Obras de Aristóteles Metafísica 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Patricio de Azcárate

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Metafísica · libro quinto · Δ · 1013b-1025a

XVI
Perfecto

Perfecto{227}, se dice por de pronto de aquello que contiene en sí todo, y fuera de lo que no hay nada, ni una sola parte{228}. Así, tal duración determinada es perfecta cuando fuera de esta duración no hay ninguna duración que sea parte de la primera. Se llama también perfecto aquello que, bajo las relaciones del mérito y del bien, no es superado en un género particular. Se dice: un médico perfecto, un perfecto tocador de flauta, cuando no les falta ninguna de las cualidades propias de su arte. Esta calificación se aplica metafóricamente lo mismo a lo que es malo. Se dice: un perfecto sicofanta; un perfecto ladrón; y también se le suele dar el nombre de buenos, un buen ladrón, un buen sicofanta. El mérito de un ser es igualmente una perfección. Una cosa, una esencia es perfecta, cuando en su género propio no le falta ninguna de las partes que constituyen naturalmente [177] su fuerza y su grandeza. Se da también el nombre de perfectas a las cosas que tienden a un buen fin. Son perfectas en tanto que tienen un fin{229}. Y como la perfección es un punto extremo, se aplica metafóricamente esta palabra a las cosas malas, y se dice: esto está perfectamente perdido, perfectamente destruido, cuando nada falta a la destrucción y al mal, cuando éstos han llegado al último término. Por esto la palabra perfecta se aplica metafóricamente a la muerte: ambos son el último término. Por último, la razón por qué se hace una cosa, es un fin, una perfección.

Perfecto en sí se dice, por tanto o de aquello a que no falta nada de lo que constituye el bien, de aquello que no es superado en su género propio, o de lo que no tiene fuera de sí absolutamente ninguna parte. Otras cosas, sin ser perfectas por sí mismas, lo son en virtud de aquellas, o porque producen la perfección, o porque la poseen y están en armonía con ella, o bien porque sostienen alguna otra especie de relación con lo que propiamente se llama perfecto.

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{227} Τελειον.

{228} La palabra propia aquí sería más bien completo; pero hemos debido emplear el término perfecto a causa de lo que sigue.

{229} Τελος, τελειον y más adelante τελευτη: estas analogías faltan en nuestra lengua. De aquí nace que aparece cierta violencia en la traducción, mientras que todo se liga y encadena admirablemente en el original. No es esta la primera vez que hemos tenido motivo para hacer una observación semejante.


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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1875, tomo 10, páginas 176-177