hispanidad: eterna como el mar y el viento. Levantemos nuestra copa en honor de este gran soldado de esa fina y sublime hispanidad que son Argentina y España.
Don Jorge Luis Borges agradeció con emocionadas frases el homenaje que se le tributaba.


ABC · Madrid, martes 5 de febrero de 1963 · pág. 51.

En honor de Jorge Luis Borges

El embajador de la República Argentina, teniente general don Julio Alberto Lagos, y su esposa, ofrecieron, el domingo por la tarde, una recepción en su residencia del paseo de Eduardo Dato en honor del escritor don Jorge Luis Borges. Asistieron, entre otras muchas personalidades, el subsecretario argentino de Educación, don Francisco Eduardo Trusso; el asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores de aquel país, doctor Guillermo Lousteau; los embajadores de Francia y de Suiza y los agregados culturales de Alemania y de Inglaterra; la actriz argentina Berta Singerman; el rector de la Universidad de Madrid, don Segismundo Royo Villanova; el director general de Relaciones Culturales, don Alfonso de la Serna; los marqueses de Luca de Tena; el director de “Arriba”, don Sabino Alonso Fueyo; el presidente de la Sociedad General de Autores de España, don Joaquín Calvo Sotelo; don Vicente Aleixandre, don Rafael Lapesa, don Luis Rosales y don Antonio Buero Vallejo.


ABC · Madrid, miércoles 6 de febrero de 1963 · pág. 51.

Jorge Luis Borges tabla de “Poesía, gauchesca”

El domingo por la tarde pronunció una conferencia sobre “Poesía gauchesca” el ilustre escritor argentino Jorge Luis Borges. El acto estaba organizado por la Asociación Española de Cooperación Europea (A.E.C.E.).
Inició el acto, con unas palabras de ofrecimiento en nombre de los directivos de la Asociación, el secretario en funciones de la A.E.C.E., don Carlos María Bru.
Jorge Luis Borges hizo ver cómo el amor a la libertad es la fuente de la épica gauchesca. Significó el gran aliento épico, de orden civil, y contrario a toda suerte de abusos, que resplandece en “Martín Fierro”, el gran poema de Hernández. Hizo, respecto de este poema, un detenido y sagaz análisis, desde su fundamentación de hecho hasta su construcción poética, y esmaltó su disertación con el recitado, magistral y vibrante, de varias estrofas de “Martín Fierro” y otros poemas gauchescos.
El valor clásico de Martín Fierro –dijo– radica en que el personaje se impuso al autor y determinó la factura literaria del poema, del mismo modo que ocurrió con el “Quijote”. Los escritores argentinos interpretan y buscan derivaciones, a veces contradictorias, del personaje del poema, lo cual demuestra precisamente su vivencia perdurable.

El escritor argentino, a París

Salió para París el director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, el ilustre escritor argentino D. Jorge Luis Borges, que, invitado, por el Instituto de Cultura Hispánica, ha permanecido cuatro días en Madrid pronunciando varias conferencias.