Filosofía en español 
Filosofía en español


Blas Pascal

Pensador y hombre de ciencia francés, nacido en Clermond-Ferrand, en 1628, y muerto cristianamente, en París, en 1662. Educado por su padre fue un notable matemático, un espíritu lógico y un hombre dotado de una inteligencia agudísima y precoz. Se le deben importantes descubrimientos en el terreno de la física y es cofundador, junto con Galileo y Torricelli, de la Hidrodinámica (“Principio de Pascal”, sobre los líquidos). Fue hombre que alcanzó gran celebridad.

El pensamiento de Pascal es atormentado y abarrocado, oscilando entre un fideísmo y un escepticismo, entre un misticismo y lo incomprensivo y lo injusto. En realidad, hay en Pascal una clara evolución de pensamiento, que anuncia una ruptura con el equilibrio católico y es señal evidente de la inquietud religiosa de los siglos XVI y XVII. La mejor manifestación de esta evolución la tenemos en sus Pensées sur la réligion, su obra maestra, publicada en 1670, y que está constituida por una serie de fragmentos que revelan sus ideas y sus inquietudes. El estilo de Pascal es claro, dinámico y conciso, de construcción geométrica. Escribió, además, las Provinciales o Lettres a un Provincial (1656-57), ensayos que revelan un ágil pensamiento y una sutil ironía, pero que se malogran al atacar, de un modo absurdo y calumnioso, las doctrinas morales de los jesuitas: se ha podido llamar a esta obra “una mentira inmortal” (Chateaubriand). Le debemos, finalmente, una serie de memorias y ensayos sobre sus experiencias en el terreno de la Física.

En Pascal pesan muchas influencias; mantuvo una intensa relación con Port-Royal, fue amigo de Arnauld y de hecho un gran propagandista del jansenismo; estudió la filosofía de Montaigne y de Descartes, asistiendo a las tertulias del Padre Mersenne. Pascal parte, como Descartes, de un ideal de ciencia matemático; en ésta no se acepta ningún concepto no definido previamente ni se admite ninguna verdad que no sea demostrada, haciendo patentes sus radicaciones con los conceptos-base. El conocimiento debe ser, para Pascal, de tipo matemático, racionalista. De donde se deriva una confianza absoluta en el poder estructurador de la razón humana y en su capacidad cognoscitiva. Toda la dignidad humana estriba en el pensamiento, que puede conocerse a sí mismo y también al universo que nos rodea: los cuerpos, en cambio, nada conocen. Además, el conocimiento humano es progresivo, frente a la estabilidad de lo animal.

En este punto, empero, Pascal empezó su evolución: desengañado, se dio cuenta de que la certeza no era fácil de alcanzar en todos sus puntos. Hay grandes dificultades para llegar a una ciencia absoluta y perfecta: la naturaleza humana cae en contradicciones. Cada vez más escéptico por las cosas del mundo. Pascal comprendió que la razón humana es limitada, y que la causa principal de su limitación es la concupiscencia. Empezó a tratar entonces los problemas religiosos y éticos, pero por desgracia en dirección del todo jansenista. Para ello, estableció un triple orden de conocimientos: a) El orden material, que se conoce por medio de las matemáticas. b) El orden de la razón, que se conoce por la ciencia. c) El orden religioso, el fundamental, que se conoce por la fe y el corazón. La distinción entre la razón y el corazón es fundamental; la matemática puede construir un mundo perfecto, evidente, claro y distinto, pero no explica los conceptos fundamentales (espacio, tiempo, movimiento...). El conocimiento matemático es, pues, limitado, porque no puede pasar de una línea infranqueable: la comprensión de la esencia de lo infinito, a cuyo conocimiento tiende siempre el hombre precisamente. El corazón en cambio, “que tiene sus razones que la razón desconoce”, permite descubrir los primeros principios; y es un conocimiento tan firme que la razón no puede argumentar en contra de sus descubrimientos. Al contrario: tiene que apoyarse en él para fundamentar toda la ciencia. El pensamiento de Pascal se recrea ahora en contrastes: el existente entre Dios (lo infinito) y el cuerpo animal (casi la nada); la evidencia de las matemáticas frente a la incapacidad de la concepción de lo infinito, que es precisamente lo más importante.

A esta comprensión de lo infinito tiende el conocimiento intuitivo, que procede del corazón y también de la fe. Ahora enfoca Pascal su filosofía de la religión. Él quiere ser un defensor de la verdadera doctrina de la Iglesia. Pascal expuso fragmentariamente su pensamiento en las Pensées. En síntesis, se pueden señalar en ellos tres puntos. En primer lugar, una preparación del incrédulo por la conciencia en la bajeza de su estado. Cuando el hombre ha indagado todo cuanto está a su alcance, llega a la conclusión de que nada sabe. Su ignorancia. Pero es “una ignorancia que se conoce: una ignorancia sabia”. Aquí empieza la segunda fase que se resuelve en una exposición de las pruebas de la religión para culminar en el tercer punto, o sea en la purificación del corazón para poder recibir la fe sin lo cual el conocimiento racional no sería suficiente.

Hay en el hombre dos naturalezas contrarias que se repelen: es su naturaleza una mezcla de miseria y de grandeza; aspiración a la verdad y esclavitud en el error... ¿Cuál es su explicación? Pascal, por reflejo del agustinismo de Jansenio, la encuentra en la caída del hombre: el pecado original; éste es la causa de que el hombre sea completamente incapaz de bien y de verdad sin la ayuda de la gracia divina: el hombre debe humillarse ante Dios. Y Pascal llega así al completo desprecio del conocimiento teorético, matemático. ¿Qué queda de todo, entonces? Poca cosa: el sostenimiento a la autoridad eclesiástica (contra la cual se rebeló como buen jansenista) y el cumplimiento de ceremonias y prácticas piadosas.

Pascal, que repetidas veces declaró querer vivir y morir en el seno de la Iglesia, es con suma frecuencia exagerado e injusto en sus apreciaciones. Se le ha considerado un escéptico, pero parece que le cuadra mejor el papel de fideísta.

Bibliografía. De las obras de Pascal hay muchas ediciones: la más corriente es la serie de obras completas editada por Bossut, París 1819 y 1870. Hay la edición de Brunschwicg, en especial sobre los Pensamientos, París 1904, y la de Chevalier, 1924.

Consúltese: Cousin, Études sur Pascal, París, 1875. Taylor, Pensamientos de Pascal sobre religión y filosofía, Londres, 1894. F. Strowski, Pascal et son temps, París, 1907. E. Baudin, Etudes sur Pascal, 1936-1947. J. Russler, La Foi selon Pascal, 1950.