Filosofía en español 
Filosofía en español

“Pensamiento hispanoamericano”

1910 «Hay que responder a este movimiento hispanista en América –decía el Sr. Altamira– con un movimiento americanista en España. Una política americanista sobre un sincero y leal reconocimiento, tanto de nuestras deficiencias como de nuestras excelencias. Sin presunción ni pusilanimidad. Sin pedantería ni pesimismo. Y podemos llevar a América nuestra tradición, nuestra historia, tan ligada con la de ella: nuestra ética, nuestra obra social, porque España es la nación de Europa que tiene más estudiado ese tópico de las ciencias sociales que se llama la cuestión social, y, además, debemos ser los intermediarios, mediante nuestra lengua, de todas las demás disciplinas científicas y orientaciones intelectuales entre el pensamiento europeo y el pensamiento hispanoamericano, preocupándonos de esta función de enlace que estamos obligados a cumplir, y dedicándonos a la traducción al castellano del mayor número posible de libros que se publiquen en idiomas extranjeros.» (Alberto de Segovia y Pérez, «Labor del Sr. Altamira en América», La Correspondencia de España, Madrid, viernes 15 de abril de 1910.)

1919 «Conmemorando en este número de Mercurio Peruano la muerte del altísimo pensador y director del pensamiento hispanoamericano José Enrique Rodó, acaecida en Roma en Mayo del año pasado, y que tan hondo vacío dejó en Hispanoamérica, publicamos el siguiente artículo de nuestro redactor D. Edwin Elmore, artículo en que, con generoso entusiasmo y noble culto a la materna tradición, se patentiza la tendencia del eminente ideólogo uruguayo a orientar el naciente ideal hispanoamericano hacia el culto de la tradición hispánica, que sólo denigran los espíritus que, ayunos de ideal y de espaldas a la Historia, ignoran o fingen ignorar que el presente es fruto del pasado y que toda nación grande, lo es por tener metidas sus raíces muy dentro del subsuelo de sus remotos orígenes.» (entradilla editorial a Edwin Elmore, «Sobre el españolismo de Rodó», Mercurio Peruano, Lima, mayo 1919, nº 10, pág. 364.)

1921 «Para recibir el férvido homenaje del pueblo que abrió a la luz de la civilización el genio de Cortés, y que en un tiempo se llamó la Nueva España, si el Augusto Jefe del Estado y la España oficial han estado dignamente representados por la Misión Diplomática acreditada cerca del Gobierno de México, los intelectuales españoles lo han estado de manera altísima, por el escritor quizá más representativo del genio hispano, por el más racialmente castizo, por el insigne D. Ramón María del Valle-Inclán, quien, accediendo gustoso a la invitación que le hiciera, a nombre de su Gobierno, el Excmo. Sr. Ministro de México en Madrid, Licenciado Dr. Miguel Alessio Robles, ha ido al legendario país del Anáhuac y ha sido en esos memorables días del Centenario, huésped de honor de la nación mexicana, debiéndose a su nobilísimo empeño, entre otras luminosas iniciativas, una que entraña una importancia trascendental, de inmedible alcance para la perfecta unificación y la marcha progresiva del pensamiento hispanoamericano.» (Césare Arroyo, «Crónica Americana», Cosmópolis, Madrid, diciembre de 1921.)

1922 «Trabajo paciente de laboratorio por sabios beneméritos, de libros que marcan etapa en la historia del pensamiento hispanoamericano: Pitágoras, Monismo estético, de José Vasconcelos, de poetas de inspiración máxima y hondura filosófica desconocida hasta hoy por los poetas de nuestra América: Nervo y alguien tal vez más profundo que Nervo, González Martínez, de ensayistas que llegan a la perfección en el desarrollo de sus ideas a veces muy sutiles, a veces muy amables y muy sabias, de estudios de crítica literaria de una probidad extrema y el trabajo único de una juventud nerviosa, disciplinada, selecta, que ocupa ahora puestos importantes en el gobierno de su país.» «Antonio Caso […] prepara El concepto de la Historia Universal que, a juzgar por los capítulos que conocemos, será un bello timbre de gloria para el pensamiento hispano americano.» «Sus libros [de Vasconcelos] Pitágoras y Monismo Estético y su tragedia Prometeo Vencedor señalan época en la historia del pensamiento hispanoamericano. Por no transigir con gobiernos despóticos ha sufrido persecución y destierro. Desde tierra extraña laboró por México tenaz y denonadamente.» (Julio Jiménez Rueda, Bajo la Cruz del Sur. Impresiones de Sudamérica, Librería editorial de Manuel Mañón, México 1922, págs. 47-48, 54 y 93.)

«Recientemente y ante notario ha sido constituida una Compañía mercantil anónima titulada «El Bloque Hispanoamericano» […]. La Compañía tiene dos programas: uno pequeño que consiste en divulgar los escritos que afecten al problema de la raza; […] organización de Congresos hispanoamericanos e implantación en todas las naciones donde vaya teniendo su domicilio de Bibliotecas públicas gratuitas que den a conocer la obra del pensamiento hispanoamericano; y otro grande…» («El Bloque Hispanoamericano», Nuestro Tiempo, Madrid, junio 1922, nº 262.)

1923 «Un vigoroso escritor argentino, fijado desde hace años en Madrid, y al que se admira y quiere fraternalmente, ha emprendido la obra, verdaderamente magna, de vulgarización de la historia y el pensamiento hispanoamericanos. Alberto Ghiraldo comenzará en breve la publicación de una Antología americana, en veinte volúmenes de fácil manejo y precio posible para todas las bolsas, en que se fijarán las grandes síntesis del movimiento emancipador de nuestra América y quedarán marcados los caracteres y las ideas de los hombres que hicieron consistente y fecunda esta emancipación.» (Alberto Insúa, «Antología Americana», reproducido en «Una gran antología americana», Mercurio Peruano, Lima, enero 1923, nº 55, pág. 390.)

1924 «Después –y esta vez por Ventura– supe que Lugones se encontraba en el hotel Regina. Con el recio publicista bonaerense pude hablar una hora larga. Venía de Ginebra, donde trabaja en la oficina de cooperación intelectual creada por la Liga. Y, es curioso: este conspicuo miembro de un instituto formado –al parecer– para fomentar la mejor inteligencia entre todos los pueblos de la tierra, se mostró, si no por completo, casi del todo escéptico en cuanto a la idea de una posible organización hacia la práctica del «pensamiento hispanoamericano», ente cuya existencia o por lo menos cuya eficacia él pone en duda… Sin embargo, al final de nuestra charla quedaron absueltas los objeciones que él opuso al proyecto, si bien desde ahora puede adelantarse que su actitud sería negativa en el congreso. De todos modos –y él lo reconoció– sus opiniones serían muy interesantes por el hecho mismo de contrastar con el entusiasmo, a veces demasiado lírico y retórico, de los panhispanistas, que –desgraciadamente– no suelen curarse tanto de la realidad como de las palabras.» (Carta de Edwin Elmore a Emilio Roig de Leuchsenring, fechada el 12 de agosto de 1924 a bordo del «Oriana», en Alta mar.)

«El Sr. Elmore ha concebido la idea de una posible organización del «pensamiento hispanoamericano». He aquí una idea que nos es querida de antiguo; que de tiempo en tiempo, con cualquier propicia coyuntura, busca impulso y definición en estos artículos. Todavía no ha encontrado ninguna satisfactoria. Tampoco el Sr. Elmore se ha detenido a definir la idea de cómo ha de organizarse el pensamiento hispanoamericano. Ni lo necesitaba. Una idea así se intuye o no, se acepta o no, apenas se formula: pero lo que no haga el sentimiento no podrá hacerlo la razón. El señor Elmore habló en París de su proyecto con D. Miguel de Unamuno, con D. Eduardo Ortega y Gasset y con el peruano D. Francisco García Calderón. Apenas oyeron las palabras esenciales, los tres comprendieron, sin más explicación, lo que significaba organizar el pensamiento hispanoamericano, tal vez porque viviendo ahora los tres en Francia, han comprendido, como nunca, lo que representa la admirable organización del pensamiento francés –con la generosa y muchas veces buscada colaboración de algunos de los hombres más distinguidos de todos los países cultos– en el porvenir de la cultura hispánica.» (Luis Araquistain, «Un congreso de escritores», El Sol, Madrid, 21 de noviembre de 1924.)

1925 «Hablar vaga y genéricamente de la organización del pensamiento hispano-americano es, hasta cierto punto, fomentar un equívoco.» (José Carlos Mariátegui, «Un congreso de escritores hispano-americanos», Mundial, Lima, 1 de enero de 1925)

«Y para ello, precisaré mi objeción más fuerte: "Organización del pensamiento hispanoamericano", es una frase perfectamente vacía.» (Leopoldo Lugones, «Un Congreso libre de trabajadores intelectuales», El Sol, Madrid, 16 de abril de 1925.)

«La carta del eminente escritor argentino D. Leopoldo Lugones, que publicamos ayer, es desconsoladora. No porque se oponga a la celebración de aquel Congreso propuesto por el Sr. Elmore para la organización del pensamiento hispanoamericano, sino por las razones sobre las cuales asienta su negativa. De la carta del Sr. Lugones se deduciría que no existe una comunidad entre los pueblos hispánicos de América y de Europa. Y aún se llegaría a otra conclusión todavía más terrible: que ni siquiera existe un lazo de unión entre los países americanos de origen hispánico.» («Una carta desconsoladora», El Sol, Madrid, 17 de abril de 1925.)

«Me queda por examinar la afirmación de que «la organización del pensamiento hispanoamericano es una frase perfectamente vacía». Aunque creo haberla llenado con muchos artículos, añadiré aún el próximo, porque éste se ha llevado ya demasiado espacio con el lineamiento de las ideas políticas del Sr. Lugones, que era necesario dar a conocer en España.» (Luis Araquistain, «Lo explicable y lo inexplicable del Sr. Lugones», El Sol, Madrid, 18 abril 1925.)

«El Sr. Lugones pretende que «la organización del pensamiento hispanoamericano es una frase perfectamente vacía». Explorémosla. No sé si fue el Sr. Elmore o fui yo –no tengo a la mano los artículos que han promovido este debate– quien usó lo de «pensamiento hispanoamericano». De todos modos, ha de tomarse como sinónimo de cultura hispanoamericana. Por mi parte, prefiero emplear habitualmente el concepto de cultura hispánica, que comprende, en lo geográfico, a España y Portugal y a toda la América no sajona.» (Luis Araquistain, «Organización de la cultura hispánica», El Sol, Madrid, 20 de abril de 1925.)

«Existen, en suma, los elementos preparatorios de un debate, en el discurso del cual se elaborarán y se precisarán los fines y las bases de este movimiento de coordinación o de organización del pensamiento hispano-americano como, un poco abstractamente aún, suelen definirlo sus iniciadores.» (José Carlos Mariátegui, «¿Existe un pensamiento hispano-americano?», Mundial, Lima, 1 de Mayo de 1925)

«Afirma Ud. y aquí incurre en otra contradicción sólo explicable en personas de su talento por el afán de negar lo incuestionable –que «organización del pensamiento hispanoamericano» es una frase perfectamente vacía. Lo que no encuentra Ud. vacío y desprovisto de sentido es sostener que es grande la influencia de un «puñado de hechos» (que Ud. enumera y cuya inexactitud, por otra parte, le ha demostrado ya irrebatiblemente Olariaga){5} sobre «la organización de nuestro pensamiento» (el argentino). Además, yo empleé la frase: «organización hacia la práctica» y no creí necesario ser más lato –como en efecto no lo era– para que se me comprendiese. ¿Y no es también incurrir en flagrante contradicción sostener por una parte la dispersión de los países hispanoamericanos, mientras por otro lado se defiende la tesis panamericana? ¿no es por lo menos extraño sostener que la geografía influye por sí sola más que todos los otros factores que determinan las formas y tendencias de la civilización y la cultura de los pueblos? La verdadera quimera, la verdadera monstruosidad, es el fementido ideal panamericano, con todo su aparato y toda su mecánica progresista y mercantil. En cuanto a la separación entre América y Europa, que lo diga Dawes con su «plan» y que lo diga Morgan con sus empréstitos.» (Edwin Elmore, «Carta abierta al señor Leopoldo Lugones», fechada en Lima el 12 de junio de 1925, publicada ese día en El Comercio, de Lima.)

«Estudiando imparcialmente la personalidad del Libertador, nos hemos hecho esta pregunta: ¿Cómo hubiera influído aquel hombre extraordinario en el caótico período de nuestras guerras contra Napoleón, si el destino le hubiese conservado al servicio de nuestra Patria? He ahí una interrogación que no se ha atrevido a formular, sin duda por modestia, el pensamiento hispanoamericano.» (Manuel Bueno, «El caudillo estadista Bolivar», ABC, Madrid, miércoles 23 de diciembre de 1925, pág. 7.)

1925 «V. La novela en América. Influencias españolas. Infuencias francesas: el naturalismo. El americanismo literario en la novela y el teatro. El teatro regional rioplatense. La crítica. La oratoria. Influencias dirigentes del pensamiento hispanoamericano.» (sumario parte V de Max Henríquez Ureña, «El intercambio de influencias literarias entre España y América durante los últimos cincuenta años (1875-1925)» Cuba Contemporánea, nº 161, mayo 1926, La Habana, pág. 34.)

1926 «Un núcleo de españoles residentes en la ciudad argentina que lleva el españolísimo nombre de Córdoba se ha constituido en Comité amparador de una feliz iniciativa y ha publicado un manifiesto dirigido a los compatriotas residentes en Suramérica. Tenemos a la vista este interesante documento, cuyo texto, apasionado y vibrante, prueba que se está realizando una bien orientada evolución en el pensamiento hispanoamericano. Partiendo de revisiones y rectificaciones históricas, que hasta aquí hizo en muchos casos difícil o imposible la mala fe de historiadores extranjeros, este nuevo y fecundo hispanoamericanismo aspira a lograr que no haya un punto, un momento de separación y rompimiento en el pasado de España y las Repúblicas colombinas, haciendo así una rotunda afirmación de la unidad de la raza en el presente.» («Un monumento al General San Martín», El Sol, Madrid, jueves 5 de agosto de 1926, página 5.)

1927 «Pues bien, a pesar de haber tenido tan certera visión Bolívar y de ser realmente el creador de la verdadera América española, ni él ni su pensamiento ejercen hoy influencia comparable a la de la serie de caudillos, mariscales y generales de que están llenas las historias de la América particularista y nacionalista. No hay, realmente, un pensamiento hispanoamericano tradicional; no hay más que manifestaciones de confraternidad lírica, apoyadas en cortesía de momento, pero vueltas de espalda a la verdadera tradición hispanoamericana.» (Fernan Cid, «Sobre la revisión de nuestra historia en América», ABC, Madrid, 21 de diciembre de 1927, página 7.)

1928 «Bibliografía. Littere, ensayos. Este libro del distinguido escritor uruguayo José G. Antuña, que recientemente fue nuestro huesped, nos muestra aspectos llenos de interés del alma americana, que el autor logró apresar en sus páginas. Nos enseña el idearium de las principales figuras del pensamiento hispanoamericano, al estudiar los hombres más representativos de aquella intelectualidad: Rodó, Lugones, la poetisa María Eugenia Vaz Ferreira y otros nombres esclarecidos en las letras. Con encendido amor a la naciente cultura americana, Antuña escribe estos trabajo apologéticos destacando los rasgos más sobresalientes de cada pensador.» (José María de Acosta, «Letras hispanoamericanas», ABC, Madrid, 11 julio 1928, página 8.)

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1942 José Gaos, «Localización histórica del pensamiento hispanoamericano (notas para una interpretación histórico-flosófica)», Cuadernos Americanos, vol. IV, año I, nº 4, págs. 63-86, México 1942. «Caracterización formal y material del pensamiento hispanoamericano», Cuadernos Americanos, vol. VI, año I, nº 6, págs. 59-88, México, noviembre-diciembre 1942.

1943 José Gaos, «Significación filosófica del pensamiento hispanoamericano», Cuadernos Americanos, vol. VIII, año II, nº 2, págs. 63-86, México, marzo-abril 1943.

1944 José Gaos, El pensamiento hispanoamericano (Seminario sobre "La América Latina"), Colección Jornadas, nº 12; Centro de Estudios Sociales, El Colegio de México, 1944, 50 págs.

1945 José Gaos, «El pensamiento hispanoamericano», en Pensamiento de lengua española, Editorial Stylo, México 1945.

1948 «¿De quién es este texto? ¿De Ramiro de Maeztu? ¿De Juan Carlos Goyeneche? ¿De Pablo Antonio Cuadra? No, es de José Gaos, antiguo rector rojo de la Universidad de Madrid, y son palabras pronunciadas por él en el seminario colectivo sobre el pensamiento hispanoamericano, celebrado en la ciudad de Méjico, en un ambiente lleno de españoles de la emigración, y publicado en la revista Jornadas, núm. 12, en el Colegio de Méjico, Centro de Estudios Sociales. Se trata, por tanto, de un texto de la emigración; de un texto que, si nos dejásemos caer en el falso maniqueísmo reaccionario, llamaríamos de «la Antiespaña». Y, sin embargo, se mueve, queremos decir, se mueve en la misma dirección que nosotros.» (Carlos Alonso del Real, «Un texto de la emigración», Alférez, Madrid, 30 de abril de 1948.)

1949 «Este servir de entronque entre uno y otro siglo –en la filosofía lo mismo que en la historia– es lo que, aparte de su alto rango dentro del pensamiento hispanoamericano, le otorga a Varona una significación peculiar en la cultura y en la historia de nuestra patria.» («Homenaje al Maestro», Revista Cubana de Filosofía, La Habana, enero-junio de 1949.)

1951 «Cursos y Conferencias. […] Tendencias contemporáneas en el pensamiento hispanoamericano (XIV. 158).» (Humberto Piñera Llera, «Vida y obra de Francisco Romero», Revista Cubana de Filosofía, La Habana, julio-diciembre de 1951.)

1956 «Hay asimismo en Korn una vocación esencial hacia los temas del espíritu, los valores y la libertad, entendidos como integrantes de una unidad en la que el hombre alcanza su posibilidad de plenitud. Estamos, pues, nuevamente, frente a lo que Alfonso Reyes denominó la «torsión ética» del pensamiento hispanoamericano.» (Enrique Zuleta Álvarez, «Notas sobre la cultura argentina», Punta Europa, números 7 y 8, Madrid, julio-agosto 1956.)

«Patricio Peñalver Simó, brillante profesor de Filosofía e historiador del pensamiento hispanoamericano.» (Florentino Pérez Embid, Revistas culturales de postguerra, Temas españoles nº 215, Madrid 1956.)

GBS