La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Grupos de discusión filosófica
Symploké
Recopilación de cartas
261 a 280
0261 17abr1997 / Carlos Chiari / Un poco de preguntas
0262 18abr1997 / David Teira Serrano / Dos nuevas opciones en la discusión
0263 18abr1997 / Emiliano Fernández Rueda / Historia universal
0264 18abr1997 / Felipe Giménez / Idealismo histórico epicúreo
0265 19abr1997 / Emiliano Fernández Rueda / De nuevo la historia universal
0266 19abr1997 / Emiliano Fernández Rueda / Teodicea
0267 20abr1997 / Felipe Giménez / Teodicea
0268 20abr1997 / Emiliano Fernández Rueda / Relativismo y antropocentrismo
0269 21abr1997 / Felipe Giménez / Gabriel Albiac
0270 22abr1997 / Joaquim Camprubí / Nacionalismo y cultura 3
0271 22abr1997 / Felipe Giménez / Nacionalismo 1
0272 22abr1997 / Javier Pulido Biosca / Re: Nacionalismo 1
0273 23abr1997 / Felipe Giménez / Ignorancia
0274 23abr1997 / Nilo Casares / Aunque no vienen a cuento [Quiliasmo]
0275 24abr1997 / David Teira Serrano / Breve
0276 23abr1997 / Javier Pulido Biosca / En aras de la verdad
0277 23abr1997 / Javier Pulido Biosca / Re: Aunque no vienen a cuento [Quiliasmo]
0278 24abr1997 / Felipe Giménez / Kant
0279 25abr1997 / Emiliano Fernández Rueda / Quiliasmo
0280 25abr1997 / Javier Pulido Biosca / Re: Quiliasmo

Symploké 0261
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 03:11:19 -0400
De: Carlos Chiari / ccho•pty.com
Título: Un poco de preguntas

Estimados Contertulios:

Mi nombre es Carlos Chiari, y soy profesor de Filosofía, en Panamá, ciudad de Panamá. Hasta la fecha me limitaba a leer, con sumo interés, las aportaciones a la tertulia, y ahora quisiera hacer algunas aportaciones, desde ya pidiendo disculpas por un lenguaje no "técnico" de la antropología... sino del que, aunque sea una quimera relativista o subjetiva, "busca la verdad".

1. La falta de distinción que se hace entre Cultura, y Civilización, provocando confusiones en cuanto al a qué se está haciendo referencia.

2. ¿Clasifican los contertulios como religiosos exclusivamente a aquellos que participan de una institución religiosa, ej. Iglesia Católica, Talibanes, &c., o le confieren este término a cualquiera que afirme una trascendencia o un Algo más allá de la materia? (¿Así vaya desde el más vulgar animismo, hasta la más abstracta representación de lo sagrado?)

Pasando al plano estrictamente científico, ¿es el hombre exclusivamente animal? ¿el animal con un sistema nervioso central más desarrollado? ¿Qué es la Ciencia? ¿Un método? ¿Un conocimiento adquirido por éste? ¿Una posición mental subjetiva que valora solo lo que la información "objetiva" (positivista) le puede aportar? ¿o una Búsqueda de las Leyes que rigen la Naturaleza? Si aún los científicos hoy no han podido responder de ninguna manera, salvo con hipótesis, a la pregunta de Qué es la Conciencia, ¿cómo podemos estar "positivamente" seguros de que el Hombre es sólo una realidad animal?

1. Defino Cultura como el quehacer subjetivo o espiritual de un hombre o de un grupo humano (arte, ciencia, política, mística y filosofía); y la Civilización como la plasmación en realidades objetivas de esa cultura (elementos materiales tales como edificaciones, tecnología, instituciones políticas, laboratorios, fábricas, estructuras legales, instituciones religiosas, &c.).

Efectivamente podemos decir entonces que existen Civilizaciones Superiores en cuanto a que con sus elementos se han podido imponer a otras Civilizaciones, o a pueblos que carecieron propiamente de elementos civilizatorios. A que han podido responder y superar los retos históricos de su momento.

Eso no entraña forzosamente una Superioridad Cultural. De hecho, la situación actual, tal como se ve en lo cotidiano, habla más bien de una Civilización cada vez más incapaz de resolver nuevos retos históricos, ante lo cual cada vez más hombres se sumen en fórmulas no-racionales (fundamentalismos, racismos, regionalismos, &c.). A Roma le sobrevino la edad media. A Rheza Palevi, en Irán, le sobrevino el fundamentalismo del Ayatola. ¿Es la sola capacidad de imponerse en un momento dado suficiente como indicador de una Superior Calidad?

En el caso de América pre-hispánica, indudablemente la Civilización Europea ha demostrado en más de 500 años su Superioridad en muchos campos. A alcanzado lo Universal. Sin embargo, tiene en su seno elementos autodestructivos que obedecen más a un problema de Cultura que de Civilización.

Pongo por ejemplo, los valores de Competencia y el Individualismo, por encima de los valores de Cooperación y el Grupo. Civilizatoriamente no hay ningún impedimento para erradicar del mundo la pobreza, y el hambre. Culturalmente sí.

Ahora: Mucho cuidado. El que crea que culturalmente el amerindio tenía "cosmovisión" o "valores" no existentes en Europa, se equivoca. De ser así, Europa no habría contado con el Impulso Subjetivo (Yo prefiero decir Espiritual) para salir de su Edad Media, y para imponerse en el resto del mundo. Quizás a veces les ha faltado ese espíritu romano de incorporar a su cultura los valores más destacados de los pueblos que ha ido encontrando.

(Estoy de acuerdo con Tresguerres: En América, los Aztecas manipularon la religión nahuatl, que decía algo así como "ofrecer el corazón a tu dios", tomándolo al pie de la letra pero con la sutileza de hacerse representar por el sacrificado, de la misma manera que en Europa, en nombre de un Jesús que enseñó a amar al enemigo, y que dijo "perdónalos Señor, pues no saben lo que hacen", se quemó a muchísima gente en la hoguera inquisitorial... ¡Por amor a Dios!)

Según qué elemento cultural impere a la larga, así mismo se verá su resultado en el curso de la historia.

2. Existen muchísimos y muy serios estudios sobre la fenomenología religiosa, y la Estructura de lo Sagrado, como dimensión de la conciencia. (ref. Elíade, Sejourne, Schwarz, &c.). Adicionalmente, las tradiciones místicas no deformadas por intereses políticos, o por dilución de sus doctrinas, ofrecen métodos para alcanzar ciertos estados de conciencia, y ciertas experiencias. Estos métodos son tan científicos y REPRODUCIBLES como los utilizados en un laboratorio. (Es cierto que en el momento actual hay que saber buscar la aguja de oro dentro del pajar, pero es un problema de confusión que se da a todos los niveles y no exclusivamente a nivel místico).

Desde esta Estructura de lo Sagrado es que surgen los verdaderos motores civilizatorios de cualquier momento histórico. (Ref.: El Islam, que si bien hoy parecen haberse sumido en una especie de edad media de fanáticos, en su momento logró formar de "bárbaros" nómadas un Imperio del cual habría de beber Europa para salir de su letargo; la ética protestante, que rompe con el yugo del pensamiento impuesto por un todo-poderoso vaticano; y cientos de Científicos, desde Newton, pasando por Pasteur, hasta muchísimos de los más eminentes físicos del presente siglo, QUE CON SUS INVESTIGACIONES, HAN HECHO POSIBLE EL ADELANTO TECNOLÓGICO DEL CUAL HOY GOZAMOS.)

Salvo el experimento soviético, del cual ya conocemos su fin, ¿quién puede colocar UN solo ejemplo de una civilización que no surja de un impulso espiritual? Y aún el marxismo no deja de responder a una Estructura Sagrada, dejando intacto el esqueleto del mismo, pero colocando unos valores en vez de otros. (Empresario-Opresor-Demonio; Trabajador-Oprimido-Pueblo llamado a gozar del paraíso y a ser redimido; Comunismo-Partido-Revolución-Nuevo Redentor).

El que a un hombre le repugnen las caricaturas de dios que presentan, en sus decadencias, todas las religiones, en sí mismo no justifica irse al otro extremo de colocar a la CASUALIDAD como nuevo dios todo-poderoso.

Habría que cuidarse mucho de pretender utilizar fragmentos de información aportados por las diversas ciencias para armar una Cosmovisión Completa, tal cual ha pretendido hacer la ciencia positivista. (Cualquier -ismo no deja de ser una exageración o deformación).

Pregunto a los contertulios: ¿Realmente NO hay diferencia Esencial entre los Hombres y los Animales?

Finalmente, para hablar de Superior o Inferior, hay que referirse a un patrón.

En relación a la Civilización, Objetiva, estoy convencido que el único patrón que vale es su sobrevivencia. Pero, ¿que civilización es eterna?

Todas tienen un momento de origen, de desarrollo, de decadencia y muerte. ¿En cuál de esos momentos la estamos juzgando?

En relación a la Cultura, Subjetiva, ¿quién, qué o de dónde se coloca el patrón? ¿de nuestra animalidad? ¿de nuestra espiritualidad?

Saludos, Carlos Ch.


Symploké 0262
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 00:54:10 -0100
De: David Teira Serrano
Título: Dos nuevas opciones en la discusión

Queridos compañeros,

Acabamos de recibir dos mensajes que amplían enormemente el alcance de la discusión. El primero, la interesantísima comunicación de Juan Pino, sugiere una aproximación inédita en nuestra lista: la biologización de la cultura (quizá con la sociobiología de E.O. Wilson). Es decir, en primera instancia, la ampliación del concepto de cultura a otras especies animales y el análisis de la nuestra a la luz de los resultados obtenidos en éstas. De este modo acaba concluyendo:

«Cuando uno se fija en las plumas de pájaros diversos, observa que tienen formas y colores diversos; 'construidas', adaptadas a una función particular, no se pueden colocar ordenadas en tablas que ofrezcan información relevante sobre ellas partiendo de baremos externos al azar, dependientes del observador y no del objeto. Clasificar las plumas por colores dice más de quien construyó el sistema clasificatorio que del mismo objeto de estudio. Con las culturas pasa algo similar: para bien o para mal de los baremos axiológicos de cualquier cultura, la supervivencia es la clave.»

Quizá Emiliano o Miguel Ángel defensores de dos variantes distintas de relativismo, ambas apoyadas, creo, en una concepción más clásica de la etnología nos ofrezcan alguna crítica de esta opción de Juan. Por mi parte, diré que suscribo, en general, la continuidad evolutiva defendida por Juan, aun cuando probablemente (si su fuente es Wilson) no atendiendo a los mismos argumentos.

Pero creo que esta distinción entre observador y objeto sugerida en el párrafo anterior es algo confusa: ¿acaso la misma operación de clasificación no implica ya superioridad? La obra African Political Systems dirigida pro Evans-Pritchard y Fortes, representativa de lo que la labor del etnólogo supuso precisamente para la imposición de un gobierno colonial para los indígenas (si se quiere, para la destrucción de sus culturas), ¿no implica una superioridad (en cuanto que las disuelve como ficticias o las absorbe en sus coordenadas) sobre cualquier clasificación que los indígenas allí estudiados ensayasen sobre sus colonos clasificadores, más allá de la particular orientación metódica de los autores? El relativismo clasificatorio de Juan se sostiene sólo (y lícitamente) a escala académica -donde efectivamente el criterio escogido dice mucho de su autor, sin perjuicio de lo que diga de su objeto-, pero ¿y en ese orden mundano de conflictos al que él se refiere y donde, irremediablemente, son necesarias las clasificaciones (para distribuir la ayuda al desarrollo, por ejemplo)?

¿Y acaso cabe desconectar absolutamente el orden académico del mundano?

Carlos Chiari, por su parte, nos envía una comunicación me parece que dirigida a otra lista del Proyecto, pero igualmente interesante en sus múltiples observaciones: se diría que representa la opción contraria de la de Juan: el espíritu, irreductible a la animalidad, como fuente cultural.

Habría que pedirle a Carlos Chiari que desarrollase un poco más este concepto. Pero me da la impresión de que la disociación que propone entre cultura subjetiva y cultura objetiva (civilización), atribuyéndole a aquélla los valores y a ésta, diríamos, su instrumentación resulta engañosa: se diría que es un modo de aceptar la menor impugnando la mayor: si lo interpreto bien, él no negará la superioridad de las armas europeas sobre las de los pueblos precolombinos, pero los valores de aquéllos no son necesariamente mejores que los de éstos. Depende. La de Carlos es, por ello, una opción intermedia entre las que se nos viene ofreciendo, pero... ¿con qué fundamento disociar cultura subjetual y objetual, o cultura y civilización como él dice? ¿Es disociable el automóvil de nuestra actual idea de libertad?

En realidad, ¿por qué atribuir la misma fuente de los valores a lo que llama lo sagrado? ¿Quién nos dice que la experiencia a la que se refieren los fenomenólogos de la religión (con su exquisito cuidado al detener su análisis ante aquello que se dice religioso, como si sus fuentes no pudieran ser otras muy distintas de las pretendidas por el sujeto) no es otra cosa que delirio o alucinación?

Ojalá esto dé motivo a nuevas discusiones.

Saludos, David


Symploké 0263
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 15:07:36 +0200 (MET DST)
De: Emiliano Fernández Rueda
Título: Historia universal

Estimados colegas:

Pese a lo que dice Javier Pulido en su último mensaje, que habría que analizar en profundidad, creo que estará de acuerdo en que todos los hombres actuales pertenecemos a un mundo que ha suplantado ya a todos los anteriores y en que, por ese motivo no tiene sentido, o no lo tiene al menos para el antropólogo, el arqueólogo o el filósofo que pretendemos ser, instalarse imaginariamente en la realidad anterior, sea para añorarla o para acusar a los modernos, descendientes de los dominadores en no menor medida que el mismo acusador, de los infortunios ocasionados y para exigirles que se pongan rojos de vergüenza y hagan una confesión autoinculpatoria. (Quede claro que yo no atribuyo esta posición a Javier)

Como la inmensa mayoría de mis contemporáneos, sea cual sea la orilla del Atlántico en que se hallen, soy incapaz de poner detrás de mi nombre más que unos pocos apellidos, y aún en esos pocos aparecen indicios de la presencia de un judío, un gitano, un morisco, un emigrante..., de antepasados míos que seguramente fueron sometidos a tortura y masacre. Si pudiera alargar la fila de esos parientes solamente unos cuarenta o cincuenta puestos más, es muy probable que diera con un romano o con un ibero. Dada la facilidad con que el primero degollaba a miles de individuos, los vendía como esclavos para enriquecerse o los sometía al trabajo en las minas de plata, donde, según dice Diodoro Sículo, el más afortunado era el que antes moría, pocas esperanzas podría yo albergar al respecto: descender de una víctima o de un verdugo, el peor de los dilemas, pero nada extraño para quien mira la historia, cuyo estudio me parece que está más necesitado de estómago que de cerebro. Pero ignoro de quién procedo y lo seguiré ignorando siempre voluntariamente, por la única y sencilla razón de que ninguno de ellos tiene más semejanza conmigo que un habitante actual de Roma. Yo soy hijo de mi tiempo. Lo que debo a la biología, que puede remontarse todo lo que se quiera, incluso hasta topar con un primate arborícola, no es algo que yo viva como vivo mi lengua, mis costumbres, mi posición de burgués, mi mundo técnico, mi obediencia como súbdito de un Estado nacional... En realidad la biología no me concierne en este punto, aunque pueda reconocer, por los estudios pertinentes, que es la base sobre la que reposa todo lo demás. Y es, sin embargo, la biología lo que me une a esos individuos que podrían estar entre mis antepasados, a los cuales no puedo tampoco rendir culto, porque ya no soy un griego antiguo, ni un primitivo... (No se olvide que uso los términos "primitivo", "salvaje"... en el sentido en que lo usa un antropólogo como Evans-Pritchard, Lévi-Strauss, Sahlins...) Soy, pues, más parecido a cualquiera de los hombres actuales que al abuelo de mi abuelo. Y si es así también para todos mis contemporáneos, ¿con qué derecho puede nadie levantar su dedo acusador por las maldades pasadas?

De nada sirve llorar sobre la leche derramada. Otra cosa es deliberar acerca de las causas por las que esto ha sucedido, que no es una tarea ociosa sino un empeño muy importante de la antropología social y de la teoría política.

Yo creo haber dejado meridianamente claro que el Estado define a la cultura civilizada. Que éste ha sobrevenido por un proceso no necesario y que, una vez que estamos en él, no saldremos de él. Decir que tal cosa sucederá en un período de cientos o miles de años, porque todas las instituciones humanas son reemplazadas tarde o temprano por otras, no alimentará la esperanza de nadie ni podrá servir para que nadie piense en serio sobre su situación real.

Esto no me impide dar en parte la razón a Javier Pulido cuando afirma que eso que se llama "historia universal no es más que la secuencia de voracidades y marrullerías efectuadas con tal de obtener el poder...", o bien cuando, más abajo, dice que lo que Felipe Giménez llama "historia universal no es más que la historia de los prejuicios europeos para justificar la enorme explotación que hicieron de sus colonias". La historia universal es, ciertamente, poco más de un prejuicio, de un concepto ideológico que no se refiere a realidad alguna: suele ser la justificación de lo que sucede, que obedece a otras razones.

Pese a ello, yo seguiré usando el término un poco más, por la conveniencia de mi exposición.

No sé por qué fue precisamente España, en lugar de Francia o Inglaterra, quien colonizó América. Supongo que los historiadores tendrán alguna respuesta a esta pregunta, si es que se trata de una pregunta verdadera. Por mi parte estoy dispuesto a dejarla disolverse en un perpetuo misterio. Pero sí creo que puede afirmarse, sin temor a equivocarse, que, dadas las circunstancias del siglo XVI europeo, a América le quedaba poco para vivir como hasta entonces había vivido, le quedaba poco para que la llamada historia universal entrara a raudales por su puerta. Sin embargo no creo que fuera la voracidad, la marrullería o la ambición, lo que entonces entró en el continente. Entró el Estado Moderno, diferente al que ya existía entre los mayas o los aztecas, productos de un desarrollo particular que no había coincidido con los que habían nacido en la Europa del Renacimiento. Y, poco más tarde, entró el capitalismo. El capitalismo, no la ambición, el ansia de dominio o cualquier otro sentimiento, que, convenientemente alimentado, puede brotar por igual en cualquier parte del planeta. La ambición no es la causa del capitalismo, pues hay muchas maneras de hacer negocios, como la piratería o la prostitución, que, pese a estar también guiadas por la ambición, no son empresas capitalistas.

Pero con esto no se ha acabado todo lo referente a la historia universal, un tema que, a juzgar por sus mensajes, tiene un enorme interés para Felipe Giménez. A él volveré en el próximo mensaje.

Un saludo. Emiliano Fernández Rueda


Symploké 0264
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 21:06:15 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Idealismo histórico epicúreo

Estimados contertulios:

Partiendo de la Idea de cultura, de la obra de G. Bueno "El mito de la cultura" hemos llegado a plantear de la mano de la filosofía de la historia el problema moral. Decía Adorno que el dolor era una realidad objetiva incontestable.

En parecidos términos se expresa D. Miguel de Unamuno al decir: Sufro luego existo. Supongo que Alberto Luque y quizás también David Teira se refieren también a Walter Benjamin:

"La tradición de los oprimidos nos enseña que la regla es el "estado de excepción" en el que vivimos. Hemos de llegar a un concepto de la historia. Hemos de llegar a un concepto de la historia que le corresponda" Discursos interrumpidos I, Tesis de filosofía de la historia, tesis 8.

Pues bien, el dolor de los oprimidos es insuperable e irreversible. El dolor es un hecho insuperable. No hay placer sin dolor, ni hay redención del dolor pasado. Debemos estudiar las cosas sin odio, ni miedo ni amor, geométricamente.

Lo importante no es la felicidad para una filosofía moral sino más bien el ser digno de ella. No quito a nadie el derecho o deseo de ser feliz, pero no es ese el objeto de la filosofía moral. La filosofía moral determina que hay normas morales y éticas que obligan. Decía Epicuro que de nada servía la filosofía si no ayudaba a eliminar el sufrimiento y confundió la hedonística con la ética. Resulta que desde Platón sabemos que hay placeres malos y que no todos los dolores son malos.

Desde una perspectiva materialista el dolor es irrebasable e imposible de redimir. Lo pasado pasado está y no retornará, a no ser que se sostenga la teoría del eterno retorno de lo idéntico, aún así ya sabéis qué es lo que hay que hacer según Nietzsche ante lo terrible del eterno retorno: reír.

Atentamente, Felipe Giménez


Symploké 0265
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 13:43:35 +0200 (MET DST)
De: Emiliano Fernández Rueda
Título: De nuevo la historia universal

Estimados contertulios:

Sigo con el asunto de la historia universal, pues me parece que en él confluyen casi todos los otros que hemos tratado en la lista symploké durante esta última edición, en la que se han sucedido actitudes pasionales, preferencias por una u otra sociedad, teorías sobre el transcurso de las culturas, ideas sobre el nacionalismo, los valores morales... Verdaderamente éste es un campo fértil, tan fértil que la vegetación nacida hasta ahora, a pesar de ser abundante, podría no ser más que el surgimiento de las primeras flores de la primavera.

Las intervenciones de Felipe al respecto han suscitado dos respuestas: polémica y toma de posición. La primera es conveniente y buena, por lo que debe agradecérsele que sus sucesivos mensajes la hayan provocado -no incluyo aquí la aspereza de algunas palabras que se cruzaron, aspereza afortunadamente superada por la entereza de quienes discutieron-. La segunda no lo es si con ella se da por terminada la cuestión. Por eso tomo yo a mi cargo el análisis de la posición de Felipe, pues, igual que Alberto, estimo que de ningún modo puede dejarse pasar por alto su creencia en que las "civilizaciones desaparecen a causa de su inferioridad ética". Esto me ha hecho recorrer nuevamente las mensajes de Felipe para tratar de hallar las razones que justifiquen este aserto.

La conclusión que extraigo de ello es que su posición real no es exactamente la que él dice mantener. En espera de mejor ocasión para discutirlo, pasaré ahora por alto las críticas de que hace objeto al relativismo cultural, aunque no me privaré de advertir que el que él ataca parece una invención fabricada por él mismo a la medida de sus diatribas y no la posición mantenida por algunos antropólogos culturales, entre los cuales no estoy de acuerdo que deba incluirse a Lévi-Strauss por el hecho de que pueda calificarse de relativista su posición personal en un libro autobiográfico, Tristes Trópicos, pues no concibo que la antropología estructuralista pueda calificarse de relativista. El tema que yo quiero traer a colación es la doctrina de Felipe sobre la evolución de las culturas, que él hace pasar por tres estadios -Salvajismo, Barbarie y Civilización- y que entronca directamente con la afirmación antedicha acerca de la inferioridad ética de las civilizaciones.

Como todo el mundo sabe, el esquema tripartito de evolución de la humanidad según esos períodos étnicos es el mismo que utilizó Morgan. Fue en verdad más complejo, pues dividió los dos primeros en tres fases cada uno, Inferior, Medio y Superior, por lo que, sumados los períodos y las fases, serían siete los estadios por los que la humanidad habría pasado. El criterio para dividirlos en unidades dotadas de rasgos característicos era el tecnológico:

1. Al Salvajismo, había correspondido la alimentación de frutos recolectados, el hallazgo del fuego, el descubrimiento de la pesca, las lanzas y flechas...

2. A la Barbarie la domesticación de animales, la agricultura, el uso del hierro...

3. A la Civilización el invento de la escritura.

Entrecruzándose con esa evolución estaban también la evolución que él postulaba para la familia -consanguínea, por parejas, patriarcal y monógama-, para las terminologías de parentesco -malaya, turania-ganowiana...-, para la organización sociopolítica, que tenía que ver directamente con la de la familia -horda promiscua, fase punalúa... Su interés primordial era conectar estas secuencias, en lo que logró un éxito dudoso, pero no exento de aciertos considerables. Ahora bien, ni una sola vez se advierte en su teoría la utilización de un criterio moral como factor que deba tenerse en cuenta, sea para conectar alguna de las secuencias, sea para entender el paso de un período al siguiente, y no porque le faltara ocasión para ello o porque los lectores del tiempo en que publicó su libro, el año 1887, fueran a dejarlo caer de las manos porque mostrara sus posiciones personales de superioridad sobre los nativos. Por ejemplo, no dijo que los salvajes abandonaran la promiscuidad sexual por horror al incesto, sino porque resultó beneficioso, pues aumentaba la inteligencia de los individuos que tenían descendencia no consanguínea, lo que repercutía en el aumento de logros técnicos.

Si traigo a colación estas razones no es para mostrar en qué son verdaderas o falsas, sino para indicar que las preferencias morales de los estudiosos, si bien pueden a veces dejarse traslucir en sus teorías, son algo distinto de los factores que se aducen para explicar el cambio en las sociedades. Y el caso de Morgan es especialmente ilustrativo porque seguramente es el que mejor expone el esquema tripartito al que se acoge Felipe. Pero la diferencia es muy grande, porque las características que Felipe atribuye a cada uno de estos períodos están muy lejos de asemejarse a las que daba Morgan o cualquiera de los teóricos del evolucionismo cultural. Por lo que Felipe dijo el día 12, en la actualidad quedan muy pocos representantes del salvajismo y muchos de la barbarie, pero van quedando vencedores los de la civilización: "hoy día, los salvajes casi no existen y los bárbaros (las otras culturas opuestas a la civilización occidental: la islámica, la china, la japonesa, la hindú, la africana, &c.) se aprestan a sobrevivir, aunque son vías muertas y confluirán o convergerán finalmente con la occidental, la civilización predominante a nivel mundial o universal".

Esta clasificación es extraña. ¿Islámicos, chinos, japoneses, hindúes... son los bárbaros? Si se vuelve la vista a Morgan, para comprobar que este mismo período era para él lo que más adelante han llamado Neolítico los historiadores, y si además se tiene en cuenta que uno de sus méritos indiscutibles ha sido precisamente el de contribuir al estudio de la aparición de las sociedades estratificadas y del Estado, hay que preguntarse por qué estas culturas, que son indudablemente estatales, quedan fuera de la civilización, uno de cuyos rasgos esenciales es precisamente el Estado.

Los días 31 de Marzo y 1 de Abril caracterizó un tanto los dos períodos últimos de la tríada, que volvió el día siguiente:

A. Barbarie: pederastia, canibalismo, ausencia de toda idea de moralidad o ética, de todo concepto de humanidad. Además no se sabe lo que es la rueda, la escritura, el hierro...

B. Civilización: filosofía, argumentación racional, ateísmo, lengua universal (lo que justifica, entre otras cosas, el descubrimiento y colonización de América)... También, claro, el socialismo, el comunismo, el liberalismo, la socialdemocracia..., pero esto no hace que sea peor que el sultanato turco, que indudablemente coloca Felipe en la barbarie.

Entre los tres períodos hay una marcha de lo particular a lo universal, según se desprende también de su mensaje del día 1 de Abril acerca de los beneficios insuflados por España en Iberoamérica: "mi tesis al respecto sobre Iberoamérica es que si algo le da valor a tales territorios es la lengua española, lo universal y no lo particular. Los hechos diferenciales indígenas son despreciables desde una perspectiva materialista histórico-universal". La idea es clara. El valor de lo universal, que es lo primero en el orden ontológico, va venciendo las resistencias que opone la particularidad de las etapas históricas y al final será lo que acabe realizándose. No creo que estas palabras puedan interpretarse de otra manera.

Pero esto no es la historia que hacen los historiadores ni la antropología social que hacen los antropólogos sociales. Es filosofía de la historia, como seguramente convendrá Felipe sin esfuerzo alguno. Pero de esto trataré de hablar el próximo día.

Un saludo a todos. Emiliano Fernández Rueda


Symploké 0266
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 19:10:44 +0200 (MET DST)
De: Emiliano Fernández Rueda
Título: Teodicea

Estimados contertulios:

Decía en mi anterior mensaje que la perspectiva moral desde la que Felipe contempla la historia, perspectiva que le presenta la sucesión de las edades según un plan que lleva de lo particular a lo universal, no es la de un historiador o la de un antropólogo, sino la de un filósofo. La razón de ello es que en sus mensajes insiste casi exclusivamente en la causalidad final, en el movimiento que eleva a las sociedades hacia un fin predeterminado.

¿Qué otra cosa cabe admitir cuando se afirma que "no es porque una cultura vence por lo que es superior, sino que porque es superior vence históricamente" -mensaje del día 7 de Abril-? ¿Y qué otra cosa cabe entender por superioridad después de haberlo explicitado con claridad en tantas ocasiones?

Pero esto es creencia en el progreso, por más que su autor ataque a la sección "light" de la progresía que tenemos que padecer, particularmente en España (respecto a lo cual tengo que decir que, salvo algún matiz que pudiera discutirse, estoy plenamente de acuerdo con él). Alude, sí, a una explicación causal, la supervivencia del más apto, tesis spenceriana primero y darwiniana después que no sirve para comprender el cambio cultural y ha sido desterrada de las teorías antropológicas e históricas, habiendo quedado como un residuo ideológico dispuesto para el uso del liberalismo.

Pero la lucha por la vida aplicada a las culturas no es, según parece, un obstáculo para que, por encima de ella, se vaya cumpliendo el plan finalístico de la historia universal. Hace unos días dije que Felipe recurría a ideas agustinianas y tengo que referirme nuevamente a ello. Es sabido que San Agustín inauguró esta clase de argumentación cuando, para eximir a su Dios de toda responsabilidad en el saqueo de Roma del año 410 por Alarico y sus visigodos, dijo que el desastre se había producido por causa de Alarico y las iniquidades de los mismos romanos, pero que Dios, sabiendo de antemano que había de suceder, lo había ya incluido en el plan general de la historia. El desastre y el sufrimiento quedaban por tanto justificados en función de Dios, del sentido de la historia.

Por este motivo es una incoherencia que Felipe diga ahora que el dolor es algo sobre lo que no cabe hacer nada. Ciertamente no cabe hacer nada efectivo por restituir las injusticias y sufrimientos pasados, por evitar que hayan ocurrido, pues el pasado reviste el carácter de la necesidad inmutable, pero todavía se les puede dar sentido reinterpretándolos como medios para un fin superior y deseable, que es lo que han hecho siempre la teodicea y una cierta clase de filosofía de la historia.

Vistas así las cosas, cabría admitir que la posición de Felipe es más benevolente que la mía con la destrucción de las culturas, pues mientras yo me he mostrado dispuesto a admitir la aparición del dolor que debió ocasionar esa destrucción como lo que realmente es, algo gratuitamente producido por la insania humana, él lo inserta en una especie de teodicea.

Sus alusiones a Kant y a Hegel, además de sus pronunciamientos explícitos, creo que no dejan pensar otra cosa. Por lo que dijo hace algunos días, tal vez Teira estaría de acuerdo en ello. Pero esto es algo que podemos seguir discutiendo.

Emiliano Fernández Rueda


Symploké 0267
Fecha: Domingo, 20 Abril 1997 13:16:08 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Teodicea

Estimados contertulios:

Constituye un error asignarme el construir una teleología histórica. No creo en la idea del progreso. Mi posición es realista y la formulé el mes pasado en alguna intervención remota. En cuanto a Kant, atribuyo a mis contradictores más bien la filosofía kantiana, que hay un reino del deber-ser, distinto del ser, que hay un reino de los fines. Yo no comparto el idealismo trascendental.

Lo que sí afirmo es que las culturas están en una lucha a muerte y que en esta lucha a muerte, unas resultan triunfadoras y otras no y ello muestra su superioridad axiológica. Unas son más aptas que otras para adaptarse y sobrevivir en un medio hostil y para competir en la lucha por la vida. Ello no supone teleología alguna.

Atentamente, Felipe Giménez


Symploké 0268
Fecha: Domingo, 20 Abril 1997 12:12:37 +0200 (MET DST)
De: Emiliano Fernández Rueda
Título: Relativismo y antropocentrismo

Estimados contertulios:

Quiero, en primer lugar, dar la bienvenida a Juan Pino y, en segundo, responder a alguna de sus observaciones sobre el relativismo, una posición que se me está atribuyendo, cuyo sentido se da por sentado y que yo quisiera matizar para evitar equívocos.

El relativismo tiene dos caras, una moral y otra epistemológica. La versión más radical de la primera, consiste en defender que los valores de una cultura son iguales que los de cualquier otra, algo que yo no acepto, aunque eso tampoco quiere decir que me incline por la tesis contraria, a saber, que los valores de alguna o algunas culturas son preferibles a los de las demás.

Lo mejor en esta cuestión es mantener un prudente escepticismo que no permita dar nada por sentado antes de examinarlo. Pondré un ejemplo de ello.

La unidad familiar de Dahomey es, o era, la resultante del matrimonio poligínico (varias mujeres desposadas con un solo hombre). Cada una de las esposas vive en una casa diferente con sus hijos, y el varón en otra. Ellas van conviviendo con él por turnos estrictamente establecidos, de cuatro en cuatro días, durante los cuales hacen su comida, lavan su ropa, duermen en su cama... La excepción tiene lugar cuando alguna está embarazada, pues entonces se dedica a cuidar de sí misma y, cuando ha nacido, de su hijo, para lo cual recibe a veces ayuda de las demás mujeres. Esto puede durar tres o cuatro años, pues el cuidado del bebé se extiende también a la lactancia, que se prolonga dos años más o menos.

La unidad familiar así formada, unidad cooperativa política y económicamente, es muy amplia. El prestigio subsiguiente, siempre según los valores de Dahomey, que puede depender precisamente de esa amplitud, recae sobre todos sus miembros, por lo que no es raro que una esposa anime al marido a tomar más esposas, incluso ayudándole con préstamos de su propio peculio, pues cada una de ellas es propietaria de lo que gana en esa especie de cooperativa. No faltan, claro está, tensiones en el interior de estas unidades familiares, ocasionadas sobre todo porque las mujeres buscan el favor para sus propios hijos. Pero los niños se crían juntos y desarrollan lazos afectivos mucho más perdurables que los que tenemos por costumbre desarrollar los occidentales de las ciudades superpobladas.

Es ocioso comparar este sistema con el occidental moderno, como también es ocioso comparar los valores que acompañan a uno u otro. Un occidental corriente, que respeta los valores de igualdad entre los sexos, la dignidad de las mujeres..., desprecia en principio la poligamia porque a sus ojos lleva consigo necesariamente lo contrario de lo que él ve como justo y digno, porque cree que es la encarnación de la sujeción de las mujeres, pero no sabe que un sistema como éste de Dahomey puede tener ventajas sobre el monogámico, aunque no sean más que las derivadas de hacer que cada individuo se siente pertenecer a una familia extensa, de la que puede recibir apoyo cuando lo precise, en lugar de a la familia nuclear actual, una familia inestable y reducida casi exclusivamente a la cocina de la madre, que corta los lazos con los abuelos y procura olvidarse de los hijos en cuanto cumplen 18 años.

No voy por eso a predicar la poligamia, pero sí suspenderé mi juicio y no caeré, desde luego, en el error del Papa de Roma, que comete el disparate de predicar en Africa la superioridad moral de la familia monógama. ¿Os imagináis el conflicto de sentimientos, intereses, expectativas... que acarrearía el hecho de que en Dahomey se prohibiera esa forma de familia poligámica?

Estas cosas hacen que me declare relativista o escéptico en cuanto a los valores morales de las culturas. Y lo hago porque creo que otra postura equivale a admitir que hay valores absolutos, algo que desconozco completamente. Otra cosa es el relativismo que he llamado epistemológico, que ha sido defendido por algunos antropólogos, y que dice que las culturas constituyen esferas cerradas compuestas de elementos que son intraducibles a los términos de las otras. Una creencia así atenta contra el principio sobre el que se sustenta la posibilidad de la ciencia social y por eso creo que debe ser combatida. Si fuera cierta, entonces sería imposible entender lo que ocurre en otras culturas diferentes de la nuestra. Serían imposibles la antropología social y la historia, que son esfuerzos intelectuales de una sociedad, la occidental moderno, por comprender a otras distintas de ella misma. Y esos esfuerzos no son los de un viajero, un explorador o un misionero, que en cuanto tales pueden si acaso alcanzar algún grado de empatía o identificación afectiva con los nativos, sino los de un científico que en lugar de alcanzar algún entendimiento de lo otro bajo supuestos privados, subjetivos o particulares, procura hacerlo bajo otros que puedan ser expresados en enunciados de carácter universal. Que esto sea posible es otra cuestión. (Por cierto, la antropología de Lévi-Strauss debe incluirse en esta última opción, lo cual la aleja de todo relativismo)

Ignoro si, después de esta intervención mía, Juan Pino seguirá pensando que incurro en relativismo por no escapar del antropocentrismo. Tampoco sería grave, pues lo que importa es seguir discutiendo, un empeño al cual la perspectiva de Wilson, que, según parece, aporta él a esta tertulia, y que alguna vez había mencionado de pasada David Teira, si no recuerdo mal, no hace sino añadir más motivos aún.

Un saludo a todos.
Emiliano Fernández Rueda


Symploké 0269
Fecha: Lunes, 21 Abril 1997 15:29:09 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Gabriel Albiac

Estimados contertulios:

Hoy, lunes 21 de abril, el diario madrileño El Mundo publica un artículo de Gabriel Albiac que reproduce más o menos el contenido de la intervención suya del 15 de abril en el acto de presentación del libro de Gustavo Bueno Martínez El mito de la cultura. Por ello, permítaseme remitir tal artículo, que es muy inteligente:

«Un libro»

«Hay libros -muy pocos- que alcanzan la dimensión de clásicos desde el instante mismo de su publicación. Nada hay de misterioso e ello: son los escasos que emergen del corazón de un tiempo -aún cuando sea éste tan tenebroso como el del Africa de Conrad-, de sus fantasmas y su desazones; que lo explicitan así y desvelan sus claves. Es privilegio suyo ser inmediato objeto de reconocimiento colectivo: como espejos en los cuales una sociedad se enfrenta al lado más oscuro de su rostro.

Nada, tras su lectura, volverá a ser lo mismo. Nuestra mirada se ha modificado. Y, con ella, nuestro mundo. Es una gran fortuna para un autor escribir uno de esos textos esenciales. Pero no hay fortuna en la escritura: sólo rigor y trabajo.

Gustavo Bueno acaba de publicar uno de esos libros indispensables: El mito de la cultura. Intervención teórica en apariencia local, que desencadena el desmoronamiento súbito de todo un frente de guerra. Porque la filosofía es un arte de la guerra. Jamás construye un mundo: lo pulveriza.

Para alzar mundos ilusorios, están las diversas subespecies sacerdotales. Ni la sola erudición ni el cúmulo de inteligencia bastan en filosofía. Hay en ella algo esencialmente anómalo: la apuesta salvaje del pensar contra corriente. Un pensar en los extremos que hace de ella arma formidable: contra el sentido común, eufemismo sólo de la servidumbre. Contra la estupidez, que es nombre propio de lo éticamente odioso.

Se requiere un gran rigor y una apabullante erudición para escribir, como lo hace Bueno, que la cultura es hoy el más eficaz "opio del pueblo".

Se requiere, más aún, una enorme fuerza combativa. Inhabitual: pero la filosofía no es para pusilánimes. La luz que esa elemental tesis arroja sobre nuestro presente es deslumbradora.

Lo que Lucrecio ya supiera acerca del horror de las religiones, emerge aquí bajo la máscara laica de la cultura: homogeneización de los espíritus, sumisión a las liturgias convenidas, coartada también del Estado para cualquier aberración, ya sea robo, crimen, consenso, indignidad o engaño...

Subversivo como muy pocos textos recientes, El mito de la cultura nos pone ante la transparente miseria de la política española; ese gran vacío sobre el cual se alzan míseros templos del orden: nacionalismos, sacralización del Estado, devastación mediática de las consciencias...La cultura, escribe Bueno, es el "sucedáneo laico de la Gracia"; teología vergonzante.

Un hombre libre se forja sólo en la voladura de eso. Metódica, deliberada, fría. Pierre Bayle lo sugería hace tres siglos: "Podríamos comparar a la filosofía con un remedio tan corrosivo que, tras haber consumido las carnes purulentas de una llaga, roería la carne viva y los huesos, horadándolos hasta los huesos."

Es la belleza de un juego en el confín extremo del sentido. Placer lúcido de la destrucción al cual llamamos pensamiento.»


Symploké 0270
Fecha: Martes, 22 Abril 1997 14:28:37 +0200
De: Joaquim Camprubí
Título: Nacionalismo y cultura 3

Me parece que a la recopilación de David Teira (DT) de hace unos días sobre el debate que nos ocupa le falta la referencia al "pistoletazo" de salida (o mejor dicho, fusilamiento ya que se trataba de tres carabinas) sin el cual es difícil entender el curso del debate.

El pelotón formado por Felipe Giménez (FG), A. Vidalquadras y C. Alonso de los Rios (citados por el primero de ellos) disparó, el día 4 de abril, una cerrada descarga contra el nacionalismo que hoy se practica en nuestro país, dejándose atrapar (a mi juicio) por el envoltorio mítico y olvidando el contenido económico y geoestratégico (aportación de DA) que lo hace posible.

Mis dos intervenciones, centradas en el nacionalismo catalán que no es igual al vasco aunque les una el Dalai Lama, han tratado de separar ambos componentes (al modo que se separa el trigo de la paja, aunque provienen de la misma planta y el uno sin la otra no pueden existir) para facilitar su análisis.

DA y yo coincidimos en considerar una posible independencia de Cataluña sería lesiva para los intereses económicos y geoestratégicos de España, es decir de los españoles, de la misma manera que la Historia nos demuestra que la separación de España y Portugal en dos estados diferenciados no ha beneficiado ni a portugueses ni a españoles, sino a ingleses y franceses.

Yo añado que también que una independencia de Cataluña sería lesiva para sus propios intereses, es decir, lesiva para los intereses de los catalanes definidos como los que viven y trabajan en Cataluña, cuyo desarrollo ha estado siempre vinculado al mercado español, tanto en materias primas, como transformación, como mano de obra, &c. La conexión entre la burguesía catalana y otras burguesías europeas, elaborada en el SXIX y todavía existente -comercio, transferencias de tecnología, modos y habilidades de gestión, &c.- sirvió para que las empresas catalanas fueran más competitivas en España, pero no en Europa. Incluso en la actualidad, Catalunya es la única Comunidad Autónoma con una tasa de paro menor del 10%, su aumento de competitividad viene dada por la evolución de la economía española (desde la fortaleza de la peseta, a la Seguridad Social que cubre los fracasos del mercado).

Por esa razón, en Cataluña, las políticas independentistas nunca han suscitado el suficiente consenso como para tener probabilidades de éxito.

Pero es que el texto de FG, origen del debate ("esperemos que esto que voy a decir suscite interés y polémica") asimilaba nacionalismo con supuestas diferencias culturales, haciendo suyo el "hecho diferencial" que defienden los nacionalistas y que habría que entenderlo como un hilo conductor que está por debajo de la Historia y emerge en determinadas condiciones favorables.(como Santiago cerrando España a los infieles o a los rojos).

Buscando cual puede ser ese "hecho", tan confuso que no se puede definir de modo más preciso, aparece el idioma catalán como única diferencia específica objetivable atribuible a la "catalanidad". Otros rasgos culturales que se dan en Cataluña están relacionados con su Historia, su economía, geografía, &c. (que ya he dicho que son las de España) y no con un supuesto "hecho diferencial" especifico atribuible a la "catalanidad". Así, las zonas rurales de Lleida y Tarragona son culturalmente similares o iguales a las zonas rurales del Ebro, las pirenaicas de Lleida a las de Huesca y Navarra, las ciudades portuarias a otros puertos mediterráneos, los corredores industriales que recorren los ríos barceloneses a otros del norte de España, &c. Es la Historia la que ha hecho a España igualando a los distintos reinos que la formaron. Iguales excepto en los idiomas -en plural- que utilizan.

(si en algún momento ha parecido que utilizaba un concepto reduccionista de cultura, según ha entendido DT, es por que en anteriores comunicaciones he dado por supuesto el párrafo anterior y he acudido directamente al "hecho diferencial").

Pero es que incluso los idiomas que se utilizan para todas las actividades de la vida en Cataluña (comerciales, académicas, científicas, tecnológicas, afectivas, domésticas, &c.) son tan próximos por su origen y evolución que solo pueden ser invocados como separadores desde la mala fe o la búsqueda y defensa del puesto de trabajo frente a posibles competidores (en los años 50 y 60 para ocupar plaza de funcionario en Cataluña y ahora por la misma razón). Mala fe de los que nos decían "habla la lengua del imperio" (¿aquellos polvos traen estos lodos?) o de los que quieren traducir a Valle Inclán al catalán.

Es en este contexto en el que tiene significado mi mención utilitaria al lenguaje como medio de comunicación, sin pretender agotar las funciones del lenguaje (psicológicas, sociológicas, en la evolución de la especie, &c.) ni agotar otros medios y modos de comunicación, ya que la filosofía del lenguaje no era el objeto de la discusión (aunque podría evolucionar hacia ese terreno como proponen DA y DT). Mi alusión al lenguaje era la misma que el President de la Asociació de Botiguers de Catalunya que, en una entrevista de la semana pasada referida a la actual polémica sobre el uso del catalán, precisaba que el tendero siempre se adapta al idioma del cliente y que éste siempre acaba encontrando un proveedor que le entienda.

Las cuestiones que DT plantea (¿"cabe hablar de la superioridad de unas culturas sobre otras en el ámbito de la vieja Europa?") trascienden el debate sobre nacionalismo y cultura. Su referencia al catolicismo frente al protestantismo es una manera de reconstruir, como él dice, el argumento que diferencia estado y cultura, por no hablar de estado e idioma que ya nos ha quedado muy lejos. Como en el caso del lenguaje, estamos ante la propuesta de un nuevo e interesante debate.

Pero antes deberíamos decidir si ya hemos acabado el debate sobre nacionalismo y cultura para no quedar expuestos a nuevos intentos de fusilamiento.

Salud, Joaquim Camprubi


Symploké 0271
Fecha: Martes, 22 Abril 1997 22:29:19 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Nacionalismo 1

Estimados contertulios:

D. Alvargonzález y J. Camprubí sostienen una interesante polémica en la que también participa D. Teira. Quisiera unirme a tal discusión porque Camprubí me ha mencionado y quisiera ser muy simple y muy pedagógico en este tema.

1. El nacionalismo es la peste del siglo XX.

2. La cultura o la nación es el mito del siglo XX.

3. Todo nacionalismo es excluyente y la destrucción simbólica del otro en el límite es exterminio físico.

4. El nacionalismo es antidemocrático.

5. En el caso de España. No sería buena la independencia de Cataluña y del País Vasco sobre todo por las minorías que quedarían allí que serían literalmente aplastadas. Por eso, es por lo que dar la independencia a tales territorios es una grave irresponsabilidad moral. Hay que pensar en los otros, los que no son nacionalistas.

6. Al nacionalismo hay que tratar de derrotarlo teóricamente y democráticamente, pero en algunos casos, sólo la muerte los puede neutralizar.

7. En el caso catalán y vasco, la independencia traería consigo un gran perjuicio económico para Cataluña y el País Vasco.

8. El nacionalismo mina las bases de la convivencia civil y fomenta el caos. El Estado tiene derecho a eliminarlo para sobrevivir como tal Estado.

9. El nacionalismo es visceral, instintivo, irracional. La racionalidad está ausente de él.

10. Nación es un conjunto de señores que dicen que son una nación.

El único criterio ha de ser el democrático, aunque, con muchas cautelas. El problema es como dije en 4 y en 5 ¿Qué hacer?

11. Sólo un 7% del electorado español constituye un gravísimo problema para la supervivencia de España como Estado unitario. Esto indica lo peligroso que es el nacionalismo.

12. La Iglesia Católica fomenta tal nacionalismo.

Atentamente, Felipe Giménez


Symploké 0272
Fecha: Martes, 22 Abril 1997 19:26:06 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Nacionalismo 1

> D. Alvargonzález y J. Camprubí sostienen una interesante polémica en la que también participa D. Teira. Quisiera unirme a tal discusión porque Camprubí me ha mencionado y quisiera ser muy simple y muy pedagógico en este tema. <

¡Oye!, ¡Qué "pedagógico" eres en este tópico! Si la enseñanza se limitara a una serie de afirmaciones secas y sin demostración todos podríamos ser unas máquinas.

> 1. El nacionalismo es la peste del siglo XX. <

Por favor, primero define tu concepto de nacionalismo, luego veremos si le corresponde la metáfora de "peste"

> 2. La cultura o la nación es el mito del siglo XX. <

¿Son sinónimos "cultura" y "nación"? ¿En qué consiste el mito que tu nombras?

> 3. Todo nacionalismo es excluyente y la destrucción simbólica del otro en el límite es exterminio físico. <

Hasta donde sé ese es tu concepto de superioridad, ¿o ahora no es así?

> 4. El nacionalismo es antidemocrático. <

Sí, porque las naciones no se penen de acuerdo de cual es la superior.

> 5. En el caso de España. No sería buena la independencia de Cataluña y del País Vasco sobre todo por las minorías que quedarían allí que serían literalmente aplastadas. Por eso, es por lo que dar la independencia a tales territorios es una grave irresponsabilidad moral. Hay que pensar en los otros, los que no son nacionalistas. <

Bueno, hasta donde entiendo, los catalanes o los vascos son "minorías" en relación al total de pobladores de España. Pero también hasta donde sé la mayor parte del producto Interno Bruto de España lo generan esas dos provincias, así que para ellas sería más que bueno la independencia, pero no para la nación española. Como que es un poco paradójica tu posición.

> 6. Al nacionalismo hay que tratar de derrotarlo teóricamente y democráticamente, pero en algunos casos, sólo la muerte los puede neutralizar. <

¡Que democracia!, ¡que admirable humanismo!, ¡eres el primer fascista no-nacionalista que he leído! Siempre se aprende algo.

> 7. En el caso catalán y vasco, la independencia traería consigo un gran perjuicio económico para Cataluña y el País Vasco. <

Esto es falso de todo grado. El perjucio económico sería para el resto de España.

> 8. El nacionalismo mina las bases de la convivencia civil y fomenta el caos. El Estado tiene derecho a eliminarlo para sobrevivir como tal Estado. <

"Fomenta el caos" Leyéndote entiendo la España que mantuvo más de 30 años a un dictador y que tiene una "Monarquía Democrática"...

> 9. El nacionalismo es visceral, instintivo, irracional. La racionalidad está ausente de él. <

¿Sólo del nacionalismo?

> 10. Nación es un conjunto de señores que dicen que son una nación. El único criterio ha de ser el democrático, aunque, con muchas cautelas. El problema es como dije en 4 y en 5 ¿Qué hacer? 11. Sólo un 7% del electorado español constituye un gravísimo problema para la supervivencia de España como Estado unitario. Esto indica lo peligroso que es el nacionalismo. <

No veo como.

> 12. La Iglesia Católica fomenta tal nacionalismo. <

Sí, la Iglesia Católica fomenta todo...

Javier Pulido Biosca


Symploké 0273
Fecha: Miércoles, 23 Abril 1997 15:21:14 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Ignorancia

Estimados contertulios:

El Sr. Javier Pulido, un ignorante irrespetuoso polemista que nada sabe de filosofía ni de filosofía de la ciencia ni de nada, se dedica a insultarme. Le advierto que con Vd. nada quiero debatir visto como Vd. reacciona. No vuelva a hacer alusiones personales contra mí porque me veré obligado a responderle.

En cuanto a Joaquim Camprubí y D. Alvargonzález así como D. Teira Serrano, quisiera que ellos se pronunciaran sobre mis tesis que son breves y a lo mejor son erróneas, aunque no lo creo. Estamos en un seminario sobre la idea de cultura. ¿No es acaso el nacionalismo una consecuencia del mito de la cultura? ¿Acaso no es el relativismo cultural una consecuencia del mito de la cultura?

Atentamente, Felipe Giménez


Symploké 0274
Fecha: Miércoles, 23 Abril 1997 17:22:06 +0200
De: Nilo Casares / nilo•uv.es
Título: Aunque no vienen a cuento, ¿me puede ayudar alguien?

Hola a todos,

aunque no he participado nunca en el grupo llevo un tiempo, ya largo, siguiendo las discusiones (la verdad es que no todas porque no tengo mucho tiempo); así que aprovecho para presentarme. La razón de esta carta radica en una duda que no consigo salvar. Podría, alguien, indicarme el significado del término *quiliasmo*, empleado por Kant en Idea de una Historia Universal en sentido cosmopolita. El pasaje es el que sigue:

«PRINCIPIO OCTAVO

Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza, para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta, y, CON ESTE FIN, también exteriormente, como el único estado en que aquella puede desenvolver plenamente todas las disposiciones de la humanidad. Este principio es consecuencia del anterior. Se ve que la filosofía puede también tener su quiliasmo pero tal que, para su introducción, su idea, aunque de muy lejos, puede ser propulsora, es decir, lo menos fantasiosa posible.»

Gracias
Nilo Casares. Crítico de Arte. Valencia (España)


Symploké 0275
Fecha: Jueves, 24 Abril 1997 01:30:40 -0100
De: David Teira Serrano
Título: Breve

Queridos compañeros,

Acuso recibo de algunas de las últimas propuestas de Symploké: pido disculpas a Joaquim Camprubi en lo que apreciase erróneo o incompleto en la sinopsis de su argumentación (que nunca pretende ser completa ni conclusiva, sino sólo un mecanismo para facilitar el seguimiento de la discusión, y siempre rectificable). Aunque pueda parecer perezoso, le propondría que él mismo nos enumerase aquellos aspectos del debate sobre nacionalismo y cultura que considere interesante desarrollar.

Anoto, por otra parte, la petición de Nilo Casares: quizá Kant, y particularmente este pasaje fuese un buen argumento para desarrollar el debate y propongo a quien lo desee enviar sus comentarios al pasaje enviado.

Saludos, David


Symploké 0276
Fecha: Miércoles, 23 Abril 1997 23:08:59 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: En aras de la verdad

Hola a todos:

Ciertamente reconozco que no he sido demasiado grato con algunas ideas de Giménez en otras listas y no deseo contaminar ésta con cuestiones que escapan a la lista.

Sólo he querido expresar mi desacuerdo con algunas de sus ideas sobre el nacionalismo. No es mi ánimo que él se sienta ofendido, pero quien expresa una postura se expone a que le sea cuestionada. Reduciré mi tono sarcástico, que es obra de una reacción sobre el tono en que están dichas las cosas por Giménez. Si es necesario callaré.

Javier Pulido Biosca


Symploké 0277
Fecha: Miércoles, 23 Abril 1997 23:27:03 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Aunque no vienen a cuento

Nilo Casares:

El vocablo "Quiliasmo", que se usó en la época del primer cristianismo para significar el advenimiento de un estado de perfección del género humano fue usado por Kant para designar un estado de paz perpetua fundada en la instauración de un Estado o República mundial.

Ojalá te sirva de algo esto.

Javier Pulido Biosca


Symploké 0278
Fecha: Jueves, 24 Abril 1997 21:13:33 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Kant

Estimados contertulios:

Si no he entendido mal, D. Teira nos pide que comentemos a Kant. Sobre Kant hay algunas cosas que decir:

1. Su formalismo moral. La ética, la moralidad no necesita a Dios para tener validez. Los sentimientos no fundan la acción moral ni las normas. Solo el deber, el obrar por el mero respeto a la norma moral. El deber por el deber.

2. Políticamente Kant es republicano, no demócrata

3. Kant cree en el progreso homogéneo de la humanidad hacia la libertad y la moralidad y, en consecuencia, hacia la paz perpetua.

4. La filosofía moral kantiana, universal y formal sostiene la igualdad moral de todos los hombres como sujetos morales autónomos y libres.

Por tanto sostiene la dignidad de la persona humana.

5. Estos seres racionales y dignos merecen la libertad política. El mundo moral y político está dominado por el reino de los fines. En consecuencia, este mundo sólo puede ser regido por un Estado de derecho en el que la política ha de encontrarse en una absoluta subordinación respecto a la moral.

La filosofía de la historia. Kant cree en un proyecto de la especie humana o al menos cree que la Naturaleza prepara su universalización, conduciendo a la humanidad hacia sus fines. La Naturaleza da sus fines espontáneamente a la política, al conducir a la especie humana hacia la extensión sobre toda la tierra y hacia la cultura, condiciones para la instauración de un Gobierno legítimo, republicano y universal que hará reinar una paz perpetua. El régimen republicano naturalmente destinado a universalizarse y a eliminar guerras y antagonismos, constituye así una "preparación" del reino de Dios. No obstante, el régimen republicano concreto (es decir, histórico), en la simple práctica, instituye sólo imperfectamente el reino de la libertad. Naturaleza y política conducen a la legalidad, no a la moralidad. Pero el Estado de derecho es ya, en el plan general de una filosofía de la Historia, la prefiguración y la esperanza de una absoluta dominación práctica de la Ley moral.

Atentamente, Felipe Giménez


Symploké 0279
Fecha: Viernes, 25 Abril 1997 10:27:35 +0200 (MET DST)
De: Emiliano Fernández Rueda
Título: Quiliasmo

Queridos colegas:

Estaba yo estos días averiguando la mejor manera de hacer frente a las varias propuestas que nos ha hecho David Teira para la continuación del debate sobre algunos asuntos que han quedado pendientes, como el del sufrimiento -en verdad, todos los asuntos están pendientes, ¿qué otra cosa cabría esperar?-, cuando casi por ensalmo brota de la pantalla de mi ordenador la palabra "quiliasmo", remitida por Nilo Casares, como si no viniera a cuento. Así lo dijo él modestamente. Ignoro si esa fue su apreciación, pero yo opino que la pregunta que ha dirigido a los tertulianos no ha podido ser más afortunada, igual que lo ha sido la respuesta de Javier Pulido, que, no contento con circunscribir la respuesta a Kant, remite el significado de la palabra en cuestión a uno de los momentos en que más esperanzas despertó y más impulsos imprimió en el corazón de los creyentes para entrar definitivamente el "estado de perfección del género humano": "la época del primer cristianismo".

Si yo le doy importancia a ese inesperado giro de nuestro debate es porque estoy convencido de que el quiliasmo, con todo la ideología aparejada a la creencia en el reino futuro -milenarismos, mesianismos, movimientos revolucionarios místicos y no tan místicos...- es no solamente la clave de muchos movimientos revolucionarios que, en Europa y fuera de ella, han pretendido cambiar el estado real de las cosas, sino también la fuerza oculta que sustenta a varias filosofías de la historia, que en algunos casos son simples transposiciones del mito escatológico judeo-cristiano. Paso a dar algunas razones, que seguramente conocéis todos.

El mito en cuestión se origina en el Antiguo Testamento. Al revés de lo que pasa en el pensamiento científico, donde, según cree Popper -a mí me parece poco convincente-, una prueba empírica en contra debe bastar para desechar cualquier enunciado legal, en el pensamiento religioso de Israel sucedía que cuanto mayor era la desgracia y, por tanto, más motivos tenían los creyentes del Pueblo Elegido para abandonar su creencia, pues podría haberles servido de prueba manifiesta a favor de la impotencia de Yavé, el Señor de los Ejércitos, e incluso de su inexistencia, más arreciaba la fe en El y más se alimentaba la esperanza en una pronta solución de sus miserias, solución que no consistía en una identificación mística con el Ser Supremo, en una alegría interior que les llevase a soportar el mal exterior, sino en una victoria militar sobre los opresores, en la destrucción física de éstos y en una vida bien provista de abundantes bienes materiales. Subrayo lo de los bienes materiales, lo que no me impide ser consciente de que la norma oficial de la Iglesia Católica, desarrollada primeramente por San Agustín, que yo sepa, dice que la lectura del mito debe hacerse en clave de metáfora, de modo que donde dice que habrá riquezas materiales debe entenderse que habla de riquezas espirituales, & Y, como prueba de ello, copio a Isaías, 30, 23-29:

"Entonces te dará El la lluvia para la simiente que siembras en la tierra, y el pan que la tierra produzca será suculento y nutritivo. Entonces pacerán tus ganados en pastos pingües, y los bueyes y los asnos que labran la tierra comerán forraje salado, aventado y bieldado. Entonces, en todo monte alto y en todo collado elevado, habrá arroyos y corrientes de aguas al tiempo de la gran matanza, de la caída de las torres. Y será entonces la luz de la luna como la luz del sol, y la luz del sol siete veces (mayor), como la luz de siete días, el día en que Yavé vendará la herida de su pueblo y sanará la llaga de sus azotes.

He aquí el nombre de Yavé, que viene de lejos. Arde su cólera y es pesado el humo que sube; sus labios están llenos de furor, su lengua es como fuego devorador. Su aliento es como torrente desbordado, que sube hasta el cuello para cribar a las naciones en la criba de la destrucción y poner bozal de engaño a las mandíbulas de los pueblos. Entonces vosotros cantaréis como en noche en que se santifica una fiesta, tendréis alegre el corazón como quien marcha al son de la flauta, para ir al monte de Yavé, a la Roca de Israel".

Hasta aquí la cita, que describe con bastante minuciosidad el Quiliasmo, el reino que está por venir. Pero los mensajes de los profetas no se limitan a esta descripción. Dan además una cronología bastante rigurosa en Daniel, cap. 7, en donde se indica con precisión suficiente para sus seguidores las etapas históricas que faltaban hasta el advenimiento de la bienaventuranza.

En Juan, caps. 20 y 21 se da relación de las luchas que habrán de tener lugar inmediatamente antes del reino de la luz. Y en todos los casos el lenguaje es majestuosamente poético. Lo que importa, sin embargo, es que se trata de ideas-fuerza, en la terminología de Gustavo Bueno, es decir, de ideas que, no dirigidas al entendimiento, sino a la voluntad, han sido capaces de mover a las gentes a lo largo de los siglos. Y todavía tienen energía para hacerlo, lo que no conseguirá nunca la ciencia ni la filosofía, entre otros motivos porque tampoco lo pretenden.

En los tiempos del primer Cristianismo, como dice Javier, provocaron revueltas que culminaron en la matanza de los seguidores de Simón bar Kochba -alrededor de un millón de muertos- por Julio Severo, en tiempos del Adriano. La chispa que encendió la revuelta fue la decisión del emperador: reconstruir Jerusalén, que estaba en ruinas desde hacía sesenta años, y fundar en ella una colonia romana, de nombre Elia Capitolina. Pero el motivo verdadero fue la seguridad que tenían los seguidores de Simón bar Kochba en que había llegado efectivamente la Nueva Jerusalén, de lo cual es una prueba que algunas de las monedas que acuñaron llevan la leyenda: "Primer (o segundo) año de la redención". Hoy se conservan ejemplares de esas monedas.

Pero el mito no se extinguió con la matanza de Adriano. Continuó durante la Edad Media y, pasando por la Ilustración, llegó hasta nosotros, para manifestarse en varias filosofías de la historia, en las doctrinas de algunas sectas religiosas, en algunas teorías revolucionarias, en algunas ideas nacionalistas, como la que defiende ETA, e incluso en la gestación de la ideología del Tercer Reich. En la filosofía de la historia se detecta su presencia sin dificultad, por lo que cabe decir que, en este aspecto, no se trata sino de una secularización de la religión. Aunque Kant constituye un caso muy especial, que no cabe incluir sin más en la estela del mito, en la obra a que se han referido Javier y Nilo plantea claramente la cuestión a que el mito da una respuesta satisfactoria para quien cree en él: si la historia es lo que parece ser, una sucesión de sufrimiento y desgracia -Hegel dirá después que las épocas de felicidad en la historia son páginas en blanco-, entonces no es posible creer en la Providencia divina ni, lo que podría ser más importante para nuestras discusiones sobre los valores, llevar una vida moral.

La exploración de los túneles secretos que comunican el mito con las otras expresiones de nuestra cultura a que me he referido ha sido ya relatada por algunos autores, pero creo que sería muy provechoso para nosotros volver a recorrer algunos de sus laberintos.

Un saludo. Emiliano Fernández Rueda


Symploké 0280
Fecha: Viernes, 25 Abril 1997 21:57:16 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Quiliasmo

Amigos:

Creo que Emiliano Fernández toca uno de los más intrincados tópicos dentro de la relación placer-vida en nuestra cultura. Es concepto de quiliasmo como plenitud le sirve para ahondar mucho más allá. Su análisis de las visión judeo-cristiana del dolor como camino de la liberación y armonía nos permite entender la razón de vida ascética, sobretodo en los primeros cristianos. Deja el tema abierto a penetrar en los que él llama laberintos y queda otra imagen más que es la del toro de Minos, también muy digna de ser estudiada, pero que nos llevaría a otros rumbos.

> La exploración de los túneles secretos que comunican el mito con las otras expresiones de nuestra cultura a que me he referido ha sido ya relatada por algunos autores, pero creo que sería muy provechoso para nosotros volver a recorrer algunos de sus laberintos. <

A mí se me ocurrió -y perdonen si parece un desvarío- que mucho de la vivencia del quiliasmo puede conectarse con los logros que en el siglo XX ha obtenido la terapia psico-somática llamada Bioenergética.

El uso de posiciones en que el cuerpo duele y activa los recuerdos sobre momentos de dolor, para luego descargarlo en gritos mayúsculos, golpes sobre un colchón y movimientos pélvicos con un método que es largo explicar pero que tiene tres fases: 1.- reconocer y enfrentar el dolor como una energía física que afecta el espíritu. 2.- descargar ese dolor con movimientos corporales y 3.- reconstruir la evolución natural del cuerpo mediante movimientos suaves y armónicos.

Todo esto lleva a conseguir un crecimiento de la persona en la armonía consigo mismo y con el mundo. Creo que también es un ejemplo de como el dolor lleva al quiliasmo, donde se junta la intención mística y la vivencia natural y placentera.

Saludos. Javier Pulido Biosca


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