Filosofía en español 
Filosofía en español

Escepticismo

Escepticismo

(Del griego: “skeptikos”, examen, meditación, consideración.) El escepticismo es la corriente filosófica que expresa la duda en la posibilidad de un conocimiento veraz, de la verdad objetiva. Los escépticos elevan la duda al nivel de un principio; ante cada objeto, dicen, son admisibles dos opiniones que se excluyen mutuamente: la afirmación y la negación, y por eso nuestros conocimientos acerca de las cosas no son veraces. El escepticismo, como corriente filosófica, nació en la Grecia antigua; Pirrón (siglo III antes de nuestra era), es considerado como su fundador. A juicio de los escépticos, la convicción de la imposibilidad del conocimiento de las cosas debe conducir, teóricamente, a la “abstención de todo juicio” (la llamada “epoché”), y en la práctica, debe asegurar una actitud indiferente, impasible, frente a los objetos, la “imperturbabilidad” del alma (la “ataraxia”). En la época del Renacimiento, el escepticismo desempeñó un considerable papel en la lucha contra la ideología medioeval, en el socavamiento de la autoridad de la iglesia. Siguiendo a Montaigne (1533-1592), Pierre Bayle (ver), “descomponiendo la metafísica con la ayuda del escepticismo, preparó el terreno para la entrada del materialismo y de la filosofía del buen sentido” (Marx). Pero, por otra parte, el filósofo y matemático francés Pascal (1623-1662) sacó del escepticismo deducciones en favor del misticismo; colocaba el sentimiento religioso por encima de la razón vacilante en su conocimiento. En el siglo XVIII, el representante del escepticismo fue Hume (ver), que niega el valor objetivo de las categorías filosóficas más importantes: la sustancia y la causalidad. Entre los escépticos hay que incluir también a Kant (ver), con su teoría de la incognoscibilidad de las “cosas en  sí”. Sin embargo, ya Hegel, reconociendo sus méritos en la lucha contra la metafísica y el dogmatismo, consideraba el escepticismo como una “parálisis del pensamiento”. El escepticismo, como principio negador del conocimiento de la verdad objetiva, es refutado por la experiencia y la práctica. El materialismo dialéctico parte del criterio de que “en el mundo no hay cosas incognoscibles, sino simplemente cosas aún no conocidas, pero que la ciencia y la experiencia se encargarán de revelar y de dar a conocer” (Stalin).

Diccionario filosófico marxista · 1946:97

Escepticismo

(del griego: σκέψις; σκέπτομαι: yo examino.) Tendencia filosófica que expresa la duda acerca de la posibilidad de lograr la verdad objetiva. Los escépticos erigen la duda como principio. Sobre cada objeto, dicen, se pueden emitir dos opiniones que se excluyen recíprocamente: la afirmación y la negación. De este modo, nuestro conocimiento de las cosas se hace incierto. Esta doctrina filosófica fue fundada en la Grecia antigua por Pirrón (alrededor de 360-270 a.n.e.). Según los escépticos de la antigüedad, la convicción de no poder conocer las cosas, debe desembocar, en teoría, en la “suspensión de todo juicio”, y en la práctica, en una actitud de indiferencia, de imperturbabilidad respecto a los objetos (“ataraxia”). Marx hace notar que el escepticismo antiguo señala la decadencia del pensamiento filosófico, antes tan vigoroso. Durante el Renacimiento, el escepticismo desempeñó un papel importante en la lucha contra la ideología de la Edad Media, contra la autoridad de la Iglesia. Siguiendo a Montaigne (1533-1592), Bayle (ver), “al descomponer la metafísica con la ayuda del escepticismo, preparó el terreno para la entrada del materialismo y la filosofía del buen sentido en Francia” (Marx/Engels, Obras, Ed. alem.). Por otra parte, Pascal (1623-1662) había extraído del escepticismo conclusiones favorables al misticismo, y colocaba el sentimiento religioso por encima de la razón vacilante. En el siglo XVIII, el escepticismo toma la forma de agnosticismo (ver); Hume (ver) negaba el valor objetivo de las categorías filosóficas más importantes: la substancia (ver) y la causalidad (ver). Entre los escépticos hay que incluir también a Kant puesto que proclama incognoscible su “cosa en sí”. (Ver “Cosa en sí” y “cosa para nosotros”).

El escepticismo, que niega categóricamente la posibilidad de conocer la verdad objetiva, es refutado por todo el desarrollo histórico de las ciencias y por la experiencia de los hombres, que confirman la tesis marxista sobre la cognoscibilidad del mundo. El materialismo parte del principio de que no existen en el mundo cosas incognoscibles, que las cosas todavía desconocidas serán descubiertas y conocidas gracias a la ciencia y a la práctica. El escepticismo no puede proporcionar ninguna prueba valedera de la incognoscibilidad de las cosas. El materialismo marxista, que afirma la cognoscibilidad del mundo, se apoya en los datos irrefutables de la actividad práctica. Ésta denuncia implacablemente todo principio falso, anticientífico e, inversamente, confirma todo principio justo, toda verdad científica. Si como dicen los escépticos, los hombres no están en condiciones de conocer la verdadera naturaleza de las cosas, no es posible comprender cómo hacen para vivir, pues su existencia significa que conocen las leyes objetivas de la naturaleza y que actúan sobre ellas para dominarlas. Ni siquiera los animales podrían adaptarse biológicamente a las condiciones circundantes, si sus representaciones, en los límites que les son accesibles, no correspondieran a los fenómenos percibidos. A diferencia del animal, el hombre confecciona instrumentos de producción con la ayuda de los cuales transforma la naturaleza, y en el curso de esta transformación aprende a conocer los secretos más profundos de las cosas. “El conocimiento puede ser biológicamente útil, en la práctica del hombre, en la conservación de la vida, en la conservación de la especie, únicamente cuando refleja la verdad objetiva, independiente del hombre. Para el materialista, el ‘éxito’ de la práctica humana demuestra la concordancia de nuestras representaciones con la naturaleza objetiva de las cosas que percibimos”. (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 148, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). La propagación del escepticismo en la filosofía burguesa contemporánea, la propaganda de los ideólogos burgueses en favor de la “impotencia de la razón” ofrecen un testimonio del marasmo de la cultura capitalista. Es una de las formas de la lucha contra la ciencia y el materialismo científico.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:161-162

Escepticismo

Concepción filosófica que pone en duda la posibilidad del conocimiento de la realidad objetiva. El escepticismo consecuente se conjuga con el agnosticismo. Alcanza su mayor difusión en los períodos del desarrollo de la sociedad en que los viejos ideales sociales ya se tambalean y los nuevos todavía no se han consolidado. El escepticismo como doctrina filosófica surgió en el período de crisis de la antigua sociedad griega (siglo IV a. n. e.) como reacción a los anteriores sistemas filosóficos que mediante razonamientos especulativos intentaban explicar el mundo sensible, a menudo contradiciéndose entre sí. Llegó a su punto culminante en las doctrinas de Pirrón, Arcesilao, Carnéades, Enesidemo, Sexto el Empírico y otros. Prosiguiendo las tradiciones de los sofistas, los primeros escépticos señalaron el carácter relativo del conocimiento humano, la indemostrabilidad formal del mismo y su dependencia de diversas condiciones (circunstancias de la vida, estado de los órganos de los sentidos, influencia de las tradiciones y de los hábitos, &c.). En la base de la concepción ética del escepticismo grecorromano, figuraba la duda en la posibilidad de un saber demostrado y admitido por todo el mundo. Los escépticos de la Antigüedad clásica, preconizaban la abstención de todo juicio para alcanzar la imperturbabilidad del alma (ataraxía) y con ello, la felicidad, que es el fin de la filosofía. Sin embargo, los propios escépticos no se abstenían, ni mucho menos, de enjuiciar las cosas y escribían obras en las que criticaban los dogmas filosóficos especulativos y presentaban argumentos (los denominados tropos) en favor del escepticismo. En la filosofía de los siglos XVII-XVIII, existieron diversas corrientes del escepticismo. En conjunto, el escepticismo contribuyó en importante medida a refutar el dogmatismo de la ideología medieval. En los trabajos de Montaigne, Charron, Bayle, &c., se ponía en duda los argumentos de los teólogos, se preparaba el terreno para poder asimilar el materialismo. Por otra parte, el escepticismo de Pascal, Hume, Kant y otros limitaba las posibilidades de la razón en general y desbrozaba el camino a la fe religiosa. En la filosofía contemporánea, ha asimilado a su modo los argumentos tradicionales del escepticismo el positivismo, que considera absurdos todos los juicios, generalizaciones e hipótesis, cualesquiera que sean, inaccesibles a la comprobación experimental.

Diccionario filosófico · 1965:144-145

Escepticismo

(griego skeptikos: que examina, investiga, critica.) Concepción filosófica que pone en tela de juicio la posibilidad de conocer la realidad objetiva. El escepticismo consecuente se suma al agnosticismo y el nihilismo. El escepticismo se propaga más en los períodos de desarrollo de la sociedad en los que los viejos ideales sociales se han quebrantado ya, mientras que los nuevos no se han afianzado todavía. Como doctrina filosófica, el escepticismo surgió en el período de la crisis de la sociedad antigua (siglo 4 a.n.e.) como reacción a los sistemas filosóficos precedentes que se valían de los razonamientos especulativos para tratar de explicar el mundo sensorial, contradiciéndose a menudo los unos a los otros. El escepticismo alcanzó su apogeo en las doctrinas de Pirrón, Arcesilao, Carnéades, Enestidemo, Sexto el Empírico y otros. Imitando la tradición de los sofistas, los primeros escépticos subrayaban el carácter relativo del conocimiento humano y su dependencia de las distintas condiciones (circunstancias de vida, estado de los órganos de los sentidos, influencia de las tradiciones y costumbres, &c.). La duda en la posibilidad de un conocimiento demostrable y reconocido por todos sirvió de base a la concepción ética del escepticismo antiguo. Los escépticos antiguos predicaban la abstensión de los juicios para lograr la quietud espiritual (ataraxia) y, con ello, la felicidad que es precisamente el fin que persigue la filosofía. Pero los escépticos mismos no se abstenían, ni mucho menos, de emitir juicios y creaban obras en las que criticaban los dogmas filosóficos especulativos y exponían argumentos a favor del escepticismo. El escepticismo desempeñó un importante papel en la refutación del dogmatismo de la ideología medieval. En los trabajos de Montaigne, Charron, Bayle &c. se ponía en tela de juicio los argumentos de los teólogos y se preparaba el terreno para la asimilación del materialismo. Por otra parte, el escepticismo de Pascal, Hume, Kant y otros limitaba las posibilidades de la razón en general y desbrozaba el camino a la fe religiosa. En la filosofía moderna, los argumentos tradicionales del escepticismo los asimiló de manera original el positivismo, que califica de insensatos cualesquiera juicios, generalizaciones e hipótesis, inaccesibles a la verificación experimental directa. El materialismo dialéctico reconoce el escepticismo como elemento del conocimiento (duda, autocrítica, &c.) sin absolutizarlo hasta el rango de concepción filosófica que deviene en agnosticismo.

Diccionario de filosofía · 1984:140