Obras de Aristóteles La gran moral 1 2 Patricio de Azcárate

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La gran moral · libro primero, capítulo XXI

De la dulzura

A seguida de lo dicho podemos hablar de la dulzura, y mostrar lo qué es y en qué consiste. Digamos ante todo que la dulzura es un medio entre el arrebato, que conduce siempre a la cólera, y la impasibilidad que no puede nunca llegar a sentirla. Ya hemos visto, que todas las virtudes en general son medios. Esta teoría fácilmente podría probarse si hubiera necesidad de hacerlo, y [39] bastaría al efecto fijarse en que en todas las cosas lo mejor ocupa el medio, que la virtud es la mejor disposición, y que siendo lo mejor el medio, la virtud es por consiguiente el medio. La exactitud de esta observación será tanto más evidente cuanto más se la compruebe en cada caso particular. El hombre irascible es el que se irrita contra todo el mundo, en todo caso y más allá de los límites debidos. Es una disposición muy reprensible, porque no conviene irritarse contra todo el mundo, ni por todas las cosas, ni de todas maneras, ni siempre; lo mismo que no conviene tampoco no irritarse jamás, por ningún motivo, ni contra nadie. Este exceso de impasibilidad es tan reprensible como el otro. Pero si uno se hace reprensible por incurrir en exceso o en defecto, el que sabe permanecer en el verdadero medio es a la vez dulce y digno de alabanza. No es posible aprobar el carácter del que experimenta muy vivamente el sentimiento de la cólera, ni el del que apenas lo siente; pero se llama verdaderamente dulce al que sabe mantenerse en lo justo entre estos dos extremos. Así pues la dulzura es el medio entre las pasiones que acabamos de describir.

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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1873, tomo 2, páginas 38-39