Filosofía en español 
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Universidad Autónoma de Madrid

Los filósofos, proscritos

El Departamento de Filosofía de la Autónoma de Madrid no levanta cabeza. La autoridad académica ha rechazado ahora el nombramiento de tres profesores.

En el nivel universitario “la estructura departamental será la base de la enseñanza, la investigación y la carrera”. Este principio, recogido en la ley General de Educación y concretado en las directrices de política universitaria emanadas del Consejo de Rectores ya en la etapa ministerial de Villar Palasí, no parece haber sido llevado a la práctica con gran entusiasmo.

Un caso especialmente grave de política antidepartamental lo constituye, desde hace tres años, el de Filosofía de la Universidad Autónoma madrileña. Su historia de suspensión de actividades, cierres y obstáculos lleva camino de batir las mejores marcas.

Clausurado por varios meses el curso 1971-72, el Departamento sólo reanudó su actividad académica después de que varios de sus profesores fueran apartados de la enseñanza. Se rescindieron algunos contratos, y a otros docentes se les aconsejó dedicarse a la investigación, con prohibición expresa de acercarse a los alumnos.

Renovado el equipo del Ministerio, sustituido también el rector, en este curso hubieran podido soplar nuevos aires para el Departamento de Filosofía. Fue un espejismo. El 19 de septiembre pasado el director propuso los nombramientos de Javier Sádaba, Fernando Fernández Sabater y Pedro Rivas, como profesores. Incluso contó con ellos a la hora de programar los horarios de clases, sin que las autoridades académicas pusieran impedimento alguno. Sin embargo, días más tarde le fue comunicado al Departamento que las propuestas de nueva contratación de estos profesores habían sido rechazadas.

Setenta alumnos –elevada cifra, si se tiene en cuenta que la especialidad de Filosofía no se cuenta precisamente entre las “masificadas”– firmaron un escrito solicitando explicación a este rechazo. El propio decano del Colegio de Licenciados de Madrid recabó del director general de Universidades una solución favorable para el caso.

El Rectorado de la Universidad Autónoma facilita ahora una respuesta que no satisface a los alumnos ni a los docentes. Dice el rector que los profesores no admitidos dieron a sus alumnos como “no presentados” en la convocatoria del pasado mes de junio.

Pero se da la circunstancia de que en junio pasado los profesores en cuestión no integraban el cuadro del Departamento de Filosofía. Y en junio de 1972, año en que fueron separados de la docencia, sólo dos de ellos –Sádaba y Ribas– figuraban como encargados de curso, con competencia para firmar actas. “En el caso de los dos profesores que somos aludidos –responden al rector– hemos de precisar, ante todo, que si firmamos las actas con no presentado fue porque los alumnos no se presentaron. En el momento del examen manifestaron que deseaban renunciar al examen escrito.”