Filosofía en español 
Filosofía en español

Antonio Ibargüengoitia Chico 1921-2004

Profesor católico de filosofía, cultivador de la historia de la filosofía en México, nacido en la capital federal en el verano de 1921 en el seno de un influyente entorno familiar guanajuatense: hijo de Darío Ibargüengoitia Cumming y María Guadalupe Chico Ibargüengoitia, primo del escritor Jorge Ibargüengoitia Antillón, &c. (ver Carlos Ibargüengoitia Chico, Familias Guanajuatenses, estudio genealógico de las familias Ibargüengoitia, Chico, Cumming, Sánchez del Villar-Brockmann-Langenscheidt, Valenzuela, 1975).

Cursa los estudios elementales y medios en escuelas “particulares” mantenidas en la ciudad de México por Hermanos Maristas, y su familia evita someterle a la anticlerical “educación socialista”, impuesta por la reforma constitucional de 1934, recurriendo a la “extensión universitaria” (impulsada sobre todo por sacerdotes jesuitas, enardecidos por el ejemplo del beato Miguel Pro Juárez S. I., fusilado en 1927 por orden directa del presidente Plutarco Elías Calles, en plena represión cristera, que en 1926 había fundado la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos, transformada en 1929 en UNEC, que logra aupar en 1933 como rector de la UNAM a Manuel Gómez Morín –confundador en 1939 del PAN–, enfrentada la institución a los designios del presidente Lázaro Cárdenas…) en la que cursa la secundaria y la preparatoria.

Estudia luego tres años en la Escuela Nacional de Química Industrial (incorporada desde 1917 a la UNAM), pero habiendo organizado la Compañía de Jesús en 1943 un Centro Cultural Universitario, prefiere al año siguiente comenzar a cursar ahí la carrera de Filosofía (ese Centro Cultural Universitario, en 1952, se transforma en Universidad Iberoamericana). Fue discípulo y amigo de Luis B. Beltrán y Mendoza (†1981, fundador de la Liga de Estudiantes Católicos que, el 12 de agosto de 1913, bajo el impulso de Bernardo Bergöend S. J., se transforma en Asociación Católica de la Juventud Mexicana –Por Dios y por la Patria–, tan activa en la Guerra Cristera, e integrada tras los arreglos de 1929 en la Acción Católica Mexicana), sobre quien escribe en 1994 el opúsculo Hombre de iglesia, hombre del mundo: Luis B. Beltrán y Mendoza.

Profesor desde 1950 en escuelas preparatorias, en la Escuela Normal Superior, en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García (fundada en 1949 con auspicios de la Acción Católica Mexicana), desde 1962 se incorpora a la Universidad Iberoamericana, de cuyo Departamento de Filosofía fue director de 1986 a 1990. También fue profesor en la Universidad Pontificia de México (erigida en 1958 por la Conferencia del Episcopado Mexicano) y en la Universidad Intercontinental (fundada en 1976 por los Misioneros de Guadalupe).

En 1995 se autopresentaba de esta manera:

Antonio Ibargüengoitia Chico (1921)

Nacido en la ciudad de México en el año citado, hace sus estudios elementales y medios en la misma ciudad, en las escuelas “particulares” patrocinadas por Hermanos Maristas y como consecuencia de la obligatoriedad de la “educación socialista” pasa a ser alumno de la Universidad Nacional para terminar su secundaria y preparatoria, terminadas las cuales, cursa tres años de la carrera de Química.

Pero su vocación no estaba por las ciencias sino por las humanidades, por lo que en el año de 1944, se inscribe en la recién fundada Universidad Iberoamericana, incorporada a la UNAM, para cursar la carrera de Filosofía. Allí, termina la maestría y el doctorado en Filosofía y se gradúa de la primera en el año de 1954, con una tesis sobre El pensamiento filosófico de Ignacio Altamirano. En el año de 1994 obtuvo su doctorado en filosofía en la U. I. A.

Se ha dedicado a la docencia en materias filosóficas, primeramente en algunas escuelas preparatorias, en la Escuela de Periodismo y en la Escuela Normal Superior. Desde el año de 1962 ha impartido clases en la Universidad Iberoamericana, especializándose de alguna manera, en la historia del pensamiento mexicano. Ha sido también catedrático en la Universidad Intercontinental y en la Universidad Pontificia, ambas en la ciudad de México.

Ha realizado algunas traducciones de libros de filosofía editados en Italia y en Francia y su obra escrita consta de cuatro títulos: Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos (1967); Suma filosófica mexicana (1980); Filosofía social en México (1994) y Filosofía de la empresa (1995).

Ha participado activamente en numerosos congresos, nacionales e internacionales de Filosofía. Reproducimos un fragmento de la Suma filosófica mexicana: […].

[Suma filosófica mexicana, tercera edición, México 1995, páginas 215-216.]

Cinco años más tarde, en otra autopresentación, parece querer ser recordado especialmente por sus Apuntes para una filosofía de la empresa:

Antonio Ibargüengoitia Chico (1921)

Nacido en la ciudad de México en el mes de agosto de 1921, hizo sus estudios elementales y medios en el mismo lugar, pero dado que, según las disposiciones gubernamentales debía estudiarse la “educación socialista”, llegó a estudiar en lo que en aquel entonces se llamó la Extensión Universitaria, que dio cabida para estudiar lo que eran la secundaria y preparatoria. Después de ello, se inscribió en la Escuela Nacional de Química en la cual permaneció durante tres años, pero convencido que su vocación no iba por ese camino, entró en el año de 1944 a lo que en aquel entonces se llamaba “Centro Cultural Universitario”, el cual se convertiría en la Universidad Iberoamericana y en ella cursó la maestría y el doctorado en filosofía, habiendo obtenido el grado en la primera de ellas con una tesis dedicada a la filosofía en México, al estudiar el pensamiento de Ignacio Altamirano, uno de los liberales famosos del siglo XIX, en relación con el problema ideológico que en ellos se presentó en materia de la religión.

Ha sido profesor de materias de filosofía, a nivel de preparatoria, en la Escuela Normal Superior, en la Escuela de Periodismo, en la Universidad Intercontinental, en la Universidad Pontificia de México y desde 1962 en la Universidad Iberoamericana.

Además, ha escrito numerosos artículos publicados en revistas especializadas y ponencias en diversos congresos de filosofía nacionales e internacionales. Su obra escrita en forma de libro es una traducción del italiano de Paolo Dezza, publicada en castellano como: Introducción a la filosofía (1964), Filosofía mexicana, en sus hombres y en sus textos (1967), Suma filosófica mexicana (1980), Filosofía social en México (1994), Apuntes para una filosofía de la empresa (1995).

Comentario:
Apuntes para una filosofía de la empresa

Este pequeño libro editado por la Universidad Iberoamericana consta de cien páginas y después de una introducción, está dividido en dos partes, en la primera habla de Filosofía y de empresa, por lo cual se menciona algo acerca de cada uno de estos vocablos.

En su capítulo tercero de esta parte hace una distinción entre lo que son las funciones de un inversionista, de un administrador y de un empresario, que ocasionalmente pueden ser desempeñados por una misma persona, de acuerdo con el tamaño de la misma.

En el siguiente se habla de lo que es el “ser” y el “hacer” de una empresa. La primera se refiere a la ontología de la empresa y se exponen las cuatro causas de lo que el conjunto de seres humanos que conforman una empresa y específicamente causa final, o sea, lo que se espera alcanzar con ella.

Como consecuencia de esa causa final, se sigue lo que es la ética de la empresa y si es que existen diferentes posturas relacionadas con el modo de actuar en el entorno en el cual se desenvuelve la empresa.

El capítulo quinto de esta parte del libro habla de las responsabilidades que tienen cada uno de quienes fungen como son: inversionista, administrador o empresario. En el capítulo final de esta parte, se habla de la diversidad y jerarquía de las empresas en el mundo actual.

La segunda parte del libro habla de dos términos que se manejan frecuentemente en el mundo actual y que son: la riqueza y el desarrollo. En donde se trata de aclarar las diferentes formas de riqueza que existen y si éstas pueden o deben ser la finalidad de la sociedad en general. De la misma manera se analiza el término de desarrollo y si es una noción análoga.

El libro termina con una especie de síntesis de lo expuesto, la cual aparece como “a modo de conclusión”.

[Filósofos mexicanos del siglo XX, México 2000, páginas 91-93.]

La mayor parte de sus escritos los ha dedicado a historiar la filosofía en México, y desde 1967 su Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos (novena edición en 2015) viene siendo utilizada como manual en algunas universidades. Aunque reconoce en ese libro que «el descubrimiento de un saber filosófico entre los nahuas, o mejor dicho el reconocimiento como saber filosófico al saber nahua es relativamente reciente y muchos historiadores, sobre todo del siglo pasado, negaron al pueblo náhuatl la capacidad de poseer una filosofía», dedica seis páginas a los tlamatinime en su primera parte, que antecede con la siguiente introducción:

«Mucho se ha discutido, mucho se discute y creemos que mucho todavía se discutirá sobre si entre los pueblos prehispánicos que poblaron el altiplano de Anáhuac, existió realmente una filosofía.
Aunque nosotros personalmente pensamos que sí, el problema subsiste más bien en una discusión todavía más larga y compleja de llegar a precisar qué cosa es la filosofía, asunto que está más que lejano del espíritu de este libro; por tanto, para iniciar la presentación de figuras en la Historia de la Filosofía en México, nosotros no hemos hecho otra cosa que presentar algunos párrafos relativos al pensamiento indígena, que se han conservado a través de los textos recogidos por los primeros investigadores de la cultura aborigen y otros expresados en los códices que se han conservado, para poder dar una idea de las líneas fundamentales en las que se desarrollaba la vida cultural náhuatl.
No hemos puesto nombres, ni menos biografías, porque la historia sólo nos entrega datos que se pudieran comparar a los que nos dan los cantos homéricos de la antigua Grecia y es por ello que sólo hablamos del “tlamatini”, el sabio de la antigua civilización de Anáhuac que a veces se identifica con el maestro, otras con el sacerdote y otras con el guía político y que sólo en el trasplante de actividades nativas a la mentalidad occidental de Fray Bernardino de Sahagún, se convierte en el filósofo. Ello nos da una razón suficiente para iniciar el desfile de “grandes figuras” con la de los “tlamatinime” nahuas.
En esos párrafos que transcribimos y que constituían la estructura básica de la cultura autóctona de América, encontramos hoy día muchas de las motivaciones de la idiosincrasia de nuestro pueblo, que los psicólogos nos señalan y describen su existencia, pero cuyo origen histórico se encuentra en el pensamiento prehispánico expresado en los centros de estudio de las ciudades nahuas.
Involucramos en esta primera descripción a las diferentes naciones y tribus que habitaron el altiplano mexicano, ya que con pequeñas variantes perceptibles sólo por los especialistas, existe una tradición cultural similar en todas ellas, cuya expresión más evidente a la llegada de los europeos, es la azteca y ella es la que vivencialmente se pone en contacto con el investigador europeo.
De esta manera aunque sintética, hemos tratado de presentar el pensamiento que animaba a la cultura prehispánica.»

Prólogo a Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos [1967]

El objeto de este libro no ha sido escribir una historia formal de la Filosofía en México, sino presentar de una manera breve, rápida y hasta donde sea posible amena, las figuras más importantes de los hombres que se han dedicado al estudio de la filosofía o bien de aquellas que por su actuación y por la dimensión que alcanzaron en las letras, han llegado a influir en la marcha de la cultura mexicana a través del tiempo.

Hemos enriquecido dentro de la presentación de los datos del personaje con un texto del mismo, habiendo procurado que sea el más característico de él; cuando no nos ha sido posible encontrar un texto original, hemos puesto alguna crónica de la época o algún juicio debido a pluma de prestigio, de tal manera que a través de esos escritos podemos conocer el estilo de cada uno de los pensadores que aquí desfilan, el sistema de pensamiento que sustentaron y a la vez la influencia que tuvieron en su tiempo.

El profesional de la materia, el erudito, no encontrará quizá, ningún dato que venga a enriquecer su conocimiento acerca de los hombres que han destacado en la historia de la filosofía en México; en cambio, para aquellos que no han tenido oportunidad de revisar alguna historia de la filosofía mexicana, sí puede mostrarles un panorama del desarrollo filosófico de México.

Igualmente consideramos que este libro puede ser un auxiliar útil a los alumnos que estudian la carrera de filosofía ya que, hasta ahora, no existen textos que cubran íntegramente el programa de una materia obligatoria que es a la que se refiere este estudio.

Asimismo reconocemos que éste es sólo un primer intento de agrupación de las figuras más destacadas en la historia de la filosofía mexicana, la cual pretendemos perfeccionar posteriormente.

Basados en estos presupuestos, sabemos que algunos lectores objetarán que no incluyamos en este desfile a ciertos personajes que pueden ser considerados como “Grandes Figuras” de la filosofía; también se nos podrá objetar que, sobre ciertos filósofos que aparecen en el libro, faltan muchos datos necesarios para estudiarlos y conocerlos en determinados ángulos fundamentales de su personalidad.

Aclaramos que nuestra intención original había sido presentar “Pequeños Retratos” de “Grandes Figuras” y como tales, muchas veces la pequeñez impide captar en su plenitud los rasgos del personaje biografiado. También es posible, por otra parte, que hayamos omitido personajes de talla similar y quizá superior a la de los que aparecen aquí y aunque esto es poco probable, estamos dispuestos a oír a quienes así lo consideren.

El plan que se ha seguido para llevar a cabo esta obra es netamente cronológico. Empezamos desde los que sostuvieron los principios metafísicos en la original concepción del hombre y del mundo de los pueblos pre-hispánicos.

Después de esa rápida vista, hemos presentado a los primeros pensadores que, venidos del otro lado del Atlántico, pusieron los cimientos intelectuales de la civilización cristiana en Nueva España, que se enfrentó a las doctrinas aborígenes que se batían en retirada, en tanto se imponía el pensamiento occidental y escolástico y alcanzaba matices especiales, desempeñando un papel fundamental en la organización social de la Nueva España.

A este puñado de iniciadores de la filosofía en América, siguen los que, durante los tres siglos de la Colonia, dieron lustre a la cultura de estas tierras, al punto que según relatan algunos cronistas, llegó la ciudad de México a llamarse la “Atenas de América” tanto por la Real y Pontificia Universidad, como por los otros centros de estudio que aquí funcionaban.

Después de los hombres de la Colonia, aparecen los que caracterizaron nuestro siglo XIX durante el cual, la filosofía como disciplina pasa por una crisis grave, pues se le expulsa de los centros oficiales de estudio y sólo se le cultiva en forma estrictamente académica en los seminarios dedicados a la formación del clero, con el agravante de que en este siglo, también los Seminarios pasan por crisis de estudio y de tranquilidad.

De esta situación se deriva que sólo unos cuantos personajes, sean realmente filósofos, aunque muchos otros deben entrar a formar parte de lo que pretende ser un cierto tipo de historia de la filosofía, ya que ellos son los autores de la nueva organización de la sociedad por la que México, acaba siendo una república liberal, especialmente en lo que concierne al campo educativo. En esta parte del libro, hemos puesto a los que creemos que de una manera más notable participaron en la contienda ideológico-política, dando vida con sus razonamientos, a la actividad de los partidos que repetían una y otra vez lo que habían escrito los ideólogos de las dos tendencias que destacan en México en ese siglo.

La tónica de la lucha intelectual bipartidista, va evolucionando hasta el encuentro con nuevas doctrinas que en el siglo XX, llegarán a dar un paso trascendental en la alta cultura mexicana, pues con motivo de la celebración del primer centenario de la iniciación de la Independencia política y como parte de los festejos, se restaura la Universidad Nacional y aunque en aquel 1910 se insistió en que nada tenía que ver la nueva Universidad, con la que había funcionado hasta 1864, el hecho es que restauraba la calidad universitaria a la ciudad de México y con ello el regreso de la Filosofía al ambiente intelectual oficial.

Al llegar al siglo XX, los personajes de que nos hemos ocupado son los que de una u otra forma, contribuyeron a fomentar el entusiasmo que existe hoy en día por las cuestiones filosóficas.

Hemos puesto aquí, tanto a los nacidos en estas tierras como los que, llegados del otro lado del Atlántico a causa del conflicto español, hicieron de México su patria y contribuyeron con su precisión idiomática y con su seriedad académica a perfeccionar los estudios de filosofía en México.

Como es de comprenderse, no hemos puesto sino a los que han muerto, y con esto corremos el riesgo de que la visión del siglo XX quede incompleta, ya que muchos de los filósofos que actualmente viven, tienen más de una poderosa razón para aparecer en un desfile de grandes figuras de la Filosofía en México. A ellos les pedimos su perdón por no estar aquí incluidos.

Esperamos pues con este libro poner nuestro concurso al estudio de la Filosofía en México y mover a los escépticos de la existencia de un pensamiento filosófico en México, a que sean presentados con quienes han alimentado el mundo de las ideas en esta parte de América.

México, D. F. 1967.

Epílogo

Muchos de los hombres que actualmente se dedican al cultivo de la Filosofía, faltan en este pequeño libro, sin embargo, el propósito ha sido de mostrar simplemente, las figuras de aquellos que ya pueden pasar a la Historia, por haber dejado su obra totalmente terminada.

Nunca quizá como hoy en día, se nota tanto entusiasmo por acercarse a las fuentes vivas del pensamiento que son los estudios de Filosofía, por eso creemos que, al terminar esta exposición, sea considerada como lo hemos dicho anteriormente, sólo como el principio de algo que habrá que ir perfeccionando cada vez, con nuevos personajes y con nuevos datos sobre los ya expuestos aquí, de tal manera que la obra, posteriormente llegue a ser un libro de consulta, en el cual aparezcan en todo su esplendor, las figuras de los que por vocación, se han entregado al estudio de la Filosofía en las diversas épocas, lugares e ideologías.

Sería para nosotros muy grato, que nuestras intenciones queden cumplimentadas con el trabajo de aquellos que, por años, han oído nuestra clase de Historia de la Filosofía en México, en la Universidad Iberoamericana.

México, D.F., 1967.

Con motivo de la segunda edición

Antes de que pudiera aumentar lo escrito en la primera edición de Filosofía Mexicana en sus hombres y en sus textos, se ha presentado la oportunidad de hacer una segunda edición, que debería haberse aumentado, pues, en los cinco años transcurridos entre una y otra edición, la filosofía en México ha sufrido la desaparición de varios personajes que por su calidad académica y su profundidad de pensamiento deberían aparecer en esta nueva edición.

Desafortunadamente no he tenido el tiempo suficiente para presentar la biografía y alguna parte de los escritos de esos personajes que contribuyeron vigorosamente a la vida de la filosofía en el período actual del renacimiento de esta actividad en México.

Nos reservamos pues, la realización de las buenas intenciones para una próxima publicación que deberá ser aumentada con la presentación tanto de personajes de nuestro siglo, como algunos otros que no aparecieron en la exposición del pensamiento en los siglos anteriores al nuestro.

El autor
Agosto de 1972.

[Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos, México 2004 (octava edición), páginas IX-XI y 307.]

En 1980, trece años después de Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos (que ya había conocido una segunda edición, sin cambios, en 1972), publica Suma filosófica mexicana (Resumen de Historia de la Filosofía en México):

Introducción a Suma filosófica mexicana [1980]

Si consideramos que la misión de la filosofía es moverse en la búsqueda de la verdad y, además, que el mundo aparece como entregado a las querellas de los hombres para manifestar su libertad en el terreno de las ideas en una constante marcha hacia la verdad, el estudio de la historia de la filosofía en un determinado país, nos pondrá en contacto con el espíritu de ese pueblo y podremos llegar a conocerlo mejor.

En función de esa posibilidad de mayor conocimiento de México, hemos elaborado este pequeño estudio que, precisamente por su brevedad, hemos denominado Suma, es decir, resumen de lo que ha sido la filosofía en México.

Si podemos tener a la mano una síntesis de lo que los hombres, a lo largo de la historia, han pensado en el terreno de la filosofía, podremos también tener una base para explicarnos el por qué de muchos acontecimientos de la vida nacional en los aspectos sociológico, artístico y en fin, en todas aquellas manifestaciones que de una manera más o menos directa, afectan la vida de los que hemos nacido en estas tierras, y las de los que de otras partes del mundo han venido a compartir la aventura de ir construyendo una comunidad humana que proyecta su ser, en los parámetros del tiempo y el espacio, para prolongarlo hacia el porvenir.

Este trabajo lo hemos desarrollado en cinco partes, dedicadas las dos primeras a mostrar, a aquellos que por primera vez se interesan en las cuestiones filosóficas o bien para quienes deseen hacer un repaso, algo que puede tomarse como una breve introducción a la filosofía.

Para lograr este propósito, hemos empezado por exponer lo que se entiende generalmente por filosofía, según las distintas definiciones que de esta disciplina se han dado a través del tiempo, así como la enunciación de los diferentes problemas que aborda la misma y la forma como generalmente se les ha clasificado.

En un afán de precisar la postura de la filosofía dentro del contexto de las ciencias que se interesan por la problemática fundamental del hombre, hemos descrito algunos conocimientos humanos que en algún momento lindan con la filosofía y que le son afines a ella, y que también ellos pretenden explicar el ser del hombre y del universo, pero partiendo de enfoques característicos y diferentes a los de la filosofía.

En seguida, hemos dedicado un capítulo de la primera parte a exponer lo que es el método en filosofía, así como lo que son los distintos métodos usados para alcanzar el conocimiento filosófico. Inmediatamente después hemos hecho una síntesis de lo que es el método histórico. Con esos dos capítulos hemos tratado de acercar al lector a lo que constituye la historia de la filosofía en general.

La segunda parte del libro está dedicada a mostrar los principales problemas con que se enfrenta quien desea dedicarse al estudio de la filosofía en México, e inmediatamente describimos la evolución característica que ha tenido ésta en función de la influencia de las grandes corrientes del pensamiento universal y particularmente de Occidente.

De la tercera a la quinta y última parte del libro, hemos seguido ya una exposición cronológica de desarrollo del pensamiento filosófico en México, iniciándola con los pueblos prehispánicos, para seguir con lo que, a nuestro modo de ver, significó el encuentro de las dos culturas y produjo la incorporación de las comunidades que habitaban en este país a la corriente del pensamiento occidental y finalmente la importancia que tuvo la Universidad de México en el desarrollo de la Filosofía, primero la Escolástica y posteriormente la Filosofía Moderna.

Después de ello, pasamos a la exposición de las principales corrientes filosóficas que ha habido en México durante las dos últimas centurias, con la presentación de quienes han sido sus principales representantes, de los cuales, en vista de la brevedad, y sobre todo en lo que se refiere a nuestra época actual, hemos escogido sólo aquellos que han dejado testimonios más abundantes de su trabajo intelectual a través de la obra escrita y publicada.

La parte final del libro está dedicada a dar a conocer aquellos centros de vida intelectual y cultural en los que actualmente vibra el pensamiento filosófico y que son el testimonio de permanencia de una vigorosa vida filosófica en México que se prepara a construir, con bases en su pasado, una fecunda vida intelectual que ilumine a los hombres que han de vivir en el siglo XXI en eso que será la patria mexicana.

Dedico este trabajo a aquellos con quienes he convivido y pasado los momentos más alegres y más tristes: A María Luisa, a la memoria de Antonio, a Marta Elena, a Miguel, a María Regina, a Mónica y a Fernando.

A. I.
Primavera de 1980.

[Suma filosófica mexicana, México 1980, págs. 7-8 = México 2000, págs. 7-8.]

En 2000, ya jubilado como profesor y veinte años después de Suma filosófica mexicana (que ese año conocía su cuarta edición; y Filosofía mexicana la séptima, si cambios respecto de la primera de 1967), publica Filósofos mexicanos del siglo XX:

Prólogo a Filósofos mexicanos del siglo XX [2000]

Hace algunos años (1967) salió publicado un libro que se llamó Filosofía Mexicana (Porrúa, S.C. Nº 78), que trató de reunir una serie de biobibliografías y someras antologías, de las figuras consideradas como más destacadas de quienes se han dedicado al cultivo de la Filosofía, desde sus antecedentes prehispánicos hasta los del siglo XX y se incluyó allí sólo a quienes, en aquella fecha, ya habían fallecido y por lo tanto, su obra escrita se consideraba concluida.

Ahora se pretende realizar un trabajo similar pero dedicado solamente a personajes de este siglo y, en lugar de transcribir un texto de ellos, hacer un comentario de alguna de sus obras escritas más significativa.

Esta tarea nos parece importante ya que lo que nuestros filósofos han producido en este último tercio del siglo es muy abundante y en muchos casos de buena calidad. La gran cantidad de publicaciones que sobre temas filosóficos y afines –tanto en libros formales como en artículos periodísticos–, los congresos y simposia a niveles regional, nacional o internacional, los coloquios y demás eventos, han sido muy numerosos. Además, el número de las escuelas de enseñanza media superior, en las cuales se estudian materias filosóficas y las universidades en las que se imparte la carrera de filosofía, han crecido en número y calidad y todo eso, da testimonio de una intensa vida intelectual que es parte de la cultura mexicana.

En este trabajo trataré de analizar una serie de personajes que considero como figuras representativas de quienes han hecho posible la existencia de un pensamiento filosófico mexicano, a lo largo de lo que es ya casi una centuria.

Nuestro propósito es presentar brevemente los datos biográficos, sobre todo para situar a los personajes dentro de la problemática de su tiempo, la bibliografía, especialmente de sus obras formales, algo de lo rescatable en hemerografía y testimonios personales además, si es posible, detectar las influencias recibidas y, con ese material, comentar los principales aspectos de su pensamiento filosófico a través de la recensión o comentario de una o más obras del filósofo.

Esperamos encontrar las suficientes fuentes de información para que no sólo aparezcan en él figuras formadas en los centros de estudio de la capital y su área metropolitana, sino en las diferentes universidades que trabajan en todo el país.

El trabajo es arduo, espero poder dedicarle parte de mi tiempo para lograr este propósito y llegar a presentar una obra que hace falta para muchos estudiantes de educación media superior y para quienes estudian a nivel de licenciatura, carreras como: Filosofía, Humanidades, Comunicación, Ciencias Sociales, Historia, etc. y para quienes desean conocer este aspecto tan importante de la cultura mexicana de este siglo.

Verano de 1999
Antonio Ibargüengoitia

Epílogo

Después de haber presentado este panorama de biobibliografías de las principales figuras de quienes han aportado a la filosofía en México, su trabajo en algún aspecto de esta disciplina, en este siglo que está por terminar, con lo cual han contribuido ser motores importantes en este aspecto de la cultura mexicana

Queremos agradecer a quienes nos han proporcionado los datos para hacer posible este trabajo y sentimos no haber podido lograr la cooperación de algunos personajes, con lo cual la obra quizá no sea exhaustiva pero sí perfeccionable en tiempos no remotos.

Quizá no aparezcan aquí algunos otros valiosos personajes que, involuntariamente, se han escapado de aparecer en este trabajo, debido a la imposibilidad de tener a la mano sus datos biográficos o bien el acceso a alguna de sus obras escritas en forma de libro, para hacer algún comentario sobre ella.

De cualquier manera, espero que este trabajo tenga la apreciación de quienes quieran completarlo o que sirva de base en un futuro para ampliar lo que en este país se ha hecho en esta disciplina.

Fin
Laus Deo

[Filósofos mexicanos del siglo XX, México 2000, páginas VII-VIII y 175.]

Bibliografía de Antonio Ibargüengoitia Chico

1961 Traducción del italiano de Paolo Dezza S. I., Introducción a la filosofía, Comité Central, México 1961, 120 h.

1964 Traducción del italiano de Paolo Dezza S. I., Introducción a la filosofía: gnoseología y ontología, Editorial Porrúa, México 1964, 246 págs.

1967 Filosofía mexicana en sus hombres y en sus textos, Editorial Porrúa (Sepan cuantos…, 78), México 1967, 268 págs. Segunda edición: 1972, 268 págs. Cuarta: 1982, 268 págs. Quinta: 1990. Sexta: 1996. Séptima: 2000. Octava: 2004, xii+310 págs. Novena: 2015.

1977 Introducción y notas a la edición facsimilar de la impresión hecha en 1804 de Bruno José de Larrañaga, Poema heróico en celebridad de la colocación de la estatua de Carlos IV, Bibliófilos Mexicanos A. C., México 1977, 26 págs.

1980 Suma filosófica mexicana (Resumen de Historia de la Filosofía en México), Editorial Porrúa (Sepan cuantos…, 348), México 1980, 193 págs. Segunda edición: 1989. Tercera: 1995. Cuarta: 2000, 253 págs. Quinta: 2006.

1994 Filosofía social en México. Siglos XVI al XX. Síntesis histórico-crítica, Editorial Universidad Iberoamericana (Colección Sophia, 1), México 1994, 224 págs.

Hombre de iglesia, hombre del mundo: Luis B. Beltrán y Mendoza, Asociación Cultural Mexicana Renovación, México 1994, 89 págs.

1995 Apuntes para una filosofía de la empresa, Universidad Iberoamericana (Departamento de Filosofía, Cuaderno de Filosofía 27), México DF 1995, 109 págs. Primera reimpresión: 2005.

2000 Filósofos mexicanos del siglo XX, Editorial Porrúa (Sepan cuantos…, 722), México 2000, viii+181 págs.

GBS