Filosofía en español 
Filosofía en español

Fernando Felipe Martín  1874-1947

Abogado, empleado técnicoadministrativo del Ministerio de Fomento, periodista y profesor español, nacido hacia 1874. Comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Salamanca en 1891, el mismo curso en el que Unamuno, de quien sería amigo, se incorporaba como catedrático de griego (Unamuno ingresó en el cuerpo de catedráticos de universidad el 13 de junio de 1891, seis días antes de que Fernando Felipe se examinara de bachiller, que había cursado en el Instituto de Salamanca). Desde 1899 («Socialismo», «El coco socialista»…) se destacó como activista del socialismo en esa ciudad. Activo redactor de El Adelanto (donde firmó también como Pepe Rey, como Juan de Salamanca y como Sir-ve), fue detenido en 1917, implicado en la huelga general del 12 de agosto, acusado de colaborar con la agitadora Virginia González Polo (cofundadora en 1921 del Partido Comunista de España). En mayo de 1925 Wenceslao Roces, impulsor de El Estudiante. Revista de la juventud escolar española, le solicitó una colaboración para el primer número («La Universidad de entonces»). Dos meses después, el 17 de julio de 1925, quedó gravemente herido en un accidente de automóvil en Alaejos cuando, junto con el filocomunista Wenceslao Roces, se dirigían a Medina del Campo para recoger a José Vasconcelos, a quien habían invitado a dar una conferencia en Salamanca. Profesor de francés de la Escuela Normal de Magisterio de su ciudad, fue depurado y separado definitivamente del servicio, causando baja en el escalafón el 16 de febrero de 1937, por resolución del Gobierno de Burgos. Murió discretamente en Salamanca en 1947.

«Entre los amigos salmantinos de don Miguel figuró Fernando Felipe, fallecido en 1947, a sus setenta y tres años. Hombre reservado, aunque cordial, conjugó su vocación literaria muy retraída e íntima con su actividad docente de profesor de Lengua Francesa en la Escuela Normal de maestros salmantina.» (Manuel García Blanco, en Obras completas de don Miguel de Unamuno, Afrodisio Aguado, Madrid 1958, tomo VII, pág. 19.)

Comienza sus estudios en el curso 1891-1892 en la Universidad de Salamanca

1891 «Universidad de Salamanca. Lista nominal de los títulos de Bachiller, expedidos por esta Universidad […] Instituto de Salamanca […] nº 47, Fernando Felipe Martín, Fecha del último acto: 19 junio 1891, Fecha del título: 21 septiembre.» (Universidad Literaria de Salamanca, Memoria sobre el estado de la instrucción en esta universidad y establecimientos de enseñanza de su distrito correspondiente al curso académico de 1890 a 1891, Salamanca 1891, pág. 90.)

1892 «Por una omisión involuntaria dejamos de consignar en la lista de alumnos premiados en esta Universidad, publicada en el día anterior, los nombres de D. Bernabé Juan Muñoz Partearroyo, que obtuvo mención honorífica en las asignaturas de Historia y Literatura y D. Fernando Felipe Martín, que también la obtuvo en esta última asignatura.» (El Criterio, diario católico, Salamanca, 27 junio 1892.)

1896 «Apertura del curso. Como todos los años, se ha celebrado el solemne acto de la apertura […]. Los alumnos premiados son: Facultad de Derecho. Don Juan Infante Ortiz. Don Domingo Doreste Rodríguez. Don José María Zumalacárregui. Don Victoria Zurdo Gómez. Don Fernando Felipe Martín. Don Vicente Rodríguez y Rodríguez. Don Juan Muñoz Partearroyo. Don Alberto Samper. Don Eusebio Díaz González. Facultad de Filosofía y Letras. Don Eloy Luis André. Don Pedro A. Martín Robles. Facultad de Medicina. […].» (El Estudiante. Revista científico literaria, Salamanca, 4 de octubre de 1896, año I, nº 1, págs. 6-7.)

1897 «Por el Ministerio de Fomento ha sido declarado cesante el auxiliar de la Junta de Instrucción pública de esta provincia, don Remigio Fuentes de Castro, habiendo sido nombrado para sustituirle don Fernando Felipe Martín.» (La Información, diario de Salamanca, viernes 12 febrero 1897.)

«Ha tomado posesión del cargo de Auxiliar de la Junta de Instrucción pública de esta provincia, don Fernando Felipe Martín.» (El Fomento, diario de Salamanca, viernes 12 febrero 1897.)

«Los sobresalientes. En los exámenes verificados ayer tarde y esta mañana hasta la una, han obtenido la honrosa calificación de sobresaliente los señores siguientes: […] Facultad de Derecho. […] Práctica Forense. D. Fernando Felipe Martín y D. Ramón Gascón Cañizares.» (El Lábaro, diario independiente, Salamanca, 2 junio 1897.)

«En la asignatura de Derecho internacional privado ha obtenido mención honorífica D. Fernando Felipe Martín.» (El Lábaro, diario independiente, Salamanca, 24 junio 1897.)

«Han recibido el grado de Licenciado en la Facultad de Derecho con la nota de Sobresaliente, D. Ángel Delgado Gregorio, D. Fernando Felipe Martín y D. Dionisio Hurtado Merino, y con la de Aprobado don José Iturmendi López, y en la Facultad de Ciencias con la nota de Aprobado D. Mariano Cáceres Gómez. Séales enhorabuena.» (El Lábaro, Salamanca, 2 julio 1897.)

«Después de brillantísimos ejercicios acaba de obtener el grado de licenciado en Derecho con la nota de sobresaliente, nuestro querido amigo don Fernando Felipe Martín. Felicitamos de todas veras a tan estudioso joven y a su distinguida familia.» (La Opinión, diario de Salamanca, martes, 13 julio 1897.)

1898 «Ha sido declarado cesante el auxiliar de la Junta provincial de Instrucción pública don Fernando Felipe Martín y nombrado para sustituirle don Isaac Ruano Delgado» (El Lábaro, diario independiente, Salamanca, 5 enero 1898.)

Activismo socialista (marxista) en la prensa y en el mitin

Con fecha del domingo 18 de junio de 1899 aparece en Salamanca el primer número de El Combate, semanario político republicano, realizado en la imprenta del Noticiero Salmantino (mantendrá ese rótulo hasta el número 14, cuando su director, cuyo nombre no se hace figurar, ya acumula dos denuncias; tras una semana de reposo, el número 15, de primero de octubre, formalmente ya no será político: con nueva tipografía la cabecera dirá: El Combate, semanario republicano, pregonando que Ángel Lord Marcos es su director). Cada número ofrecía en sus cuatro páginas numerosas noticias y comentarios, pero al principio ni una firma, ni siquiera en siglas: en el nº 3 sólo un comentario aparece firmado por H., y una crónica taurina por Sinsentimientos; en el nº 4 dos gacetillas llevan firma: G. S. y A. P., además de Sinsentimientos, que repite en el nº 5, junto con otro discreto firmante: A., &c.

En su presentación, «Nuestro programa», El Combate destila republicanismo y anticlericalismo, pero no especialmente socialismo. Desde el número 3 hasta el 21, a modo de folletín, va ofreciendo en primera página un «Diálogo cuarto. Monarquía y República»: sólo al final aparece el nombre del autor, Francisco Pi Margall (texto ya publicado en Las luchas de nuestros días, Madrid 1890, págs. 217-288). Hasta el número 4 no figura el término socialista en sus páginas: lo hace cuatro veces en el penúltimo párrafo de una pintoresca especulación anónima, quizá de Fernando Felipe, sobre «El Dinero».

En el primer número de El Combate aparece una nota anónima que lleva por título «Política nueva». A partir del número 6 ese rótulo, política nueva, se convierte en título de una sección habitual, cuya primera entrega, «La blasfemia», es la única de las publicadas en 1899 que va firmada, por F. F. En la siguiente, «¡Eh, a la Plaza!», el autor no disimula su aversión a la Fiesta… Pero, desde el número 8, Política nueva comienza a tratar casi monográficamente del socialismo. Ya Jean-Claude Rabaté, en 1997, atribuye a Fernando Felipe dos de esas entregas tituladas “Socialismo” (aunque se confunde al datar la primera, que no va en el número 7, sino en el 8). Sin duda es F. F. el autor de esa sección, y las sucesivas entregas (que nos hemos entretenido en recopilar con algunas notas) permiten ir siguiendo la evolución ideológica del joven autor (o al menos el proceso de su desvelamiento semipúblico, dentro de un caos ideológico y de afinidades) en esa segunda mitad del año 1899, a través de las cosas que dice y las lecturas que socializa (sin ninguna mención a nombres y fuentes, por supuesto). En la primera de esas entregas, «Socialismo» (nº 8, 6 agosto), no oculta que le mueve el anticlericalismo, su rechazo al activismo de los católicos Círculos Obreros, que Roma hubiese anunciado la preparación de otra declaración papal sobre el socialismo, que sospecha antesala de inminentes paparruchas que titularán socialismo cristiano, &c. En los artículos sucesivos: «Socialismo» (nº 9, 13 ago), «Socialismo» (nº 10, 20 ago), «Socialismo» (nº 11, 27 ago), «Socialismo» (nº 12, 3 sep), «Paréntesis socialista» (nº 13, 10 sep), «Paréntesis socialista» (nº 14, 17 sep)…, irá divulgando distintos aspectos de tal devoción socialista… y antitaurina.

A todo esto el ilustre fraile agustino filipino Tomás Cámara (autor en 1879 de Contestación a la Historia del conflicto entre la Religión y la Ciencia, famosa respuesta al libro del malvado Juan Guillermo Draper), que ejercía por entonces de obispo de Salamanca, decide colaborar en la propaganda de El Combate, ya que «por las condiciones de su índole, no se le presta atención»:

«Publícase en esta capital un periódico intitulado El Combate, que según rumor y fama públicos, y lo que se deduce de su simple lectura, ofende los oídos piadosos y ataca inconsiderada e injustamente instituciones eclesiásticas, al cual periódico, por otra parte, por las condiciones de su índole, no se le presta atención. Ténganlo entendido, de orden del Rvmo. Prelado, el venerable Clero y fieles de la diócesis para que prosiga en el desdén marcado hacia periódico semejante.» (Boletín Eclesiástico, Salamanca, 15 septiembre 1899.)

La advertencia de la Iglesia coincide con la acción del Estado: en su inmediata entrega dominical, dice El Combate: «Ya estuvimos en la cárcel, ya se lograron los deseos de nuestros enemigos, ya estamos procesados, ya estamos bajo el peso de los tribunales» («El gobierno jesuita», nº 14, 17 sep).

No aparece El Combate el domingo 24 de septiembre, aunque reanuda su publicación el primero de octubre como semanario republicano (ya no semanario político republicano), nuevo domicilio y el nombre del director en la mancheta, Angel Lord Marcos («de oficio zapatero y per accidens periodista», que en 1878 ya había visitado los juzgados salmantinos denunciado por su cuñada Concepción Sainz, por amenazas). La sección Política nueva informa «A los obreros de Salamanca» (nº 15, 1 oct) del 6º Congreso de la UGT; y Fernando Felipe, que en sus anónimas entregas anteriores ha dialogado precisamente con un imaginario Pepe, decide estrenar pseudónimo, Pepe Rey, precisamente para responder a un tal X que firma en El Lábaro, y que, por la descripción que de él hace, cualquier lector salmantino del momento mínimamente enterado sabría identificar con Ángel Vázquez de Parga Blanco, secretario del Círculo de Obreros Católicos de Salamanca: «Al X de El Lábaro».

La presión arrecia («El Combate estorba en Salamanca») y el semanario tiene que buscar nueva imprenta, pero hasta el número 24 (3 dic 1899) logra aparecer con regularidad: Pepe Rey va consolidando su nombre en cada número y el anónimo autor de Política nueva mantiene su propaganda socialista: «Los socialistas y la revolución» (nº 16, 8 oct), «Socialismo» (nº 17, 15 oct), «Socialismo» (nº 19, 29 oct), «¡Trabajadores!» (nº 20, 5 nov), «Los trabajadores de la ribera» (nº 21, 12 nov).

El Obispo de Salamanca, como el anuncio del 15 de septiembre no había sido suficiente para impulsar El Combate, decide el 12 de noviembre prohibir de modo expreso su lectura bajo pena de pecado mortal. La respuesta del periódico fue inmediata y el «zapatero en fino y en basto, director, sin batuta, del semanario», prohibió el 21 de noviembre «bajo pena de pasar por bobo, necio, estúpido, o sin sentido común, a todos mis parroquianos y lectores que se hagan caso de ciertas pamplinas episcopales» (ambos documentos en «Dos decretos», nº 22, 19 nov). Además, como con el nº 21 había terminado de publicarse el texto de Pi Margall antes mencionado, desde el nº 23 iniciaron, como «Folletón de El Combate», la reedición del famoso libro ¡Pobres jesuitas! (1881), de Fernando Garrido.

Pepe Rey se dirige en ese número 23 (26 nov) A los trabajadores de las Panaderías, en su campaña para impulsar las asociaciones gremiales; y el periódico, en la nota «Gracias, señor obispo», agradece la publicidad episcopal, que les ha permitido agotar los 1.000 ejemplares del número anterior.

En el número 24 de El Combate (3 dic 1899) Pepe Rey firma «El arbol de navidad» («El recuerdo de las comilonas y burradas, con que los burgueses celebran el nacimiento de Cristo, ha empezado a cundir por Salamanca…»). El número respira crisis interna: El Manchego, en «Íntegros y mestizos», breve comentario encabezado con una cita de Unamuno, concluye: «En vez del folleto de Fernando Garrido, yo hubiera escogido el del P. Mir: contra íntegro, mestizo. ¡Qué bien se conocen, qué daño se hacen y qué bien se ven los toros desde la talanquera!»; dos columnas informan de la suscripción para el pago de la multa impuesta por el gobernador civil al director del semanario (recaudadas 18,20 pesetas), y una Advertencia augura: «si el domingo próximo no hubiera número, no se crean que El Combate ha concluído…»: y, en efecto, no apareció ni el domingo 10, ni el 17, ni el 24 de diciembre de 1899.

Pepe Rey se apresura un tanto al dar por muerto el semanario en el que había nacido, el mismo en el que Fernando Felipe había ido afilando su pluma y ordenando sus ideas, y logra abrirse un hueco en el diario burgués «de mayor circulación de la provincia». De manera que, quince días antes de la llegada del año 1900, Pepe Rey inaugura una nueva sección, Cuestiones sociales, que El Adelanto, diario político de Salamanca, anuncia para los sábados. [Veinte años antes Concepción Arenal, ideóloga de la derecha liberal católica, ya había formado los dos volúmenes de La cuestión social –Editorial Vizcaína, Bilbao 1880– recopilando las cartas a un obrero que venía publicando desde 1871 en La Voz de la Caridad y sus inéditas cartas a un señor.] En la primera entrega, El coco socialista, procura Fernando Felipe (socialismo no es anticlericalismo…) desdramatizar con desenfado, para el público salmaticense del asentado periódico que pudiera sorprenderse (recuérdese que, en El Combate, el nombre de Pepe Rey tampoco estaba asociado a la sección Política nueva):

«Yo, antes que devoto del Socialismo, soy devoto de la verdad, y por eso quiero hacer una advertencia. Lo único que tiene de malo el Socialismo es los nombres de los que lo defienden; esto, la verdad, es para cansar a cualquiera. Amicis, bueno, se puede pronunciar y hasta hacer la c ch para darse tono de que se habla el italiano; pero ¿quién pronuncia Jaures, con lo endiablada que es la j francesa? ¿y Lavreff, que sabe Dios cómo se dirá en ruso? Pues anda que Liebknecht ¡agarra! no sé cómo hay quien se llama eso. ¿Y Tchernychewsky? ¡¡¡oh!!!
¡Por qué no harán las ciencias todos González, Hernández, Pérez, López! esto es cosa de personas, pero cuidado con los apellidos socialistas. ¿Si será esto lo que ha metido miedo a muchos? ¡Hombre! He encontrado uno que se pronuncia fácilmente: Marx. ¿Esto es fácil, verdad? pues compren ustedes las obras de éste y que aprendan a poner a las gentes nombres fáciles. Para empezar, con que lean ustedes a Marx, basta.» (El coco socialista, 16 dic 1899.)

Y el sábado 23 de diciembre firma Pepe Rey en El Adelanto, «Los salarios altos», y el sábado 30, «Los salarios altos II»… Pero el domingo 31 de diciembre de 1899 (día que, sin pena ni gloria, agotaba el numeral la centuria, que aún no el siglo), reaparece El Combate (nº 25), realizado ahora nada menos que en la «Imprenta de El Combate», sin contar, por supuesto, con la firma del tránsfuga Pepe Rey.

Pepe Rey, el día de Reyes de 1900, publica en El Adelanto su entrega semanal, «El socialismo y los católicos», que inicia, tras los dos artículos anteriores dedicados a los salarios altos, causantes sin duda de algún temblor en el sosiego salmantino, con un hallazgo que encuentra en San Juan Crisóstomo: «Se me dice, cuándo dejarás de hablar contra los ricos; siempre estás con los anatemas contra los ricos y yo contesto: ¡siempre subsiste vuestra dureza para con los pobres!», para defender que Socialismo y Catolicismo no están reñidos, que en Alemania hay partido socialista-católico, que el Papa ha recomendado al colegio de cardenales estudiar el socialismo cristiano… (recuérdese la interpretación que de los mismos hechos había ofrecido en El Combate: las paparruchas…).

Y también reaparece por El Combate: en el nº 27 (7 enero) Pepe Rey firma «La vista causa de ayer», y aún quizá fue autor del suelto anónimo, «Quien mal empieza…», donde se ensaña con su querido enemigo, el señorito católico, que la noche «del día 31 de Diciembre, último del año 1899 y del siglo diecinueve, según unos, que en esto no he de meterme», tras asistir «a la misa de principio de siglo» habría acabado la noche «metidito entre ellas libando sin cesar»: «Los infelices padres dormían a pierna suelta bien ajenos a que su retoño empezaba en el año 1900 la jornada del vicio. El Luis duerme y sueña con la repetición mañana. Fatídicos prolegómenos del siglo veinte, la maldita reacción ave de mal agüero te recibe con sus graznidos. Quien mal empieza peor acaba.»

La fama de Pepe Rey aumenta, pero no podía resultar tan sencillo conciliar su activismo propagandista en El Adelanto y en El Combate a la vez. El 14 de enero El Combate inicia en primera página un largo comentario que se titula: «La comedia de Pepe Rey y la tragedia por dentro, o la justicia en paños menores» (nº 27), donde el anónimo autor se distancia de Pepe Rey, por su artículo del número anterior sobre la justicia, que tiene por frívolo: «Riamos sí, pero no ahora; riamos después cuando hayamos barrido a escobazos tanta inmundicia.». En ese mismo número Pepe Rey titula «¿.….?» la respuesta a una nota que le han enviado del semanario: «Sr. Director de El Combate: Acabo de recibir su tarjeta y en el momento de ponerme a escribir, he visto dos enormes interrogantes, que son las que he puesto de título. ¡Escribir! ¿para qué? es lo primero que me pregunto. En este momento espero pruebas de un artículo que hace días mandé a un periódico, y aún no se ha publicado. En El Combate escribí con toda fe, ¿y las pruebas? en la imprenta.» En efecto, al parecer El Adelanto había decidido prescindir de la sección que le habían encomendado, y que había durado sólo cuatro semanas…

Pepe Rey está en crisis, pero Fernando Felipe decide dar la cara y presentar a Pablo Iglesias como conferenciante en el Salón Artístico de Salamanca: esa misma noche firma, como Pepe Rey, su crónica para El Adelanto:

«La conferencia de Pablo Iglesias. Son las once de la noche; preocupado todo el día por mi interés en el buen éxito de la reunión, no estoy en condiciones de hacer una reseña fidedigna de la conferencia celebrada anoche en el Salón Artístico. […] Presidían la reunión los representantes de las Asociaciones obreras de Salamanca. El presidente de la Asociación de Carpinteros, Juan Noreña, expuso en dos palabras el objeto de la reunión, anunciando que en ella tomarían parte los compañeros Iglesias y Muñoz. El compañero Fernando Felipe ocupó la tribuna y dedicó breves palabras a los que en la conferencia tomarían parte. El compañero Casimiro Muñoz comenzó diciendo que, poco acostumbrado a hablar en público, porque las condiciones de Ciudad Rodrigo, donde vive, no lo permiten, se había prestado a hablar sólo por su amor a la clase trabajadora. […] En medio de grandes aplausos aparece en la tribuna Pablo Iglesias. Tengo que hacer presente (dijo) que no se trata de un mitin socialista, sino que esto va a ser exclusivamente una conferencia societaria. […]. Señores: me es imposible continuar porque me estoy cayendo de sueño. Me he levantado hoy a las cuatro de la mañana. Pepe Rey.» (El Adelanto, miércoles 17 enero 1900.)

En el siguiente número de El Combate no firma Pepe Rey, pero en breve nota comentan, con cierta sorna, el acto con Pablo Iglesias (del que parece no habían sido informados por sus organizadores…):

«En el Artístico. Al llegar a esta Ciudad nos enteramos de la conferencia que Pablo Iglesias tuvo el día 16 en el Salón Artístico y de la cual salieron altamente satisfechos todos cuantos tuvieron el honor de escucharle. Obreros, burgueses, capital y trabajo estuvieron presenciando y escucharon al apóstol infatigable del socialismo; a unos y otros hemos oido elogiar grandemente la conferencia. Quiera Dios que no caigan en el Vacío muchos de sus sanos consejos, a la desgraciada clase obrera.» (El Combate, 21 enero 1900, nº 28, pág. 3.)

El punto y seguido lo encontramos en el El Combate de 28 de enero, donde Pepe Rey recapitula sus actuaciones recientes en una larga carta al director, «La gran victoria»:

«Sr. Director de El Combate. Mi distinguido amigo: Aunque nos separa alguna diferencia de ideas, yo he trabajado en el periódico que usted dirige desde que apareció el primer número. Prescindí por completo de nuestras diferencias, y teniendo en cuenta solo mis aficiones, dediqué mis artículos a hablar a los obreros y a exponerles mis teorías sobre el problema social, procurando estimularlos para trabajar por su emancipación. […] Cuando más entusiasmado estaba con mi labor y ésta empezaba a dar sus frutos, (por causas de todos sabidas), dejó de publicarse El Combate. Buscando dónde continuar escribiendo, mandé una carta a El Adelanto, ofreciéndole mi colaboración, y el director después de leer algún artículo mío, autorizó su publicación. ¡Se salvó el país! ¿No hay Combate? pues escribo en El Adelanto. Le aseguro a usted que ni un céntimo me han valido mis artículos en este periódico, y que yo no lo hacía con intención de convertirlos en cuartos; pero estaba tan satisfecho escribiendo en él, como si me proporcionara medio decoroso de vivir. El sábado último envío mi artículo semanal y me le devuelven con una atenta carta del director, diciéndome, que no seguirían publicando mis artículos. ¡Si en vez de escribir para obreros, escribiera uno para ministros! Esto yo lo esperaba, y sin embargo, lo sentí… ¿cómo le diré á usted? […] Y pensando estas cosas, me sorprende un amigo con la siguiente conversación: —¿Ya no trabajarás para El Adelanto? —Hombre, pero ¿por qué lo sabes? —Pues porque ayer oíamos, condiscípulos o semicondiscípulos que hablaban de ir a pedir al director, que no te dejara escribir. —¿Los estudiantes? ¡Anda Dios! pues ahora recuerdo, que El Adelanto está publicando una traducción mía ¿Y quiénes eran? —El que más alborotaba (porque a los otros parecía que no les importaba la cosa) era Fulano. ¡¡¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Después he procurado enterarme y parece verdad que El Adelanto ha dejado de publicar mis artículos, porque los estudiantes, es decir, algunos estudiantes, menos algún estudiante (por culpas ajenas) está disgustado conmigo, ha querido vengarse de mi, haciendo ver a sus compañeros que en mis artículos se les insultaba de un modo exagerado. […] El director de El Adelanto me dice en su carta, que mi artículo “sobre cuestiones sociales han motivado protestas de bastantes subscriptores, y sus quejas, cada día más acentuadas, son anuncio de quebrantos para el periódico”. […] El mismo Adelanto publicó hace poco, un artículo tomado del último libro de Unamuno y nadie pidió que se le excomulgara, a pesar de que decía de las Universidades bastante más que lo que dije en mis artículos. Claro que yo no valgo lo que Unamuno, pero merezco que se empleen conmigo siquiera las armas que yo empleo.» (El Combate, 28 enero 1900, nº 29, págs. 3-4.)

* * *

En mayo de 1900, tras el grandioso mitin del primero de mayo para celebrar la fiesta del trabajo, que reunió a tres mil obreros salmantinos en el Salón Artístico, El Adelanto, por si alguien no lo sabía todavía, asociaba expresamente en su crónica a Fernando Felipe con su colaborador Pepe Rey:

«El mitin de ayer. A las diez de la mañana, el amplio Salón Artístico era insuficiente para contener a la multitud de obreros que lo llenaban, deseosos de asistir al meeting obrero anunciado para celebrar, con fecha del 1º de Mayo, la fiesta del trabajo. No bajaría el número de los allí reunidos de 3.000 obreros, y a pesar de tanta concurrencia, el acto distinguióse por el orden que en él reinó, y que ha conquistado grandes simpatías en favor de los obreros, de parte de personas de todas clases y opiniones. Presidió el señor Villalba, y declarado abierto el acto, una banda de música ejecutó un himno apropiado a las circunstancias, que fue muy aplaudido. Don Fernando Felipe (Pepe Rey) usó de la palabra, y en su extenso discurso, que mereció generales elogios, abogó por la unión obrera, presentándola como la única manera de solucionar los actuales problemas en favor del proletariado. […] Hizo el resumen de los discursos nuestro queridísimo amigo don Casimiro Muñoz. […] El 1º de Mayo de 1900 constituirá con justicia, para los obreros salmantinos y para Salamanca entera, una fecha de grato recuerdo.» (El Adelanto, Salamanca, 2 mayo 1900.)

«Mitin socialista. En el Salón Artístico tuvo lugar anoche a las siete y media el mitin de propaganda obrera y socialista que estaba anunciado. […] Habló en primer término el compañero Fernando Felipe, que se lamentó de que en la todavía reciente huelga de curtidores, hubiesen traicionado algunos obreros a la asociación. Casimiro Muñoz, de Ciudad Rodrigo, dio cuenta de los acuerdos adoptados en el Congreso socialista internacional celebrado hace poco en París, a cuyo congreso asistió el orador como delegado del partido socialista español.» (Noticiero salmantino, martes 30 octubre 1900.)

«Una velada. Celebróla ayer, para conmemorar el aniversario de su fundación, la Sociedad de carpinteros. El modestísimo y reducido local que ocupa la asociación en la Plazuela de San Juan de Sahagún, estaba ya lleno de asociados a las siete y media de la noche. Además de éstos, figuraban entre los concurrentes: el señor Unamuno, Rector de la Universidad, los concejales, señores Martín Benito y Meca, el diputado provincial señor Baz, el catedrático de la Universidad señor Dorado Montero, los industriales don Federico García Martín, don Leopoldo García y don Manuel Carnero, don Fernando Felipe, don Crescencio Sánchez Esculta y nuestro Director, señor Caballero. Abierta la sesión por el presidente, señor Noreña, el señor Debales, secretario de la sociedad, leyó una Memoria expositiva de los trabajos realizados durante el año. El señor Felipe pronunció breve discurso, encaminado principalmente a hacer notar la participación que los socialistas salmantinos han tenido en la organización de las sociedades obreras.» (El Adelanto, Salamanca, 8 diciembre 1900.)

«En una carta de Casimiro Muñoz a Miguel de Unamuno, aquél le pide que entregue 20 pesetas a Fernando Felipe para ayudar a los curtidores huelguistas.» «La colaboración activa de Fernando Felipe –Pepe Rey–, por los años 1899-1900, tiene una incidencia profunda sobre el movimiento obrero salmantino con la creación de las “sociedades de resistencia”.» «Otra figura del socialismo salmantino, la de Fernando Felipe, alias Pepe Rey, fiel acompañante de Miguel de Unamuno, sufre la influencia del futuro Rector, como lo revelan colaboraciones suyas en El Combate tituladas “Socialismo” (114. El Combate, n, 7, 9, 30-VII-1899, 13-VIII-1899.) […].» (Jean-Claude Rabaté, 1900 en Salamanca. Guerra y paz en la Salamanca del joven Unamuno, Universidad de Salamanca, 1997, págs. 100, 106, 109.)

1902 «Estas tardes vienen Fernando Felipe, Moisés Barrado y otros dos a que les dé lección de alemán.» (Carta de Miguel de Unamuno a Hipólito Rodríguez-Pinilla, Salamanca, 13 julio 1902.)

1903 «Ciudad Rodrigo 30 Marzo 1903. Sr. D. Pedro Dorado Montero. Salamanca.
Mi querido amigo: Hoy he tenido carta de Fernando Felipe, que continúa en Madrid, y en ella me dice lo que a la letra copio:
“Habrá usted visto en los periódicos que se ha creado una Escuela de Criminología. Maldonado me escribió diciendo que trabajará un puesto para mí hasta donde su influencia llegue. Por lo que me dice veo que el Sr. Dorado Montero tiene gran valimiento en este asunto, y la misión de esta carta es rogarle le escriba pidiéndole su apoyo, en la seguridad de que le atenderá, pues me consta estima a usted mucho; constándole (fuera vanidad) que yo podría hacer algo en esa Escuela; a fin de que, al recomendarme, quedara en el buen lugar que su recta justificación precisa.”
Excusado me será decirle el grandísimo interés con que solicito su ayuda, atendiendo cuanto pueda lo que, por mediación mía, pide a usted Fernando. Porque no achaque a interesada adulación no le expondré el lugar que usted ocupa en mi ser, pero Fernando sabe la predilección que le tengo; y a esto achaca, sin duda alguna, la esperanza de ser atendida mi súplica. Y nada más de esto, por hoy.
Juntamente con la carta de Fernando Felipe recibí otra de la Agrupación Socialista de Salamanca diciéndome que en sesión celebrada el día 28 de los corrientes había sido nombrado candidato para diputado a Cortes, por mayoría de votos, lo que me comunicaban por si aceptaba dicha designación. Supondrá que por deber, gratitud, educación y amor a las ideas socialistas les habré contestado que acepto, aun sabiendo de antemano que seré un candidato de la importancia de un microbio chico. ¡Quién me había de decir cuando ahí vivía de las sobras de la señora Petra la chocolatera que había de ser nada menos que un candidato a diputado a Cortes! Como el anterior acuerdo me obligará a ir a esa pronto téngame por convidado a comer. Salude a su señora, besos a los niños y para usted un apretado abrazo de su consecuente amigo, Casimiro Muñoz.» (Transcripción del original manuscrito conservado en al Archivo Universitario de Salamanca.)

1904 «Ha regresado de Madrid, donde ha pasado una temporada, el redactor de El Adelanto D. Fernando Felipe Martín.» (El Lábaro, diario independiente, Salamanca, viernes 4 noviembre 1904.)

1908 «El Tribunal de oposiciones a la plaza de jefe de negociado del Cuerpo Técnico de la subsecretaría del ministerio de Gracia y Justicia, ha acordado dar comienzo a los ejercicios el día 11 del corriente mes de mayo, a las cuatro y media de la tarde, en la subsecretaría de dicho ministerio, donde deberán concurrir los opositores admitidos, provistos de un diccionario español francés. También ha acordado hacer saber a los señores D. José González Llana, D. Fernando Felipe Martín, D. Francisco González Martínez, D. Eugenio Cuello Colón y D. José González Montes, que antes del expresado día 11 deberán justificar la cualidad de abogado, con la presentación del correspondiente título o testimonio del mismo, o certificación de haber hecho el depósito que previene la ley para obtenerlo […]. Madrid 4 de mayo de 1908. El presidente del Tribunal. Pascual Amat.» (La Correspondencia de España, Madrid, 7 mayo 1908.)

1911 «El secretario de la misma, don Policarpo Jesús Martín, leyó la Memoria, de la que sacamos los siguientes párrafos: “Variaciones en el personal. Por fallecimiento de don Teodoro Campo Izquierdo, que con tanto acierto y a satisfacción de todos venía desempeñando la clase de Gramática castellana y Lengua francesa, quedó vacante esta plaza al comenzar el curso a que esta memoria se refiere. Para ocupar el puesto que dicha vacante dejaba, se designó al auxiliar de la misma enseñanza, don Fernando Felipe Martín, quien continúa al presente desempeñando dicho cargo.» (El Adelanto, diario de Salamanca, lunes 9 octubre 1911.)

1912 «Escuela de Artes, Industria y Comercio de Salamanca. […] El cuadro del profesorado es el siguiente: director, don Cecilio González Domingo; secretario, don Policarpo Jesús Martín; profesores, don Eufrasio Iglesias Muñoz, don Fernando Felipe Martín, don Enrique Periáñez Quirós, don Ángel Martín Arcos, don Policarpo Jesús Martín, don Joaquín Zapata González, don Basilio Vela Conde, don Julián R. Martín Santos, y don M. Eloy Romano Cuesta.» (El Salmantino, diario de la tarde, viernes, 27 septiembre 1912.)

Participación activa en la huelgas de 1917

«El paro general de ayer. […] La comisión de huelga, una vez limadas por patronos y obreros las bases transcritas, regresó al domicilio social de la Federación Obrera donde el señor Barba aconsejó a los obreros que en la tarde de ayer volvieran al trabajo. También hablaron los señores Martínez Mora, vicepresidente del Comité directivo; Mulas, en nombre de los dependientes de comercio; Cachorro, por los ferroviarios; Santa Cecilia y los periodistas asociados a la sección de tipógrafos, don Fernando Felipe Martín y don José Sánchez Gómez, siendo todos aplaudidísimos. Por la tarde, se reanudó el trabajo en algunos talleres y fábricas abriéndose la mayoría de los comercios. Hoy reina la tranquilidad más absoluta.» (El Salmantino, diario de la tarde, miércoles 9 mayo 1917.)

A pesar de que CNT y UGT habían acordado el 27 de marzo de 1917 («se impone que el proletariado español emplee la huelga general, sin plazo definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos») preparar una huelga general revolucionaria que sólo terminase con la toma del poder en España, el Comité de Huelga de los socialistas (por UGT: Francisco Largo Caballero y Daniel Anguiano, por el PSOE: Julián Besteiro y Andrés Saborit) adelantó el domingo 12 de agosto por su cuenta una huelga general para el día siguiente («pedimos un gobierno provisional… que prepare… la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes constituyentes»), tres días después del inicio de una huelga parcial ferroviaria de UGT. El 18 de agosto el gobierno de Eduardo Dato dio por restablecido el orden, fracasada la huelga, presos sus adalides. Fernando Felipe fue detenido en Salamanca el mismo lunes 13 de agosto, acusado de haber tenido alojada en su casa a Virginia González Polo (1873-1923 –“espíritu rebelde, libre y universal”, ver La mujer inútil y Miscelánea femenina, 1913–), quien en 1921 estaría entre los fundadores del Partido Comunista de España.

«Después de ocho días. El estado de guerra en toda España. Revolución fracasada. La huelga general, instrumento de los revoltosos. Atentados execrables. El dinero extranjero y la revuelta. La fuerza pública impone enérgicamente el orden. Los obreros, apercibidos del engaño, vuelven al trabajo. Las medidas adoptadas por el Gobierno hacen renacer la tranquilidad.»
«Detenciones. En la mañana del lunes [13 de agosto de 1917] fue llamado por el Gobernador civil a su despacho el profesor de Francés de la Normal de Maestros don Fernando Felipe, a quien, según hemos oído recriminó nuestra primera autoridad civil por haber tenido hospedada en su casa a la agitadora Virginia González, y haberse mezclado en detalles de la huelga. Como la contestación del señor Felipe no fuera todo lo comedida que el Gobernador esperaba, dispuso el señor Diez que quedara aquél detenido y después pasó un parte al Juzgado de Instrucción quien ordenó la prisión del detenido, el cual ingresó en la cárcel. En la mañana del miércoles fueron también detenidos por el guardia de seguridad Atenodoro Conde, ayudado por otro compañero, el teniente alcalde Primitivo Santa Cecilia, el farmacéutico y profesor de Ciencias de la Universidad, don José Giralt y el joven médico don Pedro García Dorado, hijo del catedrático de Derecho de los mismos nombre y apellido. Fueron detenidos estos tres señores en el Campo de San Francisco y conducidos a la cárcel, escoltados por fuerzas de seguridad, guardia civil y regimiento de Albuera. En la plaza de la cárcel, al entrar en el establecimiento, parece que se aglomeró bastante gente, en su mayoría mujeres y obreros.
20 detenidos. Después y por las fuerzas de vigilancia se han practicado otras detenciones, siendo la lista de los detenidos la siguiente: Primitivo Santa Cecilia, tipógrafo y cuarto teniente alcalde de este Ayuntamiento. Pedro García-Dorado, médico. José Giralt Pereira, farmacéutico, catedrático de Ciencias de la Universidad. José Morató, decano del Colegio de Procuradores. Angel Bolao Cruz, administrador de la tahona municipal. Serafín Pablo Melgar. Francisco Sánchez de la Iglesia. Miguel Lozano Fernández. Francisco Sánchez y Sánchez. Manuel García del Campo. Abdón Castellanos Hernández. José Andrés Manso, periodista, redactor de El Adelanto. José Sánchez Gómez, periodista, redactor de El Adelanto. Emile Gissot, súbdito francés. Fernando Felipe Martín, profesor de la Normal de Maestros, empleado de Obras públicas y ex-redactor de El Adelanto. Victoriano Martín Rodríguez. Salvador Fraile López. María Herrero Sánchez. José Borrego, dependiente del señor Giralt. Francisco Reyes Valverde. A estos últimos solo se les impuso una quincena de arresto. Los presos, al entrar, se nos dice que dieron varios vivas y mueras. La fuerza pública simuló una carga y los grupos se disolvieron inmediatamente.» (El Salmantino, Salamanca, lunes 20 de agosto de 1917.)

«En Alicante, Rafael Millá, que había mantenido una actitud internacionalista consecuente; en Salamanca, Fernando Felipe, profesor de la Escuela Normal; en Madrid, Vicente Arroyo, combativo militante sindical, Gerardo Ibáñez, lúcido, ponderado y honrado directivo con Arroyo y con Chicharro del sindicato de la madera, Joaquín Ramos, presidente de la organización de dependientes de comercio, Fernando Durán, médico y escritor excelente; en Bilbao, Leandro Carro.» (Víctor Alba, El Partido Comunista de España. Ensayo de interpretación histórica, Editorial Planeta, Barcelona 1979, pág. 55.)

«Escuela municipal de Artes, Industria y Comercio de Salamanca. […] Para conocimiento de los padres o encargados, copiamos a continuación los profesores, las enseñanzas y las horas a que éstas se han de dar el próximo curso. […] Sección de Comercio. Don Policarpo J. Martín, de Teneduría de libros y Aritmética mercantil, diaria y de ocho a nueve de la noche. Don Fernando Felipe Martín, de Lengua francesa, también diaria de siete a ocho.» (El Salmantino, diario de la tarde, sábado 29 setiembre 1917.)

Su amigo Miguel de Unamuno pone prólogo al libro de Fernando Felipe, Lengua Francesa (notas para su estudio), Imprenta de Francisco González, Salamanca 1922, XI+148 págs.

1922 «Homenaje al señor Dorado Montero. La Universidad de Salamanca que acordó, por mayoría de votos en uno de sus Claustros, dedicarle una lápida en la cátedra donde explicó, celebró una velada necrológica en honor del ilustre catedrático, al descubrirse aquélla, en la tarde del 27 de Junio último, a la que asistieron las personalidades nacionales y extranjeras que se hallaban en la ciudad, con ocasión del Congreso de las Ciencias. Presidió tan solemne acto el excelentísimo señor Rector D. Enrique Esperabé Arteaga y se pronunciaron elocuentes y sentidos discursos por D. Fernando Felipe, D. José Crespo Salazar, D. Hipólito Rodríguez Pinilla y el Dr. Queiroz Veloso, Director general de enseñanza en la vecina República portuguesa. El catedrático D. Luis Maldonado y el Dr. D. Filiberto Villalobos, leyéron las cuartillas que a continuación se transcriben, y el Rector Sr. Esperabé Arteaga hizo el resumen de la velada.» (Universidad Literaria de Salamanca, Memoria sobre el estado de la instrucción en esta universidad y establecimientos de enseñanza de su distrito correspondiente al curso académico de 1921 a 1922, Salamanca 1923, pág. 59.)

«Ha sido nombrado en turno de cesante, oficial tercero de la Jefatura auxiliar de Obras públicas de Las Palmas, don Fernando Felipe Martín, que pasa a ocupar la vacante de don Santiago Bravo Medina.» (La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 16 agosto 1922.)

El 20 de febrero de 1924 el Consejo de Ministros clausura el Ateneo de Madrid y decreta el destierro a la isla de Fuerteventura de Miguel de Unamuno y de Rodrigo Soriano. La firma de Fernando Felipe figura entre las 580 del escrito recogido ese mismo mes contrario al «confinamiento impuesto a aquel egregio profesor, gloria de la cultura patria y de la Universidad española». (Retirado el destierro gubernamental el 9 de julio, Unamuno se autodesterró en Francia hasta 1930.)

El primero de mayo de 1925 aparece en Salamanca el primer número de El Estudiante. Revista de la juventud escolar española, por impulso de Wenceslao Roces, catedrático desde mayo de 1923 de Derecho Romano en Salamanca (veintitrés años más joven que Fernando Felipe). En la página 4 de ese primer número, después de un saludo al maestro Miguel de Unamuno, se dirige Adolfo Alvarez Buylla “A los estudiantes de El Estudiante (“un estudiante de setenta y cuatro años” de Oviedo, como Roces) y en la página 5 glosa Fernando Felipe “La Universidad de entonces”, cuando él estudio, de 1892 a 1898, de la que sólo salva a Dorado Montero. [En octubre de 1896 había aparecido, en Salamanca, El Estudiante. Revista científico literaria: Roces nacería al año siguiente, en febrero de 1897.]

Sufre un accidente de automóvil con Wenceslao Roces al ir a recoger a Vasconcelos

«Vuelca el automóvil y resulta un catedrático gravemente herido. Salamanca, 19. Ayer tarde era esperado el ex-ministro mejicano don José Vasconcelos; pero no enlazó en Medina y perdió el tren. Con este motivo salieron a recogerle en auto el catedrático de esta Universidad don Wenceslao Roces, el profesor de la Normal de Maestros Fernando Felipe y el periodista cordobés don Joaquín García Hidalgo. Al pasar por el pueblo de Alaejos el coche volcó, despidiendo a gran distancia a sus ocupantes. Resultó gravemente herido don Fernando Felipe. Según los médicos, además de la fractura de un brazo por dos sitios, sufre intensísima conmoción cerebral. El herido ha sido traído a Salamanca en auto-ambulancia de la Brigada Sanitaria.» (Heraldo de Zamora, lunes 20 julio 1925.)

«Un grave accidente de automóvil. Salamanca. A consecuencia de un falso viraje volcó cerca de Alaejos un automóvil que conducía al profesor de la normal don Fernando Felipe, al catedrático de la Universidad don Wenceslao Roces y a otros señores más que se dirigían a Medina del Campo, en busca del catedrático y exministro mexicano señor Vasconcellos. Todos resultaron lesionados gravemente. El estado de don Fernando Felipe, es desesperado.» (El Noticiero Gaditano, lunes 20 julio 1925.)

«Salamanca 20, 11 mañana. Desde esta capital salieron en automóvil, con dirección a Medina del Campo, para recoger al ex ministro mejicano Sr. Vasconcelos, que había perdido el enlace con el tren de Salamanca, el catedrático de la Universidad don Wenceslao Roces; el profesor de francés de la Normal de Maestros, D. Fernando Felipe, y el propietario cordobés D. Joaquín García Hidalgo, que pasa aquí temporada. Cerca de Alaejos volcó el vehículo, resultando moribundo, con fractura de cráneo, D. Fernando Felipe, y con contusiones, el catedrático Sr. Rosés y el Sr. Hidalgo. Al enterarse el Sr. Vasconcelos del accidente, se trasladó en automóvil a Alaejos, y desde allí, después de visitar a los heridos, regresó a Salamanca. En un automóvil de la brigada sanitaria fueron las víctimas conducidas a esta capital. Don Fernando Felipe está gravísimo.» (ABC, Madrid, martes 21 julio 1925.)

«Vuelca un automóvil que iba ocupado por el señor García Hidalgo y dos amigos suyos. Salamanca. Cerca de Alaejos volcó un automóvil de la matrícula de Salamanca que iba ocupado por el escritor cordobés don Joaquín García Hidalgo, el catedrático de la Universidad don Wenceslao Roces y el profesor de francés don Fernando Felipe. Este resultó con la fractura de la base del cráneo, siendo su estado gravísimo. Los señores García Hidalgo y Roces se produjeron algunas contusiones de carácter leve.» (Diario de Córdoba, martes 21 julio 1925.)

Preocupación de Unamuno por el grave estado de salud de Fernando Felipe

«¡Pobre Fernando Felipe! Eso va a acabar mal. ¡Pobre! ¡Qué vida la suya! Merecía mejor suerte. Y era bueno, muy bueno, aunque la amargura no le dejase siempre mostrar su bondad. ¡Pobre Fernando! Es otra de mis penas; ¡que no volveré a verle!» (Unamuno a su esposa Concha Lizárraga, París, 22 julio 1925. Cartas del destierro, Salamanca 2012, carta 95, pág. 135.)

«Dame noticias del pobre Felipe.» (Unamuno a Concha, París, 6 agosto 1925; carta 98, pág. 137.)

«Veo que el pobre Felipe va a salir mal.» (Unamuno a Concha, París, 11 agosto 1925; carta 99.)

«¿Cómo sigue F. Felipe?» (Unamuno a Concha, Hendaya, 3 diciembre 1925; carta 121, pág. 154.)

Fernando Felipe recupera su salud reposando en Ciudad Rodrigo

«Escuelas normales. Se conceden ascensos por quinquenios, a don Fernando Felipe Martín, profesor de Francés de las Normales de Salamanca, …» (Heraldo alavés, Vitoria, 9 enero 1926.)

«Se encuentra en ésta el profesor de la Normal, de Salamanca, don Fernando Felipe y familia.» (Tierra Charra, Ciudad Rodrigo, 1 de enero de 1928, pág. 16.)

«Ministerio de Fomento. Negociado Central. S. M. el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien nombrar, en turno de cesantes, Oficial tercero de Administación civil de este Ministerio, en condición de excedente activo, con destino a la Jefatura de Obras públicas de Valencia, de conformidad con lo dispuesto en el apartado b) del artículo 4º del Reglamento para ejecución de la ley de 22 de Junio de 1918, a D. Fernando Felipe Martín, con sueldo anual de 3.000 pesetas, que percibirá con cargo al capítulo 7º, artículo 1.º de la Sección 15 del presupuesto vigente, en la vacante que resulta por no haber tomado posesión dentro de los plazos reglamentarios y ser baja definitiva en el Escalafón de los de su clase D. Modesto Nogués González. De Real orden comunicada lo dice a V. S. para su conocimiento y efectos. Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid, 17 de Diciembre de 1928. El Jefe del Negociado Central, César A. de Arruche. Señor Ordenador de pagos de este Ministerio.» (Gaceta de Madrid, 21 diciembre 1928, nº 356, pág. 1869.)

«Ministerio de Fomento. Negociado Central. S. M. el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien nombrar por segunda vez, en turno de cesantes, Oficial tercero de Administación civil de este Ministerio en condición de excedente activo, con destino a la Jefatura de Obras públicas de Valencia, de conformidad con lo dispuesto en el apartado b) del artículo 4º del Reglamento para ejecución de la ley de 22 de Junio de 1918, a D. Fernando Felipe Martín, con sueldo anual de 3.000 pesetas, que percibirá con cargo al capítulo 7º, artículo 1.º de la Sección 15 del presupuesto vigente, en la vacante que resulta por no haber tomado posesión dentro del plazo reglamentario el mismo interesado, que fue nombrado por Real orden de 17 de Diciembre último. De Real orden comunicada lo digo a V. S. para su conocimiento y efectos. Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid, 22 de Enero de 1929. El Jefe del Negociado Central, César A. de Arruche. Señor Ordenador de pagos de este Ministerio.» (Gaceta de Madrid, 26 enero 1929, nº 24, pág. 804.)

«Ministerio de Fomento. Reales Ordenes. Núm. 160. Nombrado por Real orden de 17 de Diciembre último, en turno de reposición de cesantes, Oficial tercero de Administración civil de este Ministerio, en condición de excedente activo, con destino a la Jefatura de Obras públicas de Valencia, D. Fernando Felipe Martín, y no habiéndose posesionado en el plazo reglamentario, como consta en la comunicación núm, 100, remitida por el Ingeniero Jefe de dicho servicio, en 18 de Enero siguiente, el interesado fue reintegrado al escalafón de cesantes, de donde procedía. Por otra Real orden de 22 de Enero citado, fue nombrado por segunda vez en igual turno de cesantes, Oficial tercero de Administración civil, en condición de excedente activo, con destino también a la mencionada Jefatura de Obras públicas de Valencia, de cuyo cargo tampoco tomó posesión en el plazo reglamentario, según participa el Ingeniero Jefe de dicha dependencia en oficio núm. 326, fecha 26 de Febrero último. En atención a todo ello y en cumplimiento de lo dispuesto en el párrafo tercero del artículo 10 del Reglamento de 7 de Septiembre de 1918, para aplicación de la ley de 22 de Julio del mismo año, y en el Real decreto de 12 de Diciembre de 1924, modificativo de los artículos 10 y 61 de dicho Reglamento, S. M. el Rey (q. D. g.) ha tenido a bien disponer que el mencionado D. Fernando Felipe Martín sea baja definitiva en el escalafón del personal técnicoadministrativo de este Ministerio, sin derecho a ulterior colocación. De Real orden lo digo a V. S. para su conocimiento y efectos oportunos. Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid, 2 de Marzo de 1929. benjumea. Señor Jefe del Negociado Central del Ministerio de Fomento.» (Gaceta de Madrid, 8 de marzo de 1929, nº 67, pág. 1795.)

«Llegaron de Salamanca, la señora de don Fernando Felipe e hija.» (Tierra Charra, Ciudad Rodrigo, 31 de marzo de 1929, pág. 13.)

«Después de pasar larga temporada entre nosotros regresaron a Salamanca don Fernando Felipe, señora e hijas.» (Tierra Charra, Ciudad Rodrigo, 6 de octubre de 1929, pág. 13.)

Durante la Guerra queda suspendido definitivamente como profesor

1937 «Excmo. Sr.: Visto el expediente instruído por la Comisión depuradora correspondiente a don Fernando Felipe Martín, Profesor Especial de Francés, de la Escuela Normal del Magisterio Primario de Salamanca; de conformidad con la propuesta de la Comisión de Cultura y Enseñanza y de acuerdo con lo dispuesto en el Decreto de 8 de noviembre pasado y Orden para su aplicación de 10 del mismo mes, esta Presidencia ha venido en ordenar: La separación definitiva del servicio y la baja en el escalafón respectivo del citado Profesor. Dios guarde a V. E. muchos años. Burgos 16 de febrero de 1937.= Fidel Dávila. Sr. Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza.» (Boletín Oficial del Estado, Burgos 18 de febrero de 1937, nº 121, pág. 444.)

«El Boletín Oficial del Estado publica, entre otras, las siguientes disposiciones: […] Otra orden suspendiendo definitivamente en su cargo al profesor especial de la Escuela Normal de Salamanca, a don Fernando Felipe Martín.» (Pensamiento alavés, Vitoria, 19 febrero 1937.)

Textos de Fernando Felipe en el Proyecto Filosofía en español

1899 «Socialismo» (El Combate, nº 8, 6 ago) · «Socialismo» (nº 9, 13 ago) · «Socialismo» (nº 10, 20 ago) · «Socialismo» (nº 11, 27 ago) · «Socialismo» (nº 12, 3 sep) · «Paréntesis socialista» (nº 13, 10 sep) · «Paréntesis socialista» (nº 14, 17 sep) · «A los obreros de Salamanca» (nº 15, 1 oct) · «Al X de El Lábaro» (nº 15, 1 oct) · «Los socialistas y la revolución» (nº 16, 8 oct) · «Socialismo» (nº 17, 15 oct) · «Socialismo» (nº 19, 29 oct) · «¡Trabajadores!» (nº 20, 5 nov) · «Los trabajadores de la ribera» (nº 21, 12 nov) · El coco socialista (El Adelanto, 16 dic) · Los salarios altos (23 dic) · Los salarios altos II (30 dic)

1900 El socialismo y los católicos (El Adelanto, 6 ene).

1925 La Universidad de entonces

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