Martín Martínez (1684-1734)
Filosofía escéptica (1730)
Biblioteca Filosofía en español, Oviedo 2001
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Filosofía escéptica, extracto de la Física antigua y moderna, recopilada en Diálogos entre un Aristotélico, Cartesiano, Gasendista y Escéptico, para instrucción de la curiosidad española, por el doctor don Martín Martínez, Médico de Cámara de su Majestad, Socio y ex-Presidente de la Regia Sociedad de Sevilla, profesor público de Anatomía, y examinador que fue de su Real Proto-Medicato.

Dedicado a la misma ilustre docta Sociedad. Segunda impresión. Con privilegio. En Madrid, año de 1750. Se hallará en la Librería de Francisco López, frente a las Gradas de San Felipe el Real, con las demás Obras del Autor.

§

In Phisicis ubi natura opere, non adversarius argumento constringendus est, elabitur plane veritas ex manibus propter longe maiorem naturalium operationum, quam verborum subtilitatem. Verulam.de Augment. scient.

At quoad sillogismorum formas, animadverti, non tam prodesse ad ea, quae ignoramus investiganda, quam ad ea, quae iam scimus aliis exponenda; vel etiam ut ars Lulii ad copiose, & sine judicio de iis, quae nescimus, garriendum. Cartesius dissert. de Method.

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Muy Ilustre Regia Sociedad

¿Cómo tendré aliento de ofrecer tan levísimo Culto ante tan gravísimo Congreso?

Audebisne, praecor doctae
subiecta Catervae
Inter tot Proceres, nostra Minerva loqui?

Sólo me anima tener el honor de hijo de esa gravísima Sociedad; pues a ninguna Madre (por más circunspecta que sea) la suelen parecer mal las cosas de sus hijos.

Con esta, pues, única confianza, presento a VV. SS. estos apuntamientos Filosóficos, que empecé a recoger en Madrid, para el uso de mis hijos; después acabé en Buendía, cuando pasé en asistencia del Excelentísimo Señor Marqués de Santa Cruz (en aquellos ratos, en que otia nervus agebat) y hoy doy al público por instancia de algunos Amigos.

¿Y verdaderamente, a quién pudiera, o debiera yo dedicar tan tenues trabajos, sino a V.S. que como autorizada puede protegerlos, como sabia corregirlos, y como Madre disimularlos?

El poder, y autoridad de cualquier Compañía, es como una robusta bóveda, cuya recíproca unión hace la arquitrabe firmísima. Frater, qui adiuvatur a fratre, quasi Civitas firma. Por eso contemplándome débil, busco el apoyo de tanto número de doctos. Este es el provecho de los Asociados: [iv] Habent enim (como dicen las Sagradas Letras) emolumentum Societatis suae: si unus ceciderit, altero fulcietur... & si quispiam praevaluetit contra unum, duo resistunt ei. Funiculus triplex difficile rumpitur.

Allá en la juventud del Mundo solían dedicarse los Libros a un docto amigo, que supiese juzgarlos, y pudiese defenderlos; hoy ya en su vejez, o la codicia, o la lisonja ha mudado los fines (aunque por lo común vanamente) dedicándolos a quien ni sabe sostenerlos, ni suele estimarlos. Yo, restituyendo el Mundo a su mocedad, no sólo dedico esta Obrilla a un Sabio Amigo, sino a tantos Amigos, y Sabios, cuantos son los que componen ese Celebérrimo Colegio de Filósofos, y Eruditos.

Ni esto se crea ponderación, pues la Academia Hispalense en sólo el espacio de seis lustros ha ilustrado más la Física, y Ciencias naturales, que todas las demás Escuelas de España en algunos siglos: Quas omnes superat capite, & cervicibus altis; pudiendo decir de ella, aun sus mismos contrarios, lo que Bacon de Verulamio, no obstante de ser Hereje Calvinista, dijo a otro propósito de la Esclarecida Religión de la Compañía de Jesús (entonces también moderna) de Augment. Scientiar. lib. 1. Nuper etiam intueri licet Iesuitas (qui partim studio proprio, partim ex aemulatione adversariorum litteris strenue incubuerunt) quantum subsidii viriumque Romanae: Sedi reparandae, & stabiliendae attulerint: pues también modernamente son dignos de observar nuestros Socios Hispalenses, que parte por aplicación propia, parte por emulación de sus Antagonistas, se han dedicado tan bizarramente [v] a las letras, que han dado no poco auxilio para reparar, y establecer la profesión Médica, en España casi ya cadente.

Pero sobre tantas glorias, no es la menor tener por Protector, y Caudillo a su actual Presidente el Doctor Don José Cervi, lustre de nuestra Facultad, crédito de su Patria: O! & praesidium, & dulce decus meum: Por cuyo justificado influjo, para el conseguido premio en la agradecida memoria de nuestra Sociedad:

Semper honos, nomenque suum,
laudesque manebunt.

El ánimo de este Libro es dar a los Curiosos Romancistas una idea de las más famosas Filosofías, que hoy corren en Europa, anteponiendo la de Aristóteles para los estudios Teológicos, no sólo por la armonía, que dice el Sistema Peripatético con el Teológico-Escolástico (como digo en varias partes de la Obra) sino porque la uniformidad de las frases hace, que aunque pasen de la Filosofía a este otro estudio más alto, no les parezca sin embargo la Teología Provincia extraña, como que oyen hablar la misma lengua.

Pero esforzando, que para los Estudios Médicos es más acomodada, y útil la Filosofía Corpuscular: si bien en muchas Conclusiones no han hecho los Modernos más que mudar las voces, en algunas, sólo explicar con más claridad el concepto, y en todas descubrir la obscuridad, e ignorancia de los Fenómenos, que es el asunto Escéptico.

Sé, que muchísimos, invenciblemente ocupados con sus doctrinas Filosóficas, me murmurarán en extremo; pero [vi] como estas saetas no pasan del cutis, sólo con sacudirse, de suyo se caen. Yo suplico a todos, que purgando su mente de las impuridades de su razón, y de las heces de sus sentidos, hagan justicia entre las opiniones, sin que las cosas que se oponen a su dictamen, sólo porque se oponen:

Intellecta prius quam sint,
contempta relinquant.

Y pues ya está roto el hielo, y allanada esta materia contra los vulgares Filósofos, por nuestro elocuentísimo Feijoo en sus Guerras Filosóficas, tom. 2 y en el Escepticismo Filosófico, tom. 3, por nuestro Sutilísimo Guzmán, en su Escudo Atomístico, y por otros Socios: yo también con ellos (Doctísima Sociedad).

Te sociam studeo scribendis versibus esse,
Quos ego de rerum natura pangere conor.

B.L.M. de VV.SS.
El Doct. Martín Martínez.

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Ave María.

Censura del Rmo. P. Fr. Agustín Sánchez, del Orden de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos, Maestro del Número de esta Provincia de Castilla, Predicador de su Majestad, Calificador de la Suprema, y de su Junta Secreta, Teólogo, y Examinador de la Nunciatura, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo, y Ministro que ha sido dos veces de su Convento de esta Corte.

M. P. S.

De orden de V.A. he visto, con el cuidado, y reflexión que he podido, la Filosofía Escéptica, Extracto de la Física antigua, y moderna, escrita en Diálogos entre un Aristotélico, Cartesiano, Gasendista, y Escéptico, por el Doctor Don Martín Martínez, Médico de Familia del Rey nuestro Señor, Maestro público de Anatomía, Socio, y Ex-Presidente de la Sociedad de Sevilla, &c. Y el juicio que hago de esta Obra, es, que no he hallado en ella cosa que censurar, sino mucho que celebrar, y aplaudir; porque así en la sustancia, como en el estilo, la juzgo tan perfecta, y tan cabal, que manifiesta bien ser parto del claro, y agudo ingenio de su Autor.

Pero aunque la llama Extracto de la Física antigua, y moderna, no propone todas las dificultades, y cuestiones que se estudian en la Física, como se enseñan en los Claustros, y en las Universidades de España; porque ya deja establecido en su primer tomo de Medicina Escéptica, y lo repite aquí en el Diálogo tercero, que muchas de ellas son inútiles para la Facultad Médica, para cuyo fin, [viii] ni el ignorarlas daña, ni el saberlas aprovecha; como de otros escritos decía Séneca: Nec ignoranti nocent, nec scientem iuvant (Senec. ep. 45). Muy conforme a este sentir, aunque a diferente intento, se lastima de muchos el insigne Cordobés, viendo, que consumen el tiempo en disputaciones superfluas, pudiendo emplearse en las que sean útiles, y provechosas: Invenissent multi forsitan necessaria, nisi, & superflua quaesissent. Multum illis temporis verborum cavilatio eripuit, & captiosae disputationes¸ quae acumen irritum exercent (Senec. ibid.). Esto mismo juzga el Autor de muchas de las cuestiones que se ventilan en la Lógica, Física, y Metafísica, que en ellas se consume el tiempo inútilmente, pues no sirven para saber curar las enfermedades: Y antes había dicho el insigne Médico Baglivio, que la Dialéctica es tan conducente, y útil para conocer las dolencias, y saber curarlas como el Arte de Pintar conduce para saber la Música (Bagliv. in Prax. Medic. lib. I, c. 5, § 3). Por eso el Autor excita solo, y propone aquellas dificultades, que para el fin de la Medicina son útiles, y conducentes, dejando las que tiene por inútiles; y aunque en esto se aparte de lo común, no es novedad que deba causar admiración; pues del ameno campo de la Filosofía es natural, que cada estudioso tome lo que sólo es propio del fin que pretende: Non est quod mireris, ex eadem materia suis quemque studiis apta colligere; in eodem prato hos herbam quaerit, canis leporem, ciconia lacertam, dice Séneca (epist. 108).

Sobre las dificultades que excita, dice el sentir de Aristóteles, de Descartes, y de Gasendo: y aunque son sus Sistemas tan diferentes, y opuestos entre sí, los explica, y propone con tanta inteligencia, y propiedad, como si cada uno hubiera sido el único empleo de su estudio. En sus resoluciones no sigue alguno de ellos determinadamente, inclinase a lo que juzga más verisímil; pero no cree lo que no asegura la experiencia, fundado en que los discursos humanos no alcanzan la verdad de las cosas físicas, y materiales, ni sus naturalezas, y propiedades; con que si la experiencia no las testifica, y persuade, por los discursos no pueden conocerse.

Apoya este sentir el grande Cornelio Alapide; porque el hombre, aunque más estudie, aunque más discurra, y [ix] sutilice: Nihil intelligit, nisi cuius habet phantasma in imaginatione; nullius autem rei phantasma imaginatur, nisi quam oculis vidit, vel aure audivit, vel alio sensu percepit. Sensus autem solum percipiunt accidentia rerum, ut visus colorem, &c. Sensus ergo non penetrant intima rerum, puta earum essentias, proprietates, & differentias essentiales. Nada conoce físicamente el hombre, sino mediante las especies, que sus sentidos perciben; y como los sentidos no penetran las esencias, propiedades, y diferencias de las cosas físicas, y materiales, y las especies que perciben, son, y pueden ser muchas veces engañosas, y falaces, por eso no puede certificarse científicamente de la verdad, y naturaleza de dichas cosas, en virtud del conocimiento que en él causan las especies que le ministran los sentidos: Luego si alguna verdad adquiere de sus propiedades, y naturaleza, ha de ser por otra vía. ¿Y cuál puede ser ésta, sino la experiencia? Si dicen los dogmáticos, que por la Filosofía Aristotélica se pueden adquirir estas verdades científicamente, el Padre Dechales, que fue Aristotélico, asegura lo contrario, pues dice, que esta Física, como hoy se enseña, es sólo un agregado de voces facultativas, que componen un idioma particular, sin que dé conocimiento cierto de cosa alguna (Dechal. tomo I, tr. de Progres. Mathes.); lo que recientemente ha concedido el profundo, y sutilicísimo ingenio del Rmo. Padre Maestro Feijoo en su tom. 3 disc. 13 con tanta claridad, y solidez, que en mi corto juicio, no deja razón de dudar.

Hecho cargo de esta verdad el Doctor Martínez, ha escrito esta Filosofía, que pretende dar a la luz pública: La llama escéptica, porque en las cosas naturales, de que sólo trata, y le pertenecen, duda de aquellas verdades, que, o no so per se notas, o no las ha mostrado la experiencia. Bien sé que se han opuesto muchos a su Escepticismo; porque como enseña el Angélico Doctor: Sunt quidam hominum tantum de suo ingenio praesumentes, ut totam rerum naturam se putent suo intellectu posse metiri, existimantes id solum esse verum, quod eis videtur, & falsum, quod eis non videtur. Ex quo tanto amore suas amplectuntur sententias, opiniones, & sectas; ut de contrariis etiam nec cogitare velint, nec respicere, vel audire (D. Thom. I, contra Gent & refert Capistr. in Spec conscient. p. 2, n. 81). Hay algunos hombres tan presumidos, [x] y tan pagados de su ingenio, y de su estudio, que juzgan llegan a conocer las naturalezas de las cosas, y que su entendimiento puede medirlas, y alcanzarlas; y llevados de esta presunción, sólo tienen por verdad lo que a ellos les parece, y por falso lo que es contrario a su sentir, con tanta tenacidad, que no sólo no se aplican a considerar las razones en que los otros se fundan, pero ni aun quieren oírlas. Esto es propiamente lo que ejecutan muchos en este punto de Escepticismo, por más que esté restringido a solas las cosas físicas, y naturales; lo que no sucediera si las razones en que se funda el Escéptico para dudar, y no creer, las consideran sin pasión: ¿Pero cómo han de quitarle que dude, si no le demuestran las verdades de las cosas físicas, y naturales que no cree?

Finalmente, en esta obra no hay proposición alguna opuesta a las verdades de nuestra Santa Fe, ni a las buenas costumbres. Por lo cual, y porque la juzgo útil, y provechosa, es digna de la licencia, que su Autor pide para imprimirla. Así lo siento. Salvo, &c. En este Convento de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos de Madrid, a 16 de Agosto de 1730.

Fr. Agustín Sánchez. [xi]

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Suma del privilegio

Tiene Privilegio de su Majestad Doña Bernabela Gómez de Santa Ana, Viuda del Doctor Don Martín Martínez, como Madre, Tutora, y Curadora de sus hijos menores, &c. para poder reimprimir, y vender por el término de diez años las Obras siguientes: Anatomía Completa: Noches Anatómicas: Examen de Cirugía: Medicina Escéptica, Filosofía Escéptica, y otras Obras, y Papeles sueltos, sin que ninguna otra persona las pueda imprimir, ni introducir de otros Reinos, so pena de incurrir en las penas impuestas por las Pragmáticas de su Majestad, como más largamente consta de su original, refrendado en Aranjuez a once de Junio de mil setecientos cincuenta, y firmado por el Escribano de Cámara Don José Antonio de Yarza, &c.

Certificación del corrector

Este Libro, cuyo título es: Philosophia Sceptica, su Autor el Doctor D. Martín Martínez, corresponde fielmente al antiguo, que rubricado sirve de original. Madrid nueve de Diciembre de 1750.

Lic. D. Manuel Licardo de Rivera.
Corrector General por su Majestad

Suma de la tasa

Tasaron los Señores del Real, y Supremo Consejo de Castilla este Libro intitulado: Filosofía Escéptica, su Autor el Doctor Don Martín Martínez, Médico de Cámara que fue de su Majestad, a seis Maravedís cada pliego, como más largamente consta de su original, a que me remito. [xii]

Censura del Lic. Don Félix Nicolás Gallo del Castillo, Capellán Mayor del Real Hospicio.

Habiendo visto, de orden del Señor D. Miguel Gómez de Escobar, Vicario de esta Villa de Madrid, y su Partido, el Libro intitulado: Filosofía Escéptica, compuesto por el Doct. D. Martín Martínez, no me parece que contiene cosa contra nuestra Santa Fe, y buenas costumbres, por lo cual digo se le puede conceder la licencia que pide. Así lo siento. Madrid, y Mayo 31 de 1730.

Lic. D. Félix Nicolás Gallo.

Licencia del Ordinario

Nos el Lic. D. Miguel Gómez de Escobar, Vicario de esta Villa de Madrid, y su Partido, &c. Por la presente, y por lo que a Nos toca, damos licencia par que se pueda imprimir el Libro intitulado: Filosofía Escéptica, escrito por el Doct. D. Martín Martínez, Médico de Cámara que fue de su Majestad, &c. atento que de nuestra orden, y mandado se ha visto, y reconocido, y no contiene cosa contra nuestra Santa Fe, y buenas costumbres. Madrid, y Junio 2 de 1730.

Lic. Escobar

Por su mandado
Gregorio de Soto.


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Martín Martínez | Filosofía escéptica
Madrid 1750, páginas i-xii