Filosofía en español 
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[ Emilio Gómez Nadal ]

Ministerios

El Ministerio de la Cultura

Hace poco más de cuatro meses que el Gobierno del Frente Popular llamó al Partido Comunista a dirigir el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. De entonces acá una política cultural amplia, alejada de todo sectarismo y exclusivismo político, preside y anima la labor docente del Estado español, continuación fiel de la emprendida en este Departamento desde que el Frente Popular asumió las tareas de gobierno.

En esta etapa agitada por los estremecimientos entrañables de la guerra internacional que aflige a España, la Cultura sigue siendo una de las preocupaciones más hondas y presentes en el alma popular española como en el espíritu de sus mandatarios. En este sentido aparecen dos aspectos, dos grandes temas de trabajo: la democratización de la Cultura, llevando a su posesión a los amplios sectores populares alejados hasta ahora de ella, por un cúmulo de obstáculos derivados de seculares privilegios sociales y económicos, y (en una zona más específicamente “de guerra”) el salvamento de los valores permanentes de la Cultura, gravemente amenazados por esa agudización de toda violencia, que es la guerra. En uno y otro sentido, las realizaciones del Ministerio de Instrucción Pública son ya hechos tangibles, y una breve revista de su actividad bastará para probarlo suficientemente.

En la Primera Enseñanza, donde el viejo problema del analfabetismo, por insuficiencia de escuelas y mezquina retribución de los maestros, había adquirido caracteres de aparente insolubilidad, la lucha por la democratización de la Cultura toma perfiles de un dinamismo entusiasta y constructivo: el balance de los últimos cuatro meses arroja la creación de más de cuatro mil nuevas escuelas y la elevación en masa de los sueldos inferiores del Profesorado que pasan de tres a cuatro mil pesetas. Para completar esta mejora, extendiéndola a todas las categorías del profesorado de primera enseñanza, figura en el nuevo presupuesto para 1937 un crédito especial de cuarenta millones de pesetas. En ligazón más directa con la guerra, la protección y cuidado hacia los niños amenazados por la barbarie guerrera del fascismo, se ha manifestado en la evacuación de cerca de sesenta mil niños y su emplazamiento en Colonias escolares a lo largo de la costa mediterránea de Levante; no solamente se ha ocupado el Ministerio de la seguridad física de estos futuros ciudadanos y de que no sufriera interrupción su proceso educativo, sino que ha pensado en su propia condición infantil, organizando para ellos la Semana del Niño dentro del marco tradicional y sentimental de la Navidad, distribuyéndoles medio millón de juguetes y cuatrocientos mil cuentos...

En el grado inmediatamente superior de la enseñanza, en aquello que es como el tránsito hacia la alta cultura, la preparación en los Institutos de enseñanza media, se ha hecho también por abrir de par en par las puertas a las mejores capacidades del pueblo, que las habían encontrado cerradas hasta hoy. Para ello se ha ido a buscar en las escuelas donde estaban las mejores inteligencias del pueblo a los hijos de los trabajadores, creando para ellos becas y pensiones que les liberaran de toda preocupación económica durante sus estudios, tanto a ellos como a sus familias. Completando esta orientación se ha iniciado últimamente la creación de los Institutos para Obreros, el primero de los cuales acaba de ser abierto en Valencia, siendo propósito del Ministerio dejar abiertos seis de ellos en las zonas más típicamente industriales de España dentro de este mismo año. La idea que ha presidido la creación de este nuevo tipo de Institutos ha sido la de habilitar rápidamente mediante cursos intensivos semestrales, nuevas promociones de técnicos en todos los aspectos de la ciencia, extraídos directamente de las agrupaciones sindicales que controlan a las grandes masas de obreros manuales. Así se conseguirá corregir la gran injusticia que confinaba en los grados inferiores de la técnica un gran número de inteligencias despiertas y desaprovechadas.

Con este mismo criterio de lucha intensa en pro de la liquidación del estado general de atraso en que dejaron todos los grados de la cultura los hombres de la etapa anterior, acaban de surgir dos nuevas orientaciones, dos nuevos esfuerzos culturales. Por un lado una organización para la educación premilitar de las juventudes, íntimamente ligada al desarrollo de la cultura física en todos sus aspectos; de otro lado, con las Milicias de la Cultura se emprende, al fin, la campaña de liquidación del analfabetismo que tantos estragos ha producido en las clases campesinas y aun en amplias zonas urbanas.

En este período fundamentalmente dominado por la preocupación de la guerra, no ha sido tampoco descuidada la protección y la defensa de las esencias más profundas de la cultura. La evacuación de Madrid a Valencia de gran número de intelectuales, artistas, profesores y sabios agrupados hoy en la capital provisional de la República, en una Casa de la Cultura, que comienza a manifestarse como un auténtico hogar de los estudiosos; el salvamento de los tesoros artísticos que ha ido acumulando el genio español en los últimos siglos (Greco, Velázquez, Murillo, Goya, &c.); el traslado a sitio seguro de los riquísimos fondos bibliográficos de los archivos y bibliotecas del centro de España, muestran bien a las claras cómo en medio de las preocupaciones guerreras de la hora presente, el Gobierno del Frente Popular y su departamento de Cultura se esfuerzan denodadamente por salvar en lo posible de la destrucción el pasado glorioso y fecundo de España.

El rescate de todos estos inestimables tesoros culturales y la protección en un ambiente de paz y seguridad de los más auténticos valores intelectuales de la España presente, va a producir un exuberante resurgimiento de la cultura española en la etapa próxima de la postguerra, cuando con la profunda reforma de la Universidad y de los altos Institutos técnicos, ya en marcha, sean los hombres más despiertos y con una vocación más acusada los que reconstruyan la España nueva.

Porque nuestro orgullo será siempre laborar por la cultura española sin sectarismo ni partidismo algunos, como continuadores y herederos de las esencias culturales de nuestra Patria.

Nadal