Filosofía en español 
Filosofía en español

Raúl Vázquez Gómez  1937-2000

Raúl Vázquez Gómez (1937-2000) Profesor de filosofía y funcionario público español consagrado a la política educativa, nacido en Antas de Ulla (Lugo) el 31 de enero de 1937. Estudió el bachillerato en el Colegio «San Narciso» de Marín y en el Instituto Nacional de Enseñanza Media de Pontevedra, y se Licenció en Filosofía y Letras (Sección de Filosofía), con Premio Extraordinario, en la Universidad de Santiago de Compostela. Trasladado a Madrid, fue profesor Ayudante, Adjunto, y Encargado de Curso, en la Cátedra de Metafísica de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, de Madrid. (El catedrático de Metafísica era Ángel González Álvarez, nombrado en 1962 Director General de Enseñanza Media, sustituido por Sergio Rábade Romeo, catedrático de Metafísica de la Universidad de Valencia, trasladado a la de Madrid.)

El 8 de abril de 1963, en la I Convivencia Española de Filósofos Jóvenes, «a las siete y media, se inició la tercera sesión, en la que fueron ponentes el señor Vázquez Gómez, ex profesor adjunto de Metafísica de la Universidad de Madrid...» (Arriba, 9 de abril). Tenía entonces veintiseis años.

Ese mismo año de 1963 obtuvo el número uno en las oposiciones a Cátedras de Filosofía de Institutos de Enseñanza Media, siendo destinado al «Instituto Cervantes», de Madrid, del cual fue Vicedirector. Fue también subdirector del Colegio Mayor Antonio de Nebrija, y Profesor-Tutor y Secretario del Departamento de Filosofía de la Escuela de Formación del Profesorado de Grado Medio.

En 1969 fue elegido Vicedecano de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados y Presidente de la Asociación Provincial de Catedráticos de Institutos de Enseñanza Media. Formó parte de la Comisión de Enseñanza y Formación Profesional del III Plan de Desarrollo y del Patronato Provisional de la Universidad Complutense de Madrid.

En noviembre de 1969 fue nombrado Subdirector General de Enseñanza Media y Profesional. Dos años más tarde, al reorganizarse el Ministerio de Educación y Ciencia, ocupó el cargo de subdirector general de Formación del Profesorado y, posteriormente, el puesto de Director General de Ordenación del Profesorado. En agosto de 1977 fue nombrado Director General de Enseñanzas Medias del MEC por el primer gobierno de UCD, cargo en el que permaneció hasta diciembre de 1982 (año en el que llegó al gobierno el partido socialista).

Desde 1984 a 1993 fue Director de Ordenación Académica de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Secretario de los Patronatos de la Fundación y de la Universidad de San Pablo CEU.

El 5 de julio de 1995 fue nombrado Viceconsejero de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid. Cuatro años más tarde ocupó la Viceconsejería de Educación de la Comunidad de Madrid, cargo que desempeñó hasta que renunció, por enfermedad, el 13 de enero de 2000. Gustavo Villapalos, titular de esa Consejería, reconoció públicamente que Raúl Vázquez, con su larga experiencia, era un hombre clave, trabajando en silencio por la educación española.

En 1999 recibió la distinción de los gallegos afincados en la capital de España: Madrigallego de Oro al mérito en el Servicio Público. Poseía también la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, y el Gobierno de Francia le había concedido el ingreso en la Orden de las Palmas Académicas con la categoría de Oficial. En posesión de la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, en abril de 2000 le fue concedida la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (Real Decreto de 14 de Abril, BOE 15 abril 2000). Tras una larga enfermedad falleció el 23 de mayo de 2000, casado y padre de cuatro hijos.

«Raúl Vázquez Gómez. Todas hieren, la última mata. La última le sonó a Raúl Vázquez en la madrugada del día 24 de mayo y nos sumió a todos sus amigos en la tristeza. La hora final me recordó tantas otras pasadas juntos. Desde aquélla para mí primera en que González Álvarez, en 1961, nos presentó al joven profesor Vázquez Gómez, al comenzar su clase de Ontología, hasta hace un par de semanas cuando me avisaron de la suspensión del acto de imposición de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio en el Ministerio de Educación por «indisposición» del condecorado. Entre medias la experiencia en el Ministerio de Educación, donde fue director general de Enseñanzas Medias con cuatro ministros; el Congreso de UCD en Mallorca y su defensa de los gastos educativos; el Libro blanco de las enseñanzas medias que preparó con ilusión y dedicación; los encuentros entre teólogos y políticos en la década de los 80 por la Fundación Humanismo y Democracia en El Paular o en Gredos; su experiencia en el CEU y como viceconsejero de Educación de la Comunidad de Madrid; las cenas en La Brasserie, los dos matrimonios con la amiga común, Mercedes Torrevejano, con inevitable indagación política general y en particular educativa. Raúl Vázquez fue un gran conocedor de los problemas de la educación en España. Fue un hombre de diálogo, inteligente, bueno, sencillo, callado y gallego. Yo aprendí mucho de él. En mi defensa del Pacto Escolar; del Pacto de Estado sobre la Educación; en mi convicción de que las políticas educativas no debían dejarse al albor de los enfrentamientos partidarios; en todo ello hay mucha conversación y mucha doctrina recibida de Raúl. Desde mayo de 1999 todos sus próximos sabíamos lo que tenía y lo que había que temer. También lo sabía él. Y, sin embargo, aguantó el tipo cuanto pudo en la Viceconsejería de Educación despachando entre sesión y sesión de quimioterapia. Cuantas veces le vi este último año me recordó que teníamos pendiente la comida habitual con Antonio Lago. Deseaba tenerla cuanto antes pero no me hacía ilusiones. Durante unos meses apareció más delgado, casi rejuvenecido mientras avanzaba el mal. Tenía tiempo para felicitarme por algún artículo o reñirme por algún elogio bien merecido que le hice (al igual que Alfredo Pérez Rubalcaba) en la presentación del libro sobre Controversias en la Educación de Alvaro Marchesi. Finalmente la enfermedad triunfó. No pudimos acompañarle al Salón Goya del Ministerio para presenciar su condecoración. Ya no podremos seguir beneficiándonos de su amistad y su saber. Queda un ágape pendiente que no desespero celebrar algún día. Pero confieso que ya tengo menos prisa. Descanse en paz. J. A. ORTEGA DÍAZ-AMBRONA, Ex Ministro de Educación.» (ABC, Madrid, jueves 25 de mayo de 2000, pág. 84.)

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