Filosofía en español 
Filosofía en español

Alejandro Ivanovich Herzen

Alejandro Ivanovich Herzen (1812-1870)

Gran revolucionario y demócrata ruso. Por sus concepciones filosóficas, Herzen es un materialista, partidario de la dialéctica de Hegel. Herzen, “en la Rusia feudal, en la década del 40 del siglo XIX, supo elevarse a una altura tan grande, que se colocó al nivel de los más profundos pensadores de su tiempo” (Lenin). Estudió profundamente la filosofía de Hegel, llegando a la conclusión de que la dialéctica de Hegel es “el álgebra de la revolución, que emancipa extraordinariamente al hombre y no deja piedra sobre piedra del mundo cristiano, del mundo de las tradiciones que habían sobrevivido”. La Esencia del Cristianismo (ver), el famoso libro del filósofo materialista alemán Feuerbach, ejerció una enorme influencia sobre el desarrollo filosófico de Herzen hacia el materialismo. En 1844-1845 escribió Herzen su obra filosófica fundamental Cartas sobre el estudio de la Naturaleza (ver), en la que hace una profunda crítica de la filosofía idealista y se manífiesta contra el materialismo vulgar, que “en cuanto a conciencia, a método, está incomparablemente más bajo que el idealismo”. Herzen exige la unión del materialismo con la “especulación”, con el “método”, para que “la razón salga al camino, apoyándose en la experiencia mano a mano con la Naturaleza, para que la Naturaleza le conduzca como a su pupilo hasta tanto esté en condiciones de llevarla al total alumbramiento en el pensamiento”. Después de la derrota de la insurrección del proletariado parisino en junio de 1848, Herzen, que vivía por aquel entonces en París, atraviesa una crisis espiritual. Hondamente conmovido por el fracaso de la sublevación, por el heroísmo ilimitado de los obreros parisinos, por la bestialidad de la burguesía, cuya venganza “sobrepasa toda imaginación”, Herzen maldice a la burguesía; comprende que sin una nueva revolución, “sin el exterminio de lo existente” no hay salida posible, pero no ve la fuerza capaz de encabezar la lucha, no advierte el camino que conduzca a la victoria. La crisis espiritual fue debida a que no supo elevarse hasta la comprensión de las leyes del desarrollo de la sociedad, porque habiendo llegado de lleno, como escribía Lenin, a las puertas del materialismo dialéctico, “se detuvo ante el materialismo histórico”. Herzen era socialista, pero su “socialismo” no tenía un fundamento científico. La bancarrota espiritual de Herzen después de 1848 “era la bancarrota de las ilusiones burguesas” en el socialismo. El drama espiritual de Herzen fue fruto y reflejo de una época histórico-universal, en que el espíritu revolucionario de la democracia burguesa se extinguía ya (en Europa), mientras que el espíritu revolucionario del proletariado socialista aún no estaba maduro” (Lenin). La Estrella Polar (1855-1869), La Campana (1857-1867), publicadas por Herzen e introducidas clandestinamente a Rusia, incitaban a la lucha contra la autocracia, llamaban a la destrucción del régimen de servidumbre, educaban en el espíritu revolucionario a la joven generación. Herzen tenía vacilaciones, desviaciones del democratismo hacia el liberalismo, pero el demócrata mantuvo en él la supremacía; y aunque durante toda su vida Herzen no supo desembarazarse de las ilusiones democrático-burguesas, sin embargo, poco antes de su muerte “no volvió los ojos hacia el liberalismo, sino hacia la Internacional, hacia la Internacional que dirigía Marx, ¡la Internacional que había empezado a ‘formar los regimientos’ del proletariado, a unificar el ‘mundo trabajador’, que ‘abandonaba el mundo de los que gozan sin trabajar’!” (Lenin). Las obras principales de Herzen son: Cartas sobre el estudio de la Naturaleza, 1844-1845; Cartas desde Francia e Italia, 1847-1850; Lo pasado y los pensamientos, 1852-1867.

Diccionario filosófico marxista · 1946:132-133

Alejandro Ivánovich Herzen (1812-1870)

Herzen

Eminente demócrata revolucionario ruso y filósofo materialista, brillante periodista y literato. Las concepciones políticas, sociales y filosóficas de Herzen, formadas a medida que el movimiento revolucionario ruso iba en ascenso, reflejaban los cambios que maduraban en la estructura social y económica del país. El pensamiento ruso de vanguardia, revolucionario y materialista, ejerció una influencia considerable sobre él. El artículo de Lenin “En memoria de Herzen” ofrece la clave de una comprensión acertada, marxista de las ideas de Herzen, de su papel en el movimiento de liberación y de las etapas principales de su actividad.

Herzen pertenecía a la generación de los revolucionarios surgidos de la nobleza durante la primera mitad del siglo XIX. La sublevación de los decembristas provocó el despertar de Herzen, observa Lenin. Herzen fue enemigo implacable del régimen de servidumbre feudal y de sus sostenedores, y veía el sentido de su vida en la lucha por la abolición de ese régimen y por esa liberación del pueblo ruso del yugo de la aristocracia. Fue perseguido y obligado a partir al extranjero en 1847; pero aun allí consagró toda su actividad a la lucha por su país.

La doctrina filosófica de Herzen continúa y desarrolla las ideas de los pensadores rusos de vanguardia: Lomonósov (ver), Radishchev (ver), los decembristas (ver), así como las mejores tradiciones del materialismo de Europa Occidental. Herzen es un representante notable del materialismo. “En la Rusia feudal de los años del 40 del siglo XIX, supo elevarse a una altura tal, que se colocó al nivel de los más grandes pensadores de su tiempo” (Lenin, “En memoria de Herzen”, en Obras escogidas, t. I, p. 812, Ed. esp., Moscú, 1948). Herzen supo discernir los elementos positivos de la dialéctica de Hegel, la que trató de modificar de acuerdo con las tareas revolucionarias y democráticas de la época. Consideraba la dialéctica como el “álgebra de la revolución”. La dialéctica, escribía Herzen, “destruye por completo el mundo cristiano, el mundo de las tradiciones caducas”. En su gran obra filosófica Cartas sobre el estudio de la naturaleza, Herzen hace una crítica profunda de la filosofía idealista y del materialismo metafísico, que, según él “es, desde el punto de vista de la conciencia, del método, muy inferior” al idealismo dialéctico. Herzen exigía que se asociara el materialismo y la idea de desarrollo, las ciencias naturales y la filosofía, la teoría y la práctica. “La filosofía sin ciencias naturales, es tan imposible como las ciencias naturales sin filosofía”, escribía. Pone al desnudo el carácter imperfecto del idealismo filosófico de Hegel (ver) y de otros idealistas. En vano, dice, pretenderá el pensamiento la prioridad con relación a la naturaleza. La naturaleza no surgió del pensamiento. Al contrario, el pensamiento surgió del desarrollo de la naturaleza. Herzen proclama el triunfo de la filosofía materialista, que reconoce la objetividad de las leyes del pensamiento como “leyes conscientes de la existencia”.

Herzen somete a una viva crítica el materialismo simplista, “unilateral”, que “aplicaba todo su celo a la destrucción de cuanto es inmaterial, negaba lo universal, consideraba el pensamiento como una secreción del cerebro, y la experiencia como la única fuente de los conocimientos; que no veía la verdad sino en hechos particulares, palpables y visibles”. Al descubrir con lucidez el carácter limitado del materialismo vulgar (ver), Herzen exige que se asocie la experiencia y el pensamiento, lo que según él, debía producir un desarrollo extraordinario de la ciencia y de la filosofía. “La experiencia cesará de temer al pensamiento; el pensamiento a su vez, no retrocederá más ante la inmovilidad del mundo de los hechos, frente al cual, hasta entonces, se sentía ajeno; sólo así será dominada la realidad exterior cuya razón no pueden dar ni la metafísica abstracta ni las ciencias particulares”. Sólo la filosofía, “enriquecida por la experiencia, será la fragua terrible ante cuyo fuego nada resistirá”. En sus Cartas sobre el estudio de la naturaleza, Herzen expone la historia de la filosofía, a partir de la filosofía griega y sus diversas corrientes. Su concepción de la historia de la filosofía representa un gran paso adelante en el estudio de esa ciencia. Muestra hasta qué punto el idealismo y el materialismo se oponen, la lucha que sostienen entre sí; y ofrece una serie de apreciaciones magistrales sobre las diferentes teorías y concepciones. Sin embargo, por no ser un materialista histórico, no pudo comprender las leyes del desarrollo de la filosofía y, algunas veces, se engaña en sus apreciaciones, particularmente con relación al materialismo francés. Lenin apreciaba en alto grado las Cartas sobre el estudio de la naturaleza, y escribía a propósito de la primera de esas cartas, “Empirismo e idealismo”, que ella “...nos muestra a un pensador, que, incluso ahora, está a cien codos por encima de un sin fin de naturalistas empíricos contemporáneos y de una infinidad de filósofos idealistas y semiidealistas del presente. Herzen llegó hasta el materialismo dialéctico y se detuvo ante el materialismo histórico” (Ibid. p. 812).

La derrota de la revolución de 1848 provocó una crisis moral en Herzen. Testigo directo del alzamiento de los obreros parisinos y de su derrota, Herzen flagela a la burguesía; y comprende que sin una nueva revolución, sin la abolición del régimen existente, el camino del radiante porvenir permanecerá cerrado. Pero no ve la fuerza capaz de ponerse a la cabeza de la lucha, no ve el camino que conduce a la victoria. Sus concepciones acerca de la historia siguen siendo idealistas, a despecho de los pensamientos profundos emitidos por él sobre las leyes del desarrollo histórico: el papel de las masas en la historia, las clases, &c. No comprendió que la fuerza destinada a aplastar el poder de la burguesía, es el proletariado. Era socialista, pero su “socialismo” carecía de base científica y pertenecía, como decía Lenin, a las formas del socialismo burgués y pequeño-burgués que no sobrevivieron a los acontecimientos de julio de 1848. La bancarrota de sus ilusiones después de 1848 “...era la bancarrota de las ilusiones burguesas en el socialismo. El drama moral de Herzen fue fruto y reflejo de una época histórico-universal, en que el revolucionarismo de la democracia burguesa moría ya (en Europa), mientras que el revolucionarismo del proletariado socialista aún no estaba maduro” (Ibid., p. 812). Más tarde, Herzen se convirtió en ideólogo del socialismo utópico campesino. Pensaba que después de la abolición de la servidumbre, Rusia, sin detenerse en la etapa capitalista utilizaría la comunidad campesina para pasar al socialismo. Su teoría del socialismo “campesino” y su democratismo revolucionario se hallan estrechamente vinculados. “Herzen”, escribía Lenin, “veía el ‘socialismo’ en la liberación de los campesinos dándoles la tierra, en la propiedad comunal de la tierra y en la idea campesina del ‘derecho a la tierra’”. (Ibid., p. 813). La idea del “derecho a la tierra” y del reparto igualitario de la tierra traducía las aspiraciones revolucionarias a la igualdad alimentadas por los campesinos en lucha por la abolición del poder de los grandes terratenientes y por su expropiación. Pero ese socialismo, a juicio de Lenin, no contenía ni un “grano de socialismo” y no era más que una “fraseología plácida”, un “dulce sueño”.

El escepticismo de Herzen después de la derrota de la revolución de 1848, sin embargo, constituyó en él una especie de transición que le hizo abandonar las ilusiones del democratismo burgués “por encima de las clases”, para volverse hacia una lucha de clases del proletariado, lucha severa, implacable. En 1869, Herzen rompe con el anarquista Bakunin (ver), pero “...no volvió los ojos hacia el liberalismo, sino hacia la Internacional, hacia aquella Internacional que dirigía Marx, hacia aquella Internacional que había empezado a ‘formar los regimientos’ del proletariado, a unificar el ‘mundo obrero’...” (Ibid., p. 813). Ciertamente aun en esa época, la debilidad de Herzen era sensible: creía que el socialismo debía manifestarse “con una propaganda igualmente dirigida al obrero y al patrono, al labrador y al pequeño-burgués”. A este respecto, existe una gran diferencia entre Herzen y Chernishevki (ver). Este comprendía que no por medio de la propaganda, sino solamente por medio de la revolución violenta se podía cambiar el régimen social. Hasta 1861, Herzen, vaciló apartándose a veces del democratismo hacia el liberalismo, pero su democratismo acababa siempre por imponerse. “No fue culpa de Herzen, sino su desgracia, el que no pudiera ver al pueblo revolucionario en la propia Rusia en la década del 40. Cuando lo vio en la del 60 se puso sin temor al lado de la democracia revolucionaria contra el liberalismo. Luchó por la victoria del pueblo sobre el zarismo, y no por una componenda entre la burguesía liberal y el zar de los terratenientes. Herzen levantó la enseña de la revolución” (Ibid., pp. 816 y 817). El gran mérito de Herzen consiste en haber fundado la prensa rusa en el extranjero. “Kolokol” (La Campana) y La Estrella Polar, editados durante la década del 50 al 60, contribuyeron a formar a la joven generación de Rusia en el espíritu de una lucha implacable contra la servidumbre y la autocracia.

Herzen era un gran patriota; amaba profundamente al pueblo trabajador y odiaba a sus opresores. Luchó contra el cosmopolitismo y se alzó contra la opresión nacional de los pueblos por el zarismo, defendiendo la libertad del pueblo polaco que se había sublevado contra la autocracia. Criticaba implacablemente el orden burgués europeo y demostraba que el capitalismo corre inevitablemente a su perdición.

Herzen es autor de una serie de obras literarias brillantes tales como “¿De quién es la culpa?”, “El doctor Krupov”, “La piadosa ladrona”, “Recuerdos y pensamientos”, y otras, donde lucha contra la servidumbre y la autocracia. Sus obras se hallan impregnadas de humanismo, de elevados principios éticos; Herzen exige del arte que sea realista y popular, y combate el arte sin ideas. Sus concepciones sobre el arte se formaron bajo la influencia de la crítica y de la estética democrático-revolucionarias de Belinski (ver), del realismo de Pushkin, Gogol, Lermontov. Las principales obras de Herzen son: El dilettantismo en las ciencias (1843), Cartas sobre el estudio de la naturaleza (1845-1846), Cartas de Francia y de Italia (1847-1851), Desde la otra orilla (1847-1850), Recuerdos y pensamientos (1852-1867), A un viejo camarada (1870).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:230-233

Alexandr Ivánovich Herzen (1812-1870)

Demócrata revolucionario ruso, pensador materialista, escritor; fundador del populismo. Hijo del aristócrata moscovita I. A. Iákovlev. Terminó sus estudios en la Universidad de Moscú (1833). Fue deportado dos veces por las autoridades zaristas (1835-40 y 1841-42). Emigrado desde 1847. Testigo de la revolución de 1848-49 en Francia y en Italia. Desde 1852, vivió sobre todo en Inglaterra, donde fundó la Tipografía Rusa Libre (1853). Editó el periódico ruso, no sometido a censura, “Kolokol” (La Campana) (1857-67). Murió en París. Obras filosóficas principales: El diletantismo en la ciencia (1842-43), Cartas sobre el estudio de la naturaleza (1845-46), Desde la otra orilla (1847-50), A un viejo camarada (1869). El camino ideológico de Herzen es complejo y contradictorio; sin embargo, a través de todas sus búsquedas teóricas se percibe un anhelo capital: crear una teoría científica nueva, “realista” partiendo de los resultados superiores obtenidos por el pensamiento filosófico-social, teoría que constituyera el fundamento de la revolución social futura. Herzen analizó con espíritu crítico las ideas del socialismo utópico francés (lo conoció por primera vez en 1832), de la historiografía romántica de la época de la Restauración y de la filosofía clásica alemana de siglo XIX; y a comienzos de la década de 1840 las elaboró en una concepción atea y materialista original del mundo, de la cual constituía una parte importante el intento de interpretar con un criterio materialista la dialéctica de Hegel, a la que más tarde denominó “álgebra de la revolución”. Herzen “llegó al umbral del materialismo dialéctico” (Lenin). El tema principal de las investigaciones filosóficas de Herzen era la demostración de la unidad del ser y el pensar, de la práctica y le teoría, de la sociedad y el individuo. Pugnaba por hallar y formular un método de conocimiento adecuado a la realidad y que constituyera una unidad de experiencia y raciocinio, de “empirismo” y “especulación”. En el campo de la filosofía de la historia, se ocupó sobre todo del problema relativo a la ley social, concebida por él, en última instancia, como una combinación del decurso espontáneo de la historia (de la vida inconsciente de los pueblos) y de la actividad consciente de los individuos (del desarrollo de la ciencia). En el terreno social, la consigna de unidad entre teoría y práctica lleva a Herzen a la lucha por la ilustración revolucionaria de las masas populares, preparándolas para la revolución socialista. Esta múltiple y compleja problemática, aunque interiormente concatenada, aflora de manera distinta en las diferentes etapas del desarrollo ideológico de Herzen. En su concepción filosófico-social introdujo serias rectificaciones la revolución de 1848-49, cuya derrota dio origen al drama espiritual de Herzen. Al no ver en la realidad de la Europa Occidental una coincidencia entre el decurso de la historia y el desarrollo del pensamiento humano, pensamiento que había formulado y elaborado el ideal socialista, Herzen se siente invadido por el pesimismo y el escepticismo en lo tocante a las posibles perspectivas de la revolución social en Occidente. En su intento de superar tal pesimismo, ideó Herzen la teoría del socialismo campesino, “ruso”: veía en la comuna campesina el germen real del futuro socialista. Veía el proceso ulterior de la historia rusa como la liberación de los campesinos del yugo feudal y absolutista, a la vez que procuraba armonizar el tipo de vida colectivista y patriarcal del campesinado con las teorías socialistas. Sobre este particular, Herzen no sólo propugnaba la solución radical del problema campesino en Rusia, sino que además planteaba el problema relativo a la posibilidad de eludir la fase capitalista de desarrollo. No obstante, los acontecimientos que se produjeron a mediados de la década de 1880 lo convencieron cada vez más de que también Rusia se contagiaba, de la “viruela burguesa”. Herzen sólo empieza a superar realmente su drama espiritual al fin de su vida, cuando, después de romper con el anarquista Bakunin, comienza a ver en el movimiento obrero, que de nuevo se alza en la Europa Occidental dirigido por la I Internacional, la garantía de que el socialismo se trocará en realidad. La historiografía burguesa tergiversa el sentido de las ideas filosóficas y sociales de Herzen, transformándole en un buscador de Dios (S. Bulgákov, V. Zenkovski, V. Pirozhkova, &c.), en un enemigo de la revolución y del socialismo (P. Struve, G. Kon, I. Berlin, &c.).

Diccionario filosófico · 1965:215

Alexandr Ivánovich Herzen (1812-1870)

Revolucionario demócrata ruso, escritor, pensador materialista, fundador del populismo. Organizó en Inglaterra la Imprenta Libre, que editaba las revistas “Poliárnaya zvezdá” (La Estrella Polar) (1855-62), “Kólokol” (La Campana) (1857-67), &c. El camino ideológico de Herzen es complejo, pero a través de sus búsquedas teóricas llenas de contradicciones se abre paso el principal afán: partiendo de las realizaciones máximas del pensamiento socio-filosófico, crear una nueva teoría científica “realista”, que constituya la fundamentación ideológica de la futura revolución social. Las ideas del socialismo utópico francés (Herzen las conoció por vez primera en 1832), de la historiografía romántica de la época de la Restauración y de la filosofía clásica alemana del siglo 19 fueron asimiladas y reelaboradas con espíritu crítico por Herzen hacia comienzos de los años 40, en una original concepción del mundo atea y materialista, cuyo aspecto más importante era el intento de interpretar en el sentido materialista la dialéctica de Hegel. Más tarde la calificó de “álgebra de la revolución”. Herzen “se acercó de lleno al materialismo dialéctico” (Lenin). El principal tema de las búsquedas, filosóficas de Herzen consiste en demostrar la unidad del ser y el pensamiento, de la práctica y la teoría y de la sociedad y el individuo. Herzen procuraba hallar y formular el método de conocimiento adecuado a la realidad. En el campo de la filosofía de la historia, Herzen dispensaba gran atención al problema de la ley social, que consideraba en última instancia como conjugación de la marcha espontánea de la historia (vida inconsciente de los pueblos) y la actividad consciente de los individuos (desarrollo de la ciencia). En la esfera sociopolítica, la consigna de la unidad de la teoría y la práctica conduce a Herzen a la lucha por la educación revolucionaria de las masas populares que las preparase para la revolución socialista. Esta problemática muy compleja, pero interiormente interconectada, tiene aspectos distintos en las diferentes etapas de la evolución ideológica de Herzen. Introdujo correcciones considerables en sus concepciones socio-filosóficas la revolución de 1848-49, que abarcó a varios países euroccidentales y cuya derrota constituyó la base del drama espiritual de Herzen. Al no ver en la realidad euroccidental la coincidencia de la marcha de la historia y del desarrollo del pensamiento humano que promovió y seguía elaborando el ideal socialista, Herzen cae en el pesimismo y escepticismo respecto a las perspectivas posibles de la revolución social en Occidente. Un intento de superar este pesimismo fue la teoría de Herzen sobre el socialismo campesino, “ruso”: en la comunidad campesina, Herzen vio un germen real, a su parecer, del futuro socialista. El curso posterior de la historia rusa era concebido por Herzen como la liberación de los campesinos de todas las trabas autocrático-feudales y la conjugación de la vida patriarcal colectivista del campesinado con la teoría socialista. En esta línea, Herzen, además de exigir una solución radical del problema campesino en Rusia, planteaba también la cuestión de la posibilidad de soslayar la fase capitalista de desarrollo. Sin embargo, los acontecimientos de mediados de los años 60 convencían a Herzen cada vez más de que Rusia se iba contagiando también de la “viruela burguesa”. La auténtica superación del drama espiritual de Herzen sólo se esboza al final de su vida, cuando, al romper con el anarquista Bakunin, empieza a advertir la garantía de la realización del socialismo en el movimiento obrero que volvía a levantarse en Europa Occidental bajo la dirección de la I Internacional. La historiografía burguesa desvirtúa el sentido de la evolución socio-filosófica de Herzen, convirtiéndolo o bien en buscador religioso (Bulgákov, V. Zenkovski, V. Pirozhkova y otros), o bien en adversario de la revolución y el socialismo (Struve, G. Kon, I. Berlin y otros). Principales obras filosóficas: El diletantismo en la ciencia (1842-43), Cartas sobre el estudio de la naturaleza (1845-46), Desde la otra orilla (1847-50), “Robert Owen” (1860, formó parte, como capítulo, de la obra El pasado y los pensamientos), Cartas al adversario (1864), Al viejo camarada (1869).

Diccionario de filosofía · 1984:206-207