Filosofía en español 
Filosofía en español

Dmitri Ivanovich Pisarev

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Dmitri Ivanovich Pisarev (1840-1868)

Dmitri Ivanovich Pisarev

Eminente materialista y demócrata revolucionario ruso, ardiente campeón de la abolición de la servidumbre y de la emancipación del trabajo. Egresado en 1861 de la Universidad de Petersburgo, se consagra al periodismo, al frente de la revista de vanguardia “Ruskoie Slovo”, donde prosigue la línea de “Sovremennik” de Chernishevski (ver), la línea de la democracia revolucionaria rusa. Aunque Pisarev vivió poco (se ahogó a los 28 años, además de haber pasado cuatro años y medio como detenido político en la fortaleza de Pedro y Pablo) hizo mucho por el desarrollo de la opinión pública en Rusia. En una época en que Belinski (ver) y Dobroliúbov (ver) ya no existían, en que Herzen (ver) se hallaba en el exilio y Chernishevski en la deportación en Siberia, Pisarev fue el alma de los círculos rusos de vanguardia, sobre todo de la juventud universitaria. El objeto supremo de todos nuestros pensamientos, decía, es el de “resolver de una vez por todas el problema ineluctable de los que tienen hambre”. Siendo todavía estudiante, se había declarado enemigo de la servidumbre y había exhortado al “derrocamiento por la violencia de la bienaventurada dinastía reinante de los Romanov”. No pudiendo llamar abiertamente a la revolución, se consagró a la difusión de conocimientos entre el pueblo, convencido de que la instrucción aumentaría la productividad del trabajo y ayudaría a elevar el bienestar del pueblo. Pero subrayaba que el auge de la industria, el aumento de las riquezas no bastaría para asegurar el mejoramiento de las masas. El invocaba el ejemplo de Francia y, sobre todo, de Inglaterra, donde el aumento de las riquezas provocaba el empobrecimiento progresivo de la población. Al mismo tiempo que preconizaba la propaganda de los conocimientos históricos, de las ciencias naturales y del “industrialismo”, proponía la transformación democrática del régimen social, político y económico. Pisarev se esforzó en demostrar el papel decisivo de las masas populares. Trataba a los liberales de “canallas de todo calibre que hacen juegos malabares con frases progresistas”. Condenaba resueltamente la política de conciliación entre los partidos: las divergencias políticas, según él, había que ponerlas al desnudo hasta el fin, y no disimularlas.

Habiendo evolucionado del humanismo abstracto al democratismo revolucionario y al socialismo utópico (ver) se transformó en un propagandista audaz de las ideas socialistas. Estaba profundamente convencido de que el porvenir pertenecía al socialismo: “La teocracia medieval ha sido abolida, el feudalismo ha sido abolido, el absolutismo ha sido abolido; el dominio tiránico del capital terminará también por desaparecer”. Pisarev preveía que para Rusia también, a medida que se desarrollara su industria, el problema obrero sería el problema esencial. Su actividad se desarrolló en la época en que, según la profunda definición de Lenin, el socialismo y el democratismo en Rusia constituían todavía un todo. Las personalidades de vanguardia expresaban entonces los intereses del conjunto de los trabajadores, los intereses de la masa popular explotada que, en esa época, era esencialmente la masa campesina.

Las concepciones filosóficas y sociológicas de Pisarev continuaban la filosofía materialista de Chernishevski. Defendía a los grandes filósofos materialistas, desde Epicuro (ver) hasta Chernishevski, y denunciaba la mentira del idealismo de Platón (ver) y de Hegel (ver) hasta Yurkevich y Grigoriev, de quienes estigmatizaba la inconsistencia teórica y la orientación política reaccionaria. La materia y el movimiento son, según Pisarev, indestructibles, eternos e infinitos en sus manifestaciones: “En la naturaleza, ninguna parcela de materia desaparece, ninguna partícula de fuerza se pierde...”. Las leyes de la naturaleza revisten igualmente un carácter material: todas “derivan de las propiedades necesarias y eternas de la materia universal ilimitada”. El ser, la materia, son datos primarios; la conciencia es un dato secundario. El mundo espiritual del hombre, incluso los móviles inconscientes, la ilusión, &c., no hace más que reproducir los fenómenos exteriores en el espíritu humano. El hombre, decía, no es un cuerpo pasivo en la naturaleza, sino un ser activo, un ser que obra. La ciencia no ha sido inventada arbitrariamente por el hombre: “Ella es una imagen de la naturaleza, la naturaleza misma, puesta al día, adivinada, que ofrece sus leyes a la inteligencia escrutadora del hombre”. Reconociendo el carácter objetivo de la ciencia, censuraba resueltamente las fórmulas que no hacen más que traducir la opinión subjetiva de la persona y no la propiedad real del objeto. De igual modo que la ciencia, el arte sólo es una forma de reproducción de la realidad. Durante la década del sesenta del siglo pasado, la lucha entre el materialismo y el idealismo, en Rusia, había llegado a ser particularmente viva en las cuestiones de estética. Siguiendo a Schelling (ver) los idealistas afirmaban que la creación artística carece de finalidad, que se sustrae a la crítica del entendimiento. Pisarev se alzó con fuerza contra la estética reaccionaria, contra el “arte puro” y defendió la idea de un arte orientado socialmente, rico de contenido, democrático. El poeta, decía, debe traducir el pulso de la vida social, debe odiar con pasión la injusticia, escribir con la sangre de su corazón. Al mismo tiempo que defendía los principios materialistas de la estética de Chernishevski y de Dobroliúbov, Pisarev cometió graves errores. Así, negaba el papel social e instructivo de la música, de la escultura, de la pintura, negaba el valor de la obra de Pushkin. Sobre todo en las cuestiones de estética se hace sentir la estrechez histórica de las concepciones de Pisarev. Por el contrario, sus ideas sobre el papel de la imaginación, del ensueño, en el conocimiento y en la creación, representan una gran contribución a la teoría materialista. Lenin, en su libro ¿Qué hacer? y en sus Cuadernos filosóficos, subraya la profundidad de las ideas de D. Pisarev sobre el “ensueño útil”.

Junto a elementos de mecanicismo y de metafísica, se hallan en las obras de Pisarev, apreciables elementos de dialéctica. Comprendió claramente la lucha entre lo viejo que perece y lo nuevo que nace. Expresó ideas dialécticas notables en sus estudios sociológicos. Pero en lo que respecta a las leyes y las fuerzas motrices del desarrollo histórico, se mantuvo, en lo esencial, en las posiciones idealistas anteriores a Marx. El progreso no se explicaría más que por el progreso de los conocimientos y de la conciencia popular. Sin embargo, sus trabajos contienen numerosos elementos de una concepción materialista de los hechos históricos. Como economista, preconizó la teoría del valor-trabajo. Asignaba una gran importancia al papel del trabajo y de las masas trabajadoras en el proceso histórico. Presentía el papel de las necesidades materiales de las masas, del factor económico, el papel decisivo de las masas populares en el desarrollo de la sociedad. Según Pisarev, la fuerza motriz de la historia “no reside jamás en los individuos, en los círculos o en las obras literarias, sino en las condiciones generales y, preferentemente, en las condiciones económicas de existencia de las masas”. Ideólogo de las masas campesinas trabajadoras, era en suma, partidario de los métodos de lucha revolucionarios contra el régimen social fundado en la explotación.

La influencia de Pisarev fue muy grande en su época. Fue leído apasionadamente en los círculos avanzados de Rusia y de los países eslavos vecinos. Como uno de los primeros darwinistas en Rusia, ejerció una acción considerable sobre el desarrollo de las ciencias de la naturaleza en Rusia. Ilustres sabios rusos como Bach, Pavlov (ver), Timiriazev (ver) y otros, han rendido homenaje a la obra de Pisarev. Sus concepciones sociológicas, como las de Chernishevski, influyeron en la concepción del mundo de Svietozar Markovich (ver), de L. Karavelov y otros pensadores progresistas de los países eslavos.

Obras filosóficas y sociales de Pisarev: “Escolástica del siglo XIX” (1861), “El Gobierno ruso bajo la protección de Chedo-Ferroti” (1862), “Estudios sobre la historia del trabajo” (1863), “El progreso en el mundo de los animales y de las plantas” (1864), “Esbozos históricos” (1864), “Heinrich Heine” (1867), “El campesino francés de 1789” (1868), etcétera.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:406-408

Dmitri Ivánovich Písariev (1840-1868)

Pensador materialista ruso, crítico y publicista revolucionario. Sus padres eran terratenientes. Empezó la actividad literaria en 1859. Terminó sus estudios en la Universidad de Petersburgo en 1861. Fue colaborador y, de hecho, director de la revista “La palabra rusa” (“Rússkoie slovo”) (a partir de 1861). En 1862-67, estuvo encarcelado en la fortaleza de Petropávlovs por haber defendido a Herzen contra los ataques del agente zarista Firks (Scedo-Ferroti). En 1867-68, colaborador de las revistas “La causa” (“Dielo”) y “Anales de la patria” (“Otiéchestviennie zapiski”). Falleció ahogado mientras se estaba bañando. Las concepciones revolucionarlas y socialistas de Písariev, definidas ya hacia fines de 1861 (“Escolástica del siglo XIX”, 1861; proclama contra Scedo-Ferroti, 1862), experimentan posteriormente una importante transformación: la rápida extinción del movimiento liberador revolucionario que se produjo en 1859-61 convence a Pisariev cada vez con mayor fuerza, de que en Rusia faltan las condiciones necesarias para que la revolución triunfe, de que el campesinado es incapaz de liberarse y construir una sociedad libre. Písariev creyó que el objetivo principal de su actuación consistía en resolver “el problema de las personas hambrientas y desnudas”, defendió el ideal socialista (si bien es verdad que ninguna de las teorías socialistas existentes entonces le satisfacía). Sin renunciar a la idea de aplicar la violencia revolucionaria contra los explotadores (“Ideas de Auguste Comte sobre la historia”, 1885; “Popularizadores de teorías negativas”, 1866; “Heinrich Heine”, 1867, y otras obras), Písariev formuló la idea de la vía “química” de la revolución, es decir, de tranformaciones sociales graduales que se reducían a instruir al pueblo, a aumentar (gracias a la difusión del saber) el rendimiento del trabajo y a mejorar las condiciones de vida de las masas como premisas básicas para la radical “transformación de las instituciones sociales”. Písariev imponía la misión de instruir al pueblo a los “realistas pensantes”, o sea, a la intelectualidad progresiva. Los trabajos que escribió durante los últimos años de su vida (“El campesino francés de 1789”, 1869, y otras) atestiguan una acentuación de la tendencia radical en la ideología de Písariev. La concepción político-social no sólo condicionaba el importante acento que ponía Písariev en las funciones sociales de la ciencia, sino que imprimía, además, su sello en la manera de entender el progreso de los conocimientos científicos como base del desarrollo histórico. Ello hizo que Písariev luchara enérgicamente contra la religión y contra las manifestaciones de diverso género de “misticismo cerril” en la ciencia que apartaban a la humanidad de las vías del progreso racional y hacían por completo caso omiso “de los testimonios más elementales de la experiencia” (“El idealismo de Platón”, 1861, y otras obras); ello también llevó a Písariev a adoptar una posición negativa respecto a la “filosofía especulativa” de Hegel. Písariev consideraba que constituían cierto contrapeso al idealismo las teorías de los “materialistas vulgares” Moleschott y Vogt, de las que daba una estimación positiva (“Esbozos fisiológicos de Moleschott”, 1861; “El proceso de la vida”, 1861; “Cuadros fisiológicos”, 1862). Fue uno de los primeros que desarrolló en Rusia una amplia propaganda en favor del darvinismo (“El progreso en el reino animal y en el vegetal”). Aunque en el terreno gnoseológico se inclinaba hacia el sensualismo, adoptó una posición negativa frente al empirismo (“Errores de un pensamiento inmaturo”, 1864) y señaló el trascendente papel de la imaginación creadora. Lenin estimó en mucho semejante llamada de Písariev a la imaginación creadora. Decidido partidario del realismo, Písariev polemizó vivamente con los representantes del “arte puro”, llegando a veces a proclamar, en dicha polémica, el “riguroso utilitarismo” del arte y a verlo como uno de los frenos del progreso científico (“Destrucción de la estética”, 1865; “Pushkin y Belinski”, 1865).

Diccionario filosófico · 1965:362-363

Dmitri Ivánovich Písarev (1840-1868)

Publicista revolucionario, crítico literario y filósofo materialista ruso. Desde 1861, colaborador y dirigente ideológico de la revista Rússkoe Slovo (“La Palabra Rusa”). En 1862-67 estuvo encarcelado en la fortaleza de Pedro y Pablo por haberse pronunciado en defensa de Herzen. En 1867-68 colaboró en las revistas Delo (“La Causa”) y Otéchestvennie Zapiski (“Anales Patrios”). Las ideas democráticas, revolucionarias y socialistas de Písarev, cristalizadas hacia fines de 1861, sufren más tarde una notable transformación: la rápida extinción de la ola liberadora revolucionaria, que se levantó en 1859-61, convence cada vez más a Písarev de que en Rusia no existen las condiciones necesarias para la revolución y de que el campesinado es incapaz de liberarse y construir una sociedad libre. Písarev veía el principal objetivo de su actividad en la solución del “problema de los hambrientos y desnudos” y defendía el ideal socialista (cierto es que no le satisfacía ninguna de las doctrinas socialistas existentes a la sazón). Sin rechazar en principio la aplicación de la violencia revolucionaria (“Las ideas históricas de A. Comte”, 1865; “El proletariado pensante”, 1865; “Divulgadores de doctrinas negativas”, 1866; “Heinrich Heine”, 1867, y otras obras), Písarev esgrimió la idea de la vía “química” de la revolución: cambios sociales paulatinos, que se reducen a la educación del pueblo, al ascenso (gracias a la divulgación de los conocimientos) de la productividad del trabajo y al mejoramiento de las condiciones de vida de las masas como premisas fundamentales de la reorganización cardinal de las instituciones sociales. Písarev imponía la tarea de educar el pueblo a la intelectualidad de vanguardia. Las obras de los últimos años de vida de Písarev (“El campesino francés en 1789”, 1868, y otras) testimonian que en su concepción del mundo ascendía la tendencia radical. La concepción sociopolítica de Písarev condicionó un determinado acento en su examen de la problemática filosófica, en particular, la comprensión del progreso de los conocimientos científicos como base del desarrollo histórico. Esto determinó la enconada lucha de Písarev contra la religión y todo género de manifestaciones del misticismo en la ciencia, que desvían a la humanidad del camino del progreso razonable, y condicionó la actitud negativa de Písarev hacia la filosofía de Hegel. Písarev advertía cierto contrapeso al idealismo en las teorías de los “materialistas vulgares” –J. Moleshott, C. Vogt–, a las que valoraba positivamente. Písarev fue uno de los primeros propagandistas del darwinismo en Rusia (“Progreso en el reino de los animales y las plantas”, 1864). Inclinándose en la investigación de los problemas gnoseológicos al sensualismo, Písarev mantenía, no obstante, una actitud negativa hacia el empirismo y subrayaba el papel constructivo del sueño creador. No carente de puntos extremos, el lema “nihilista” de Písarev –“Lo que puede ser destruido, debe ser destruido”– expresaba la intransigencia de los demócratas de los años 60 hacia el régimen autocrático de servidumbre, y su odio al parasitismo social y al conformismo liberal.

Diccionario de filosofía · 1984:336