Filosofía en español 
Filosofía en español

Diego Granado SJ  1571-1632

Diego Granado

Teólogo y moralista español, soldado de la Compañía de Jesús, nacido en Cádiz hacia 1571 y muerto en Granada en 1632. El también jesuita Antonio Escobar le incluye en 1644 entre los “Viginti quatuor Societatis Iesu Doctores, quibus libri Theologiæ Moralis septem signacula reserantur”, diciéndole “Granados”. Ese mismo año Juan Eusebio Nieremberg firma tan apologética “Vida del Padre Diego Granado, insigne Teólogo”, que cabe entenderla como cimiento de alguna proyectada causa de beatificación. ¿“Granados” o “Granado”?

De “Jacobus Granadus” trata Ribadeneira-Sotuello en 1676; como “Granados” es aludido ocho veces por cinco autores en la Práctica del confesonario (1690) de Jaime de Corella; “Jacobo Granados” se le recuerda ese año en Cádiz ilustrada; “Diego Granados” le dice Antonio Astrain en 1916 en su Historia de la Compañia de Jesús en la asistencia de España, &c. Sin embargo, de “Didacus Granado” trata Nicolás Antonio en 1672, la enciclopedia Espasa le dice “Jaime Granado” en 1925, “Diego o Jaime Granado” la Enciclopedia de la Religión Católica en 1952, “Diego Granado” el Diccionario de Historia Eclesiástica de España en 1972, &c. Su primer libro, escrito en latín e impreso en 1617, dice “Jacobo Granado” en portada, y él firma su dedicatoria como “Jacobus Granado”, mientras que la censura en latín le dice “R. Patre Didaco Granado Societatis jesu” y la licencia y privilegio de su majestad, en español, “el Padre Diego Granado de la Compañía de iesus”.

Respecto del año de su nacimiento: 1574 dicen Astrain, Espasa, ERC, DHEE; y 1572 la Biografía Eclesiástica Completa, a la que sigue Gonzalo Díaz, &c. Al incorporarle Ribadeneira & Sotuello al noviciado jesuita en 1584 con 14 años, y fijar su muerte en Granada el 5 enero 1632, con 60 años de edad, 46 en la sociedad y 30 de profesión solemne, parece mucho más probable que Diego Granado naciera en 1571 (en 1632 hubiera cumplido 61, de no haber muerto con 60 un 5 de enero, &c.).

En 1617 publica en Sevilla un primer libro, en el que defiende la inmaculada concepción de la Virgen, De Immaculata B. V. Dei genitricis M. Conceptione (4+114+2 hojas), que dedica al arzobispo de Sevilla, Pedro de Castro y Quiñones. (El 26 de abril de 1616 había firmado la “Aprobación del Padre Maestro Diego Granado, lector de prima del colegio de la Compañía de Jesús de san Ermenegildo de Sevilla, y consultor calificador del santo Oficio”, al Sermón de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Maria, predicado por Fray Alonso de Toledo, el 6 de febrero de 1616; Fernando Rey, Sevilla 1616, 13 hojas.)

Su obra magna son ocho tomos de Comentarios a las tres partes de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, que publica a partir de 1623: tres tomos de comentarios a la primera parte (en un volumen, Francisco de Lira, Sevilla 1623, 293+262+457 páginas, más índices), que conocen otra edición en Francia al año siguiente (Mussiponti [Pont-à-Mousson] 1624, 409+409-775+630 páginas); dos tomos de comentarios in primam secundæ (Francisco de Lira, Sevilla 1631), un tomo de comentarios in secundam secundae (Francisco de Lira, Sevilla 1629, 519+52 páginas), y dos tomos in tertiam partem (Rene de Lazcano, Granada 1633, 1691+112 páginas, publicados al año siguiente de su muerte, aunque los privilegios y aprobaciones llevan fecha de 1631).

1644 «Vida del Padre Diego Granado, insigne Teólogo. Ilustró el Padre Diego Granado con su nacimiento a la ciudad de Cádiz; fue hijo de padres honrados, y virtuosos, parece que con él había nacido la devoción, pues no eran otros sus juegos sino los ejercicios de ella, especialmente para con el Niño Jesús, a quien hacía Altaritos, y tenía grande amor y reverencia. Aprendió a leer, y escribir en una Escuela de nuestro Colegio, de que cuidaba un Hermano de la Compañía. Viéndole un día su Maestro de escuela en la Compañía, con un vestido rico, le dijo: Diego, ¿pues no fuera mejor ese vestido para el Niño Jesús? Compungiose el Ángel, y apartándose con disimulo a un aposentillo del patio, cuando pudieran pensar iba corrido, se desnudó su vaquerito, y calzones, y quedándose en los de lienzo, tomó su vestido, y se le llevó al Maestro, diciéndole: Padre, tome el vestido para el Niño Jesús. Niñeces eran estas, que pronosticaban grandes veras en la edad madura, como se ha visto en muchos santos, y esta fue la primera victoria que sabemos alcanzó este siervo de Dios, de la honra del mundo, y de los halagos, y vanidad del siglo, dejándole en las manos, no sólo la capa, como José, sino todo el vestido, el cual se pondría sin duda el Niño Jesús (como lo hizo ya grande, con otra media capa de san Martín) dándole en su lugar el de su Compañía, donde fue recibido a los catorce años, con muy fundadas esperanzas de lo que después había de ser. Entrando en la Compañía, fue desde Novicio viejo en el seso y compostura, y antiguo en la devoción. Y estimó tanto esta merced de Dios, que aunque celebraba todos los años el día de su nacimiento a Dios en el Bautismo, y en el que hizo los votos, y se ordenó, y profesó, la fiesta doble era en el que entró en la Compañía, este celebraba con Octava todos los años, teniendo cada día de ella media hora más de oración, delante del Santísimo Sacramento, y haciendo otras devociones, que mostraban la estimación grande que hacía del beneficio de su vocación; y no es la menor el renovar cada día dos veces los votos, desde que los hizo. Fue Novicio en Montilla, y el exemplo de todo el Noviciado. […] Su sabiduría era al paso de su virtud, por la cual pusieron los Superiores luego sobre el monte, no esta casa, sino ciudad de sabiduría, mandándole leer Filosofía en Sevilla, y después Teología. Aquí esparció una luz tan clara de sabiduría, cual se ve en la claridad de sus escritos, la cual llama el Padre Luis de Uceda, Sabiduría milagrosa, y dice del Padre Granado estas palabras: Pudiéramos decir de él, lo que de su gran devoto santo Tomás, que si cada artículo del Santo es un milagro, cada Comentario de él en los libros del Padre Granado, es otro milagro. El método, claridad, y dulzura, es una mezcla celestial de san Agustín, santo Tomás, y san Buenaventura; y así lo sintieron, y sienten hombres gravísimos, admirando mas que aprobando sus escritos, donde le llaman en la agudeza del ingenio sutil, en la gravedad de la doctrina Seráfico, en la claridad Angélico. […] Pero lo más particular y milagroso de esta sabiduría, es lo que han dicho algunos, que tuvo ciencia infusa, porque hecho computo del tiempo que gastaba en Misa, oración, y oficio divino, y otras devociones, Rosarios, y ejercicios espirituales, y del que forzosamente ocupaba su lección, consultas de casos, y otros ministerios, junto con su poca salud, y flacas fuerzas, apenas sobra tiempo de que dar al estudio cada día media hora, y cuando más desocupado una, y así no se sabe cuando se escribieron obras tan limadas, y admirables. Demás de que no borraba ni una letra, que es otro milagro, y casi se imprimió, como lo hacía. Y es cosa rara lo que sucedió en Sevilla, para confirmación de lo dicho, que imprimiéndose la primera parte se perdieron unos cuadernos, sin que bastasen diligencias ningunas para hallarlos, viose obligado el Padre a hacerlos de nuevo. Imprimiéronse, y pareciendo los perdidos muchos meses después, y cotejados los unos con los otros, no discreparon en una sola letra. También los Padres de una Religión muy estimada, preguntándole su parecer por escrito, cerca de un caso muy grave, y que ocho, o diez años antes le habían consultado en Sevilla los mismos Padres, cotejada la una respuesta con la otra, hallaron que no se diferenciaron ni en una palabra. […] La sabiduría de este Padre no se estrechaba sólo a la noticia Teórica de los puntos Teológicos, sino también se extendía a una excelente prudencia práctica en el gobierno, y su celo era tal, que merecía tener digno empleo, por lo cual le hizo nuestro Padre General Rector del Colegio de Sevilla, y después del de Granada, y la Provincia de Andalucía le eligió para enviarle a Roma por su Procurador, para tratar con nuestro Padre General negocios de importancia y votar si convenía convocar Congregación general. […] Fue el Padre Granado el que trujo a la Provincia de Andalucía el rezo del Santísimo Sacramento para los Jueves, y ella la primera Provincia de la Compañía, que gozó este privilegio. El fue a cuya diligencia debe Sevilla en gran parte la solemnidad de la Octava del Corpus, en que aquella santa Iglesia es hoy la primera, habiendo sido de las últimas en esta loable costumbre, y el Padre Granado fue el primero que predicó en aquel insigne Octavario. […] Supo la hora de su muerte, y así en su última enfermedad decía algunas veces: Desta vamos. Y viendo los muchos remedios que se le aplicaban, y tan penosos, obedeciendo a todos, conforme la Regla decía: ¿Para qué se cansan, que yo me muero? Y otra vez dijo, hablando con los que estaban presentes: ¡O que gran cosa es este rincón, y esta cama para morir! […] Es sentimiento de los de fuera, correspondió al de los de casa: fue el entierro solemnísimo, el concurso sin número de gente principal, y pueblo, la aclamación de santo universal. Vinieron por Comunidad todas las Religiones, y Grandes, Títulos, Caballeros, y todo género de gente Eclesiástica, Religiosa, y seglar, se tenían por dichosos en poderle besar las manos, o los pies, pidiendo con instancia alguna de sus reliquias, tocando sus Rosarios, y haciendo otras demostraciones, fieles testigos de la estimación y aprecio de su santidad.» (Juan Eusebio Nieremberg SI, Firmamento religioso de lúcidos astros en algunos claros varones de la Compañía de Jesús, Madrid 1644, páginas 616-627.)

1672 «Didacus Granado, patriâ ex urbe Gadibus, Iesuitarum sodalitatem cooptavit sibi vix puberi, in qua religiosum statum capesseret: brevitérque in eam spem erexit domesticos, ut qualem virum se esset aliquando daturus, non vane augutarentur. Philosophiæ, ac Theologiæ explanandæ munus obiit magna cum sua laude; quæ quidem ad plures majori cumulo emanavit, ex quo in Divum Thomam Aquinatem commentaria cœpit in vulgus edere, atque ea sane adeo perspicua, subtiliaque, ut germanum doctrinæ suæ enarratorem sortitus Doctor ille maximus non paucis callidé id estimantibus videri possit. Miram rem domestici referunt, tractari a se quotidie non sine stupore archetypa ipsa laboriosissimarum lucubrationum, ne quidem verbo uno cancellata, deletáve. Adeo nusquam stylum vertebat, sed præsentissimâ rerum apprehensione muniebat prius ipse viam calamo, quam chartis imprimeret. Nec silent hujus ipsius rei exemplum vel maxime illustre. Cum ederentur commentaria in Primam Partem Summa Theologiæ, operæque ferverent, importuna facta jactura est aliquot exemplaris chartarum: cui reparandæ accingens se de novo scriptor ea protulit, quæ deperditis paulo post repertis collata summâ fide tam rerum, quam verborum responderent. Idcirco virum alias occupatissimum, precibusque ad Deum fundendis fere omnibus horis vacantem, ad hæc valetudinarium conspicientes, doceri eum superne, dum altiora se amplexatur spiritu, non temere jactaverunt. Adeo virtutum omnium, quae in religioso viro expetuntur, numeros adimplevit. Porro emicuit in eo non minus aliis prudentia; cujus merito Hispalensis, & Granatensis Collegiorum administrationis, nec non & procurandorum aliquot hujus provinciæ negotiorum apud Generalem Præpositum obire munus necesse habuit. Incurrit tandem in lethalem morbum Granatæ, ejus temporis Rector, pleuritide extinctus Nonis Ianuarii anni MDCXXXII ejusdemque alteri Societatis in Bæticæ partibus lumini Didaco Ruizio Montojæ fatalis. Dedit in publicum. –Commentariorum in summam Theologicam S. Thomæ, tomos VIII. Quorum tres primi explicant integram Primam Partem, atque editi sunt Hispali apud Franciscum de Lyra 1623, in folio, & Mussiponti apud Sebastianum Cramossi 1624. in 4. –Duo sequentes absolvunt universam primam secundæ. Hispali apud Franciscum de Lyra 1631, in folio. –Sextus ad secundam secundæ, iisdem typis, & anno. –Duo reliqui explicant Tertiam partem, quibus continetur loco suo insertus, De Immaculata Conceptione B. Virginis, Tractatus seorsim excusus. Hispali 1617, 4.» (Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana…, tomus primus, Roma 1672, págs. 220-221.)

1676 «Iacobus Granadus natione Hispanus, patria Gaditanus, vir omnium, quibus conuixit opinione prudentia, doctrina, Sanctitate maximus, & merito inter prima Societatis columina numerandus, ut pote, qui Theologiam, & Philosophim docuit per 30 annos, & Baptismi stolam nullo crimine unquam defædatam, excellentibus etiam virtutibus exornavit. Anno ætatis 14. & post Chtistum natum, 1586. ingressus est Societatcm, cuius ipse diei memoriam quotannis, dum vixit, ita celebravit, ut toto octiduo consuetæ orationi adderet semihoram coram venerabili Eucharistia multiplicaretque alia pietatis officia. Paribus studiis excipiebat annuum fui Baptismo, nuncupationis item votorum, & initiationis sacræ, ac demum professionis suæ solemnis, recursum. Omnes virtutum suarum actiones eo referebat, ut quoad homini fas erat, Deo digne Sacrificaret. Nunquam vel inter occupationes gravissimas non præmisit sesquihoram orationis, magno sensu pietatis, & uberibus sæpe lacrymis irrigatæ. Gratias a sacro prolixe agebat; eoq tempore multa percipiebat dona cœlitus, quæ pro sua ipse animi demissione altissimo silentio premebat, nisi quod rudi concepta stylo ea Confessario exhiberet addens; Ora pro me, & tace pro me. Visus certe nonnunquam est eo tempore tota facie coruscare, & creditus est ibi suae salutis responsum divinitus accepisse. Primus in morem induxit Hispali, ut singulari quadam solemnitate Octava Christi Corporis exigeretur: primus in Bætica nostris obtinuit facultatem, quinta cuiusque hebdomadæ feria Officium de Venerabili Sacramento recitandi. In Templi, & altaris ornatus erat sancte prodigus, omnibusque officiis nihil se dignum Domino præstare humillime agnoscebat. In Templi conspectu aperto semper capite procedebat, & in itinere quovis eminus loco conspecto, templum oculis vestigabat; tum detracto sibi pileo pia prece loci Dominum venerabatur. Sub mortem denique allato viatico, huius Mysterii fidem publice professus est. B. Virginem impense secundum filium colebat; in cuius Rosarii recitatione tam ab se rapiebatur interdum, ut nec ad fores cubiculi pulsantem audiret, nec ad se intrantem animadverteret. Immaculatam eius Conceptionem, & scripto luculenter, & verbo passim publice privatimque asservit; cuius etiam Ecclesiastico officio celebrandæ, die quaque, Sabbathi Nostris per Bæticam impetravit potestatem; auctorque fuit Granatensi Ecclesiæ, ut simili cultu Mariæ nomen prosequeretur. Oratione erat tam addictus, ut secmper oraret idem in mensa, qui in Missa, & recreatione qui in Oratione. Notabat singillatim diem, atque horam, qua quoduis a Deo beneficium, aut melioris vitæ studium concipiebat. Adiungebat quotidianam verberationem, nec raro cruentam, aliasque corporis vexationes; semsuum affectionumque mortificatione fuit tanra, ut supra imitationem fuisse videatur. Integrum volumen conscripsit iis singillatim adnotandis, quæ videre, audire, loqui deberet, a quibus abatinere. Singulari studio favebat iis, a quibus adversa patiebatur, ut iam passim, constaret non aliud ipsum demerendi potentius inventum esse. Zelo animarum flagrabat impensius, quam ipsum paterentur in earum salutem incumbere docendi munus, fracta valetudo, & indoles aliquanto contractior. Obtinuit tamen rogando a Deo, ut insignes nonnunquam facinorosi ad se venirent, quos ad vitæ sanctitatem informaret. At ubi a Scholis absolutus est, ipse Concionari, Confessiones excipere, Catechesim pueris in ludis suis explicare, pauperes in foro exhortari: & quando non poterat aliud, cæterorum industriam suis orationibus adivvabat, tanto studio, ut cum omnibus ipse unus laboraret: & aliquando divinitus accepit neminem interiturum, pro quo lacrymas ipse fudisset. Multa sæpe occulta, multa diu post futura, tamquam Diviniore afflatus aura cognovit. Numinis in se suosque beneficientia fretus sæpe dividebat in pauperes cibaria, quæ usuí erant domesticis, & in tempore Sociis non sine miraculi opinione providit. Scientiam eius credidere nonnulli humana maiorem esse, & cœlitus inditam non futilibus argumentis. Dictus a nonnemine de subsellis doctorum est, acumine ingenii subtilis, gravitate Seraphicus, claritate Angelicus. Ipse vero doctrinæ suæ magnitudinem, omni qua poterat arte dissimulabat; & quando cogebatur pro re nata publice loqui, discipulum se magis exhibebat quam Doctorem. Regebat Granatense Collegium, quando morbus cum lethalis incessit. Nuncio mortis ita est exhilaratus, ut elatis manibus diceret, Lætatus sum in his quæ dicta sunt mihi. Ommium tunc virtutum specimen egregium renovavit, cuius vel hoc unum ad memoriam insigne monumentum est, quod ad usque penultimum diem particulare, quod vocant, examen, diligenter obivit. Sacramentis demum instructus placidissime mortuus est Granatæ die 5. Ianuarii anno salutis 1632. cum vixisset annos omnino 60. in Societate 46. a solemni professione 30. Vultus illi serenior vita functo, quam viventi fuit, & caro post diem integrum, plane tractabilis. Mortem eius excepit communis omnium Ordinum luctus, Sanctum obiisse clamantium. Funus nemo pene fuit summorum, infimorum, qui non celebrarit; pedes, manusque ad venerationem osculantium, & rosariis cadaver attrectantium. Miracula per eius invocationem patrata, & piorum hominum de ipsius gloria, revelationes vulgatæ mox sunt; sed vitæ ipsius mortisque sanctitas pro omni miraculo est, qua nullam se unquam constantiorem spectasse vir magnus, qui complures Sanctimonia, claros cognorat affirmavit. Scripsit Granadus —De Immaculata Concepcione B. Virginis. Opus pium, & eruditum, quod postea suo loco insertum est tom. 1. in 3. Partem. —Commentario in Summam Theologiam S. Thomæ tomis 8. quorum tres primi complectuntur materiam totam Primæ partis. Hispali apud Franciscum de Lyra 1623. in folio, & Mussiponti apud Sebast. Cramoisy 1624. in 4. —Duo sequenter absoluunt universam Primam Secundæ. Hispali apud Franciscum de Lyra 1631. in folio. —Sextus ad Secundam secundæ tractat de Virtutibus Theologicis. Typis iisdem eodemque anno. —Duo reliqui explicant Tertiam partem.» (Pedro Ribadeneira & Nathanaele Sotuello, Bibliotheca Scriptorum Societatis Iuesu, Roma 1676, págs. 366-368.)

1690 «Finalmente el Colegio quedó de el incendio tan mal parado, que casi hubo menester restituirle de nuevo, y a costa de las limosnas se halla hoy como si no hubiera padecido ruina. Ha tenido este Colegio célebres hijos, de que no me han dado memoria. Si bien la de el P. Jacobo Granados natural de Cádiz es tan notoria, como lo publican los doctos Comentarios, que escribió sobre la tercera parte de S. Tomás, estimados de los Doctos, y apreciados de las Escuelas.» (Gerónimo de la Concepción, Emporio del Orbe, Cádiz ilustrada, investigación de sus antiguas Grandezas, discurrida en concurso del general Imperio de España, Amsterdam 1690, libro VIII, cap. II: Colegio de la Compañía de Jesús, páginas 612-613.)

Granados en la Práctica del confesonario (1690) de Jaime de Corella

C3 8 alusiones de 5 autores: Diana 4, Filguera, LeandroSS, Lugo y Urrutigoyti.

1855 «Granado (Diego) jesuita. Nació hacia el año 1572, en la ciudad de Cádiz. Desde su infancia dio pruebas de docilidad, de amor al estudio, y sobre todo, se mostró muy inclinado a la oración y a todas las prácticas religiosas. Sus juegos consistían siempre en el delicioso entretenimiento que proporciona una educación verdaderamente cristiana. Principió a estudiar en el colegio de jesuitas de su patria, y se mostró tan adicto a este instituto, que a la edad de catorce años abrazó, sin titubear, el Orden de S. Ignacio de Loyola. Pasó el noviciado en Montilla, sirviendo de ejemplo a todos sus compañeros, tanto por la exactitud con que cumplía todas sus obligaciones, como por su penetración y buen ingenio. En las aulas nunca desmintió su carácter, ni la dulzura de su trato, y habiendo salido muy aventajado, explicó filosofía y teología en Sevilla, adelantando de día en día en la ciencia; de modo que pasaba por uno de los teólogos mas consumados de su época. Comentó al Doctor Angélico con tanto acierto, que, según expresion de un biógrafo, parecía que había bebido el espíritu y claridad de Sto. Tomás, y que habló el mismo Santo por su boca, escribiendo con su misma pluma lo que le dictaba. Muy en breve la fama de su sabiduría se extendió por todas partes, y el papa Urbano VIII, oyendo lo que de él se decía, le consultó sobre materias las más delicadas, y debió hallar la solución que deseaba, cuando continuó valiéndose de su parecer. Llamábanle el Maestro de los maestros: escribía con la mayor facilidad y acierto, y era tan feliz su pluma, que, según referían sus contemporáneos, jamás tuvo que borrar ni una sola palabra de cuanto escribía por inútil o mal puesta; siendo también digno de notarse que nunca jamás mudaba de estilo. Sucedió, dice su biógrafo, que imprimiendo sus Comentarios sobre la primera parte de la Suma de Teología, se perdió por casualidad un cuaderno que contenía precisamente el material que debía entrar en prensa. Granado escribiólo de nuevo, y lo entregó tan correcto, como lo demostró el que después pareció; de modo que cotejados, ni una sola coma le faltaba: el mismo caso aconteció con una consulta en Sevilla al cabo de diez años de haberla escrito: hechos admirables, y delos cuales se refieren muy pocos ejemplos. Este hombre tan sabio y que poseía un caudal tan grande de doctrina, lejos de envanecerse con los aplausos que se le prodigaban, se manifestó siempre tan humilde, que cualquiera hubiera dicho, a no conocerla a fondo, que muy poco podía prometerse de su talento. […] Apenas se recibió la noticia de su fallecimiento, cuando la ciudad de Granada se cubrió de luto. Celebráronse solemnes funerales, en los cuales el canto fúnebre se confundía con los sollozos de los innumerables pobres, que no quisieron abandonar su féretro hasta el último instante. Tenemos de él: 1.°: Commentariorum in Summam Theologicam Sancti Thomæ, en ocho tomos; en los tres primeros explica íntegra la primera parte, y fueron impresos en Sevilla, por Francisco de Lira, 1623, en folio; y Pont-á-Mouson, por Sebastian Cramoisi, 1624, en 4°. Los dos siguientes abrazan Primam Secundæ, Sevilla, por Francisco de Lira, 1631, en folio; el sexto, Ad Secundam Secundæ, en la misma imprenta y año; y los dos restantes explican la tercera parte, en la cual va insertado el tratado De Immaculatam Conceptione B. Virginis, Sevilla, 1617, en 4°. Compuso además el rezo que dice la iglesia de Cádiz en la fiesta y octava de sus Santos patronos Servando y Germano, que fue muy bien recibido de aquel cabildo. O.» (Biografía Eclesiástica Completa, Madrid 1855, tomo IX, páginas 133-135.)

1916 «Más renombre alcanzó en el campo de la teología el P. Diego Granados, nacido en Cádiz el año 1574. Fue hombre dotado no sólo de excelente ingenio especulativo, sino también de mucho seso y prudencia práctica, por lo cual le ocupó la santa obediencia en cargos de gobierno, y fue enviado una vez por Procurador a Roma en nombre de la provincia de Andalucía. En la correspondencia del P. Vitelleschi se observa que uno de los hombres en cuyo juicio fiaba más el P. General, tratándose de los negocios de Andalucía, era el P. Diego Granados. Sus virtudes religiosas le hicieron también estimadísimo a los ojos de todos, y, lleno de méritos, murió santamente en 1632. El primer libro que dio a la estampa en 1617 fue un tratado sobre la Inmaculada Concepción (1. De Immaculata B. V. Dei Genitricis M. Conceptione… Liber unus…, Hispali, 1617). Sabido es el entusiasmo que por entonces se despertó, primero en Sevilla y después en toda España, para defender este augusto misterio de la Madre de Dios. Uno de los primeros en salir a la palestra literaria para proclamar, defender y predicar la Inmaculada Concepción, fue nuestro P. Diego Granados. A este libro, que pudiera llamarse de circunstancias, siguieron los Comentarios a la Summa de Santo Tomás, que en ocho tomos vieron la luz pública desde 1623 en adelante (2. Commentarii in Summam Theologiae S. Thomae…, Hispali, 1623. La publicación se terminó el año 1633, aunque los primeros tomos fueron ya reimpresos antes de morir el autor). No muestra este autor aquella vastísima erudición del P. Montoya; tampoco nos parece distinguirse por la total comprensión de las cuestiones como un Lugo o Ripalda; pero, en cambio, escribe con más concisión y mejor método, y presenta una obra que se acerca algo a lo que modernamente llamamos libro de texto. El atarse demasiado a las cuestiones de Santo Tomás hace que tal vez no abarque tan completamente las cuestiones teológicas, como sucede en muchos comentarios que, atentos al texto que tienen a la vista, parecen estudiar más bien las dificultades, según se van presentando, que concebir desde lo alto toda la amplitud de las cuestiones. Así vemos al P. Granados que, en vez de establecer al principio todo el alcance de las cuestiones teológicas, se detiene más bien aguzando el ingenio y disputando en las opiniones y dificultades ocurrentes, ahora con un teólogo, ahora con el otro, y descendiendo algunas veces a demasiadas sutilezas, según la costumbre bastante general de aquellos tiempos.» (Antonio Astrain, Historia de la Compañia de Jesús en la asistencia de España, Madrid 1916, tomo 5, págs. 84-85.)

1925 «Granado (Jaime). Biog. Teólogo español de la Compañía de Jesús, nacido en Cádiz en 1574 y muerto en Granada en 1632. Fue admitido en el noviciado en 1586. Fruto de su largo período de treinta años de enseñanza de la teología son sus célebres Commentarii in Summam Theologiae S. Thomae (Sevilla, 1617, 1623, 1629 y 1633), a los cuales va unido un Tratado de la Inmaculada Concepción, por los que entra con gloria en el egregio número de aquellos tomistas de la Compañía de Jesús quorum laus in Ecclesia est, como dijo oportunamente León XIII. Granado terminó la carrera de sus días en Granada, de cuyo colegio era a la sazón rector, como también lo había sido del de Sevilla, procurador de su provincia en Roma y calificador del Santo Oficio.» (EUI, 1925, 26:1050.)

1952 «Granado (Diego o Jaime). Religioso de la Compañía de Jesús y teólogo (1574-1632), n. en Cádiz y m. en Granada. Ingresó en la Compañía en 1586 y, terminados sus estudios, dedicóse ya siempre a la enseñanza de la teología. Fue rector de los colegios de los Jesuitas en Sevilla y Granada, procurador de su provincia en Roma y calificador del Santo Oficio. Dejó escrito: Commentarii in Summam Theologiae S. Thomae (1617 a 1633).» (Enciclopedia de la Religión Católica, Barcelona 1952, 3:1452.)

1972 «Granado, Diego, SI (Cádiz 1574 † Granada 5-I-1632) filósofo y teólogo. Ingresó en la Compañía en 1586. Durante treinta años enseñó Filosofía y Teología. Fue rector de Sevilla, calificador del Santo Oficio de Granada cuando le sobrevino la muerte. obras: De Inmaculata B. V. Dei Genitricis Mariae Conceptione, Sevilla 1617; Commentarii in Summam Theolog. S. Thomae, Sevilla 1623. bibl.: O189 [N. Southwel, Bibliotheca Scriptorum S.I., Roma 1676], X, 1666-667; J. Delgado Varela, La mariología en los autores españoles de 1600 a 1650, Madrid-Roma 1951, 35-38. IHSI [Institutum Historicum Societatis Iesu].» (Diccionario de Historia Eclesiástica de España, CSIC, Madrid 1972, tomo II, página 1050.)

1988 «Granado, Diego. Conocido también por Jaime, nació en Cádiz en 1572. Inició su formación escolar en el colegio de la Compañía de Jesús en su ciudad natal, y a la edad de catorce años ingresó en esta Orden, efectuando el noviciado en Montilla. Explicó después filosofía y teología en el colegio de Sevilla y fue más adelante rector de los colegios de Sevilla y Granada y procurador de las provincias de España en Roma. Vuelto a la península, fue a residir al colegio de Granada, en el que falleció el 5 de enero de 1632. Doctrinalmente fue un experto y depurado tomista, como reflejan sus escritos.» (Gonzalo Díaz Díaz, Hombres y documentos de la filosofía española, CSIC, Madrid 1988, tomo III, pág. 631.)

Obras de Diego Granado

1617 De Immaculata B. V. Dei genitricis M. Conceptione. Sive de singulari illius immunitate ab Originali peccato, per Iesu Christi filii eius cumulatissimam Redemptionem, liber unus. Authore Iacobo Granado Gaditano Societatis Iesu, in Collegio Hispalensis S. Hermenegildi eiusdem Societatis, Theologiæ professore. Ad Illm. et Rm. D. D. Petrum de Castro et Quiñones Archiep. Hispal. Hispali, apud Franciscum de Lyra, cum gratia, & privilegio. Anno MDCXVII. 4+114+2 hojas.

1623 Iacobi Granado e Societate Iesu Commentarii in vniuersam primam partem S. Thomæ, apud Franciscum de Lyra, Hispali 1623. Tres tomos en un volumen, con 20 páginas de preliminares: Autorización del Provincial (Franciscus de Alemán, 11 noviembre 1623), Censura tomi primi (Fr. Luis de Cabrera, 16 abril 1622), Censura tomi secundi (Fr. Didacus del Escorial, 4 abril 1623), Censura tertii tomi (Fr. Antonius Pérez, 6 agosto 1623), El Rey (Madrid, 30 agosto 1623), Tasa (Madrid, 26 septiembre 1623), Errata (de los tres tomos: Datum Matriti die 24 mensis Octobris anno 1623, Licenciatus Franciscus Murcia de la Llana), &c. In primam partem Summae Theologiæ Sancti Thomæ Aquinatis commentariorum, tomus primus, 293 páginas. In primam partem Summae Theologiæ Sancti Thomæ Aquinatis commentariorum, tomus secundus, 12+262 páginas. In primam partem Summae Theologiæ Sancti Thomæ Aquinatis commentariorum, tomus tertius, 457+86 páginas.

1624 Iacobi Granadi gaditani e Societate Iesu, Commentarii in Summam Theologiae Sancti Thomæ, Nunquam antea editi, cum indicibus locupletissimis, sumptibus Sebast. Cramoisy, Mussiponti [Pont-à-Mousson, Francia], 3 tomos, 14+409 páginas, 8+409-775 páginas, 8+648 [i.e. 630]+50 páginas.

1629 Iacobi Granado Gaditani e Societate Iesu, In secundam secundae Sancti Thomæ Aquinatis Commentarii, Hispali, apud Franciscum de Lyra, M.DC.XXIX. 8+519+52 páginas. El Rey (Aranjuez, 26 abril 1627), Tasa (Madrid, 9 agosto 1629), Errata (Datum Matriti die vigesima sexta mensis Iulii anni 1629, Licenciatus Franciscus Murcia de la Llana), Facultas R. Patris Provincialis Bæticæ Provinciæ (Ioannes Muñoz de Gálvez, Hispali, 15 agosto 1629), Censura (Fr. Antonius Pérez, Matriti, idibus aprilis anni 1627).

1633 R. P. Iacobi Granado Gaditani e Societate Iesu, In tertiam partem S. Thomæ Aquinatis Commentarii, in duos tomos distincti, quartum, scilite, & quintum. A quaestione prima usque ad ultimam: et ex additionibus. a q. 1 ad 20, & a 25 usque ad 40, & a 69, usque ad ultimam. Granatæ, Typis Antonii Rene de Lazcano, Anno M.DC.XXXIII. 16 + 50 + 1-639 + 641-1691 + 112 páginas. Facultas R. P. Provincialis Bæticæ (26 noviembre 1630), Approbatio (P. Melchior de Vera, 1 febrero 1631), Facultas eiusem D. Vicarii Generalis Diocesis Granatensis (Juan Palacio, 24 abril 1631), Censura (Fr. Ioannes Ponce de Leon, Madrid, die 12 anni domini 1631), Tasa (Francisco de Arrieta, Madrid 15 abril 1633), El Rey (Madrid, 15 julio 1631), &c.

gbs