Obras de Aristóteles Metafísica 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Patricio de Azcárate

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Metafísica · libro quinto · Δ · 1013b-1025a

I
Principio

Principio{181} se dice en primer lugar del punto de partida de la cosa; como el principio de la línea, del viaje. En uno de los extremos reside este principio, correspondiendo con él otro principio al extremo opuesto. Principio se dice también de aquello mediante lo que puede hacerse mejor una cosa; por ejemplo, el principio de una ciencia. En efecto, no siempre hay precisión de empezar por la noción primera y el comienzo de la ciencia, sino por lo que puede facilitar el estudio{182}. El principio es también la parte esencial y primera de donde proviene una cosa: y así la carena es el principio del buque, y el cimiento es el principio de la casa; y el principio de los animales es, según [150] unos, el corazón; según otros, el cerebro; según otros, por último, otra parte cualquiera del mismo género{183}. Otro principio es la causa exterior que produce un ser, aquello en cuya virtud comienza el movimiento o el cambio. Y así, el hijo proviene del padre y de la madre, y la guerra del insulto{184}. Otro principio es el ser, por cuya voluntad se mueve lo que se mueve, y muda lo que muda: como, por ejemplo, en los Estados los magistrados, los príncipes, los reyes, los tiranos. Se llaman también principio las artes, y entre ellas, las artes arquitectónicas{185}. Finalmente, lo que ha dado el primer conocimiento de una cosa, se dice también que es el principio de esta cosa: las premisas son los principios de las demostraciones.

Las causas se toman en tantas acepciones como los principios{186}, porque todas las causas son principios. Lo común a todos los principios es, que son el origen de donde se derivan, o la existencia, o el nacimiento, o el conocimiento. Pero entre [151] los principios hay unos que están en las cosas y otros que están fuera de las cosas. He aquí por qué la naturaleza es un principio, lo mismo que lo son el elemento, el pensamiento, la voluntad, la sustancia. La causa final está en el mismo caso, porque lo bueno y lo bello son, respecto de muchos seres, principios de conocimiento y principios de movimiento.

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{181} 'Αρχη.

{182} Véanse las Categorías.

{183} O todas las partes del animal son engendradas al mismo tiempo, el corazón, el pulmón, el hígado, el ojo, &c., o tiene lugar en un orden sucesivo como se dice en los versos que se atribuyen a Orfeo: el animal se forma como el tejido de una red. Puede asegurarse, hasta por los sentidos, que no se produce todo simultáneamente; vemos en el animal partes ya desenvueltas, cuando otras no existen aún. Y no puede decirse que su pequeñez impida percibirlas. El pulmón es por su naturaleza mayor que el corazón, y aparece después del corazón... Si el corazón es en algunos animales lo que nace ante todo, y lo que corresponde al corazón en los que no le tienen, el corazón es el principio de los animales que tienen corazón, y lo que corresponde a éste es el principio de los otros animales. Arist., De anim. generat., II, 1. Bekker, páginas 734-735.

{184} En el primero de estos dos ejemplos, el principio es doble: son, según Aristóteles, dos principios contrarios; en el segundo, no hay más que un solo principio. Pero en el uno como en el otro, el principio primero es el principio del movimiento. Véase Arist., De anim. generat., I, 18. Bekk., 721. En este pasaje cita, no precisamente nuestro segundo ejemplo, sino este verso del poeta cómico Epicarmo: de la maledicencia nacen las injurias, de las injurias el combate.

{185} Es preciso dar a la palabra arquitectónica toda su extensión etimológica. Aristóteles llama a la política misma una ciencia arquitectónica. Véase la Moral a Nicómaco.

{186} Asclepio observa que esta proposición no es completamente exacta, que en realidad la palabra principio tiene una acepción más general que la palabra causa, como lo reconoce el mismo Aristóteles. Pero añade Asclepio que Aristóteles se sirve aquí del lenguaje común que casi identifica estas dos expresiones. Schol, pág. 689. Es cierto que Aristóteles en algunos pasajes parece hacer una distinción; pero en general emplea indiferentemente la palabra causa por la palabra principio, y recíprocamente, y las más veces emplea ambas a la vez para designar el mismo objeto.


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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1875, tomo 10, páginas 149-151