Filosofía en español 
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La cuestión del cinematógrafo y la de la moral de la calle

Joaquín Torres García

Contestación al cuestionario sobre la moral del Cinematógrafo

No tratando ahora de discutir si el cinematógrafo es un invento maravilloso, como algunos quieren, ni si la constante vibración de las imágenes reproducidas resulta molesta o perjudicial para el sistema nervioso, creo, que el cinematógrafo-espectáculo, no es en sí bueno ni malo, pues depende de lo que se haya impresionado en la película. Es más, me parece que hasta es un instrumento utilizable, ya que ha entrado en las costumbres, y es difícil de substituir por otro espectáculo corto. En principio, pues, lo admito, aunque no como viene funcionando con exhibición de escenas que repugnan por ofender directamente a la moral, por la falta de ingenio en las escenas reproducidas, o por ser del gusto más grosero. Las películas cómicas, son pocas las que tienen verdadera gracia, y sí muchas las de pobres recursos tendiendo por exceso a lo grotesco; las históricas, generalmente son sin carácter alguno, y no pasan de un desgraciado espectáculo de comparsería; las únicas que a mi juicio tienen cierto interés, son las de excursiones y viajes, y también podrían admitirse las que nos muestran alguna industria o espectáculo extraordinario, así como también las de información. Modificado así, el cinematógrafo, no creo que deba ser vedado a los niños, antes por el contrario, creo que en él pueden hallar una distracción bien inocente. No cabe duda, sin embargo, de que, moral e intelectualmente, no habrán ganado nada, pues no hay espectáculo más vacío que el del cinematógrafo, pero ya es algo que no pierdan, aparte del valor que pueda tener el que les resulte divertido.

Más difícil me parece responder al segundo grupo de preguntas, por ser la cuestión más compleja. Debería sin duda, colaborar el vecindario a la obra del pedagogo, siempre que este reclamase su ayuda, con el fin de alejar de la proximidad de la escuela todo espectáculo o exhibición inmoral. Pero creo sumamente difícil la creación de estos consejos de barrio, y además, de escasa fuerza. Mejor me parece la creación de una junta municipal pedagógico-estética que obre de acuerdo con el Maestro, sin perjuicio de extender su acción más allá de este punto concreto de la escuela.

J. Torres García