Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía | Mendoza, Argentina 1949 |
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Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo II, págs. 1305-1311.
(Sesiones: V. Axiología y Ética.)
La concepción presocrática que no pone fronteras entre el yo y su reino señala, indudablemente, uno de los períodos más felices de la persona humana que es una sola criatura con el creador y lo creado, viviendo, palpitando y respirando con ellos por una única ley vital.
Con Platón el problema de la persona humana queda impostado
para siempre. Sólo que el yo platónico está demasiado determinado
dentro de los límites de cada una de sus partes. Y si en el campo psicológico
se puede comprender aquel tipo de empaste humano, en el
campo ético permanecemos perplejos frente a cierto determinismo
que limita su libertad.
Aristóteles no supera —como hubiera deseado— el exagerado
dualismo platónico entre lo universal y lo particular, entre el ser y el devenir. En su psicología falta una verdadera nuance entre los dos términos, y el intelecto pasivo, que abarca por abstracción lo universal contenido en lo particular sensible, y el intelecto activo, que comprende
por iliuninación lo universal contenido en el intelecto pasivo, íntimamente
no se compenetran.
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