Filosofía en español 
Filosofía en español

José María Hoene-Wronski  1778-1853

Matemático y filósofo idealista humanista polaco devenido francés, que propugnaba una metapolítica mesiánica, el mesianismo como unión final de la filosofía y de la religión en la filosofía absoluta. En España encontró un temprano seguidor en el matemático y filósofo Juan Miguel Sánchez de la Campa, quien, sin citarle, prudencialmente, asume ya en 1854 sus doctrinas filosófico históricas, en el libro La instrucción pública y la sociedad, donde el “Cuadro sinóptico de la Historia, formado con arreglo al génesis de la Filosofía absoluta”, sigue fielmente el “Tableau génétique de la philosophie de l'histoire, depuis l'origine du monde jusqu'a son terme final, d'après les deux lois primordiales de Dieu, la loi de Création et la loi de Progrès”, que Wronski había publicado dos años antes, en su Philosophie absolue de l'Histoire, ou Genèse de l'Humanité (París 1852, páginas 201-ss. de la primera parte).

1838 «Boletín bibliográfico. Ciencias físicas y matemáticas. Nouveaux opuscules de M. Hoené Wronski. 1º. Sur la barbarie des chemins de fer et sur la reforme scientifique de la locomotion: 5 fr. - 2.º Rails mobiles on chemins de fer monvants: 3 fr. - 3.º Avis aux ingénieurs, entrepreneurs et propriétaires des chemins de fer: 1 fr. - “Nuevos opúsculos de M. Hoené Wronski”. 1.º Sobre la barbarie de los caminos de hierro, y sobre la reforma científica de la locomoción: 5 fr. - 2.º Carriles movibles o caminos de hierro movedizos: 3 fr. - 3.º Aviso a los ingenieros, empresarios y propietarios de los caminos de hierro: 1 fr. París.» (El Correo Nacional, Madrid, viernes 31 de agosto de 1838, pág. 1.)

1843 «Gran Diccionario de Moreri, 8 tomos 160 rs. […] Historia de las Matemáticas por Montuela y Lalande, 4 tomos 200. Tratado de cálculos superiores por La-Croix, 3 tomos 240. Tres memorias de Wronski, célebre matemático del siglo 120. Aritmética universal de Newton, traducción francesa, 2 tomos 100. […] Con otras muchas obras y colecciones de estampas, se hallan de comisión en la calle del Duque de la Victoria, número 1, cuarto principal.» (Diario de Madrid, martes santo 11 de abril de 1843, pág. 3.)

«Consideremos con este objeto las diferentes expresiones halladas para la relación del diámetro a la circunferencia por algunos célebres matemáticos, como Juan Bernonilli y Wronski, y desde luego se echará de ver que están compuestas de cantidades infinitas e imaginarias, con las cuales es absolutamente imposible ejecutar construcción alguna geométrica. Y no se diga que tal vez pudiera hallarse otra expresión que fuera independiente de tales cantidades, pues entonces caeríamos en el gravísimo absurdo de tener dos cantidades entre sí iguales, una real y finita, y la otra infinita e imaginaria, como sucede con la notabilísima expresión de Wronski. Por otra parte, si se atiende al valor que para la relación buscada resulta empleando las nuevas funciones introducidas en la ciencia de los números por Vaudremonde y Kramp con el nombre de factorielas, vemos que dicha cantidad está dada por un radical de orden superior al de las inconmensurables elementales.» (Nicolás González de la Riva, “Cuadratura del círculo”, Revista de España y del Extranjero, Madrid, tomo VII, pág. 108.)

1849 «Las teorías de J. V. dos Santos se extienden hasta los cometas y aerolitos, reconociendo todas un mismo punto de partida, de suerte que constituyen un sistema general. Es sensible no poder ocuparnos de su teoría de las mareas, de las cuales ni el gran genio de Newton nos ha dado hasta ahora una explicación satisfactoria. Esta grande alma, dice Muro, aludiendo a J. V. dos Santos, justamente lastimada, ha querido vengarse de sus contemporáneos, llevándose su descubrimiento a la tumba. Del mismo modo Carlos Fourier ahogó la ley general de la analogía universal. Del mismo modo, viviendo aun entre nosotros, Hoene Wronski ha destruido él mismo sus obras matemáticas: suicidio el más horrible y monstruoso de todos, porque la obra de un genio semejante es colosal como un mundo, y anonadarla es apagar de un soplo un luminar del cielo. ¡Pueda el sabio polaco desistir de su resolución, y ya que no para él, al menos para nosotros, restablecer en nombre de Dios el texto sagrado que había recibido para hacerlo conocer a la Tierra! ¡Pueda nuestra época, mejor inspirada, guardar para los hombres de genio, que nunca como hoy han sido tan numerosos y tan desgraciados, un poco de esa caridad cristiana que empieza a remover las entrañas de la sociedad moderna!» (“Revista científica. Teoría astronómica de Jose Victorino dos Santos e Souza”, La Nación, periódico progresista constitucional, Madrid, jueves 24 mayo 1849, pág. 4.)

Réforme des Mathématiques comme prototype de la réforme du savoir humain

Lex suprema

Fx = A00 + A11 + A22 + A33 + &c.

τελείωσις
xm ≡ a; (Module = M).

Problema universale
o = fx + x1.f1.x + x2.f2.x + x3.f3.x + &c., &c.

L'explication de cet Emblème est donnée aus pages 193 a 195 de la première Partie.

(Wronski, Philosophie absolue de l'Histoire, París 1852, pág. vii.)

1852 «Librería extranjera de Carlos Bailly-Bailliere, calle del Príncipe, número 11. […] Wronski, Philosophie absolue de l'histoire, 1852, Qral. 8.º» (El Clamor Público, periódico del partido liberal, Madrid, viernes 24 diciembre 1852, pág. 4.)

1853 «El Diario Español, en un artículo enciclopédico, hace la apología de la política y del parlamentarismo, aplicables en nuestra actual situación, a falta de otra cosa mejor, porque los principios de Bonald y de Valdegamas está decidido por nuestro colega, sin que merezca la pena probarlo, que no sirven para el caso. He aquí como se explica: “[…] Nosotros queremos conceder que sea una cosa detestable la discusión, abominable el parlamentarismo, desastrosa la política, diabólica la inteligencia; que las tablas de derechos, la tolerancia religiosa, la libertad de escribir, los sistemas filosóficos, el movimiento, en fin, de la humanidad sean otras tantas calamidades que debemos lamentar y maldecir. Pero ¿cómo se evitan? ¿Quién tiene la fuerza de neutralizar su acción, de quitarles su virtud, de matar su influjo? Las multas del señor Benavides y los vetos del señor fiscal, ¿serán capaces de borrar las huellas de Lutero, Descartes, Loke, Hegel, Strauss, Feuerbach, Wronski, y de las inteligencias que en todas las esferas de la actividad humana, en todas las escuelas, doctrinas, sectas y comuniones religiosas significan respectivamente lo mismo que los nombres que dejamos citados?”» (La Esperanza, periódico monárquico, Madrid, sábado 20 agosto 1853, pág. 2.)

«Biblioteca nacional. Para que vea el público que aquel establecimiento no se limita a comprar artículos caros, aunque muy útiles, ahí va otra lista de obras extranjeras y españolas, de corto o moderado coste, adquiridas en lo que va de año, según resulta de las cuentas mensuales de la Biblioteca: […] Agosto 1853. Wronski, Filosofía absoluta de la Historia.» (La España, Madrid, sábado 10 de septiembre de 1853, pág. 4.)

1854 «El Diario Español, copia algunos pasajes del filósofo polaco H. Wronski, en que para el caso, llegado ya, de la lucha entre el Oriente y el Occidente, y partiendo hipotéticamente de la alternativa en el triunfo de las dos civilizaciones, hace los siguientes vaticinios: “En la época presente, donde quiera que triunfe en Occidente la exclusión soberana nacional por el derecho humano, se declarará en guerra abierta contra la dominación moral soberana y exclusiva por el derecho divino, según lo reconocen expresamente las dos iglesias de Oriente y Occidente. No tenemos necesidad de señalar aquí el lugar que en esta lucha ocupará cada Estado; nos limitaremos a indicar los principales elementos. En favor de la dominación exclusiva de la soberanía, por el derecho humano, se colocarán, primero la Prusia, como protectora armada del protestantismo, del cual ha emanado la idea de la soberanía del derecho humano, y que aspira, bajo esta influencia, a la dirección hegemónica de la Alemania; en seguida la Inglaterra, como antipapista declarada y la primera que dio el ejemplo de la pretendida ejecución judicial de un rey, y, en fin, Francia, que produjo y realizó la primera la idea de la exclusiva dominación de la soberanía por el derecho humano: a estos tres principales elementos es natural se unan los Estados protestantes, los revolucionarios de todos los países occidentales, de Alemania, Italia, España y aun Portugal, y además, por interés político, la Turquía. Del lado opuesto de la exclusiva soberanía por el derecho divino se colocarán: Rusia, como protectora armada de la iglesia oriental y conservadora del orden moral en el mundo, por la dominación de la soberanía de derecho divino, y en seguida el Austria como protectora armada de la iglesia occidental, y que aspira a su vez por la influencia del mismo derecho a la dirección hegemónica de la Alemania; a estos dos principales elementos se agregarán naturalmente los Estados católicos, los realistas de todos los países, así de Oriente como de Occidente, y todo el clero romano y bizantino. Así en esta gran lucha, inevitable por ser indestructibles e inconciliables los principios respectivos de ambas soberanías cuando llegan a su extrema oposición; en esta grande y decisiva lucha, decimos, solo resta de indeterminado la posición de aquellas naciones eslavas, que, al menos por sus nacionalidades, son independientes o distintas de la Rusia. Esta es para la Polonia la solemne y decisiva ocasión de salvarse o perderse para siempre”.» (La España, Madrid, viernes 31 de marzo de 1854, pág. 3.)

«En Polonia todo lleva el sello del luto de la patria, hasta las ciencias exactas; dígalo si no el matemático Hoené Wronski.» (“Revista de la prensa periódica del mundo. Rusia”, La Ilustración, Madrid, lunes 22 mayo 1854, pág. 2.)

«Necrología. Durante los últimos meses del año pasado de 1853 y en lo que va de este, han fallecido entre otros los siguientes personajes célebres: El astrónomo Francisco Arago. […] El filósofo y matemático Hoéne Wronski.» (La España, Madrid, miércoles 25 de octubre de 1854, pág. 1.)

«El Diario Español no se contenta con la república de Platón, ni con la Ciudad del Sol de Campanella, ni con la utopía de Tomás Moro, ni con la perfectibilidad ilimitada de Condorcet, ni con la rehabilitación de la carne de Saint-Simon, ni con el comunismo de Cabet, ni con el socialismo de Louis Blanc, ni con el misticismo humanitario de Pierre Leroux, ni con el sentimentalismo democrático de Lamartine, ni el radicalismo poético de Víctor Hugo, ni el demagogismo frenético de Mazzini, ni el anarquismo de Proudhon, ni el positivismo de Augusto Comte, ni el humanismo de Feuerbach, ni con el mesianismo de H. Wronski, &c., &c.; quiere más todavía.» (“Programa de El Diario Español”, en La Esperanza, Madrid, miércoles 8 de noviembre de 1854.)

«El Diario Español se entretiene con los demócratas, haciendo una profesión de fe, de la cual copiamos los párrafos siguientes: […] “El Diario Español no se contenta con la república de Platón, ni con la ciudad del Sol de Campanella, ni con la utopía de Tomás Moro, ni con la perfectibilidad ilimitada de Condorcet, ni con la rehabilitación de la carne de Saint-Simon, ni con el comunismo de Cabet, ni con el socialismo de Louis Blanc, ni con el misticismo humanitario de Pierre Leroux, ni con el sentimentalismo democrático de Lamartine, ni el radicalismo poético de Víctor Hugo, ni el demagogismo frenético de Mazzini, ni el anarquismo de Proudhon, ni el positivismo de Augusto Comte, ni el humanismo de Feuerbach, ni con el mesianismo de H. Wronski, &c., &c.; quiere más todavía.”» (La España, Madrid, miércoles 8 de noviembre de 1854, pág. 3.)

1858 «El capítulo sobre la filosofía de la historia revela un conocimiento mas claro o exacto de las leyes que presiden al desenvolvimiento social. Después de exponer y juzgar con fina crítica los sistemas de Bossuet, Vico, Condorcet, Herder, Hegel, Bonald, Schlegel y Wronski, creyendo que ninguno ha determinado fundamentalmente su objeto y los límites de esta nueva ciencia, presenta a su vez la teoría que le sirve de guía en su trabajo. […] Esta misma idea se encuentra en el fondo de la teoría de Wronski; que no debe, en nuestro concepto, ser juzgada por la forma de realización que él mismo establece. La filosofía de la historia es, a sus ojos, la determinación a priori de la dirección constante de la humanidad hacia su término final, que será el mesianismo; es decir, la realización de los principios contenidos en la doctrina propagada por el Mesías; es decir, la ascensión de la humanidad a una perfección unitaria. El instrumento de esta obra divina serán, según el autor, las razas eslavas, habiendo realizado el occidente las dos asociaciones anteriores a esta última fase moral: la Iglesia y el Estado. Pero así como para este es ya tarde, en su juicio, para aquellas aun no es tiempo; y he aquí, sin duda, por qué dedica su obra a los emperadores de Rusia y Francia, confiando a su poder autocrático tan magna empresa.» (Eduardo Chao, “Historia universal, por Salvador Costanzo”, La América, Madrid, 24 de diciembre de 1858, pág. 8.)

1866 «¿Cómo ha realizado este propósito el Sr. Rey? No descendiendo como Vallés y como Cournot al examen particular, minucioso y hasta pueril de algunas fórmulas; no tomando lo particular antes que lo general, y buscando un intrincado laberinto de interpretaciones distintas para cada algoritmo formulado; ni menos sumergiéndose, para evitar estos escollos, como Wronski, en la noción del infinito, donde desaparece la comparación y la contrariedad ante la inmensidad, sino determinando a priori la hermenéutica del imaginarismo. Es por tanto la obra de Rey un sistema completo, en que abrazando la metafísica matemática con arreglo a la doctrina de Kant, empieza por la consignación de las categorías, desenvuelve los schemas y establece los principios de una ciencia enteramente nueva.» (Felipe Picatoste, “Revista científica. Teoría trascendental de las cantidades imaginarias, por don José M. Rey”, Revista Hispano-Americana, Madrid, 27 enero 1866, págs. 232-233.)

«El señor ministro de la Gobernación (Posada Herrera): […] Las ciencias están íntimamente hermanadas en sus progresos, y cada una se aprovecha de los que hacen las otras: yo pudiera citar un escritor desconocido generalmente porque no acertó a formular en lenguaje claro las notables consecuencias que obtuvo de la filosofía alemana en favor de las ciencias matemáticas; hablo de Wronski; pero quizás cuando el progreso de los tiempos hagan que sus ideas sean bien meditadas y comprendidas, el siglo presente encontrará en esa filosofía, respecto a las ciencias exactas, las ventajas que los pasados han encontrado en la filosofía de Descartes y Leibnitz.» (“Senado. Extracto oficial de la sesión celebrada el día 7 de febrero de 1866”, La España, Madrid, jueves 8 febrero 1866, pág. 2.)

«En seguida S. E. tuvo a bien citar un autor, olvidado ya y desconocido generalmente, sin embargo de ser contemporáneo, Hoene Wronski. Esta cita le convenía tanto mejor para defender su tema de libertad absoluta para todas las ideas, cuanto que Wronski era un ardiente panegirista de la filosofía alemana, que tantos partidarios e intérpretes cuenta en nuestras universidades, y además, y por consecuencia, enemigo del catolicismo, según acreditó bien cuando, cansado de ser escritor científico, se metió a escritor religioso. Pero ¿de dónde ha tomado el Sr. Posada Herrera estas especies? ¿Qué es lo que le hace mirar a Wronski como un nuevo profeta y calificar de un modo tan lisonjero sus producciones? S. E. nos permitirá que intentemos dar contestación a estas preguntas.» (José Antonio Balbuena Balbuena, Lectoral de Vitoria, “Rectificación a un discurso del señor Posada Herrera”, La Regeneración, diario católico, Madrid, viernes 23 marzo 1866, págs. 1-2.)

«Entre las diversas expresiones hijas de la generalización de las teorías matemáticas, ningunas tan singulares y poco conocidas como las imaginarias. Admitidas como absurdas por la mayor parte de los autores, fueron estudiadas con detenimiento por primera vez en 1740 por el profundo Euler en una Memoria que presentó a la Academia de Ciencias de Berlín (1. Montucla, Histoire des Mathematiques, tomo III, página 44), y su teoría fue completada algo más tarde por el famoso enciclopedista D’Alembert. Wronski se ocupó de ellas a principios de este siglo admitiéndolas como “seres eminentemente lógicos,” pero sus investigaciones fueron por desgracia poco estudiadas y difícilmente comprendidas. Algunos matemáticos como Buée, Vallés, Mourey, las estudiaron más tarde, desechando como Wronski la calificación de absurdas que se las había querido imponer, pero interpretándolas por la simple idea geométrica de la perpendicularidad y oblicuidad que más adelante expondremos.» (Gumersindo Vicuña, “Examen crítico de la obra Teoría trascendental de las cantidades imaginarias, por don José María Rey y Heredia”, La Gaceta Industrial, Madrid 1866, tomo II, págs. 176-177.)

«Se han remitido a la academia de Ciencias dos escritos que comprenden la demostración de todo lo más importante de las obras matemáticas de Wronski, y, entre ello, el gran problema conocido con el nombre de “resolución general de las ecuaciones.” Estos escritos, así como otros que ya lleva satisfactoriamente juzgados la misma academia, son debidos al ilustrado joven D. Francisco Zubeldia.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes 28 de mayo de 1866, pág. 2.)

1869 «Ya en un artículo publicado en el Boletín Revista de la Universidad (nº 10 del tomo 1) hemos indicado algunas obras de Kant, Hegel, Krause, Wronski y Balmes, en las que se señala más o menos claramente la necesidad de una reforma de las Matemáticas en este sentido.» «Las excepciones que pudieran citarse no quitan a estas afirmaciones su verdad: que si hay trabajos emprendidos bajo esta base, como las recientes obras de Rey y Moya entre nosotros, las del polaco Wronski, y la Aritmética de Krause en Alemania, puede en cambio presentarse una lista extensa de la inmensa mayoría de las obras estimadas generalmente, en cuyas primeras páginas echa luego de ver cualquier espíritu educado en el inflexible rigor de la ciencia razonada el defecto que señalamos.» «El concepto de cantidad, como el de número, y éste a nuestro juicio, más que aquel, está íntimamente ligado a los de todo y parte; y en vano pretenderán fijarse aquellos sin atender antes a estos, siendo tal olvido un motivo, a nuestro parecer, de la falta de exactitud de las conclusiones de Wronski, y de la mayor fijeza y valor de los principios de Krause.» «Algunos ensayos infructuosos no han de hacernos desmayar de la posibilidad de tal estudio; si la oscuridad de Wronski, y el que su intérprete no lo haya entendido, es un motivo para desconfiar; más de un autor moderno puede darnos ánimo para marchar por este camino; y la fecundidad de los principios sentados por Rey al principio de su obra citada, y la claridad de los estudios hechos por Krause en sus varios escritos sobre las Matemáticas, podrán mostrar a los hombres dedicados a tales ciencias que, cuando una necesidad como ésta se hace sentir vivamente, no faltan personas que se dedican a satisfacerla, y que ayudan con trabajos aislados a la obra común de la Humanidad, interesada en vencer las limitaciones que se le presentan en todos sus caminos.» (Luis Rute Giner, “Breves indicaciones sobre filosofía a los matemáticos”, Revista de España, Madrid 1869, 11, págs. 219, 223, 224 y 228.)

1880 «Del que tira a los insensatos, entresacamos esta muestra: “Hay gentes ardorosas, ligeras, provocativas que, por cierto, suelen desmentir estas aparentes cualidades en la hora suprema del peligro; que afirman como un axioma incontrovertible, como un principio trascendental de política, como una categoría semejante a las que sirven de base a la meta política de Wronski, que la situación actual necesita para perpetuarse dar la batalla a la revolución. Al leer esta frase, quizá no habrá uno solo de nuestros lectores que no recuerde haberla oído, y quizá que no la oiga con frecuencia.” En efecto, nos suena.» (El Demócrata, diario político, Madrid, domingo 21 de noviembre de 1880, pág. 1.)

1905 Mariano Díez escribe el 18 de enero de 1905, desde Villafranca (León), una carta a Marcelino Menéndez Pelayo. Resumen en su Epistolario (18:28): «Tiene las obras que no fueron destruidas de Wronski, sobre todo la Reforme absolue... y si ya de suyo son difíciles de entender, lo son más por sus continuas alusiones a sus “philosophies des mathematiques” y del “Infini”. Estas, por las razones que él sabe, sólo se encontrarían en alguna biblioteca particular, y después de mucho dudarlo, ruega le indique si tiene noticia de algún ejemplar; de no tenerla, es que no existe.»

Algunas obras de José María Hoëné-Wronski

1839 Messianisme, union finale de la philosophie et de la religion constituant la philosophie absolue. Tomo II. Métapolitique messianique, désordre revolutionnaire du monde civilisé, París 1839.

1852 Philosophie absolue de l'Histoire, ou Genèse de l'Humanité. Historiosophie ou science de l'histoire, Amyot, París 1852, dos partes, 288+302 páginas. Obra dedicada: «A leurs Majestés Nicolas I (Pawlowitch) Empereur de toutes les Russies; et Napoléon III (Louis-Napoléon) Empereur des Français. Comme étant, le premier de ces monarques, le représentant providentiel de l'exclusive souveraineté du droit divin; et le second de ces monarques, le représentant providentiel de l'exclusive souveraineté du droit humain.»

gbs