Filosofía en español 
Filosofía en español

“Mito de la cultura”

“Mito” y “cultura” se van acercando

1910 «Pues dirán, si aun les queda algún aliento / que esto no ha sido más que un puro cuento, / que es un mito también nuestra cultura, / que, aunque el mundo otra cosa se figura, / en pleno siglo XX nuestro traje / oculta los instintos del salvaje…» (Juan Osés, «Sinfonía», Caras y Caretas, Buenos Aires, 23 de abril de 1910, nº 603, pág. 49.)

El rótulo “mito de la cultura” ya formado

1930 «Ayer tarde, ante extraordinaria animación, se celebró la junta general anunciada. Sentáronse a la mesa presidencial, con el doctor Marañón, los Sres. Dubois, Tapia, Jiménez de Asúa y Bonilla. Marañón dió en frases sencillas las gracias de corazón a todos por elevarle a este cargo. Dijo que iba a exponer un programa de orientaciones en nombre de la Junta. Comenzó diciendo que sería pueril disimular que el Ateneo de Madrid ha adquirido en sus últimos años un relieve definido, se dice que político, que constituye una parte importante de nuestra personalidad corporativa, y que no cabe negar que es también objeto de críticas y de enconos. Por lo que requiere unas palabras de aclaración y un intento de definición para lo futuro. "Todos sabemos bien que esta casa es, como reza su epígrafe oficial, un centro de cultura artística y científica. Y nada más, se apresuran a decir algunos, y el Ateneo, añaden, ha hecho últimamente política de un modo reiterado. Está bien. Pero diferimos en el modo de entender lo que se llama cultura y lo que se llama política; y acaso en esta divergencia, más que en ninguna otra cosa, incluso las filiaciones confesionales y políticas, estribe la disparidad –disparidad fecunda– que nos separa a unos españoles de otros. Para nosotros, cultura no es ni puede ser otra cosa que ejercicio de la inteligencia y ensayo de la voluntad para la acción ciudadana, sin ninguna limitación. Así, pues, la política, para nosotros, no será nunca profesión, sino la voluntad y la inteligencia de cada ciudadano, concertadas en el sentimiento de servir al país y a la Humanidad. Los mismos que abominan lo que se llama política, todos esos españoles que se presentan exhibiendo la cédula de su apoliticismo como salvoconducto para circular por la vida, son los mismos que a todas horas se lamentan de la falta de preparación de nuestro pueblo para todo progreso; los mismos que justifican la actitud de dejarlo todo como está ante el temor de que no podamos soportar la sacudida social más insignificante. En el fondo esto es miedo a la acción y, lo que es más grave, miedo al pensamiento. Hoy día no se puede defender el mito de la cultura esquemática y pura separada de una necesidad primitiva y enérgica de ciudadanía. El Ateneo es la única cátedra libre del pensamiento nacional. Hasta el auxilio material que le concede el Estado se funda en el carácter de sede de la libertad del pensamiento. Todos los matices del espíritu caben dentro de sus paredes. Nuestro deber es continuar esta santa tradición. […]" (Grandes aplausos acogieron esta elocuente declaración de la Junta de gobierno.) A continuación se puso a votación la concesión, como homenaje a D. Miguel de Unamuno, del nombramiento de socio de honor.» (Gregorio Marañón Posadillo [1887-1960] en «Junta general en el Ateneo de Madrid», El Sol, Madrid, sábado 29 de marzo de 1930, pág. 8.) (Mismo texto de las palabras de Marañón: «En el Ateneo de Madrid. La junta general celebrada anoche», La Voz, Madrid, sábado 29 de marzo de 1930, pág. 8.)

1931 «Sexualidad y autoritarismo. No son, pues, los "errores de la dinastía borbónica, ni la cultura minoritaria en progresión" las causas fundamentales de la República española. No ha sido esta República un "asunto de cultura y sensibilidad". Sino un caso genuino de "sexualidad y autoritarismo". "La virilidad bien caracterizada", sustituida por la venganza colectiva de los machos jóvenes y rebeldes, sedientos del reparto de ese privilegio exclusivo. Y en seguida un sentido "matriarcal, femenino", para evitar la autofagia. ¿Podrá España soportar mucho tiempo esta protección "matriarcoide"? ¿Podrá soportar la tradicional España de Don Juan la victoria del sexo contrario? Las revoluciones políticas no son fenómenos de "cultura". El mito de la "cultura" es un fantasma nórdico y decimonónico que ya va tramontando. Son "fenómenos entrañables", de "sexo" y de "poder". Los republicanos verdaderos sienten el horror del caudillo, del patriarca, de la monocracia, del unitarismo. Y al revés, los que son criptomonócratas en el fondo, hablarán de "unidad", de "nación", de "estructura", de "imperio", de "orden y libertad", de mil modalidades capciosas donde esconder su despego inaguantable por la "fellowship", por la "république des Camarades", por las "fratrías".» ("El Robinsón literario de España" [Ernesto Giménez Caballero, 1899-1988], «Análisis –más que real– de la República española», El Sol, Madrid 4 de octubre de 1931, pág. 4.)

1932 «Las revoluciones políticas no son fenómenos de cultura. El mito de la cultura es un fantasma nórdico y decimonónico que ya va tramontando. Son fenómenos entrañables, de sexo y de poder. Los republicanos verdaderos sienten el horror del caudillo, del patriarca, de la monocracia, del unitarismo. (Un Araquistain, un Prieto.)» (Ernesto Giménez Caballero [1899-1988], Manuel Azaña, profecías españolas, Ediciones de 'La Gaceta Literaria', Madrid 1932, pág. 47.)

1933 «El derecho romano en Alemania. Hay clases y categorías. Es necesario afirmarlo fuerte. Aun ante las dictaduras. Ya lo han advertido repetidas veces; pero no está de más insistir en ello, aunque sea una sola vez. Que la dictadura de Hitler, la alemana, es distinta de la de Mussolini, de la italiana. Que la primera es dictadura de organizaciones, del rebaño, y la segunda de las personas, de las individualidades; en suma, de la idea, ya que ésta no se sirve sino a través de las personas. Mussolini habla de las glorias de Roma, y su Imperio es sueño de unidad. Se basa en la tradición de la cultura, ¡del Derecho romano! Llega, por último, a cristalizar en el Pacto de los Cuatro. Quizá el intento más eficaz de paz en los últimos años de pacifismo ginebrino. Los alemanes andan ahora atareados –el caso de Strygowski en las Conversaciones de la Cultura en Madrid– en resucitar el mito de una cultura aria anterior a la romana y suficiente a sustituir a ésta en Europa. Es una dictadura que bucea en la gran tradición del camelo, puesto que pretende romper, con apariencias de europeísmo, la tradición cultural de Europa. Por eso, y para que no nos queden dudas de quiénes son y adónde van, lo primero que pretenden es suprimir el estudio del Derecho romano en las Universidades alemanas.» («Notas universitarias», El Sol, Madrid, domingo 6 de agosto de 1933, pág. 10.)

1934 «¡Escuelas! ¡Maestros! Los maestros de Madrid, a quienes el Ayuntamiento debe tres meses de consignación para casa, y el Gobierno tres meses de consignación para enseñanza de adultos, estuvieron ayer en el ministerio de Instrucción y dieron al señor subsecretario un plazo hasta el mediodía del próximo viernes para resolver su asunto, que no tiene más resolución que la de pagarles. Tienen absoluta razón; hay que pagarles lo que se les debe. Pero la cuestión del pago no tiene importancia. Lo que tiene importancia es que esto ocurra ahora. El "mito de la cultura" es tópico entre los republicanos. Y el de las escuelas un truco de propaganda para los bobos. Las escuelas que ha creado la República existen en el papel. Si no hubiera escuelas de Religiosos y escuelas privadas de los católicos, la población escolar tendría que pasar el día en la calle. Las únicas escuelas creadas por el Estado en los últimos tiempos son las creadas por la Dictadura. Y los edificios escolares que existen los construyó la Dictadura. La República sólo tuvo la preocupación de nombrar maestroa laicos, y de suprimir la enseñanza del Catecismo y arrancar el Crucifijo de las escuelas. Suprimió el Crucifijo y la calefacción, y si los maestros no se plantan, los locales alguilados para las clases. Y ahora una parte de su emolumento. ¿Dónde está la labor cultural? En ninguna parte. Y así ocurre que el ministro Madariaga se encuentra todo por hacer, cuando dice, entre otras cosas, que la cultura que se da en los centros docentes oficiales no es cultura. Y piensa en la necesidad de la cultura clásica. ¡Lo eterno! Todas las revoluciones terminan por ahí. Y decimos terminan, porque cuando llegan a este punto, son las revoluciones las que terminan. Para volver a lo que se revolucionó, que es la fija.» («Temas del día», El Siglo futuro. Dios, Patria, Rey, Madrid, miércoles 4 de abril de 1934, pág. 1.)

1938 «§ II. El mal nacionalismo. "Lo contrario del marxismo." Distingamos, con toda claridad. "Nacionalismo", como dijo, con maravillosa exactitud, el General Mola, es "lo contrario de marxismo". Al universalismo marxista y comunista, que es el universalismo de la igualdad y de la nivelación destructoras, opone el nacionalismo un sentimiento constructivo de Nación y de Patria. Aun históricamente, podemos decir que el Nacionalismo es, simplemente, esa antítesis. La idea nacionalista nace en la historia moderna como una reacción contra el cosmopolitismo avasallador napoleónico. Frente a Napoleón, corsario de patrias, iconoclasta de naciones, arrasador de fronteras, surge la protesta nacionalista de Fichte en sus "Discursos a la nación alemana". Dos clases de nacionalismos. Pero el Nacionalismo, ya desde este primer momento, se bifurca en dos direcciones. Orientación que podemos llamar "patriótica" y orientación panteísta. De la primera es, quizás, la más sublime encarnación y el fruto más glorioso el levantamiento español de la Guerra de la Independencia. En la segunda dirección, la idea nacionalista se mezcla y se rehoga con la filosofía panteísta hegeliana y de esta absurda mezcla, el mito de la "cultura" de la "raza" o del "Estado" han hecho brotar los nuevos dioses de "Patria", de "Nación" o de "Estado". Para este nacionalismo no hay más que la Patria. En el altar de esta deidad es preciso sacrificarlo todo: la personalidad humana, el derecho, la justicia, la moral, la religión, el derecho de los demás pueblos. El único principio regulador de la vida de este Estado nacionalista es, dice Fichte, "ámate a ti mismo sobre todas las cosas y a tus conciudadanos por ti mismo".» (Aniceto de Castro Albarrán [1896-1981], Guerra santa: el sentido católico del movimiento nacional español [en cubierta: …de la guerra española], Editorial Española, Burgos 1938, págs. 130-131.)

1941 «En 1896, fecha de aparición de Prosas profanas y punto de partida oficial del movimiento modernista, Indoamérica vivía una etapa singular. En realidad debiera hablar aquí de "América Latina", y no de Indoamérica ni de Hispanoamérica, porque lo predominante entonces era el mito de la cultura y de la raza latinas: nadie deseaba entroncarse con los pobladores aborígenes, cafres ni mestizos. Sin embargo, Pedro Emilio Coll, destacado postmodernista venezolano, opinaba en El Castillo de Elsinor, que el "mito de la raza latina es absurdo".» (Luis Alberto Sánchez [1900-1994], Balance y liquidación del novecientos, Ediciones Ercilla, Santiago de Chile 1941, capítulo cuarto: "A falta de laureles…", pág. 61.)

1942 «B. Labor culturalista. 4. El mito de la cultura sin Dios. Poco después de instalarse Ortega como profesor (1910), cediendo a sus impulsos de "buen aficionado a pueblos" (p. 681), de "mirar devotamente las cosas humanas" (p. 271), da comienzo a la tarea de ir llevando la filosofía al periódico (p. 1352, edición primera), es decir, que empieza a redactar esos minúsculos ensayos de varia lección que van apareciendo bajo el rótulo de "Meditaciones del Quijote", "El Espectador", "Vieja y Nueva Política".» (Joaquín Iriarte Aguirrezabal [1894-1970], Ortega y Gasset, su persona y su doctrina, Editorial Razón y Fe, Madrid 1942, pág. 131.)

1944 «Hay puntos fundamentales, sin embargo, donde su evolución se detiene un momento, como para recapitular su marcha. A la figura rebelde de Ollantay, al correr de los tiempos ha de corresponder el perfil nítido y libertario de Mariano Melgar. Son mitos de dos civilizaciones. Mejor dicho es el mito de la cultura incaica y la leyenda surgida entre el estruendo y la liquidación de la nueva patria. Olvidarlos y desdeñar su figura, hacia otros linderos, es traicionar nuestra propia idea. Sus ademanes nos hacen comprender mejor la perspectiva de nuestro romanticismo y la reconocemos vívida y brillante como tajada en luz.» (Luis Fabio Xammar [1911-1947], «El Perú y los románticos», Historia, revista peruana de cultura, Lima 1944, vol. 2, nº 6, pág. 97.)

1945 «29. Los tres maravillosos nevados de México se enlazaron con el mito de la cultura: las tres montañas aquí mencionadas son el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba, llamado Poyauhtécatl. Traducir por "monte matizado" es dudoso; también podría ser "humeante".» (Ángel María Garibay Kintana [1892-1967], Épica náhuatl. Divulgación literaria, Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma, México 1945, pág. 138.)

1947 «También son ejemplos muy bien escogidos los del mito de la cultura mágica y de las leyendas del diluvio, a las que no vendría mal añadir la explicación científica que pudiese ayudar a la interpretación folklórica.» (Luis de Hoyos Sainz [1868-1951], «Kroeber, A. L.: Antropología general (México, 1945)», Revista de Indias, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, CSIC, Madrid 1947, vol. III, nº 27, pág. 180.)

1996 Gustavo Bueno, El mito de la cultura, Prensa Ibérica, Barcelona 1996.

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